jueves, 29 de agosto de 2024

Pico de Tempestades, el Yin y el Yang bajo la sombra del Aneto

 Año XIII. Entrega nº 895


AQUERAS MONTAÑAS
Pico de Tempestades (3289 m)
Jueves, 22 de agosto de 2024

            Lao-Tse es una personalidad, cuya autenticidad histórica está en debate, algo común a muchos de los grandes maestros de la humanidad, y que han sido opacados por sus detractores. La tradición china lo sitúa en el siglo VI adC. Fue el fundador del Taoísmo, término cuya raíz, Tao, significa literalmente “el camino”, pero que podemos trasladar a conceptos mucho más amplios, a conceptos tan extensos como intensos, tales como el orden natural de la existencia y del universo, en el que, naturalmente, nos encuadramos como humanos. 


Imagen tomada de The Ethics Centre

            Si analizamos en profundidad el germen de las enseñanzas espirituales ofrecidas por los Grandes Maestros a lo largo de la historia de la humanidad, encontraremos inequívocamente el concepto dual de la existencia, los elementos masculino y femenino, causa y origen de la vida en el Cosmos. La filosofía que traemos hoy aquí, el Taoísmo, lo sustancia en el Yin y el Yang, los dos aspectos de la Creación, el masculino y el femenino, representados por el taijitu. El Yang es el principio masculino, la luz, el dador, la actividad; y el Yin, el femenino, la oscuridad, el receptor, la pasividad. Ambos se interpenetran, pero véase que cada uno de ellos tiene un punto del contrario, lo que significa que en todo, y en todos, hay un aspecto masculino y otro femenino.


Imagen tomada de Wikipedia

            Con ésta y otras reflexiones encaramos la ruta de hoy, porque es lo que nos sugiere el ver, por un lado, las grandes cimas apuntando hacia lo alto, y por otro, las depresiones ocupadas por esas masas de agua, vestigio de tiempos glaciales. Las grandes rocas, elemento sólido, masculino, y el agua, paradigma del elemento líquido, femenino. Pues sí. Ya tenemos el Yin y el Yang, pero sólo sobre el papel, ahora hay que ir a por ello.


Imagen cedida por David Tapia

            Comenzamos desenvolviéndonos, pues, según la filosofía taoísta, en lo femenino, en la oscuridad, porque madrugamos más que el día para que el masculino, nos pille ya en marcha. Son algo más de las seis de la mañana cuando partimos de Puente Coronas, alumbrados por una luna llena de belleza escandalosa, como faro masculino, aunque ella sea femenina (de nuevo la dualidad), que penetra en las tinieblas femeninas, según la filosofía de cabecera. Los frontales, que sirven en zonas más cerradas, la complementan los tres cuartos de hora que nos dura el llegar a la palanca, donde dejamos el GR 11 para tomar el desvío a la izquierda. 



            De este modo, nos vamos introduciendo en la cuenca de Llosás, comenzando por cruzar por su plleta, por la que no es fácil seguir fielmente el camino debido a su parcial inundación. Casi una hora desde el desvío para llegar al ibón de Llosás, con su imponente paredón al norte, y su cresta al oeste, a la que se accede por la cuenca de Coronas como opción para subir al Aneto. Nos tomamos un respiro de cuerpo y alma.






            En franca dirección este, nos dejamos engullir por una canal para acceder al Ibonet de Llosás, hermano pequeño del anterior, pero que lo mira por encima del hombro. Casi dos horas desde el arranque. Estamos ya metidos en pleno circo, en el que nos intimida la cresta que culmina en nuestro objetivo, y que iremos dejando a nuestra izquierda. Entramos en el mundo bolos, tan familiar estos días, en esta ocasión aliviados por la presencia de grandes lajas inclinadas, con buena adherencia, que facilitan la progresión, pero en menor cantidad de lo que desearíamos.










            A nuestra espalda, y como caído de los mundos Margalida-Rusell, ya se va dibujando la brecha Soler, por la que llevamos idea de abandonar esta cuenca para pasarnos a la de Vallibierna. Continuamos con nuestro deambular, tratando de alimentar, a la vez que gastamos, nuestros depósitos de tenacidad, perseverancia, paciencia, admiración, agradecimiento, respeto... virtudes que serían inútiles si se quedaran en la montaña y no se vincularan con los quehaceres diarios en la vida.



            Sería aburrido describir las dos horas y media de bolos que median entre el ibonet y la divisoria, a la que nos asomamos con una enorme admiración, haciendo esfuerzos por imaginarnos hasta qué altura llegaría el glaciar, posiblemente hasta más de la mitad del enorme paredón que tenemos a nuestros pies, debajo del cual se despliega, fruto de la desaparición del glaciar, otro enorme océano de bolos en la cuenca de Barrancs.




            Trepada final, y a la cumbre. 


            La cumbre. 


            Momento cumbre. 


         Momento de auténtico éxtasis en una cota entre vertiginosas crestas, la que viene del Margalida, y que continúa al Aneto. Una ruta laberíntica y arriesgada sólo apta para personal muy preparado. Los casi 3300 metros de altitud del Tempestades le acreditan estar entre el Top-20 de los más de 200 tres miles de los Pirineos. Pero eso sólo son cifras, lo que cuenta son las sensaciones, los sentimientos, todo aquello que remueve los resortes del alma, sabiendo que el ser humano es lo más desarrollado evolutivamente en este planeta, sin embargo, lo pequeño que se siente ante semejante grandeza. Deo gratias.


Aneto y Espalda del Aneto



Imagen cedida por David Tapia


Imagen cedida por Miguel Herrero

Cresta de Salenques

Margalida y Rusell

Sierra Negra

Al fondo el Posets

            Cuatro horas y media de subida y cuarenta y cinco minutos más de admiración en la cima nos preceden cuando comenzamos a encarar el descenso, que nos entretiene más de la cuenta para ese cambio de cuenca a través de la brecha Soler que, por no perder altura, nos vamos buscando la vida para alcanzar. Y lo hacemos por la loma. Justo ocho horas hasta aquí, cuando comienza la cuenta atrás para el bus de las cuatro, para el que nos quedan menos de dos. ¿Lo conseguiremos?




            Dejamos con nostalgia, y placer al mismo tiempo, esa gran cuenca de Llosás, para descender a la de Vallibierna, con esos otros dos representantes del Yin, esos negros ojos de mirar infinito, que tenemos que alcanzar y sobrepasar. Para el Alto, descendemos por buen camino, con algún tramo de menos bueno. Vamos en busca del GR 11, para abrazarnos ya a él hasta destino. Como la dosis de recuerdo, hay que atravesar otro campo de bolos hasta llegar al Bajo, al que tenemos que alzarnos para seguir el camino.


Abandonamos la cuenca de Llosás


Ibón Alto de Vallibierna




Ibón Bajo de Vallibierna

            Un camino que ya decididamente va bajando hacia la palanca, por la que abríamos la circular hace más de ocho horas y media. Itinerario común, pues, hasta Puente Coronas, a donde han llegado algunos compañeros que se ha ido adelantando desde los ibones, como para sujetar el bus, si se dejaba, llegando el que suscribe, auténticamente arrastras, como un par de minutos pasadas las cuatro. Ese par de minutos que amablemente ha esperado el chófer y un autobús prácticamente lleno. Todo cogido con pinzas, pero con final feliz.




            Pues con el Yin y el Yang con el que hemos empezado, hemos terminado esta ruta que nos ha llevado a las alturas y a los fondos de los valles, recorriendo 13,5 km, en 9 horas y 50 minutos, con un desnivel acumulado de en torno a los 1365 m D+/- (1335 m Wikiloc), habiendo alcanzado la máxima altura en los 3289 msnm del pico de Tempestades.

   


Web:

The Ethics Centre  

Senderos FAM 

Wikipedia  

Wikiloc   

RAE  

Fundeu  

IGN  

Hijo de la Tierra




Las fotos, con sus comentarios, y el track


* La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.






















lunes, 26 de agosto de 2024

Pico Aragüells, en el circo de Coronas

 Año XIII. Entrega nº 894


AQUERAS MONTAÑAS
Pico Aragüells (3048 m)
Miércoles, 21 de agosto de 2024

            “En la cara S del macizo de Aneto-Maladetas se localiza este conjunto de cuatro ibones, todos ellos en estado natural escalonados desde los 2220 m hasta los 2750 m del superior, al SW del Aneto, techo del Pirineo e inmediatamente por debajo del helero, antiguo glaciar, de Coronas. El inferior está rodeado parcialmente de prados, mientras que los superiores se extienden por un mundo mineral y rocoso en el que los trazos de vida son escasos, pero no inexistentes, poniendo una nota de color en este mundo plagado de caos de la alta montaña. Su localización al pie del Aneto y en las proximidades del helero mencionado contribuye a crear un lugar de una belleza excepcional”. 



            Este párrafo, referido a los ibones de Coronas, lo traemos de la publicación Los ibones, de la Colección Estudios de la Institución Fernando el Católico (CSIC), de la Excma. Diputación Provincial de Zaragoza, con aportaciones de varios autores de diversos campos científicos. Y lo hacemos porque ese es el escenario por el que nos hemos movido en esta entrega, ya que es el pico Aragüells el elegido como objetivo, alcanzado ya en los primeros años de la década de los 80, y que queríamos rememorar.


Glaciar del Baltoro (Norte de Pakistán)

            Un glaciar es un río helado, un ser vivo, por tanto, que se desliza por la acción de la gravedad y de su propia masa. Ciertamente lo hace de forma muy lenta, no perceptible a los ojos humanos, pero que en su deambular va dejando rastros, que geólogos, glaciólogos, geógrafos, climatólogos, y científicos de otras disciplinas que se me puedan escapar, sí que saben interpretar. El común de los mortales, como es nuestro caso, sí que apreciamos esas enormes morrenas, pero, sobre todo, lo que sí está al alcance de cualquier mirada son esas masas de agua residual que habita en las cubetas una vez retirados los hielos.



            Es algo que no deja indiferente a nadie, porque su belleza resalta en un entorno, generalmente granítico, de un modo espectacular, creando, además un ecosistema singular muy sensible a la acción humana. Los ibones de Coronas, no son ajenos a ello. Hoy visitamos algunos de ellos en nuestro ascenso a un collado, que nos dará vista a otro de ellos, el de Cregüeña, considerado como el más grande del Pirineo, con una lámina de agua de en torno a las 45 Has.


Ibón de Cregüeña


            Para ello, partimos de Puente Coronas, al final de la pista de Vallibierna, para tomar el GR 11 en dirección este, hasta tomar el desvío a Coronas, un amplísimo circo al sur del macizo Aneto-Maladetas, al descubierto los últimos 10 o 12 milenios, desde que se fuera retirando el inmenso glaciar que albergara. Un glaciar que, unido al del resto de valles que vierten al principal, dicen los expertos que llegaba, en esa última gran glaciación del Cuaternario, hasta el mismísimo congosto de Ventamillo. ¿Podéis imaginar? 



            A los diez minutos tomamos el desvío a mano izquierda para continuar entre el bosque por un camino que, poco a poco, nos va a ir mostrando lo que nos vamos a ir encontrando a lo largo de toda la jornada, que son esos bolos graníticos que iremos sorteando. En seguida tenemos nuestro objetivo a la vista, y en primer término la cascada que forma el sobradero del Ibonet de Coronas, el hermano menor de la familia, con su plleta al lado. Como ocurre siempre, el tener que superar una cascada supone un desnivel extra.





Ibonet y plleta de Coronas


            Seguimos el ascenso, y en cosa de dos horas alcanzamos el Inferior, que se va desperezando ante la llegada del Sol a sus aguas. En otros veinte minutos siguiendo los hitos llegamos a la bifurcación, que te da opción para seguir subiendo por la derecha, al resto de ibones y continuar por la ruta más transitada, que es hacia el collado de Coronas para subir al Aneto. O continuar por la nuestra, desviándonos a la izquierda. En un auténtico mar de bolos, te sueles encontrar con varias viras de hitos, dando paso a la intuición.


Ibón Inferior de Coronas





            En tres horas y media desde el arranque, llegamos al collado de Aragüells, o de Cregüeña, porque los dos mundos une. Como decíamos, se nos abre la vista a ese ibón de Cregüeña, que visitamos desde el valle hace un par de años. Nos queda la trepada hasta la cumbre, que nos lleva otra media hora. Llegados a la cumbre, de 3048 msnm, observamos que estamos en el extremo SE de este otro gran circo que es el de Cregüeña, en concreto en el punto más meridional de la cresta que se descuelga del pico Maldito, y en el más oriental del cordal que conforma la vertiente norte de Vallibierna, que culmina en el Estatats, que ya se asoma al valle principal.






Sierra Negra, visitada ayer

            Estamos con la visión y el corazón partidos entre estos dos grandes circos que arroban el alma, de salvaje belleza, y de dimensiones gigantescas. Estamos sobre una montaña que nos ha conquistado desde el primer momento, y que nos ha permitido alzarnos a ella con esfuerzo y con sumo respeto. Estamos, en definitiva, y como nos gusta decir siempre, en el auténtico templo, rindiendo el auténtico culto. Un culto que se sustenta en una profunda emoción, admiración y agradecimiento a partes iguales. Todo ello en poco más de media hora, que nos sabe a medio minuto, pero que se vive con gran intensidad.


Pico Abadías, cresta de Aragüells, pico Maldito, Maladetas, Coronas, Aneto, cresta de Llosás.


Aneto


Vallibierna y Culebras


Posets


Perdiguero


            Es la una y diez cuando salimos de cumbre, con menos de tres horas por delante para llegar al bus, de modo que, en principio, desistimos y nos resignarnos a tener que esperar más de dos horas al siguiente.



            Para bajar encontramos un itinerario distinto, con menos destrepe, y que nos va alejando del collado, lo cual no nos disgusta, al contrario. Vamos siguiendo una línea de hitos, y a los tres cuartos de hora, convergemos con el camino de subida, siguiendo ya el mismo itinerario: desvío Aneto, ibón Medio de lejos, el Inferior de cerca, donde echamos cuentas del tiempo, considerando que sí, que, si nos ponemos las pilas, llegamos. Ibonet, salida al GR 11 y, efectivamente, aún nos sobra algo menos de media hora.


Ibón Inferior de Coronas



            Preciosa ruta de Alta Montaña la de esta jornada, en la que hemos invertido 7 horas y 10 minutos, para recorrer tan sólo 8,1 km, con un desnivel acumulado en torno a los 1100 m D+/-, con lo que está de acuerdo Wikiloc, en esta ocasión. La mayor altura, los 3048 m del pico Aragüells, recorriendo el seno de un grandioso circo que albergó un glaciar cuyo recuerdo abruma.



Bibliografía: 

Los ibones. Los sistemas subacuáticos menos conocidos del Pirineo aragonés. Varios autores. Institución Fernando el Católico (CSIC). Excma. Diputación Provincial de Zaragoza (2014)

Web:

Senderos FAM

Wikipedia  

Wikiloc  

RAE  

Fundeu 

IGN 

Hijo de la Tierra  




Las fotos, con sus comentarios, y el track


            * La publicación de la ruta, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.