miércoles, 29 de enero de 2025

Pilar Buzunáriz, siempre en la lucha

 Año XIV. Entrega nº 920


Jaca, 29 de enero de 2025


            Desde hace año y medio, cuando visitábamos a Manolo, su marido, en el hospital, unos pocos días antes de partir de este mundo, la hemos visto en contadas ocasiones, y siempre alejada de su acostumbrada alegría, ya que se veía privada de una parte muy importante de ella misma, que se había ido con él.



            Hoy nos toca despedirnos de ella, de una mujer ejemplar en cuanto a su entrega y entusiasmo, que contagiaba a raudales, siendo una constante, al menos, en los últimos treinta años desde que la conocimos. Por lo que sabemos, siempre había sido así, a pesar de las dificultades que había tenido en la vida, resueltas gracias a su inmensa fuerza de voluntad y apego a la vida.


            Nuestro primer contacto fue, como recordaba en la reseña de Manolo, el 9 de septiembre de 1995, cuando coincidíamos en la Cruz de Oroel. Ella acompañada de su marido y de Amaya, su hija menor, y nosotros, la familia al completo, Ángela y nuestros dos hijos, David (13 años) y Jesús (7 años) cuando, en la rampa final, ambos comenzaron un esprint para culminar el ascenso. Pilar, en su habitual empeño de atraer a la juventud al deporte, tras los saludos de rigor, irrumpía con un: “… ay qué chicos más majos y más valientes!… estos pa’ fondo… sabéis que hay en Jaca un club?…”. Difícil de olvidar el momento.


            Desde entonces, hemos visto cómo ha estado siempre ligada al deporte, y ha sido ese espíritu el que le ha valido para ir superando prueba a prueba las que le ha ido presentando la vida. 


            Hondarribiarra de nacimiento, de temprana edad se trasladó su familia a Pamplona, pasando en la capital navarra su infancia y juventud, hasta que a principio de la década de los 70 se trasladaría a Jaca, destino final de su dilatada etapa de docente.


            En el marco de los actos de la celebración del Día Internacional de la Mujer, del año pasado, el PSOE de Jaca le concedía la “Rosa de Plata” a la “Mujer progresista de la Jacetania” en su octava edición, resaltando su figura, tanto en lo profesional, como en lo deportivo, siendo un ejemplo en favor del progreso social, deportivo y cultural de La Jacetania. De su intervención en el acto, destacaríamos la frase de “He sido muy feliz y he tenido una vida maravillosa”.



            Pero no sería el único de las instituciones locales, porque en 2018 ya había recibido del Ayuntamiento de Jaca, en la Gala Local del Deporte, el reconocimiento a la ejemplar vida deportiva femenina, entre otros homenajes de diversas instituciones.


            Tremendamente adicta al deporte, especialmente al esquí de fondo, le gustaba competir, aunque en los últimos tiempos, en edad avanzada, se había quedado sin rivales, pero no era óbice para hacerlo contra sí misma. Junto a Manolo, asistía a los Campeonatos del Mundo allá donde se celebraran, consiguiendo la máxima distinción en los de Quebec en 2002. 



            Queremos despedirnos de ella con otra de sus frases: “Una vida soñada no hubiera sido mejor”. Al principio de cada temporada de invierno, al ver caer los primeros copos de nieve, siempre nos acordábamos de ella en casa, y la visualizábamos con los esquíes debajo del brazo dirigiéndose al circuito. Ese era tu sueño. Aférrate a tus sueños, Pilar, porque si mueren, como decía Lanston Hughes, la vida, tu nueva vida, es como un pájaro con alas rotas que no pueden volar. No dejes de soñar. No dejes de volar. Te recordaremos siempre soñando, siempre volando.


Imágenes tomadas de:

El Pirineo Aragonés

Cadena SER





martes, 28 de enero de 2025

Monte Labayo, sobre el ala oeste de Sobrepuerto

 Año XIV. Entrega nº 919


MONS CON NIEU
Monte Labayo (1798 m)
Domingo, 26 de enero de 2025

            “Porque somos curiosos, la curiosidad nos guía por nuevos caminos”.


         No es necesaria mucha presentación de este gran productor de sueños, que quizá sea uno de los más oscarizados de Hollywood por sus creaciones de animación, entre otras cosas, que sumaron 26 estatuillas, de 59 nominaciones. Una de las claves del éxito empresarial, en este caso, aunque sea el que menos nos interesa, pero se puede extrapolar a cualquier faceta de la vida, es la de la curiosidad. Sin curiosidad no hay descubrimiento.


La primavera se va colando en los pliegues de un tímido invierno

            Y con esa incierta hoja de ruta comenzamos hoy la nuestra en Orós de Yuso (que lo fue entre 1495 y 1609), o Urus de Iuso el Baxo (en 1646), que no nos dirá mucho, pero si decimos que desde 1713 pasaría a llamarse Orós Bajo, ya empezaremos a situarnos. Una pequeña aldea, perteneciente al municipio de Biescas, con 4 fuegos en 1488, y no mucho más hoy en día, situada a la izquierda del río Gállego y junto al barranco d’os Lucas, muy visitado por el atractivo de su impresionante cascada.


Orós Bajo, principio y final de la ruta


Cascada de Orós, imagen tomada en enero de 2022

            Con la certeza de llegar al Monte Labayo, una prominencia roma de 1798 msnm, que se extiende por el ala oeste del Erata, en lo que damos en llamar el Arco Norte de Sobrepuerto, salimos, como decimos, de Orós Bajo, por donde pasa el GR 16, para dejarlo inmediatamente y tomar, según reza en un cartel, el camino de “Oliván por las Planas”, por un pendiente sendero que nos deja en la pista, que vamos a ir siguiendo, intercalándola con tramos de sendero. Uno de esos tramos de pista es atravesado por un sendero, que no tomamos, y que nos llevaría, a la izquierda a Barbenuta, y a la derecha, por bosque, a conectar con el GR 16, que ya lo anduvimos en una amplia vuelta con principio y fin en Oliván, pasando por el Erata hace cinco años. 



            Como a media hora del arranque, se nos presenta una agradable campa entre el bosque y el barranco d’os Lucas, que nos permite asomarnos a él y contemplar Barbenuta colgado en la ladera de enfrente. Al poco se bifurca el sendero, tomando el ramal de la izquierda, en la confianza de volver por el de la derecha, ¿lo conseguiremos? Salimos de nuevo a la pista, toda nevada ya, y nevando en este momento, para continuar con nuestra ascensión al Monte Labayo, a cuya cumbre llegamos en menos de tres horas, habiendo ascendido 925 metros.



Barbenuta






Monte Labayo

            La llegada la hacemos con un cielo muy cubierto y mal orache*, que apenas deja identificar las montañas que ocupan el espacio a la vista. La referencia más cercana sería el Erata, de donde se descuelga el monte en el que estamos, haciendo esfuerzos por distinguir la ermita de San Benito, una de las más altas de España, si no la que más, a más de dos mil metros de altitud.


Peña Oroel, San Juan de la Peña y Cuculo, en la Val Ancha; y Punta Güe en primer plano


Sobremonte de Biescas

Bacumes, Collarada, Partacua...

Tendeñera

Erata

San Benito de Erata

Oturia y Sobrepuerto

            Alcanzado el primer objetivo, lo siguiente es ir bajando, ir “huyendo” de ese mal orache* para transitar por el bosque protector. Y lo hacemos hasta esa explanada, desde la que dejamos la pista para dar comienzo a la prospección del sendero que, de momento, no tiene mala pinta, pues se va adivinando bajo nuestros pies, y que nos lleva a un terreno antropizado*, donde parece que se va perdiendo.



            Estamos rodeados de una auténtica maraña boscosa, compuesta por pinos, bojes cerrados y troncos cruzados que dificultan enormemente la progresión y que nos hacen dar vueltas por uno y otro lado de la loma, hasta que, tras casi dos horas, optamos por desistir del empeño, por hoy, y tratar de salir del laberinto, acudiendo a una trocha de madera que nos saca a la pista que, por el mismo itinerario alternando con senderos, nos lleva al cabo de una hora al punto de partida.





Llegando a Orós Bajo

            Una mañana distinta en la que se ha cumplido de forma limpia el objetivo de alcanzar el Monte Labayo, pero en la que no hemos sido agraciados con esa búsqueda, con la seguridad de la que montaña nos seguirá dando oportunidades. El track se ha apañado para evitar, a quien lo quiera seguir, las infructuosas vueltas, de modo que con el que se presenta, se puede hacer la ruta, de ida y vuelta, en unas 5 horas, con 14,4 km y 995 m D+/- (925 m D+/- Wikiloc), aunque lo que nos salió a nosotros fueron 6h 55’, 16 km y 1025 m D+/- (965 m D+/- Wikiloc), con la altura máxima, en cualquier caso, de los 1798 m del Monte Labayo, en una jornada que, a pesar del mal orache* en altura, ha dejado hacer.


Foto de Jorge

*GLOSARIO

Antropizado = De uso humano

Orache = Tiempo


Texto confeccionado consultando diversos recursos.

Bibliografía: 

Historia de Aragón. Los pueblos y despoblados II. Antonio Ubieto. Anubar (1985)

Web:

Senderos FAM 

Wikipedia  

Wikiloc  

Facebook 

RAE 

Tesoros RAE 

Fundeu  

IGN  

Hijo de la Tierra 

Mendikat




Las fotos, con sus comentarios, y el track (adaptado)


            Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.




sábado, 25 de enero de 2025

La Ruta de las Ermitas de Ayerbe, en olor de santidad

 Año XIV. Entrega nº 918


IXOS MONS
La Ruta de las Ermitas de Ayerbe
Viernes, 24 de enero de 2025

            “El 28 de abril de 1083 el rey Sancho Ramírez de Aragón dio al monasterio de San Juan de la Peña la mitad de los bienes señoriales del castillo de Ayerbe”. Antonio Ubieto.


Restos del castillo de San Miguel


            Esta cita, rescatada por el historiador Antonio Ubieto Arteta del Cartulario de San Juan de la Peña, nº 241, es una muestra más del férreo binomio iglesia-estado que, con más de mil años de antigüedad sigue sin envejecer. Lógicamente, hoy en día ya no está motivado por las razones de antaño, que eran las de ir colonizando territorio a medida que se iba reconquistando; trozos de tierra terrenal, valga la redundancia, a cambio de alojamientos celestiales procurados desde las jerarquías clericales para esos reyes cuyo territorio donaban para el usufructo monacal con el deslome del pueblo.



            Esos avances castrenses traían aparejada, como decimos, la fundación de monasterios, algunos hoy en día ya desaparecidos, y otros que permanecen como testimonio de la historia. Como construcciones menores estaban las ermitas, pequeños templos algunos cuyo origen se pierde en legendarias apariciones. Y es que, tanto unos como otros, servían de alimento psíquico, de pan celestial, que no del otro, para consolar la ignorancia de aquellas gentes que tenían que agachar el lomo para conseguir, éste sí, pan terrenal para cubrir las necesidades de sus señores.



            Pero como no podemos juzgar los hechos de la historia con los ojos del siglo XXI, nos limitaremos a disfrutar de la mañana por esos lugares de reconquista terrenal y de conciencias en los que se irían sembrando esos pequeños templos, algunos muy antiguos, que han resistido el paso del tiempo y que están ahí, en unas tierras con muy poco valor hoy en día, en las que trabajan los últimos héroes rurales, que son objeto de nuestra más sincera admiración y respeto.



            Nuestro destino de hoy es la milenaria villa de Ayerbe, conquistada por Sancho Ramírez en 1083. A la muerte de su hijo Pedro I, en 1104, tras el fallecimiento de la primera esposa, de éste, Inés de Aquitania, en 1095, habiéndole dejado dos hijos (Pedro e Isabel) que morirían al poco de nacer. Se casó en segundas nupcias con Berta de Aragón en 1097, concediéndole como dote parte de sus tierras que, a la sazón eran las de Agüero, Murillo, Riglos, Marcuello, Ayerbe, Sangarrén y Callén, entre otras. Se daría en llamar el Reino de los Mallos*, que lo fue de forma efímera hasta 1104 que, sin haber obtenido descendencia real, fue su cuñado Alfonso I, apodado el Batallador, quien se erigiría como Rey de Aragón y de Pamplona.


El Reino de los Mallos


            Es una parte muy importante de nuestra gran historia, ese ser vivo que continuamente está añadiendo pequeñas historias como ésta, sobre unos territorios que son objeto hoy de nuestro paseo, de nuestro recuerdo a los momentos convulsos que tuvo que vivir, bajo la atenta mirada de esas inéditas formaciones rocosas. Unas altivas peñas formadas por conglomerados de cantos rodados, cementados por carbonatos, que miran al río Gállego por encima del hombro, fruto del último vaciado del fondo marino que se llevó a cabo cuando se elevaron los Pirineos en la orogenia alpina, hace como unos 50 millones de años, cuarto de hora arriba o abajo.



            Y en esa combinación de maravillas naturales y vestigios humanos que pueblan el territorio nos hemos movido, saliendo de la plaza Mayor de Ayerbe, escenario de grandes ferias rurales en las épocas de esplendor. Nos dirigimos hacia el pinar para visitar, en primer lugar, los restos de una ermita, dedicada a la Virgen de la Cuesta. Continuamos por la senda entre pinos, asistiendo a un bello amanecer, para llegar a culminar este cerro de San Miguel, con sus dos cabezos, encontrando en el primero de ellos la ermita, fechada en el siglo XII, de origen románico, aunque las sucesivas restauraciones jueguen en contra de su identificación. La última, bastante reciente, al reparar los daños de un rayo, que destruyó la espadaña.



Restos de la ermita de la Virgen de la Cuesta


Ermita de San Miguel


            Al norte, en otro cabezo, se hallan los restos del castillo medieval, tomado por Sancho Ramírez en 1083 en sus avances para dominar la tierra llana de la Sotonera, con la vista puesta en el valle del Ebro, algo que conseguiría su descendencia. En aquellos tiempos, exentos los montes del arbolado actual, se tenía visión sobre los de Marcuello y Loarre. Desde el mirador d’os Muros, apenas se aprecia más vista que la de las copas de los pinos, dejándose entrever parte de los mallos* grandes de Riglos.



Restos del castillo y, al fondo, la ermita de San Miguel



            Bajamos a la pista, para seguirla, lo que va a ser la constante de la jornada, así como el escaso desnivel, pero no nos importa, no siempre van a ser despiadadas cuestas por terreno imposible. Una pista que se va abriendo hacia el norte, ofreciéndonos una extraordinaria panorámica de esos mallos*, que se alzan sobre campos de marcado cultivo mediterráneo. Al cabo de hora y media llegamos a la ermita de San Pablo, donde dicen que predicó el apóstol en su camino a Zaragoza. Ahí es ná… Su primera mención se encuentra en 1618, gracias al Libro de Cuentas de la Cofradía de San Pablo Apóstol. En las cercanías languidecen en su agonía los restos de un caserío que, sin duda, capitalizaría una pardina*.



Mallos de Riglos


Peña Rueba


Mallos de Agüero


Ermita de San Pablo

Ermita de San Pablo

            Seguimos camino, y al cabo de algo más de una hora llegamos a lo que podríamos considerar la cima de hoy, y tratándose, como se trata, de una ruta en olor de santidad, la chincheta de la cima la ponemos en el templo con mayor enjundia hoy en día de la ruta, el santuario de Nª Sª de Casbas, cuyo origen fue una capilla de estilo románico, convertida en un edificio barroco del siglo XVIII, y que alberga lo que dan en llamar la Capilla Sixtina del Alto Aragón. De autoría desconocida, muestra un profuso derroche de pinturas de gran colorido, datadas a comienzo del siglo XVIII, realizadas con una técnica al seco. Todo ello se puede ver a través de visitas organizadas en los meses de verano.


Mallos de Riglos al completo

            Muchas de las fundaciones de ermitas con advocación mariana tienen en común la aparición de la virgen en el lugar donde se ha erigido el edificio o en un sitio cercano. En este caso, la leyenda contradice la norma, y sirve de excepción, ya que se cuenta que en el siglo XIII los habitantes de un pueblo llamado Casbas, en el condado de Toulouse (Francia), escondieron la virgen de su parroquia para protegerla de los cátaros, y cuando fueron a buscarla había desaparecido, apareciendo en el actual emplazamiento donde hoy se encuentra el santuario y cuyo origen fue una ermita románica, se cree que la parroquial de un poblado medieval. 



            La historia más reciente nos lleva a 2014 cuando, por Decreto 73/2014, de 29 de abril, del Gobierno de Aragón se declaraba bien de interés cultural, en la categoría de monumento. En junio de 2017 se abrió al público tras una rehabilitación, en la que se invirtieron 150 000 €, a cargo del Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial de Huesca y el Ayuntamiento de Ayerbe, o sea, curiosamente tan sólo dinero público de la sociedad civil regional, provincial y municipal. Y lo que es más curioso todavía es que encontramos una carta del 3 de mayo de 2020, dirigida al obispado de Huesca ante su intención de inmatricularse el monumento. “Cosas veredes amigo Sancho”. Desde entonces, varios fallos judiciales se han decantado por la solicitud clerical. Sí, “cosas veredes”.


Santuario de Nª Sª de Casbas





            Con ese sentimiento agridulce, nos vamos aproximando a la pedanía de Losanglis (originalmente Los Ángeles), para visitar la parroquial, que reza a Santiago el Mayor. Volviendo a nuestra ruta, cruzamos la A-125, que pasa por Biscarrués, otro punto emblemático de resistencia popular. Seguimos por el camino de Losanglis a Fontellas, por una pista que nos lleva a esta segunda pedanía de Ayerbe, a la que llegamos cruzando un restaurado puente sobre las, también restauradas vías de tren, en un paso más, de los muchos que quedan, para la reapertura de esa tan anhelada línea internacional Zaragoza-Pau por Canfranc. No cabe duda de que Aragón es tierra de reivindicaciones... por algo será.


Aproximándonos a Losanglis

Parroquial de Santiago el Mayor, en Losanglis

Heráldica en casa "el Herrero", en Losanglis





            La llegada a este pequeño núcleo la hacemos con gran sorpresa, debido a la cantidad de edificios de nueva planta, al parecer para turismo rural, y que conviven con algún caserón de época. Los orígenes documentados los encontramos, anotado por Antonio Ubieto, en el Cartulario de San Juan de la Peña nº 241, como Fontilgas, conociéndose 4 fuegos en 1495, y así debió ser a juzgar por las pequeñas dimensiones de la parroquial de Santa AnaEl nombre de la localidad deriva de una fuente cercana, sobre la que pesa la leyenda de que el abuso de sus aguas produce sordera.


Fontellas


Fontellas

Fontellas

Parroquial de Santa Ana, en Fontellas

            Volvemos sobre nuestros pasos para cruzar el puente del ferrocarril y seguir por la pista a la vera de esa renovada vía, que está anhelando su estreno que no para de sufrir retrasos. Tras un buen tramo, se disocia de la vía para entrar en un carrascal, desde donde vemos ya la ermita de Santa Lucía en un descampado, a la que nos acercamos.


Ermita de Santa Lucía

            Encontramos un pequeño templo, de origen románico, posiblemente de la segunda mitad del siglo XII, de una sola nave, con la curiosidad de que poseía tres ábsides, que se nos antojan demasiados para sus dimensiones. El que se conserva en mejor estado es el central; el norte se ha ido desfigurando con el paso del tiempo; y el del sur sería destruido para construir la actual torre.


Ermita de Santa Lucía

Ermita de Santa Lucía

Castillo de Loarre, en la lejanía

Llegando a Ayerbe

            De vuelta a la pista, sólo nos queda terminar la ruta en la A-125, que se dirige a Biscarrués, en un punto muy próximo a Ayerbe, a cuya plaza Mayor llegamos tras 5 horas y 10 minutos, habiendo recorrido 18,8 km una vez depurado el track, que nos llevaba a los 20. El desnivel salvado ha sido de en torno a los 420 m D+/- (325 m D+/- Wikiloc), habiendo alcanzado la altura máxima de los 708 msnm de los restos del castillo de San Miguel.



*GLOSARIO

Mallo = Gran pináculo rocoso formado de conglomerados

Pardina = Gran extensión de terreno para explotación agropecuaria


Texto confeccionado acudiendo a diversos recursos.

Bibliografía: 

Historia de Aragón. Los pueblos y despoblados I. Antonio Ubieto. Anubar (1984)

Historia de Aragón. Los pueblos y despoblados II. Antonio Ubieto. Anubar (1985)

Inventario artístico de Huesca y su provincia I. Antonio Naval y Joaquín Naval. Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, del Ministerio de Cultura (1980)

Las pardinas del río Asabón. Óscar Martín. El autor (2017)

Las cruces protectoras de Losanglis y Fontellas. José Luis Villarroel y José Antonio Cuchí. Argensola (2014)

Web:

Ayerbe 

BOE  

SIPCA  

Senderos FAM  

Románico aragonés 

Patrimonio Cultural de Aragón 

Reino de los Mallos 

Turismo Hoya de Huesca 

Virgen de Casbas  

Wikipedia 

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Wikiloc   

RAE  

Tesoros RAE

Fundeu  

IGN 

Hijo de la Tierra 




Las fotos, con sus comentarios, y el track


Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.