Pico Anónimo (2773 m)
El Casco (3011 m)
La Torre (3012 m)
Sábado, 10 de agosto de 2019
Todo un mundo pétreo. Todo un
mundo de silencio ensordecedor. Todo un mundo de auténtico caos que ha ido
organizando el espacio multicolor alrededor del universo Marboré, una enorme zona de montañas que alberga una veintena de
picos, no todos bautizados, y que superan los tres mil metros de altitud. Una gran muralla
bilingüe que, si parece escarpada en su vertiente sur, es que no se ha asomado
uno a la norte, que cae a plomo más de 400 metros sobre el Circo de Gavarnie y su rectilínea cascada. Una divisoria en la que
se dan la espalda dos espacios únicos incluidos en el Parque Nacional de los Pirineos y en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Este último, centenario
ya, galardonado con diversos reconocimientos, como son “Reserva de la Biosfera,
en 1977; ZEPA, en 1988; Patrimonio Mundial de la UNESCO, en 1997; Diploma del
Consejo de Europa a la Conservación, en los años 1988, 1993 y 1998… entre
otros.
Circo de Soaso, con la famosa Cola de Caballo |
Cañón de Ordesa, único objeto de la primera declaración de Parque Nacional en 1918 |
La figura de Parque Nacional es la de mayor protección medioambiental, y se creó
en España en 1916, publicada por el Ministerio de Fomento el 8 de diciembre, y
sancionada por el rey Alfonso XIII, con tres únicos artículos. Por el primero se crean dichos espacios. En el tercero se dictamina que es el citado ministerio
quien los crea “… de acuerdo con los
dueños de los sitios, consignando presupuestos para su sostenimiento…”. Y
es en el segundo en el que se definen “…
son Parques Nacionales aquellos sitios o parajes excepcionalmente pintorescos,
forestales o agrestes del territorio nacional que el Estado consagra con el
objeto de respetar y hacer respetar la belleza natural de sus paisajes, la
riqueza de su fauna y de su flora, y las particularidades geológicas e
hidrológicas que encierren…”. Fue el asturiano Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa
quien, una vez creada la figura jurídica, impulsó su puesta en valor,
declarando el primero de España el de su tierra, algo muy natural, siendo el de
Ordesa el segundo, inmediatamente después.
Las primeras luces entran en el valle, alumbrando a la izquierda nuestros objetivos |
Gallinero, Mondarruego, Escuzana, Pico Blanco y faldas de Taillon |
Y aunque esa historia nos ha
traído hasta aquí, es el presente el que nos interesa. Quizá la cercanía de
este extraordinario espacio sea la que le reste relevancia, por eso nos
empeñamos, siempre que tenemos ocasión, en ensalzar sus virtudes, en ensalzar
sus valores, en ser conscientes de la maravilla que tenemos a nuestro alrededor
y de las inmensas ganas que tiene de contagiarnos su belleza, su armonía, su
austeridad, su silencio, y que solo con esfuerzo podemos aproximarnos a todo
ello.
Una mirada hacia el este. Al fondo Peña Montañesa, Castillo Mayor, Sestrales... Más cercanos, Monte Perdido, Cutas, Tobacor... |
Mundo mágico de Taillon, Dedo, Falsa Brecha, Bazillac Brecha de Roldán y arranque de El Casco |
Dieciocho mayencos, en esta
ocasión, se prestan a dar cumplida cuenta de lo programado para la jornada de
hoy, y que inicialmente era la ascensión a El
Casco que, lindando con la Brecha de
Roldán, es la cima más occidental de este extraordinario macizo que es el
de Marboré, y como ocurre en algunas ocasiones, si no va en detrimento de la
seguridad y entra dentro de lo razonable, se le añade alguno, en este caso La Torre, su vecina, añadiendo otro
aliciente a la ruta, que se ha convertido de ser de ida y vuelta por Casteret,
a hacerla circular volviendo por la Faja
Roya a la Ciudad de Piedra.
Arranque de la jornada |
APROXIMACIÓN DESDE LAS CUTAS
El sendero nos alinea |
Jornada de alta montaña, y no
cerca de Jaca, se traduce como madrugón. Nerín. Siete de la mañana. Autobús
congestionado, pero con hueco reservado para que nos suba a lo alto de la Sierra de las Cutas, a un lugar muy
próximo al mirador de Zierracils,
donde emprendemos la marcha al filo de las ocho. Una mañana fresca pero con
alguna nube de cambio. Nos enfilamos de a uno las decenas de personas que
quieren disfrutar de ella. En hora y media nos plantamos en el refugio de Góriz, que bulle de actividad. Breve
bocado y continuamos por el camino hacia la Brecha. En veinte minutos se
alcanza ese divertido resalte que nos sitúa en la Faja Luenga, para seguir y llegar en media hora más al collado de Millaris, pudiendo contemplar ya todo
ese mundo mineral, tirano mundo mineral, que nos va a acoger en las próximas
horas.
Al tiempo de dejar el refugio de Góriz |
Superando el resalte de la Faja Luenga |
Dejamos a la izquierda el cordal
de Millaris-Tobacor, y el horondo pico Descargador,
que pivota entre dos barrancos que juntos y bajo su tutela, hacen el de Cotatuero. Continuamos a media ladera,
hasta que el sendero de la Gruta Helada
de Casteret obliga a subir para ir poniéndonos ya a su altura. Tras un
brusco giro hacia el norte nos metemos de lleno en esta gran cuenca de
estética lunática para enfilar ya los últimos pasos que nos llevan a tan
singular cueva, cuya entrada está protegida por una valla no respetada por
todos los que hasta aquí llegamos.
El grupo en la entrada de la Gruta Helada de Casteret, con un inconfundible telón de fondo |
HACIA EL CASCO
Pico Anónimo |
Un poco antes de llegar al Paso de los Sarrios, se abre una ancha
canal con pendiente subida hacia el cuello del mismo nombre. Un poco antes de
llegar, mientras la mayoría sigue con su ascenso a El Casco, unos cuantos no
queremos dejar pasar la oportunidad de la cercanía al Pico Anónimo, cuyas
entrañas albergan la cueva que su descubridor le dio nombre. Una cima esta,
menor, ya que no alcanza los 2800 metros, pero una extraordinaria atalaya sobre
el entorno, incluido ese bellísimo conjunto de Casco, Brecha, Bazillac, Falsa Brecha, Dedo, Taillon… y podríamos seguir, pero no lo
hacemos, porque hay que volver a la faena.
El Casco |
En la cima de El Casco |
Partiendo de ese cuello de los Sarrios,
seguimos los pasos de los que momentos antes nos han precedido. La subida es
corta, pero valiente, y se lleva a cabo en dos tramos. El primero de empinada
cuesta de piedra suelta, al que le sigue otro en el que hay que echar manos,
pero nada serio. Finalmente nos reunimos todos en la cumbre, algo que se
aprovecha para contemplar los espacios que sorprendentemente se abren hacia la
vertiente norte, con esa caída a plomo sobre el mundo Gavarnie, con su apéndice
Serradets, con su valle defendiéndose de las nieblas, con su
precioso circo, con su cascada, la más larga de Francia, en la que se dan cita
el sol, descomponiendo su luz en un vistoso arco iris, y el aire, que atomiza
el exiguo caudal. A esos tres elementos se le añade el sólido, esa infinita pared que la ve caer a
lo largo de sus más de 400 metros. Como también infinito es nuestro agradecimiento por
compartir tanta belleza.
Nuestro siguiente objetivo, La Torre, con su corredor oeste |
LA TORRE DE MARBORÉ
El Casco, llegando a la cima de La Torre |
Volvemos sobre nuestros pasos
bajando nuestra cota como unos 140 metros, para enfilarlos hacia el siguiente
objetivo que, si bien es verdad no entraba en lo planteado inicialmente, es
cierto que es desaprovechar una oportunidad de hacerlo con un mínimo de esfuerzo
dada la altitud en la que nos encontramos, y habiéndonos informado previamente
de que está limpio de nieve el corredor oeste, muy empinado él, que es el que subimos.
No lo hacemos todos, porque hay quien decide continuar camino, con quienes
estamos comunicados de forma casi permanente.
Cascada de Gavarnie, desde lo alto de La Torre |
Valle de Gavarnie |
Una vez en la parte superior del
corto, pero valiente corredor, solo queda una pequeña trepada para alcanzar la
cima, con unas vistas muy similares, pero que no dejan de sorprendernos. El
descenso se realiza por su cara oriental, bajando a unas plataformas por las
que vamos a ir discurriendo hasta entrar en esa Faja Roya. Todo un caos
multicolor de rocas, foraos y alguna pequeña y escasa mancha de nieve, es
nuestro escenario durante algo más de una hora, en la que en algún momento se
adueña la confusión de nosotros, debido a que hay varios caminos con hitos,
pero nos tranquiliza el ver que llevamos la dirección correcta.
El grupo en la cima de La Torre |
CIUDAD DE PIEDRA Y DESCENSO FINAL
Llegando a la Ciudad de Piedra, se nos muestra el Escaleretas |
Esa dirección no es otra que la
de la Ciudad de Piedra, en el itinerario “normal” de Monte Perdido, y que
alcanzamos transitando bajo los enormes paredones del resto del mundo Marboré, Espalda, de la Cascada, el propio Marboré
y el Cilindro, que es mucho más de
lo que aparenta de lejos. Bien, una vez llegado a esa ruta por la que cada día del
verano discurren cientos y cientos de personas, solo resta tomarla hasta el
refugio de Góriz, al que llegamos al cabo de una hora.
El gran hito en la entrada al circo de Góriz |
Llegando al refugio de Góriz |
Previsiblemente nos va a sobrar más de una hora, lo que nos permite relajarnos
un poco, retomando al cabo de cuarenta minutos el camino hacia el mirador de Zierracils,
en cuya proximidad hemos de tomar el bus a las ocho, tras doce horas de haberlo
dejado. Y así es, puntualmente llega y se queda la montaña algo más vacía, como
algo más suya. Nerín, coches y a casa, terminando así una magnífica jornada de Alta
Montaña de la buena, habiendo recorrido 26,9 km en un tiempo total de algo más
de 11 horas, de las que 7h 50’ han sido en movimiento. El no haber podido
adelantar la hora de recogida del bus ha hecho que dilatáramos los tiempos de
descanso. El desnivel acumulado total ha sido superior a los 1700 metros D+/-.
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