Año XIII. Entrega nº 890
“Los primeros montañeses no llegaron a la montaña por vocación, sino por necesidad. Su vocación, si la hubo, no era la de la montaña, sino la de la libertad, para lo cual la montaña era condición básica. Fue, ante todo, una presión lo que les condujo a ella. Pero habiendo escapado de la llanura, y del mayor peligro que allí le amenazaba, encontró en la montaña…”. Georges Sonnier.
Cuánto distan estas palabras de Sonnier, que las publicó hace casi cincuenta años, y que eran referidas a tiempos pretéritos, con lo que vemos hoy en día en las montañas. Gentes que huyen del agobio de las ciudades en busca del aire fresco que encuentran en la naturaleza pero que, tan imbuidos en el ambiente urbano no terminan de desprenderse de él y no renuncian a ciertos “placeres” que aporta. Si no se lleva consigo algo, que es la esencia de lo que buscas, jamás se va a encontrar. Las preguntas que te hacen dan mucha información de quien las hace.
Es algo que nos ocurre con frecuencia en los lugares de donde partimos, incluso en el itinerario mismo, que te hace llevarte mentalmente las manos a la cabeza y no extrañarte cuando sientes que, a lo largo de la jornada, te sobrevuela el pájaro de hierro. Esta ocasión no ha sido una excepción. El aparcamiento de El Vado es el lugar donde dejar los vehículos, ya que en época estival se sustituye su tránsito hacia La Besurta por un autobús que regularmente hace el trayecto.
Salimos de él, ya que la vuelta que queremos dar hoy se nos hace corta. Atravesamos los Llanos de Hospital, dejando las nuevas instalaciones a la derecha y las antiguas a la izquierda. De las primeras, podemos decir que guardan un profundo silencio por el reciente fallecimiento de Jorge Mayoral, uno de sus mayores impulsores y creadores de la Fundación Hospital de Benasque en 2006, dedicada a recuperar y difundir el patrimonio etnológico y cultural de esta zona del Pirineo, en especial de los pasos fronterizos. Y de las segundas, recordar la tragedia acaecida en 1826, cuando fue arrasado por un alud, llevándose la vida de cinco mujeres, la del propio hospitalero, sus tres hijas y una criada.
Desde las flamantes instalaciones del moderno hotel, nos abrazamos al GR 11.5. Avanzamos hacia el final de la espléndida llanura, convertida en invierno en circuito de esquí de fondo, para llegar a cruzar el río y dar comienzo a la subida, dejando a la izquierda el desvío para el Portillón de Benasque. Dejamos a la derecha el Pllan d’Están, otro enorme espacio, que se inunda en épocas ricas en agua. Salida a la carretera para cruzarla. Atravesamos otro llano, y subida final para llegar a La Besurta. Hora y veinte minutos hasta aquí.
Sin dejar el GR 11.5, entramos en el circuito S-14 del Parque Natural Posets-Maladetas, para lo cual continuamos para tomar el desvío al refugio de La Renclusa, a donde llegamos. Tras un respiro, continuamos la marcha para subir al collado homónimo que, con sus 2277 msnm es el punto más alto de la ruta de hoy, y que nos da vista a la inmensa cuenca del Pllan d’Aiguallut, otra espléndida cubeta glacial, donde reposarían millones de toneladas de hielo hace tan sólo 10 o 12 milenios, y que seguros estamos de que lo volverán a hacer.
Antes de llegar al fondo, dejamos a la derecha el desvío para el ibón de Salterillo, ruta aconsejada estos últimos años para subir al Aneto, debido al estado del glaciar en época estival. Una vez abajo, se aconseja continuar hasta el final para aprovechar las palancas y poder cruzar aquellos brazos de agua que bajan del Salterillo, de Barrancs y de l’Escaleta. Para acceder a estos dos últimos también dejamos sendos desvíos. Es en el de Barrancs donde abandonamos, también el GR 11.5, que va, o viene, según le dé, al refugio de Llauset.
Esta llanura se recorre con auténtico placer, compartido con decenas de personas que van llegando por la ruta normal, que es la que tomamos para bajar, una vez que nos despedimos de la cascada, dominada por la Tuca d’Aiguallut, y del forau, donde damos recuerdos a las aguas, para que se los lleve al Atlántico. Continuamos por el S-14 hasta cerrar la circular en el desvío que hemos tomado para La Renclusa, y alargándolo hasta La Besurta, donde sólo nos queda ya el seguir disfrutando de la bajada hasta El Vado, punto de arranque de esta ruta, por el itinerario de subida.
Una ruta, que si nos atenemos al S-14, con salida y llegada en La Besurta, está estimada en 2 horas y media, para recorrer 7 km y salvar un desnivel acumulado de 400 m D+/-. A nosotros, partiendo y llegando a El Vado, han sido 16 los kilómetros, recorridos en 5 horas y 40 minutos (con mucho tiempo en La Renclusa), con un desnivel acumulado de 680 m D+/- (600 m Wikiloc). Para todos los gustos.
Bibliografía:
La montaña y el hombre. Georges Sonnier. Ed. RM (1977)
Web:
Las fotos, con sus comentarios, y el track
* La publicación de la ruta, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.
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