sábado, 14 de marzo de 2020

Monte de Estallo, por la Galliguera de Caldearenas

IXOS MONS
Monte de Estallo (1000 m)
Jueves, 12 de febrero de 2020



            No todo va a ser montaña, montaña y más montaña… que a veces también gusta darse un homenaje con los amigos, pero eso sí… después de un buen paseo por el monte. Hace días ya que queríamos volver por estas tierras, concretamente desde el 23 de diciembre que acudimos a Caldearenas a hacernos la sierra de Javierre, cuando descubrimos un bar, en el que…

A punto de salir

Sendero arriba
            Bueno, vamos a lo nuestro. Caldearenas es una población, cabeza de municipio, que acoge a diez núcleos más, y es de donde se sale por la carretera en dirección norte, y a menos de cuatrocientos metros tomamos un desvío a la derecha, que nos lleva a la confluencia del río Gállego con el puente del tren. Seguimos hasta la carretera local que pasa por Estallo. Continuamos por la pista, que en menos de trescientos metros nos ofrece la entrada a un sendero. Aceptamos la oferta, y ya es muy fácil seguir las señales de pintura azul y blanca, que nos van dirigiendo hacia la sierra.

Mirador sobre el valle

En la cruz
            En un punto evidente, hacemos un alto para contemplar el valle del que hemos salido, y aún más, la solana de Oroel y parte de los Pirineos nevados. Algo más de media hora desde la salida. Poco a poco nos vamos acercando a un lugar en el que hay una cruz, con un bidón que contiene un libro de visitas, donde anotamos la nuestra. Aquí se termina la señalización. Pero el sendero está bien trazado y limpio… hasta meternos en el bosque, que deja de estarlo, y son cintas rojiblancas colgadas de las ramas las que nos van guiando. Continuamos subiendo hasta alcanzar la cota 1000. Se pasa por lo que parecen nidos de ametralladora, y en seguida se llega a los restos de la paridera de Martín.

Paridera de Martín

Paridera de Vicién
        Si se quiere visitar otra, que queremos, hay que dirigirse hacia el norte como unos 150 metros, donde nos encontramos la de Vicién. Volviendo a la de Martín y sobre nuestros propios pasos, ya de retorno, recorremos todo lo andado hasta el pie de esta pequeña sierra, y luego Estallo, río Gállego, donde hacemos una parada para refrescarnos los pies, y ya a Caldearenas, donde nos damos ese homenaje con una buena comida a base de cocido, que estaba para resucitar muertos… a juzgar por las caras de algunos.

Solana de Oroel y las sierras de Collarada y Partacua, nevadas

            Bueno, al final, se puede decir que nos hemos ganado el cocido… aunque no sé si mucho, porque no hemos pasado de los 9,2 km, en un tiempo total de tres horas y media, del que algo más de dos y media han sido en movimiento, salvando un desnivel acumulado total de 375 m D+/-, en muy buena compañía. Pues eso. Bien.


Más fotos y el track.

viernes, 13 de marzo de 2020

Peña Medio y Cucuraza, balcones sobre los abismos de Tena

IXOS MONS
Peña Medio (1575 m)
Cucuraza (1765 m)
Miércoles, 11 de febrero de 2020



            Ante el estado de histeria colectiva, no sé si fundada o no, en el que vivimos, nos refugiamos, más si cabe, en nuestro mundo, en ese que nunca defrauda. Procuraremos evitar las aglomeraciones, los lugares cerrados, y acudiremos a la fuente de la vida, esa que nos mantiene. En esta ocasión, en compañía de Toño, vamos a una cima menor en el valle de Tena. El Cucuraza es uno de esos promontorios poco agraciados por la altitud, pero que como contrapartida cuenta con el atractivo centrado en sus magníficas vistas sobre dicho valle y el que se abre en Panticosa, labrado por el río Caldarés.

En el punto de arranque

EL ASCENSO
Transitando por el bosque
            Antes de terminar de pasar la población, sobre la misma carretera que sube al balneario, sale a la izquierda una pista que va cogiendo desnivel, encontrando a unos 500 metros un buen apartadero para dejar el vehículo, junto a un muro de hormigón, en el que ya encontramos la señal de la Ruta al Mirador de la Peña Medio. Ya con la mochila al hombro tomamos el desvío que sale a la izquierda, donde a esa misma reseña se le añade la de nuestro propio destino. Pronto el ancho camino se hace senda, que discurre por entre el bosque, y que con señales de pintura azul y blanca y balizas te va subiendo inequívocamente.

Fuente Arrafal

Otro delicioso tramo de bosque
            En diez minutos se pasa por la fuente Arrafal, como así se llama el camino. Y en veinte minutos más se llega al desvío para el mirador, que se alcanza enseguida. El acercarnos a él insufla un chute de admiración sobre lo que nos ofrece. Las cumbres de la sierra de la Partacua aupándose para mirarse al espejo del embalse de Búbal. Las de Tendeñera viendo cómo las altas temperaturas van mermando sus blancas enaguas. Los Piniechos, Tablatos, Baldaraínes, Catieras, y toda esa vecindad, horrorizados también por lo mismo. Y a nuestra espalda, el objetivo de hoy, que ya nos espera.

La sierra de la Partacua, parcialmente reflejada en el embalse de Búbal

Tendeñera, la reina de la sierra homónima
            Retrocedemos hasta el desvío para continuar por el sendero del bosque, y en menos de media hora alcanzamos una pista que viene de Lanuza, y que ya recorrimos parcialmente el día que subimos al Portet. Estamos a 1785 metros, y desde los 1425 ya vamos encontrando, e incluso pisando, alguna mancha de nieve. Una nieve que aquí, que damos vista ya al norte, se hace más patente, incluso imposible de evitar al dirigirnos hacia esa punta a la que queremos llegar hoy. Entre eso y la ausencia de señales se hace más dificultoso ese llegar.

Peña Telera, otra reina, en este caso de la Partacua

Al paso por unos campos, camino de la pista
            El continuar por el bosque nos hace despedirnos visualmente del pico do Garmo, al que le prometemos visita más adelante, y continuamos adivinando en algunos tramos el camino que transitamos, y que nos va descubriendo alguna ralla. Finalmente se abre el tupido velo del bosque y nos presenta la maravilla de vistas que nos ofrece este emplazamiento, algo más bajo que el de la pista, que los veinticinco minutos hasta aquí nos han bajado como unos 20 metros, pero no nos importa lo más mínimo.

Panticosa, a los pies de la sierra de Tendeñera

A CUCURAZA Y DESCENSO
El mirador bajo Cucuraza
            Se aprovecha para echar un bocado, pero más que ese, el que cuenta es el del alma, que vaga a sus anchas… y muy anchas. Las vistas son muy parecidas a las del mirador, pero con algo más de perspectiva, sobre todo hacia el norte. Un poco más abajo del resalte rocoso hay como un mirador, que no aporta nada, pero se baja a visitar. Es difícil el permanecer aquí menos de media hora. Para el retorno, tenemos que desandar el camino hasta la pista, que alcanzamos en poco más de un cuarto de hora, y lo hacemos valorando si para el regreso la vamos a tomar, haciendo una circular, o volveremos por el mismo camino.

En un asome previo, con el pico do Garmo al fondo

Sierra de Tendeñera, desde el propio pico hasta Peña Blanca
            Lo hacemos por la pista que, en algún tramo soporta más de medio metro de nieve. Seguimos con buenas vistas sobre la cabecera del valle de Tena. A los veinte minutos dejamos que siga la pista donde ella sabe y tomamos un sendero que sale a mano izquierda. Un sendero con clara vocación de dirigirse al punto de partida. En media hora nos topamos con el de subida, cerrando de ese modo la circular. Antes hemos cruzado por la tubería de la central y hemos transitado por el bosque, junto a tapiales tapizados de musgo, y que separan los campos de las Saras, seguro que más útiles en otro tiempo.

Tapiales de los campos de las Saras

            En poco está ya el salir a la pista donde tenemos el vehículo, habiendo recorrido 7,8 km, en 3h 20’ de tiempo total, del que algo más de dos horas han sido en movimiento, salvando un desnivel acumulado total de 520 m D+/-, en una mañana que nos ha dado la oportunidad de asomarnos a estas extraordinarias balconadas sobre el valle de Tena.


Más fotos y el track

domingo, 1 de marzo de 2020

Fajas del Mascún Superior, la magia de la tierra y el agua

IXOS MONS
Fajas del Mascún Superior 
Saltador de las Lañas (975 m)
Sábado, 29 de febrero de 2020



            Lucien Briet, uno de los precursores del pirineísmo, y en sentir y contar su amor por los Pirineos y por estas sierras de Guara, ya nos hablaba de Mascún y su significado, cuando nos decía que procedía del árabe “Maskun”, que se podría traducir como “lugar habitado por hadas, demonios, y seres sobrenaturales…”. Un acertado vocablo para un acertado lugar. Un potente topónimo para un potente lugar. Un sugerente nombre para un sugerente lugar. Porque es eso lo que sentimos una y otra vez cuando lo visitamos, cuando nos dejamos aprehender por su magia, por el virtuosismo de sus formas. Es eso, magia, una poderosa atracción que se sale de lo puramente racional.

Mascún Medio

La magia del Mascún
            Son los cuatro elementos en estado puro los que ponen en valor este territorio. La tierra, como base de todo, esculpida a lo largo de milenios por el aire y por las aguas y que pone la luz en contacto con nuestra mirada. Una mirada absorta por esas caprichosas formas, por esos pináculos, como si cada uno albergara a uno de esos espíritus a los que hace referencia su nombre, unos espíritus encarcelados en esas toscas formas y que miran a lo alto como en busca de su liberación definitiva.

Cartel de convocatoria de la salida de la Sección de Montaña del CP Mayencos

Crucero en las proximidades de Rodellar
            Rodellar es una localidad situada en el corazón mismo de este territorio, elevado a la categoría de ENP como Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, en Ley 14/1990 del 27 de diciembre, del Gobierno de Aragón, y que con 47 453 has más, las 33 286 de zona protegida, es el más extenso de la Comunidad Autónoma. Y a él acudimos una y otra vez, para visitar sus alrededores y poder impregnarnos de toda esa magia que se hace evidente en cada uno de sus rincones. En esta ocasión, trece mayencos, cumpliendo el mandato del programa de actividades de la Sección de Montaña del club, nos hemos desplazado a estas singulares tierras para fundirnos con ellas, para vibrar con ellas, para vivir sus encantos.

A punto de partir

EL ARRANQUE
Camino a Cheto
            Pues ahí estamos, al filo de las ocho y media de la mañana, dispuestos a emprender esta espectacular ruta que combina unas extraordinarias vistas por los aleros de este barranco, alternadas con el discurrir por su propio seno, lo que confiere unas perspectivas completas e inéditas sobre lo que representa todo este territorio de Guara. Comenzamos acercándonos a Cheto que, según la red de redes toma su nombre del duque Lluques Cheto XII, que hacía parada aquí en su viaje a Zaragoza; también se dice que de un lugar próximo partieron los primeros pobladores de Rodellar en busca de un emplazamiento más cómodo.

El grupo en el primer mirador

En una de las esperas
            En menos de un cuarto de hora lo dejamos atrás para meternos ya de lleno en el barranco de la Virgen, siguiendo la dirección de Letosa una buena parte de la mañana. Tras atravesarlo, el sendero, bien definido, nos va subiendo hasta que nos da una oportunidad para asomarnos a los abismos del Mascún, donde vamos siendo conscientes de la magnitud del paisaje que tenemos a nuestros pies. La Cuca de Bellostas, la Ciudadela, son ejemplos con nombre, pero los hay, y muchos que no lo tienen y no por eso son menos atractivos.

Por el bosque

Rincones
UN CAMINO LLENO DE SORPRESAS
          Volvemos al camino y continuamos con nuestra andadura. En otra media hora larga llegamos al cruce donde dejamos a mano derecha el que nos llevaría al pozo de nieve de Bagüeste, aunque nosotros seguimos dirección Letosa, al menos de momento. En nuestro continuo subir y bajar, toca ahora bajar, y lo hacemos por una pedrera, a cuyo término nos metemos de nuevo en el bosque. En poco está ya que alcanzamos otro punto al borde de la cornisa para admirar este conjunto geológico de primer orden. Tanto es así, que aprovechamos para echar un bocado. Seguimos, y otro cruce, este para Santa Marina, no nos desvía de nuestra ruta hacia Letosa. Pasamos por el corral de Cochás y si queremos volver a asomarnos, que sí queremos, nos desviamos un poco más del sendero para hacerlo. No salimos de nuestro asombro.

Campos y corrales de Letosa

Innumerables fósiles en el camino
            A las tres horas y media de haber salido nos encontramos con otro cruce, y ahora sí que le somos infieles al destino que traíamos, porque el nuestro, el verdadero nuestro, es el del Saltador de las Lañas, y a ese vamos. Y nos toca ya bajar, en primer lugar hasta la entrada de esa primera travesía, la Cornisa Laña, según algunos autores, otro portento de la naturaleza. Parada y fotos son obligatorias. Y en poco está el llegar a nuestra cumbre de hoy, una cumbre inusual ya que no se halla en las alturas, no se halla en el punto más alto de la ruta. Sí en el punto más alto del barranco, pero eso, en el fondo del barranco del Mascún, a 975 metros de altura, donde da comienzo el descenso para los practicantes de barranquismo, en lo que se da en llamar el Mascún Superior.

El grupo a la entrada de la Cornisa Laña


EL SALTADOR Y “AS ZINGLAS”
"As zinglas" o fajas del Mascún Superior
            “As zinglas” es el nombre común que reciben estas fajas por las que se accede, en una u otra dirección hasta este rincón donde el agua a lo largo de millones de años ha esculpido un paisaje interior de extraordinaria belleza y de la que es difícil abstraerse. Más parada y más fotos. Como decimos, no es el techo de la ruta, pero sí el punto más lejano de la misma, y el más alto del barranco. El regreso se plantea por la margen derecha, para lo cual hay que ascender a la Faja del Mirador del Mascún, que por espacio de casi media hora recorremos hasta dar con el barranco de Raisín, pasando por algún tramo delicado, no apto para quien padezca de vértigo. De cualquier modo, el paisaje invita en todo momento a su contemplación, para lo que por seguridad se aconseja detenerse.

Barranco de Raisín

Abismos del Mascún
            El barranco de Raisín, que rinde al Mascún, también tiene su propia belleza, ver caer el agua por entre los vericuetos que ha ido labrando en la roca es un buen espectáculo. Se alcanza la parte superior, justamente donde comienza a despeñarse. Aquí coincidimos con el GR 1, que viene de las Bellostas, y que nos acompañará hasta Otín. Nos metemos en otro de esos aleros que surcan los techos de este gran barranco, la Faja del Mirador de Mascún, que nos va dando varias oportunidades de apartarnos levemente del camino y pararnos a contemplar las maravillas que tenemos a nuestros pies. Continuamos nuestro camino, que nos lleva a Otín, y lo primero que nos encontramos es la ermita de Nª Sª del Barranco. Entramos en el pueblo y aprovechamos para echar otro bocado.

Por la Faja del Mirador del Mascún

EL DESCENSO AL MASCÚN
Centenarios robles de Otín
            La salida la hacemos siguiendo los indicadores de Barranco de Mascún, que nos lleva por una vereda hacia un barranco que hay que cruzar, y dejando atrás un extenso robledal, tomamos definitivamente el camino, que nos pasa por una zona con enormes ejemplares de cajicos centenarios. Un camino que nos devuelve a dar vista a esas formaciones geológicas que en grandes cantidades, y de inigualables formas, surgen del lecho del barranco, al que llegamos tras hora y cuarto desde el pueblo. A pesar del agua que bajaba por el saltador, nos lo encontramos seco, lo que da un aspecto desolador, pero que viene bien para no perder tiempo, puesto que en un cuarto de hora hay que vadearlo en varias ocasiones.

La Cuca de Bellostas, desde el lecho del barranco

Otra de las singulares formaciones rocosas
            Ese es el tiempo que se tarda en llegar a un punto de confluencia. Por una parte el arranque de la ferrata del Espolón de la Virgen, de K2, que sin grandes dificultades, pero eso sí, de forma vertical y muy aérea asciende hasta la ermita. Está enfrente del barranco del Andrebot, y junto a la surgencia del Mascún. Todo ello presidido por el famoso Delfín, una curiosa formación, otra más, de este singular espacio. Solo resta acompañar un corto tramo al río, incluso cruzarlo, y subir para alcanzar Rodellar, punto de partida, que lo hacemos por el barrio de la Honguera, al filo de las cinco de la tarde.

El Delfín, sobre la surgencia del Mascún

Surgencia del Mascún
            De este modo concluimos esta ruta, una de las más espectaculares, quizá la que más, de estas sierras, a la que le hemos metido 8h 35’ de tiempo total, del que 5h 50’ han sido en movimiento, para recorrer 19,2 km, y salvar un desnivel acumulado total de 1200 m D+/-, en una extraordinaria jornada de montaña, en buena compañía, y con un tiempo que, a pesar de las previsiones, nos ha dejado hacer.


Las fotos  y el track