domingo, 18 de agosto de 2019

Piedra de San Martín, XX Marcha Transfronteriza




  

AQUERAS MONTAÑAS
Piedra de San Martín (2299 m)
Sábado, 17 de agosto de 2019

           

           Bien sabido es que la vecindad puede ser motivo de grandes alegrías o de grandes disputas, incluso de ambas cosas con el paso del tiempo. Es algo que ocurre entre las personas, las familias, y también entre los pueblos. Los Pirineos no se han quedado al margen a lo largo de los siglos de ese mismo fenómeno de vecindad y sus consecuencias. Las lindes, y las fronteras en este caso han sido siempre punto de atención y motivo de escaramuzas, y pocos puertos fronterizos pirenaicos hay que se hayan escapado a ellas, y como después de la tempestad viene la calma, han sido objeto de tratados de paz, de concordia, de amistad, de reconocimiento de mugas, incluso de intercambios de bienes materiales por aprovechamiento de pastos.

Camino a Respomuso

Muga 312
            La cabecera del Valle de Tena y la del Val d’Azun, al otro lado de la cordillera, están unidas por el puerto llamado de la Piedra de San Martín que, al filo de los 2300 metros de altitud es un respiro que dan las montañas entre el pico Cristales, el más suroriental del gran macizo de Balaitús, y el pic de la Peyre, el más occidental de otro gran mundo pétreo, el de Cambales/Fachas. De los centenares de puntos que señalizan esa muga a lo largo de toda la cordillera, ahí, justo en el paso, se encuentra la que hace el 312, y en torno a ella se reúnen habitantes y visitantes de ambos valles para rememorar el tratado en una jornada festiva.

Embalse de Respomuso y sus montañas

LA RUTA
Desagüe de los ibones de Arriel
          Este año, invitados por una sallentina de pro, nos hemos incorporado a la fiesta. El punto de partida es La Sarra, para tomar uno de los caminos más transitados de los Pirineos, como es el que conduce al embalse de Respomuso por el GR 11. Dejamos atrás los desvíos a los picos e ibones de Arriel, y al punto de llegar a la presa del embalse, antes de remontarla, se toma un desvío para vadearla por debajo y superarla por la derecha, margen izquierda hidrográfica. Una vez arriba ya dominamos visualmente toda la extraordinaria cuenca del Circo de Piedrafita, que así se llama este amplio entorno. En el otro extremo de la presa, por donde pasa el GR 11, está la ermita de Nª Sª de las Nieves, y más adelante el refugio de Respomuso.

Última rampa antes del collado

GR 11
           Tras un apacible tránsito por la orilla del embalse, nos cruzamos con el GR 11, que va, o viene según le dé, hacia el Balneario de Panticosa por Llena Cantal. Continuamos nuestra andadura, y llegamos a los dominios de Campo Plano, una zona en la que las aguas zinzagüean para buscarse su sitio en este mundo. Bajo grandes montañas, como el Cristales, Campo Plano, Fachas, Llena Cantal, Pico Aragón… y otros muchos, que altivos se alzan hacia el infinito, llegamos al pie de la subida al collado, que se hace muy cómodamente.

El valle francés d'Azun forma parte del Parque Nacional de los Pirineos

LOS ACTOS
Compás de espera
            Son algo pasadas las 11 de la mañana cuando llegamos a la divisoria, en la que ya se van reuniendo gentes de ambos lados. Rendimos pleitesía a esa artesana piedra que señala la muga 312 y que tantas veces habrá pasado por ese trance, y nos disponemos a echar un bocado. Estamos en el punto de encuentro, y la hora de la convocatoria era el medio día, entre tanto, descanso y contemplación.

Momento en el que se leía el manifiesto

Documento del primer acto, celebrado en 2000
            Según los organizadores, los orígenes de esta marcha se remontan al 5 de mayo de 1544, “cuando los habitantes franceses de Arrens-Marsous en el Valle de Azun y los de Sallent de Gállego y Panticosa en el Valle de Tena, se reunieron en el Collado de la Peyre de Saint Martin para firmar unos acuerdos de paz, siendo renovados el 28 de junio de 1547 en Sallent de Gállego y el 30 de junio de 1719, en el propio Puerto de la Piedra de San Martín”.  En el año 2000 se decidió renovar estos pactos, y anualmente se reproduce el fraternal y entrañable acto, en el que se da lectura a un manifiesto, en castellano, francés y gascón. En él, a modo de declaración de intenciones, se comprometen ambas partes a colaborar para mantener la montaña como principal bien a preservar como escenario para el desarrollo de los habitantes de los valles y como atractivo para los visitantes. Seguidamente, los documentos leídos son ofrecidos a los presentes para su rúbrica, como dando testimonio del compromiso. Unos cantos concluyen el acto de hermanamiento.

En el XX encuentro

EL REGRESO
Vertiente francesa y camino al Cambales
            Solo resta ya desandar lo andado para volver al punto de arranque en La Sarra, disfrutando del regreso, especialmente el tramo que discurre sobre las cristalinas aguas de Respomuso, que embalsa las aguas de la cuenca, y que como muchas obras de este  tipo en los Pirineos, se aprovechó la existencia del ibón y las condiciones de su desagüe para represarlas. Se realizó en la década de los cincuenta del siglo pasado y, según se cuenta fue un ejemplo de ingeniería civil para los medios con los que se contaba en la época. Puede albergar un volumen superior a los 17 Hm cúbicos, con una lámina de 72 Ha. En la construcción de la presa se emplearon medio millar de obreros, que trabajaban todos los días del año, excepto la festividad del régimen, 18 de julio. La presa mide 55 metros de altura y más de 200 de longitud. Por encima de este, hemos dejado atrás las obras inconclusas del de Campo Plano.

Firma de los asistentes al acto

            Será por las horas del día, será por el cansancio, será por las tantas veces transitado este camino, que se hace de rogar esa vista de La Sarra, a donde llegamos finalmente tras 8h de tiempo total, del que 5h 30’ han sido en movimiento, para recorrer 22,8 km y salvar un desnivel acumulado total de 1315 m D+/-, completando así una entrañable jornada de montaña participando del sentir de gentes pegadas a la montaña y que con estos actos ponen de manifiesto que lo siguen queriendo estar… bueno, como nosotros.


Más fotos y el track

jueves, 15 de agosto de 2019

Rigüelo, el verso suelto

AQUERAS MONTAÑAS
Rigüelo Oriental (2288 m)
Rigüelo Occidental (2299 m)
Jueves, 15 de agosto de 2019



            El Rigüelo es uno de esos picos que te guiña el ojo siempre que pasas cerca, y que tu respuesta era la misma, esa de “no sé cuándo te lo guiñaré yo a ti”. De momento, y en cada una de esas ocasiones no le aguantábamos la mirada. Pues hoy ha sido ese día. Hoy por fin nos ha conquistado. A partir de hoy, cada vez que lo miremos lo haremos con gallardía, le aguantaremos esa mirada, porque hoy, hoy hemos estado a su altura. Es uno de esos picos menores, como otros cercanos, que se puede decir que son versos sueltos de la poesía que es ese gran macizo de la Muralla de Borau, al este de la del Aspe, y al norte de la Sierra de la Madalena. Un compás suelto de esa gran melodía. Un pico menor decimos. Sí. Pues cuidado con los picos menores como este.

Pico Lecherín y mallos de Lecherines, a la izquierda del Rigüelo

Señalización del STA GR 11.1 en el collado de la Madalena
            Ante la imposibilidad de subir con el vehículo por la pista de las Blancas, nos hemos acercado por el valle de Aísa hasta la valla de Saleras, donde lo hemos dejado, comenzando nuestra andadura. En menos de media hora salvamos los 575 metros de desnivel que nos separan del collado de la Madalena, por donde va y viene, sitio tiene, el GR 11.1, la variante del GR 11 que junto con este abraza el extraordinario espacio donde se ubican los macizos de Bernera, Llenas, Aspe, Borau, Tortiellas…, una circular que en tres jornadas se puede hacer muy cómodamente, y con alojamientos en Candanchú, Canfranc pueblo y refugio de Lizara, con llegada en vehículo a todos ellos, para poder iniciarla donde se quiera y en el sentido que se quiera.

Estrenamos una nueva jornada de montaña

LA ASCENSIÓN
Collado de la Madalena
            Pero vamos a lo nuestro. La Madalena hace sierra entre el valle del Estarrún y el del Aragón, que se abre a nuestra vista una vez llegados al collado. También podemos admirar los macizos calcáreos que cierran el gran circo del valle de Aísa, incluso los del de Aragüés, Peña Valencia, Agüerri, Bisaurín, Berneras… Todo esto por distraernos un poco, ya que nos encontramos bajo los paredones del Rigüelo, y que a ver cómo les metemos mano.

Cara sur del Rigüelo

En el primer promontorio, con los mallos de Lecherines al fondo
            Avanzamos un poco por la pista que va al refugio López Huici, y al poco vamos tomando altura por la ladera herbosa, que nos lleva sin remedio al mar de piedras, y luego a una canal muy empinada, por la que hay que ir progresando con mucha calma si queremos llegar enteros a un amplio collado sobre el circo que hace este monte con la Muralla de Borau. Estamos a 2255 metros, tras casi una hora desde el de la Madalena, para salvar los algo más de 200 metros. Tras visitar un pequeño promontorio a modo de cima, entre el Rigüelo y la Punta Alta de Rigüelo, cresteamos ya hasta la base del resalte rocoso del primero. Aquí es cuando se nos muestra la montaña en su verdadera dimensión.

Cara norte, con las cimas a alcanzar

Primer resalte
            Nos encontramos ante una pared con un curioso agujero que pasa de un lado a otro, pero que no interviene en el ascenso, solo es como curiosidad. Con pasos de II vamos alcanzando la cima oriental, tras de la que nos encontramos una gran brecha, que hace de extremo de un empinado canal, y que alberga una enorme roca a la que hay que descender. Y lo hacemos montando un rápel, para superar un paso de III-. Continuamos rodeando un espolón de II+ y a continuación vamos progresando por la roca caliza a través de un marcado canalizo. Solo queda ya subir unos cuantos metros para encontrarnos al pie de la cima occidental, que alcanzamos con algún paso de I.

En la cresta entre ambas cimas

EL DESCENSO FINAL
Descendiendo hacia la brecha
            Apenas cabemos los cuatro que estamos en las dos afiladas terminaciones de sendas rocas que hacen de cima, de modo que los movimientos hay que hacerlos con exquisito cuidado. Cuatro fotos y a destrepar para desandar lo andado hasta esa gran brecha, en la que habíamos dejado instalado el tinglado del rápel, que aprovechamos para subir a la cima oriental y seguidamente, ayudados nuevamente de la cuerda descender el primer resalte rocoso que nos sitúa en el amplio collado.

Cumbre!!!

Cabaña de Rigüelo
            Una vez despojados de todos los pertrechos, excepto del casco, nos disponemos a descender por el empinado canal de piedras y hierba, que tras el incómodo paso horizontal por la glera llegamos a la zona herbosa, mucho más cómoda, y que nos acerca al collado. En una hora más estamos de vuelta en el aparcamiento, tras 6h 20’ de tiempo total, del que 3h 20’ han sido en movimiento, para recorrer 11,4 km y salvar un desnivel acumulado total al filo de los 935 m D+/-, dando por finalizada una jornada distinta de montaña en la que hemos tratado de tú a una de ellas, muy especial, como es el Rigüelo, que ha consentido ponerse bajo nuestro pies.


miércoles, 14 de agosto de 2019

Circular Iguácel Larrosa, por la Garcipollera profunda

IXOS MONS
Larrosa (1140 m) 
Miércoles, 14 de agosto de 2019



            Lo que iba a ser una ruta corta, sobre la marcha se ha convertido en una más larga. Lo que iba a ser una incursión a Larrosa por el GR 15, subida a la divisoria y vuelta por la pista, le hemos metido un “poyaque” que la hemos estirado… y bastante. Todo porque no nos hemos conformado con apenas media hora de buenas vistas, no. Hemos sido más ambiciosos, como hay que ser en montaña, aunque siempre con la prudencia por delante, y como hoy era puro senderismo, hemos preferido prolongarla libando las mieles de esas buenas vistas dando un bucle mucho más amplio.

Barranco de Acín

            Seguimos por ese valle de la Garcipollera que triste dejaban sus habitantes cuando lo tuvieron que abandonar hace ya seis décadas. En esta ocasión, desde el aparcamiento de Iguácel, vamos a visitar Larrrosa, uno de esos despoblados, quizá el más distante, quizá el más profundo, para volver a esa joya del románico aragonés, tras cuatro horas de buen pateo.

Indicadores del GR 15, señalizado como Sendero Turístico de Aragón

LARROSA
Ruinas de Larrosa
            Una vez llegados al aparcamiento dejamos el vehículo y nos ponemos a caminar pista abajo hasta el desvío de Larrosa, menos de un kilómetro. Mucha es la compañía que llevamos, pero toda silenciosa. Muy silenciosa. Todo es vida a nuestro alrededor. Vida natural, sin humanos. Esto promete. Desde el comienzo vamos de la mano del GR 15, esa “Senda Prepirenaica”, hermana menor del GR 11, que lo recorre también, pero a más baja cota. En menos de media hora de haber tomado esta pista, las señales nos meten a un sendero, que en diez minutos, y con el mismo silencio, nos deja en Larrosa, otro de los despoblados de la Garcipollera, que contaba en el censo de 1950 con cerca de 60 habitantes, distribuidos en 12 casas. Pascual Calvo fue el último secretario, y como ya decíamos en nuestra entrada anterior, conjuntamente con Villanovilla y Acín por un lado, y Bescós con Yosa y Bergosa por otro, fueron anexionados sus términos municipales al de Jaca.

Panel informativo del GR 15 en Larrosa

Casas en ruinas
            Como entonces, el viento anida en las copas de los árboles cercanos, pero su ulular ya no es escuchado por nadie. Tampoco el barranco baja para nadie, ni el sol alumbra para nadie. Cuando vino por aquí “el San Juan pobre, que mete a todos en las ciudades”, que decía el ínclito Labordeta, el viento, el barranco, el sol, las tierras, se quedaron huérfanas. Unas tierras en las que no ha quedado nadie… ni para cerrarles los ojos. Piedra a piedra se va desmoronando el pueblo, nada resiste el paso del tiempo, con su soledad y abandono.

A la entrada del pueblo campa la torre de la iglesia

Detalle de los arcos ciegos y del friso
            La iglesia sí, la iglesia está mejor conservada, aguanta más los envites del paso calmado de los años. Es de factura románica, emparentada con las lombardas del Gállego, y bajo la advocación de San Juan Bautista. Desprovista ya de la cubierta, el resto está en relativas buenas condiciones, especialmente el ábside, rematado por arcos ciegos y friso con baquetones. De finales del siglo XI, su torre, más propia de una fortificación, es lo primero que vemos al entrar al pueblo. Lo recorremos sobrecogidos por su aspecto fantasmagórico y silente, un ambiente de bullicio, de ajetreo, de idas y venidas, de hace décadas, ahogado por la tristeza, la pena y el abandono. Un escalofrío recorre el cuerpo de arriba abajo, de abajo a arriba.

Seguimos por el bosque

LA DIVISORIA
Caminos de viejo
           Un panel informa del punto de situación dentro de esta gran ruta del GR 15, que debemos continuar. Y lo hacemos saliendo del pueblo por el sendero balizado y entre el pinar que, primeramente nos baja a cruzar el barranco de Acín, y luego nos va subiendo ya hasta que va bajando el horizonte, momento en el que el sendero se hace ancho camino, y ya a pleno sol nos lleva hasta la pista de la divisoria, no solo de municipios, Jaca y Sabiñánigo, sino de comarcas, La Jacetania y Alto Gállego. Momento de abandonar el GR 15, que nos llevaría a Acumuer, el pueblo de cabecera del valle del Aurín, porque seguimos por la pista hacia el norte, con unas espectaculares vistas ya sobre la Collarada, Collaradeta y Somolas, y la solana de la sierra de la Partacua.

Valle del Aurín, con Acumuer a la cabeza

Vistas hacia La Jacetania, con la omnipresente Oroel
          Continuamos durante cincuenta minutos por la pista que se va empinando. La vertiente derecha nos deja ver ese valle del Aurín por el que bajan las aguas del ibón de Bucuesa, que no vemos pero intuimos. Alguna casa arreglada y campos de cultivo de buen ver, en un barranco por el que discurre ese GR 15 hasta alcanzar el collado de Estachoplano y meterse ya en el mundo del Sobremonte de Biescas. Al cabo de esos cincuenta minutos, la pista sigue por la derecha, pero tomamos de frente un ancho camino que sigue por la loma a su encuentro como media hora más tarde.

Mundos Collarada y Partacua, separados por el tajo del Aurín

EL DESCENSO
Partacua y las sierras de Sarrapana y de Lucas
            Estamos en el punto más alto, como a unos 1910 metros, muy cerca ya del pico de la Leta, y que dejamos para mejor ocasión. Convergemos con la pista que hemos dejado un poco más abajo y que da más vuelta, tomándola ahora para realizar el descenso que, de cara ya a la cuenca de Iguácel, comenzamos dejando a la derecha unos ejemplares de pinos que delatan haber sido pasto del fuego. Estamos entre pastos de montaña, y en media hora alcanzamos ya la línea de  bosque. Sin dejar la pista pasamos por los restos de cabañas y tapiales, que no disimulan un trabajoso pasado. En cuarenta minutos más completamos el descenso de esos 730 metros de desnivel, llegando justo al aparcamiento donde hemos dejado el vehículo.

Un bello ejemplar de Carlina

            Una bonita circular por la Garcipollera olvidada, a la que le hemos metido 3h 55’ de tiempo total, del que 3h 20’ han sido en movimiento, para recorrer 14,2 km y salvar un desnivel acumulado total de 940 m D+/-, y que ha culminado con una visita al interior de la ermita de Nª Sª de Iguácel, aprovechando que estaba abierta.


Las fotos y el track

lunes, 12 de agosto de 2019

Circular Bescós Iguácel, un paseo por la Garcipollera

IXOS MONS
Ermita de Iguácel (1180 m) 
Lunes, 12 de agosto de 2019



            La Garcipollera es un valle singular, regado por el río Ijuez, que rinde al Aragón a la altura de Castiello de Jaca. Nos podemos poner exquisitos, y nos ponemos, para decir que en la “Historia de la fundación y antigüedades de San Juan de la Peña”, que el abad Briz Martínez publicó en Zaragoza en 1620, se hacía mención a S. Climente de Barcepollera” (p. 146 b), y a “San Clemente de Barcipollera” (p. 392 a). En la “Colección Diplomática de San Juan de la Peña” se hace referencia a "illo meo monasterio qui uocatur Sancti Clementis de Ual Çepolera". En el Libro de la Cadena del Concejo de Jaca, en la página 191 se menciona el “ualle cepollaria”. Estos y otros testimonios no dejan lugar a duda a que con la derivación de la “B” en “G” y la “R” en “L”, se obtiene sin dificultad la procedencia toponímica de este valle, originariamente como “Valle Cebollero”.

Vista parcial de la Garcipollera

            Muchos son los avatares que en la antigüedad ha sufrido este valle, pero el más cercano en el tiempo es el fenómeno de despoblación que sufrió a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado, debido a la expropiación forzosa que sufrieron sus habitantes al tener que abandonar sus pueblos y tierras porque el Patrimonio Forestal del Estado repobló con pino laricio todo el valle para evitar que los sedimentos llegaran al recién construido embalse de Yesa.

Vista del vecino barranco de San Juan, donde se ubica Cenarbe
Yosa de Garcipollera en 1960
Imagen de esmemoriaus.blogspot.com
            Pero el definitivo mazazo vino cuando perdieron su identidad administrativa, según publicaba El Pirineo Aragonés el 17de febrero de 1962, en su número 4085, en cuya portada significaba la “Incorporación a Jaca de los términos de Bescós y Acín”. En el artículo se daba cuenta de que el día 5 de febrero, y presidido por el alcalde de Jaca D. Benigno Fanlo, el de Bescós D. Pedro López y el de Acín D. José Bescós, en presencia del diputado provincial y procurador en Cortes D. Herminio Pérez, el anterior alcalde de Jaca D. Juan Lacasa, iniciador de las gestiones, y demás personalidades, se llevó a cabo un acto solemne en el que los términos de Bescós y Acín quedaron anexionados definitivamente al de Jaca. Acto del que formaron parte, además de los descritos, los secretarios de los, hasta entonces, tres ayuntamientos. El primero aporta los términos de Bescós, Bergosa y Yosa, con 28,09 km2, y el segundo lo hace con los de Acín, Villanovilla y Larrosa, con 85,85 km2.

Vista del ábside de la ermita

Villanovilla, que se supo alejar de su pasado
            Hoy en día se trata de todo un valle de destrucción y silencio, con seis pueblos abandonados, con alguna excepción: Bescós, convertido en 1985 en Estación Experimental para la Ganadería de Montaña, gestionada por el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA), constituyendo el único centro de titularidad pública en cuanto a investigación agropecuaria a ambos lados de los Pirineos. También los casos de Bergosa y Villanovilla, que no fueron vendidos y, tras décadas de abandono, algunos de sus propietarios se han decidido a ir levantando sus casas.

Viejos fresnos que sirven para dar vida a otras especies, como pino y rosa canina

LA RUTA
La vida siempre se abre paso
            Justo antes de llegar a Bescós sale una pista hacia el norte, protegida por una barrera. Comenzamos a andar, ya desde el principio por entre bosque de ese pino replantado, aunque algún ejemplar de otra especie autóctona lucha por hacerse su hueco. A los veinte minutos, en una cerrada curva a la izquierda, nos encontramos un pretil de mampostería, lugar para asomarnos al valle. Continuamos, y nos encontramos sucesivamente con dos desvíos, debiendo seguir en ambos casos por el de la derecha. Cruzamos un paso canadiense, y llegamos a un tercer cruce, este señalizado como Sendero Turístico de Aragón (STA) con tablillas del GR 15. Volvemos a tomar el de la derecha. Por pista en peores condiciones, y al  cabo de casi media hora dejamos la pista para tomar un sendero a mano izquierda, también señalizado.

Tomando el GR 15

Sendero de bajada a la ermita
            Seguimos por el GR 15, que nos baja hasta ese mágico lugar donde se ubica la ermita de Santa María de Iguácel, que en esta época se le diluye entre el gentío, aunque la hemos tenido toda para nosotros al llegar. Los orígenes se datan a mediados del siglo XI, cuando el conde Galindo, poderoso señor aragonés, mandó construir una pequeña iglesia que también sufrió sus avatares a lo largo de los siglos. Fue propiedad de Larrosa y de San Juan de la Peña y estuvo habitado sucesivamente por monjes y monjas. Llegados a este lugar, se aprovecha más la estancia si la soledad te abraza.

Fuente junto a la ermita

Fuente en la pista
            El regreso lo hacemos por la pista, que en diez minutos nos pasa por el desvío a Larrosa, en otro cuarto de hora pasamos por una fuente, y en diez minutos más pasamos un vado llegando a Acín, otro de los núcleos importantes del valle en sus tiempos, no en vano contaba con 350 habitantes en el año 1900. Entramos con cautela para visitar lo que queda de la parroquial de San Juan Bautista, de fábrica románica, con torre añadida en el siglo XVII y su reloj de sol.

Iglesia de Acín

Curiosa columna en el interior
            Y no queda más que continuar por la pista, que se torna en asfaltada desde el desvío a Villanovilla, y que en veinte minutos se hacen los dos kilómetros hasta Bescós, el punto de arranque, habiendo recorrido en total 15,1 km, en un tiempo total de 3h 45’, del que 3h 15’ han sido en movimiento, con un desnivel acumulado total de 820 metros D+/-, dando por terminada una ruta por lo más conocido y lo menos conocido de la Garcipollera.


Las fotos y el track