Rigüelo Oriental (2288 m)
Rigüelo Occidental (2299 m)
Jueves, 15 de agosto de 2019
El Rigüelo es uno de esos picos que te guiña el ojo siempre que pasas
cerca, y que tu respuesta era la misma, esa de “no sé cuándo te lo guiñaré yo a ti”. De momento, y en cada una de
esas ocasiones no le aguantábamos la mirada. Pues hoy ha sido ese día. Hoy por
fin nos ha conquistado. A partir de hoy, cada vez que lo miremos lo haremos con
gallardía, le aguantaremos esa mirada, porque hoy, hoy hemos estado a su
altura. Es uno de esos picos menores, como otros cercanos, que se puede decir
que son versos sueltos de la poesía que es ese gran macizo de la Muralla de Borau, al este de la del Aspe, y al norte de la Sierra de la Madalena. Un compás suelto
de esa gran melodía. Un pico menor decimos. Sí. Pues cuidado con los picos
menores como este.
Pico Lecherín y mallos de Lecherines, a la izquierda del Rigüelo |
Señalización del STA GR 11.1 en el collado de la Madalena |
Ante la imposibilidad de subir
con el vehículo por la pista de las Blancas,
nos hemos acercado por el valle de Aísa
hasta la valla de Saleras, donde lo
hemos dejado, comenzando nuestra andadura. En menos de media hora salvamos los
575 metros de desnivel que nos separan del collado de la Madalena, por donde va
y viene, sitio tiene, el GR 11.1, la
variante del GR 11 que junto con
este abraza el extraordinario espacio donde se ubican los macizos de Bernera, Llenas, Aspe, Borau, Tortiellas…, una circular que en tres jornadas se puede hacer muy cómodamente,
y con alojamientos en Candanchú, Canfranc pueblo y refugio de Lizara, con llegada en vehículo a todos
ellos, para poder iniciarla donde se quiera y en el sentido que se quiera.
Estrenamos una nueva jornada de montaña |
LA ASCENSIÓN
Collado de la Madalena |
Pero vamos a lo nuestro. La Madalena
hace sierra entre el valle del Estarrún
y el del Aragón, que se abre a
nuestra vista una vez llegados al collado. También podemos admirar los macizos
calcáreos que cierran el gran circo del valle de Aísa, incluso los del de Aragüés, Peña Valencia, Agüerri, Bisaurín, Berneras… Todo
esto por distraernos un poco, ya que nos encontramos bajo los paredones del Rigüelo,
y que a ver cómo les metemos mano.
Cara sur del Rigüelo |
En el primer promontorio, con los mallos de Lecherines al fondo |
Avanzamos un poco por la pista
que va al refugio López Huici, y al poco vamos tomando altura
por la ladera herbosa, que nos lleva sin remedio al mar de piedras, y luego a
una canal muy empinada, por la que hay que ir progresando con mucha calma si
queremos llegar enteros a un amplio collado sobre el circo que hace este monte
con la Muralla de Borau. Estamos a 2255 metros, tras casi una hora desde el de
la Madalena, para salvar los algo más de 200 metros. Tras visitar un pequeño
promontorio a modo de cima, entre el Rigüelo y la Punta Alta de Rigüelo, cresteamos
ya hasta la base del resalte rocoso del primero. Aquí es cuando se nos muestra la
montaña en su verdadera dimensión.
Cara norte, con las cimas a alcanzar |
Primer resalte |
Nos encontramos ante una pared con
un curioso agujero que pasa de un lado a otro, pero que no interviene en el
ascenso, solo es como curiosidad. Con pasos de II vamos alcanzando la cima
oriental, tras de la que nos encontramos una gran brecha, que hace de extremo
de un empinado canal, y que alberga una enorme roca a la que hay que descender.
Y lo hacemos montando un rápel, para superar un paso de III-. Continuamos rodeando
un espolón de II+ y a continuación vamos progresando por la roca caliza a través
de un marcado canalizo. Solo queda ya subir unos cuantos metros para
encontrarnos al pie de la cima occidental, que alcanzamos con algún paso de I.
En la cresta entre ambas cimas |
EL DESCENSO FINAL
Descendiendo hacia la brecha |
Apenas cabemos los cuatro que
estamos en las dos afiladas terminaciones de sendas rocas que hacen de cima, de
modo que los movimientos hay que hacerlos con exquisito cuidado. Cuatro fotos y
a destrepar para desandar lo andado hasta esa gran brecha, en la que habíamos
dejado instalado el tinglado del rápel, que aprovechamos para subir a la cima
oriental y seguidamente, ayudados nuevamente de la cuerda descender el primer
resalte rocoso que nos sitúa en el amplio collado.
Cumbre!!! |
Cabaña de Rigüelo |
Una vez despojados de todos los
pertrechos, excepto del casco, nos disponemos a descender por el empinado canal
de piedras y hierba, que tras el incómodo paso horizontal por la glera llegamos
a la zona herbosa, mucho más cómoda, y que nos acerca al collado. En una hora más
estamos de vuelta en el aparcamiento, tras 6h 20’ de tiempo total, del que 3h 20’ han sido en movimiento, para recorrer 11,4 km y salvar un desnivel
acumulado total al filo de los 935 m D+/-, dando por finalizada una jornada distinta
de montaña en la que hemos tratado de tú a una de ellas, muy especial, como es
el Rigüelo, que ha consentido ponerse bajo nuestro pies.
No hay comentarios:
Publicar un comentario