martes, 25 de septiembre de 2018

Monte Perdido por la Punta Escaleretas... de nuevo

AQUERAS MONTAÑAS
Punta Escaleretas (3027 m)
Monte Perdido (3348 m)
Domingo, 23 de septiembre de 2018



          La Sección de Montaña del CP Mayencos de Jaca es una fuente inagotable de satisfacciones. Si se piensa en un grupo de 16 personas para ascender al Monte Perdido, tercera cumbre pirenaica, a priori puede parecer un despropósito, y si se hace por la inusual ruta de la Punta Escaleretas, un auténtico inconveniente y totalmente desaconsejado, ya que tienta el límite de lo razonable rayando en el terreno del riesgo. Pero si se piensa que todos los componentes de ese numeroso grupo tienen nivel sobrado para hacerlo…y se hace, se convierte en una locura pero de disfrute máximo, sintiendo un verdadero respeto por la montaña y sus dificultades, acariciando cada rugosidad de la roca para progresar por esos murallones que se interponen en el camino, estando pendientes unos de otros para que prevalezca siempre, siempre, el grupo por encima de las individualidades. Una extraordinaria jornada de pura Alta Montaña en definitiva, pasada entre amigos, muchos de ellos compañeros en otras lides semejantes. Gracias a todos ellos, hoy podemos tener un recuerdo emocionado al escribir estas palabras, que nunca harán justicia a lo vivido durante diez horas por aqueras montañas. Benditas montañas.

El alba extiende su mando por tierras de Sobrarbe

Las Tres Sorores a la espera del baño de luz
            Estaba acostumbrada a parir, lo hacía desde hace… bueno, nadie sabe cuánto tiempo, pero ahora iba a ser algo especial, y ella lo sabía, de hecho a mitad de esa celeste preñez ocurriría lo inusual, concibió en Virgo y parió en Libra. Sí, el día se acostó en verano y la noche lo iba a convertir en la estación que le sigue. La noche. La noche, esa que pare los días, en esta ocasión mucho más elaborado para ofrecernos un amanecer especial, el primero de otoño, que con la calidez de la estación nos sorprendía extendiendo su manto sobre las tierras de Peña Montañesa, tierras de Sestrales, tierras de Sobrarbe en definitiva, mientras un buen puñado de personas dispuestas a disfrutar de esa jornada que prometía íbamos encajonados en un bus dirección a Sierracils, casi en el límite oriental de la Sierra de las Cutas, que altivas cierran el Cañón de Ordesa por el sur.

Listos para la faena

Cola de Caballo a medio gas
            Un cuarto para las ocho, y ese alba que con pasión asoma por levante se va desvaneciendo al propio tiempo que dieciocho mayencos se desperezan, como el día, y se disponen a acarrear sus pertrechos con el noble objetivo a la vista. Noble objetivo, sí, porque no se esconde, desde el principio muestra sus cartas… sus empinadas cartas, que una a una hay que ir acariciando, hay que ir ganando, hay que ir superando. Qué vamos a decir del Monte Perdido y del macizo donde reina desde hace eones de tiempo, que no se haya dicho ya, y con total seguridad que de mejor pluma que la presente. Qué vamos a decir, de una montaña sostenida por leyendas y realidades, puesta en el punto de mira de los precursores pirenaicos anteriores a la declaración del Parque Nacional de Ordesa, hace ahora cien años, y germen del actual Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido desde su ampliación en 1982.

Qué vamos a decir…

Camino a Góriz

Las sierras Custodia y de las Cutas cierran al sur Ordesa
            Pues lo que con torpeza vamos a decir es la emoción, son las sensaciones que se generan a nuestro paso por estas tierras que casi vuelan, y que desde un elevado punto sobre el valle, no en vano estamos ya a 2180 metros de altitud, nos disponemos a dejarnos conquistar por él a través del “telonero”, la Punta Escaleretas, que lo precede, pero que visualmente está engullido por el gigante. Un pico éste, no emancipado de la familia, y que si lo hiciera sus más de tres mil metros brillarían con luz propia, una luz opacada por el padre, por la madre de estas Treserols. Mientras no salga de casa se trata de un pico, segundón, humilde, pero bravo, que impone sus condiciones. Y hacia ellos nos dirigimos.

Llegando al refugio de Góriz

Mural informativo del GR 11 a su paso por Góriz
          Una campa de fina tasca nos acompaña hasta un punto elevado sobre un mirador de Sierracils que invierno y verano domina todo el valle, y es la que soporta nuestros primeros pasos y nos introduce en un estrecho sendero que, con la vista puesta en ese enorme y a la vez delicado macizo de Monte Perdido, que le sobra para dar juego a cinco valles, el de Ordesa, Añisclo, Escuáin, Pineta y el francés de Gavarnie. El primero de ellos comienza en el circo de Soaso, regado por una hoy incipiente Cola de Caballo, que se hace eco de la falta de lluvias en las últimas semanas. Han sido un verano y primavera muy generosos en aguas, pero no se puede vivir de las rentas siempre. Ahora el monte se ve seco, la ávida caliza se muestra hospitalaria y deseosa de las primeras precipitaciones de otoño, que ni están ni se las espera en las próximas semanas.

Saliendo del ámbito del refugio

Vista hacia Añisclo y Peña Montañesa
            Nos vamos metiendo ya en fila de a uno, como decimos, porque no da más de sí, descubriendo a nuestra izquierda a cada paso unos vertiginosos barrancos por los que, cuando la montaña no las quiere para sí, bajan apresuradas las aguas hacia el profundo cauce del Arazas. Esta sierra de las Cutas, por donde discurrimos termina en Cuello Gordo, al cabo del cual comienza la sierra Custodia hasta su punto álgido homónimo, que se deja caer al collado de Arrablo, atravesado por ese GR 11, verdadera columna vertebral del Pirineo desde que callado nace en un mar y también callado muere en otro.

Comienza la fiesta

Recuperando fuerzas en el collado
            Seguimos más o menos por la curva de nivel hasta el refugio de Góriz, rancio, añejo, eterno en su nostalgia, que se esfuerza por agradar y no sé si siempre lo consigue, eterno también en su restauración, en su modernización, en su ampliación. El refugio más importante del Pirineo Aragonés, necesita ese último impulso para entrar en el siglo XXI. Bueno, tras algo más de hora y media, ahí lo dejamos en sus reflexiones, que no se alejan mucho de las nuestras, y tomamos el empinado camino para entrar en el circo de Góriz, y a continuación llegar al desvío donde se nos abre la circular de hoy. En cuarenta minutos desde el refugio alcanzamos el arranque de una ancha, corta, pero empinada pedrera que en un cuarto de hora nos sitúa ya en la base de esta nuestra primera montaña, la Punta Escaleretas, y lo hace ya poniendo alto el nivel, de entrada hay que dar uso ya a las manos para superar el primer resalte de la jornada, al que le sucederá otro, intercalado por un tramo de empinada pedrera.

En plena faena

Superando resaltes
            Tres cuartos de hora desde el collado entre unas cosas y otras, y llegamos ya al extremo occidental del cordal de nuestro primer gran hito. Un impresionante asome sobre el circo de Góriz, presidido por los gigantes Cilindro de Marboré y Monte Perdido, que rivalizan por llenar el espacio visual, eternos componentes de esas “Treserols”, junto con el Soum de Ramond, aunque solo aparentemente, porque en el fondo su condición de vecindad no ha impedido el que siempre se hayan llevado bien. Recorremos el breve cordal hasta llegar al punto más alto, a esta cima de la Punta Escaleretas, que nos conquista a los dieciséis, que flamantes posamos con la enseña del club.

En la Punta Escaleretas

Cilindro de Marboré y Monte Perdido. La magia de la montaña
            Once y media de la mañana. Desde aquí podemos lanzar visualmente una proyección sobre lo que nos queda por delante… y por arriba, aunque hay que comenzar bajando a una vaguada que media entre éste y el arranque del siguiente, que lo hace con una de las dos paredes a superar. El descenso se realiza por el extremo opuesto. Es corto pero delicado, es muy pendiente y hay gravilla suelta sobre base de roca, que lo hace muy inestable. Una vez abajo hay que dar comienzo a otro tramo de subida por sinuoso sendero hasta alcanzar la base de esa pared, apenas veinte minutos que, ayudados de las manos, superamos para continuar por otro de esos tramos que pone a prueba la paciencia y la resistencia, hasta que en otro cuarto de hora nos situamos en la base del último, una abierta chimenea provista de una cuerda con nudos para ayudarse en la trepada, y que como no nos fiamos mucho de ella, optamos por empotrarnos todo lo posible en el diedro para ir progresando. Aunque no lo consigue del todo no se le puede discutir su vocación de verticalidad.

El Tobacor, dominando el comienzo de Ordesa

Superando la última "escalereta"
            Solo restan ya los últimos veinte minutos para culminar nuestro ascenso, veinte minutos que, para que no se nos olvide el oficio, discurren por empinado y sinuoso sendero hasta la mismísima cima del Monte Perdido, custodiada por vértice geodésico y un reciente San Jorge de forja con su buzón de cumbre. Atrás quedaron los esfuerzos, atrás quedaron los jadeos, atrás quedaron las dificultades, atrás se quedó ese “venga que ya estamos”, porque sí, ya estamos. Ya estamos en el tercer techo de los Pirineos. Alrededor, solo dos cumbres principales, Aneto y Posets, están por encima de nosotros a cientos de kilómetros de aquí. Difícil de transmitir lo que desde aquí se ve y se siente. Ya sabemos que es manido, pero es así, trescientos sesenta grados de puro placer visual. Montañas amigas, conocidas muchas de ellas, y pateadas algunas, se despliegan ante nuestra mirada escrutadora desde donde siempre estuvieron. ¿Pensarán lo mismo de nosotros?, es algo que nos preguntamos mientras pasamos lista. Sería prolijo enumerar las montañas, los valles, los ibones, que tenemos alrededor, tanto a nuestros pies como a media distancia, como en la lejanía, y no lo vamos a hacer, entre otras cosas porque, al igual que los humanos, no son protagonistas en la elección de sus nombres.

Brecha de Tucarroya, que da paso al circo d'Estaubé. Ibón de Marboré

Valle de Pineta
            Tan solo tres cuartos de hora de cumbre compensan con creces las casi cinco horas para llegar hasta aquí, por lo que seguro habrá quien piense que este oficio es muy poco productivo, tan seguro como que no habrán subido a muchas montañas. Es un chute inenarrable. No hay nada más grande para el ser humano que sentirse parte de una Creación sin límites, en un Templo sin límites, en una Comunión sin límites. Sentirse parte del paisaje, sentirse uno con el paisaje, llegar a formar parte de este escenario sin fin, es un verdadero privilegio al alcance de pocas personas. Es algo que nos llena de reconocimiento, de agradecimiento… también sin límites.

Lalarri, la Munia, la Estiva...

Cilindro de Marboré y lago Helado del Perdido
            Bueno, pues no solo hay que bajar del limbo, también de esta descomunal montaña. No vamos muy sobrados de tiempo, y el descenso es largo y duro. Lo haremos por la ruta normal, comenzando por bajar a la ante cima, que nos da asome a la cara norte, con su agónico glaciar que el cambio climático se ha encargado ya de dividir. En ocasiones contemplamos estas joyas geológicas, vestigios de una era glacial cuyos últimos reductos se conservan en las caras norte de las altas montañas pirenaicas, y lo hacemos para darles ánimos para que resistan, pero otras… otras nos produce tal profunda tristeza que tememos contagiarla y sumarla ya a su lacónica existencia. En esta ocasión hemos optado por esto último, soslayando el paso por esta plataforma para comenzar el siempre tedioso descenso por una descompuesta glera que soporta miles de pateos cada temporada.

Garganta de Escuáin y Cañón de Añisclo

            En cuarenta minutos alcanzamos el lago Helado del Perdido, una lágrima del seco lagrimal de este pequeño circo que forma el Cilindro de Marboré con el Perdido. Unos minutos de contemplación y asueto y reemprendemos el descenso por este mundo calizo, reseco, austero, mundo calizo, que puede presumir de su condición de mayor altura de Europa.  

Llegando al lago Helado

Profundo mirar... como el ibón
            Una hora, que se hace larga, de árido descenso por entre grandes bolos, media para pasar por el desvío que hemos tomado esta mañana para el Escaleretas, cerrando así la circular en poco más de cinco horas. Sólo resta ya salir de este imponente circo, dar vista ya al refugio y alcanzarlo en la siguiente media hora. Unos minutillos de afloje y a ponernos sobre la senda que de vuelta nos conduce al punto de partida por las faldas de esa sierra Custodia primero, hasta Cuello Gordo, y parte de la de las Cutas después, hasta Sierracils y sus ojos sobre este espectacular cañón que forma el Arazas.

Saliendo de la Ciudad de Piedra

Ovejas en Sierracils
            Pero no querría pasar por alto el compartir la enorme sorpresa y satisfacción al contemplar cientos de cabezas de ganado ovino, esa especie brutalmente mermada y hoy en día en peligro de extinción, esa ganadería extensiva que renueva nuestros pastos, que modela nuestras montañas, que forma parte de nuestros paisajes, y que se va con nuestro paisanaje autóctono. Concluimos pues, una extraordinaria jornada de la más pura Alta Montaña pirenaica con un buen puñado de amigos, sustanciada en 10 horas de tiempo total, del que 6h 50’ han sido en movimiento, invertido en esta espectacular vuelta cercana a los 21 km, con más de 1700 metros de desnivel acumulado +/-. Un verdadero placer.







Cap de Llauset, el refugio al completo

AQUERAS MONTAÑAS
Refugio de Cap de Llauset (2425 m)

Sábado, 22 de septiembre de 2018



            Si hace dos años asistíamos a la inauguración de la primera fase de este extraordinario refugio, hoy, una vez finalizadas las obras de la segunda, lo hacemos para celebrar su puesta en funcionamiento a pleno rendimiento, pasando de 32 plazas a más de 80, todo un logro conseguido gracias a la implicación de la Diputación Provincial de Huesca, Ayuntamiento de Montanuy y la propia FAM, quien a través de la empresa PRAMES ha pilotado su puesta en marcha y su posterior gestión.

Ibón de Cap de Llauset, en las proximidades del refugio

Cuenca de Angliós
            Los vecinos de Aneto, localidad en cuyos montes está enclavado el refugio, cedieron los terrenos, y el Ayuntamiento de Montanuy, municipio al que corresponde, ha sido el que desde el primer momento ha visto una gran oportunidad para verse situado en el mapa con este establecimiento que ha dispensado en estos dos años más de 7000 pernoctaciones, haciendo un gran servicio a los montañeros que se han acercado a estos bellísimos parajes de nuestro Pirineo más oriental.

Ibón de Botornás, de camino al refugio

Desvío para el barranco de Llauset
            Sin duda una gran apuesta a la que se ha sumado la Diputación Provincial de Huesca, con fondos propios y europeos para poder finalizar la construcción de este refugio, modelo de eficiencia energética, que se ha llevado la cantidad de 2,5 millones de euros, y que en no mucho tiempo verán su retorno a unos lugares bien necesitados de estas iniciativas, o de cualquiera otras, que ayuden a dinamizar el territorio.

Punto de arranque, en el embalse de Llauset

Reflejos en el embalse de Llauset
            Cuatro representantes del club atravesamos el norte de casi toda la provincia para acudir al evento. Dejamos el vehículo junto al embalse de Llauset y emprendemos andando el camino que media hasta el refugio. Primero, sin apenas desnivel, bordeando el mermado pantano, a continuación un tramo empinado para entrar en la cuenca de Botornás, con su ibón, con su cabaña, con su ambiente de siempre. Y después, con el refugio ya a la vista, otra pequeña cuesta para alcanzarlo.

Llegada al refugio

Entrada principal
            Casi dos horas de lento deambular con un continuo goteo de personas entre montañeros y montañeses que asisten al acto de inauguración. Un acto que da comienzo pasado el mediodía con una visita a las instalaciones guiada por Sergio Rivas, gerente de PRAMES. A continuación eran las diversas autoridades las que intervenían en el uso de la palabra, haciendo de introductor Modesto Pascau, anterior gerente, y uno de los pioneros en el fomento de este mundo de los refugios en el Pirineo aragonés, y también en este de Llauset. Primeramente daba la palabra a Esther Cerezo, alcaldesa de Montanuy, amplio municipio que agrupa a 16 poblaciones, entre las que se encuentra Aneto, en cuyos terrenos está emplazado el refugio, y que glosaba esta iniciativa gestada ya desde tiempos de José María Agullana, su antecesor en el cargo.

Sergio Rivas da comienzo a la visita guiada

La alcaldesa de Montanuy abría el turno de palabra
            Seguidamente, era Luis Masgrau, presidente de la Federación Aragonesa de Montañismo, el que tomaba la palabra para felicitar al mundo montañero por la consecución de obras de este tipo que, no solo dan servicio a los practicantes de este bello deporte, sino que también ayuda a fijar población en el territorio. A continuación, Joan Garrigós, presidente de la FEDME, elogiaba el trabajo de la FAM y de PRAMES en materia de construcción y gestión de refugios de montaña en el Pirineo aragonés, verdadero ejemplo de buen hacer, en los que se contabiliza una cifra próxima a las 100.000 pernoctaciones anuales.

Cerraba el acto Miguel Gracia, presidente de la DPH

Imagen de uno de los distribuidores del interior
            El siguiente en el uso de la palabra era Miguel Gracia, presidente de la Diputación Provincial de Huesca, sin cuyo concurso no hubiera sido posible estar hoy aquí en esta celebración. En su breve intervención destacaba que está más que probado que la provincia es un destino turístico de primer orden, siendo el de montaña uno de los más atractivos entre la gran variedad de posibilidades ofertadas. Aprovechaba para poner en valor el territorio y sus gentes, haciendo hincapié en la ganadería extensiva, elemento de vital importancia como gran conservador y potenciador del paisaje.

Las autoridades en el interior de una de las habitaciones,
dotadas todas de ducha y servicio

Los responsables técnicos del
edificio recogen su plato conmemorativo
            Unos platos conmemorativos del evento eran entregados a estas autoridades y otras personas y organismos que han intervenido en haber sacado adelante este complejo proyecto que ha venido cubrir una necesidad del mundo montañero en un paraje de singular belleza en los límites orientales de nuestro Pirineo aragonés. Un refugio que, con sus 2425 metros de altitud tiene vocación de dar servicio ininterrumpidamente todos los días del año y que seguro que con esta ampliación va a seguir la senda de éxito iniciada hace dos años.

Gran parte de los "culpables" de la celebración

Panel informativo del GR 11 y GR 11.5
            Está situado a escasos metros del ibón de Cap de Llauset, en pleno GR 11, junto a la bifurcación que hace para seguir su camino hacia el mundo Salenques, y el ramal que por él pasa para unirse al GR 18 muy cerca ya de Aneto. También es uno de los puntos de referencia del circuito que da la vuelta al macizo del Aneto a través de la recientemente marcada variante GR 11.5, que une éste con el refugio de Renclusa, Hospital de Benasque y Senarta. Todo son ventajas que hacen de este paraje objeto de visita, bien para cualquier ascensión estival por los alrededores, bien para la práctica del esquí de montaña, modalidad en franca expansión, que últimamente cuenta con gran número de adeptos.

Añadir leyenda

Algunos de los asistentes
            La comida era servida por gentileza de la guardería del refugio, que se esmeraba en que no faltaran viandas en las mesas. Durante la misma y ya en los momentos anteriores se tenía la oportunidad de saludar a muchos amigos de este mundo de las montañas, había gentes de Montañeros de Aragón de Zaragoza y de Barbastro, de Peña Guara de Huesca, Centro Excursionista Ribagorza de Graus, Os Andarines d’Aragón de Zaragoza, Javieres de Huesca, Nabaín de Boltaña, Javalambre de Teruel… y que me perdonen, porque seguro que nos dejamos alguno más, y con los que se podía completar la estimación de 200 asistentes a un emotivo acto en el más puro ambiente montañero.

Llegando al collado de Angliós

Embalse de Llauset
            El regreso lo hacíamos por Angliós, una cuenca vecina que alberga un complejo de ibones, para lo que se tenía que ascender al collado llamado también de los Ibones para, una vez reflejados en sus aguas emprender el ascenso a otro collado, el de Angliós, y bajar ya directamente al embalse de Llauset, dando fin así a una amable jornada montañera en muy buen ambiente montañero, por un motivo también montañero, habiendo completado una magnífica circular de en torno a 8 km, en unas 4 horas de tiempo total, del que 3, aprox., han sido en movimiento, para salvar un desnivel acumulado cercano a los 500 metros D+/-.



Las fotos, en: https://www.facebook.com/chema.tapiagr/media_set?set=a.1997075840315129