viernes, 2 de septiembre de 2022

Pico del Puerto, Soum Blanc des Especières y Pic de Saint André, entre las cuencas de Lapazosa y Especières

 


AQUERAS MONTAÑAS
Pico del Puerto / pic entre les Ports (2476 m)
Soum Blanc des Especières Oriental (2672 m)
Soum Blanc del Especiéres (2682 m)
Pic de Saint André (2606 m)
 Jueves, 1 de septiembre de 2022


-       ¿Podría comer?

-       Sí, señor.

Ponen ante mí unos huevos fritos, unas rodajas de chorizo, también frito, un par de costillas, una jarra de vino riquísimo, otra de agua, pan tierno, melocotón en almíbar y un reconfortante café de puchero.

-       ¿Qué le debo?

-       Cincuenta y seis pesetas

-       Quedo muy contento y agradecido

Yo sospecho que Bujaruelo fue pueblo, el más avanzado que teníamos frente a la frontera de Gavarnie. Por aquí pasará la carretera Torla-Gavarnie, llamada a proporcionar al valle de Broto incalculables beneficios.

De José Cardús Llanas, en los avanzados años 60.



            Al poco tiempo, en el verano de 1971, “caía” por allí tras una travesía de varios días que, aunque había hecho ya algunos escarceos por las montañas, consideraría este como mi auténtico bautizo, de hecho, fue este verano pasado cuando celebrábamos con unos amigos y familia, las bodas de oro. Llegábamos chupidos tras haber caído varias tormentas con vueltas de agua a lo largo de la larguísima bajada por el valle del Ara, soportadas llevando en alto, entre los cuatro, la tienda de campaña, sin montar, cogiéndola uno de cada esquina. Para imaginárselo. Recuerdo que fuimos bien acogidos, pasándonos a secar bajo la enorme chaminera, y también recuerdo que nos cobraron por dormir 100 pesetas a cada uno. Pero no era la primera vez que estaba en este extraordinario paraje, que el verano anterior también habíamos venido aquí con el campamento parroquial a pasar veinte días, y solo estuvimos la primera noche, del frío que hacía.


            Batallitas del abuelo Cebolleta bien posicionadas en las runas de la memoria, prestas a salir nada más invitarlas a ello o, adquiriendo vida propia, siempre que se recorren esos lugares, los mismos escenarios donde se han desarrollado. Pero ha pasado tiempo, mucho tiempo, en el que nuestro acercamiento al mundo de las montañas se ha ido acrecentando, y con más ahínco en esta última década, algo de lo que nunca dejaremos de estar lo suficientemente agradecidos. Volvemos, pues, a estas tierras de frontera, envueltas en un cierto halo de misterio, por su lejanía de los espacios poblados, por la actividad que se desarrollaba en ellas, por las relaciones transfronterizas… hablamos de otros tiempos, claro. Hoy en día, las actividades han cambiado y son más, muchas más las gentes que se acercan a ellas, perdiendo con ello ese ambiente de romanticismo en el que siempre ha estado envuelto el ambiente de montaña.


            Pero en nuestro corazoncito siempre habrá un hueco para ello. Hoy nos transportamos a uno de esos lugares, el que marcaría esa primera vez, para ascender desde San Nicolás de Bujaruelo al puerto homónimo, por un camino miles de veces transitado a lo largo de la historia, para auparnos a la sierra de Sandaruelo, quizá menos transitada, y ascender a tres de sus montañas, el pico del Puerto, o pic entre les Ports, el Soum Blanc des Especières y el pic de Saint André, algo escorada al norte. ¿Vamos? Vamos.



            La mañana está muy nublada, no obstante, no se prevén precipitaciones. Nos ponemos en marcha desde un San Nicolás de Bujaruelo que está desperezándose, para tomar rumbo a su puerto. El arranque es bastante empinado. Al cabo de media hora dejamos a la izquierda el desvío para el ibón de Bernatuara, frente a una de esas grandes torres de la autopista eléctrica que afea estos bellos valles. Salimos del bosque al mismo tiempo que, poco a poco, el sendero se va apiadando de nosotros. Cincuenta minutos más para cruzar el barranco del Puerto, bajo la cabaña de Eléctricas, donde abrimos la circular y donde comienza a picar de nuevo el sendero, que nos lleva hasta el mismísimo puerto, al que llegamos al cabo de dos horas, habiendo salvado un desnivel de 935 metros, que no está nada mal. A medida que nos acercábamos, el efecto Venturi del viento de cola se iba haciendo más patente. De habérnoslo encontrado de frente, seguramente nos hubiera arruinado la jornada.





            La poca gente que nos hemos encontrado hasta aquí iban o venían bien de Serradets, bien de Tentes, pero a partir de aquí con nadie nos vamos a cruzar. Sin apenas tomar resuello, acometemos la subida al primer objetivo, el pico del Puerto o pic entre les Ports, si atendemos a la toponimia del país vecino, ya que está en la misma muga, pero no se lo preguntes a él, que no tiene ni idea, y mucho nos tememos que ni quiere tenerla. Seguimos con el fuerte viento. El roquedo de los últimos compases obliga a echar manos, pero nada serio. La cima está en el extremo SW de una larga loma que se extiende hacia el NE y que habremos de recorrer, pero antes, deleitémonos con unos minutos de estancia y contemplación. Al otro lado de la montaña que tenemos a nuestros pies, se nos abre la cuenca de Lapazosa, ocupada por su ibón, a los pies del macizo calizo del Soum Blanc des Especières que, como ya nos tiene en el radar, no podemos defraudarle. Al lado contrario, el siempre imponente Taillon, que llora la pérdida paulatina de su glaciar, entre el Serradets y los Gabietos.





            Hacemos aprecio a una botella de sidra que hay entre las piedras de un vivac de cumbre, y nos echamos un trago simbólico. Habíamos encontrado muy diversos objetos en las cimas, pero hay que confesar que nunca algo así y tan aparente y emocionante, que te transporta a esos viejos valores de amistad, compañerismo, camaradería… en fin, no sé. Bien, transitamos por la loma hasta el final, de donde parte el sendero para ir bajando al puerto de Lapazosa o puerto Viejo, descubriéndose mientras bajamos ese otro ibón, llamado lac, que ya no está en Aragón, del mundo Especières. En el collado encontramos la piedra de muga 318, una de las 65 de nuestro territorio, desde la 273, en el puerto de Ansó, hasta la 332, en el Portillón de Benasque. Y es que seguimos a caballo de la muga.







            Nos pasamos de largo el sendero que pensábamos tomar para subir al pic de Saint André, de modo que vamos de tiro a esa gran mole del Soum Blanc des Especières. Llegamos a un collado donde lo metamórfico deja paso a la blanca caliza. Tomamos una fajeta por la izquierda, que nos lleva a subir a la ancha plataforma, que tiene varias cotas, alcanzando las dos principales, la oriental, a nuestra derecha, y volviendo sobre nuestros pasos hacia el oeste, recorriéndola toda, pasamos, sin advertirlo, por la más alta, a 2682 msnm, techo del macizo y de la jornada de hoy. El pic de Gabiet, o punta Sandaruelo se eleva amenazante ante nosotros, pero no le entramos al trapo, para llegar a él, tiene una cresta un tanto delicada. A sus pies, y a los nuestros, el valle de Sausse Dessus.



            Cuatro horas y cuarenta y cinco minutos cuando dejamos de acompañar a la loma y damos media vuelta tratando de encontrar el camino de bajada, que luego vemos que nos lo pasamos de largo, llegando a tomar otro, seguramente más directo, pero menos aconsejable. Volvemos, pues, por el mismo itinerario hasta el collado, desde el que nos desviamos para continuar en busca de nuestra tercera montaña de hoy, el pic de Saint Andrè, que su situación, escorada al norte permite tener una mejor perspectiva del circo de Gavarnie bajo los inmensos paredones del mundo Marboré, la brecha de Rolando, el Bazillac, el Taillon y Gabietos, integrado todo ello en el Parque Nacional de los Pirineos y el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, además de en la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala.


            A cinco horas del inicio de la ruta, estamos en el lugar más lejano de ella por lo que, a partir de ahora, todo será irnos aproximando al punto de partida, pero para llegar a él, aún nos quedan varios hitos que cumplir. Tomamos, ahora sí, el camino por el que hubiéramos subido, muy roto en algunos tramos, y que nos deja en el puerto de Lapazosa, momento en el que nos despedimos de la cuenca gemela de Especières. Bajamos al ibón sintiendo la despedida de ese Soum Blanc que nos ha permitido pasar unos momentos con él. Rodeamos el ibón por la margen derecha y, cruzando por su desagüe, continuamos bajando el barranco por la izquierda, hasta cerrar la circular en la cabaña de Eléctricas, donde nos incorporamos al itinerario de subida, ya hasta Bujaruelo, donde aprovechamos para darnos un buen baño bajo ese puente románico del siglo XIII.










            Otros elementos que habitan en este idílico lugar son las ruinas de la ermita de San Nicolás, que hay quien piensa pudiera ser la iglesia de un poblado medieval, la caseta de carabineros, obviamente hoy en desuso, y las instalaciones del viejo mesón, hoy convertidas en un moderno refugio, al que llegamos tras siete horas y media de auténtico disfrute por estas montañas, habiendo recorrido 15,2 km, y salvando un desnivel acumulado total de entorno a los 1570 m D+/-.


Bibliografía:

Turismo Altoaragonés. José Cardús Llanas. Heraldo de Aragón (1969)

Webs:

Parque Nacional de los Pirineos

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala

Refugio de Bujaruelo

Hijo de la Tierra  





Las fotos y el track


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