IXOS MONS
Circular Benasque/Benás - Eriste/Grist - Anciles/Ansils
Por Tramarríus
Miércoles, 18 de mayo de 2022
“Saliendo de los estrechos de Sahún y luego de atravesar la Aigüeta, aparece el pequeño embalse de Eriste que parece un lago sombrío y tristón, con sus aguas oscuras sirviendo de espejo a los bosques trepadores de las laderas”. Así nos describía Santiago Broto la llegada a Eriste/Grist, en El Valle de Benasque, de editorial Everest (1981).
Traemos esta cita hoy, porque vamos a tener ocasión de contemplar ese espejo de aguas calmas, en las que se reflejan los bosques colindantes de esta población de Eriste/Grist que, como decía el historiador Ricardo del Arco al referirse a estas aldeas “compuestas de casas austeras, con techumbres de pizarra, que recortan su silueta romántica sobre el fondo morado de los montes y picachos coronados de nieve… Pueblos humildes escondidos en un repliegue, rodeados de moles venerables, picos enhiestos, rallas llamativas que los hijos de la comunidad rural aman como a sacras imágenes de un augusto y misterioso abolengo geológico”. Palabras aplicables a los pueblos visitados hoy en una completa circular por la parte sur de Benasque/Benás, para unir la capital del valle con Eriste/Grist y Anciles/Ansils, visitando otros puntos de interés, como son el puen de Tramarríus, las Casas de Conques o la poco visitada Llaguna d’Ansils.
De nuevo, una preciosa mañana nos acoge en este grandioso valle. Salimos de la
Escuela de Montaña para tomar en su costado oriental el
camino de les Terretes, que nos va llevando por delicioso y arbolado sendero, en el que nos encontramos la fuente homónima; entre tapiales de antiguos campos nos va llevando sereno, hasta que se cansa y nos saca a un descampado en el que nos obliga a través de unas zetas a tomar altura, hasta que de nuevo se apiada y nos ofrece un nuevo tramo de arbolado,
cajicos, avellanos, bojes, un verdadero vergel, a pesar del sequero del terreno. Los árboles nos dan un respiro al pasar por la parte superior de una roca, bien visible desde el valle, que la llaman
la Predicadera, porque pareciera que se estuviera en un púlpito, con las consiguientes buenas vistas sobre el citado valle,
Cerler-Sarllé, allá arriba, bajo el pico homónimo,
Anciles/Ansils y las urbanizaciones de
Linsoles junto al río; más adelante veremos
Eriste/Grist custodiando el embalse.
Seguimos ascendiendo, pero no mucho, pues hemos de acometer un descenso, a tramos pendiente, por preciosa zona de cajicos, hasta salir a la pista asfaltada que lo es hasta la central eléctrica, a donde llegamos en un par de revueltas. Seguimos, por pavimento encementado, y en otra revuelta más se nos ofrece un mirador sobre el valle, acondicionado sobre los restos de unas viejas construcciones del complejo hidroeléctrico, desde donde, ahora sí, podemos contemplar Eriste/Grist, que se refleja en el embalse de Linsoles. Menos de dos horas hasta aquí. Retomamos la pista, y a los diez minutos dejamos que vaya hasta la pleta de les Riberes (l'Estallo en algunos mapas), donde termina, justo enfrente de la cascada de la Espigantosa, porque nosotros tomamos el desvío de la izquierda, que en pocos minutos nos lleva al puen de Tramarríus, donde es inevitable la parada para contemplar la bravura de las aguas del barranco de Eriste/Aigueta de Grist, que las recoge de todo el grandioso circo de Eriste/Grist.
Una vez cruzado el puente, que luciría mejor sin los remoces de cemento, continuamos ya hacia abajo por el
camino de Tramarríus, que nos ofrece como media hora de delicioso tránsito entre campos, junto a una refrescante levada que nos va acompañando casi hasta
Eriste/Grist, población de realengo en 1785, y que venía citada ya en la
Colección Diplomática de Obarra, nº 128, de Martín Duque, cuando menciona a un tal “Gimar de Eristi”, entre 1043 y 1045. Cruzamos la población pasando junto a la
parroquial de San Félix, cuyo origen se cree románico, habiendo desaparecido gran parte de sus elementos de aquella época, al tiempo que admiramos la sobria arquitectura popular, hasta alcanzar la carretera (A-139), que cruzamos por el paso de peatones, para pasar el puente del
barranco de Eriste/Aigueta de Grist cuyas limpias aguas contrastan con las del
Ésera, al que rinden cuentas. Un
Ésera que espera ya impaciente la puesta en funcionamiento de esa depuradora, todavía en construcción, para sentirse más limpio.
Lo cruzamos también, para dirigirnos a la derecha, siguiendo las indicaciones de Linsoles-Conques, incorporándonos de ese modo a la ruta circular “Selva de Conques”. No andamos mucho a la orilla del embalse, cuando tomamos el desvío para Conques, y a continuación otro, dejando a la derecha el de Tuasa, que queda pendiente para otra ocasión. A los diez minutos de ancho camino, llegamos a las casas de Conques, con su ermita de estilo románico-lombardo en medio de un campo, custodiada por enormes fresnos, y que un cartel prohíbe su visita al tratarse de terreno particular. El casi milenario templo reza a San Esteban, protomártir que fue del antiguo cristianismo. Parada y fonda a la sombra de la casa principal, que formaba parte de un complejo de instalaciones para colonias juveniles.
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Torreón de las casas de Conques Románico Aragonés (Antonio Gª Omedes) |
Antonio Gª Omedes, en su web
Románico Aragonés, nos cuenta de este lugar: "Triste y ruinoso aspecto el que presenta el que un día fuera residencia de la noble familia de Bardaxí:
"Descendía esta familia de Ximeno Fortuñón, caballero que peleo junto a Alfonso I el Batallador, quien como agradecimiento y según era su costumbre, le donó el valle de Bardaxí, del cual tomó su nombre. Intervino la familia Bardaxí en distintos acontecimientos históricos, apoyando decididamente la causa de los duques de Villahermosa en la sublevación de los ribagorzanos contra Felipe II, coyuntura bien aprovechada por el monarca para recuperar las tierras de la Ribagorza e integrarlas en su corona, tierras que hasta ese momento habían sido de Martín, duque de Villahermosa. El secretario de Felipe II, Antonio Pérez, implicó en su huida a Antonio de Bardaxí enemistándolo así con el rey, que ordenó el encarcelamiento y confiscación de sus bienes en el año 1592 y la demolición de todos sus castillos, incluso el de Conqués que fue arrasado. Hoy solo queda de él los restos de una torre junto al palacio edificado en el XIX."" (José Luis Aramendía:
El Románico en Aragón. Tomo II Cuencas del Ésera y Cinca. pág.: 149). En otro pasaje de dicho artículo se lamenta: "Las menguadas edificaciones antiguas existentes se hallan en fase de decidida ruina y resulta penoso contemplar en la actualidad lugares de notable peso en la historia del reino".
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San Esteban de Conques. Románico Aragonés (Antonio Gª Omedes) |
Desde aquí se bajaría hacia Anciles/Ansils, como ya hicimos hace unas semanas, pero lo vamos a hacer menos directo, ya que nos planteamos visitar la Llaguna d’Ansils, y para ello tomamos la pista hacia arriba como unos cinco minutos para meternos por un sendero a la izquierda, sin señalización alguna, y que nos lleva por un precioso itinerario emboscado hasta incorporarnos a un camino de viejo entre tapiales. De nuevo admiración y respeto. Se cruza el barranco de Tiles y el de Matasomers, hasta tomar un desvío a la derecha, también sin señalizar, y que nos conduce a ese espacio en el que se embalsa el agua en un bello entorno. La paz de sus calmas aguas nos inunda, así como lo hacen sobre el terreno cuando se excede en su caudal, como lo hizo hace unos años.
Volvemos al camino, y en poco ya llegamos a Anciles/Ansils, igualmente de realengo en 1785, habiendo pertenecido al condado de Ribagorza en 1385, según cuenta Camarena en su Focs y morabatins de Ribagorza, págs., 77 a 79, lugar del que ya hacía Lacarra alguna mención en 1125, en sus Documentos nº 119. Lo atravesamos admirando, igualmente sus casas palaciegas y su arquitectura popular montañesa, sin dejar de lado la parroquial de San Pedro. Al salir del pueblo, pedanía que lo es de Benasque/Benás, encontramos un enorme ejemplar, creemos que es, de chopo negro, que dejamos a la derecha para enfilar la polvorienta pista que nos conduce a cruzar el Ésera y tomar a la derecha, también, el camino de la Ribera, abrazados al río, dejando a la izquierda unos amplios espacios de esparcimiento y unas instalaciones deportivas, que fueron pasto de la feroz riada de 2013. Finalmente llegamos a Benasque/Benás, y dejando de acompañar al río tomamos la subida hasta la Escuela de Montaña, punto de partida.
Otra agradable y muy variada vuelta por los alrededores de Benasque/Benás, que se puede realizar desde la misma población sin necesidad de vehículo, y que hemos finalizado en 5h 30 minutos, habiendo recorrido 13,1 km, y salvando un desnivel acumulado en torno a los 600 m D+/-, visitando pueblos con mucha historia, tocados hoy en día por los beneficios del turismo, por los caminos de viejo que los unían, así como otros parajes naturales de especial belleza.
Bibliografía:
El Valle de Benasque. Santiago Broto. Ed. Everest (1981)
Historia de Aragón. Los pueblos y los despoblados I. Antonio Ubieto. Anubar (1984)
Historia de Aragón. Los pueblos y los despoblados II. Antonio Ubieto. Anubar (1985)
Webs:
Radio Huesca
Barrabés
Románico Ribagorzano
Románico Aragonés