miércoles, 25 de noviembre de 2020

Albarún desde Borrés, por la Vereda Este de Jaca


IXOS MONS
Albarún (1551 m)
Martes, 24 de noviembre de 2020

            El término municipal de Jaca, con 406 km2, es el tercero más extenso de la provincia de Huesca, solo detrás del contiguo de Sabiñánigo (587 km2) y el más lejano de Fraga (438 km2), acogiendo a 38 núcleos de población, muchos de los cuales se sitúan en las faldas de unas sierras orientadas al sur, lo que se viene a llamar en Jaca la Vereda Oeste (popularmente conocida como La Solana), y la Vereda Este, que linda con el TM descrito de Sabiñánigo. 



            Hoy nos dirigimos a esta última, para recorrer entera la sierra que, a falta de nombre, ampara poblaciones como Larrés (en el extremo oriental, y en la misma entrada al valle de Acumuer) y Borrés, ambas en el TM de Sabiñánigo, comarca del Alto Gállego; y las de Espuéndolas, Gracionépel, Lerés, Badaguás, Baraguás, Ipas y Guasa, más cercanas o más lejanas, pero todas en la solana de la sierra, y pertenecientes al TM de Jaca. Una sierra con dos tramos bien diferenciados. La primera parte ampara al norte la vertiente derecha del río Aurín, en el valle de Acumuer, hasta que un ramal se dirige en dirección norte para seguir vertiendo a ese valle por el este, y al de la Garcipollera al oeste. Y la segunda, que vierte totalmente a este último valle.



            Si queremos hacer toda la sierra, que queremos, comenzamos, pues, desplazándonos hasta Borrés, a donde nos acercamos para subir hasta lo alto del pueblo y tomar la pista que va acariciando la loma hasta el extremo más occidental, donde culmina con el punto más elevado, el Albarún, de 1551 metros. Unos doce kilómetros por la pista principal, de la que salen muchas otras de diferentes lugares, unas pistas habilitadas para las antiguas prospecciones de gas, y que forman un auténtico laberinto a ambas vertientes.





            Vamos dejando atrás la cuenca de Sabiñánigo y sus fumarolas, en busca de las alturas que nos permitan tomar perspectiva, tanto sobre la Balancha, como sobre el Gran Norte, sobre el que se nos van abriendo vistas sobre las solanas del macizo de Collarada y de la sierra de la Partacua, y un poco más adelante, sobre el macizo de las Tres Sorores, y sus escuderas las Tres Marías. Un continuo subibaja nos lleva hasta el arranque de esa otra sierra que se dirige hacia el norte, justo en la cota de 1500 metros, para lo que nos desviamos un poco de la pista a mano derecha, incorporándonos a ella seguidamente. Dos horas y diez minutos desde el arranque.


            En cuarenta minutos más pasamos por la convergencia de las pistas de Baraguás, a la izquierda y hacia el solano, y la de Villanovilla, a la derecha, hacia el paco. Y enseguida, a la Contienda, esa gran explanada que seguro haría su función hace décadas a los exploradores del gas. Continuamos por la pista, y el terreno comienza a picar ya hacia arriba. A la media hora dejamos a la derecha otra pista, con barrera, la última ya, y que será la que cojamos más adelante para el descenso, pero ahora tenemos que rematar la faena y terminar de subir, con fuerte cuesta, al Albarún que, como decimos, con sus 1551 metros de altitud es la máxima cota de la sierra y uno de los bastiones del Campo de Jaca. 


            Esta es una cumbre en la que hay un pequeño observatorio meteorológico, antenas de telecomunicaciones y vértice geodésico, y en la que, hasta hace unos años no ofrecía la más mínima visibilidad, pero que desde que hicieron una saca brutal de madera está despejada a los cuatro vientos, pudiendo tener vistas desde el extremo occidental del Pirineo Aragonés, hasta más allá de las Tres Marías, en Pineta. Una breve parada para echar un bocado y cobrarnos la recompensa visual y sensorial del esfuerzo, media entre nuestra llegada y nuestra salida. Y lo siguiente es emprender la bajada que, aunque ya hayamos terminado el recorrido por la sierra, nos toca seguir hasta Jaca… y luego hasta casa.



            Más cuartos de hora hubiéramos estado, pero solo lo hacemos uno. En lugar de volver por la pista a tomar la que hemos dejado atrás, al pie del último arreón para subir, y que, además, suele tener siempre buenos tramos embarrados, bajamos derechos hacia el norte para incorporarnos a ella a los cinco minutos. Siguiéndola vamos perdiendo altura sin dejar de empaparnos visualmente con lo que se nos ofrece. Enfrente, otro de los bastiones de Jaca, el Grosín, punto más alto de la sierra d’Angelé. Vamos bajando como veinticinco minutos más de pista, hasta que la dejamos para tomar decididamente rumbo sur, hacia Jaca. En quince minutos dejamos a la derecha el arranque del sendero que va a Bergosa. Luego, bajando a un barranco, encontramos barrera, y tras subirlo, llegamos al collado de Ipas, donde se nos abren varias posibilidades, optando por bajar de tiro hacia esa población, muy próxima ya a nuestro destino.


            Perrera, Punto Limpio, Centro Comercial y llegamos al centro de Jaca, como en una hora desde Ipas, habiendo recorrido 22,9 km (más 2 hasta casa), en un tiempo de 6h 10’ (más 20’ hasta casa), y con un desnivel acumulado total de 835 m D+ y 965 m D- (más 10 m D- hasta casa), habiendo echado una mañana de solitario monte por las cercanías, disfrutando de buenas vistas.






Las fotos y el track





sábado, 21 de noviembre de 2020

Bosque de Gamueta, un paraje especial por los montes de Ansó


IXOS MONS
Bosque de Gamueta (1518 m)
Viernes, 20 de noviembre de 2020

            No todo va a ser subir cumbres, ni hacer largas caminatas, que también se disfruta de lo pequeño. Lo pequeño, que también es grande, porque el paraje que hemos visitado hoy es para quitarse el sombrero. Muy próximo al extremo norte del municipio de Ansó se encuentra Linza, y allí comenzamos la ruta de hoy, que es un delicioso paseo por el Bosque de Gamueta, aunque a decir verdad llegamos como un mes tarde, porque toda esa explosión de color nos sirve hoy como mullida alfombra para nuestro suave caminar por entre el hayedo, uno de los mejores conservados de España.



            Con base en el refugio de Linza, abrimos esta bonita circular metiéndonos en el hayedo en dirección al Paso del Caballo, que cruzamos en diez minutos, por entre esos paredones calizos que albergan alguna vía de escalada deportiva. En seguida se abre un desvío, que a la izquierda nos llevaría, como lo hizo ya en alguna ocasión, al Mallo Acherito, pasando por lugares como el Paso del Oso y la Plana de Diego. Aunque corta, la fría y húmeda ascensión a este tremendo tajo, se ve compensada por un brusco cambio de ambiente, propiciado por el paso al solano, con ese sol que lo atempera todo. El camino está perfectamente señalizado con marcas verdes en dos tonos. Un camino que se dirige decididamente hacia el sur hasta que se une al que viene de la fuente de los Clérigos, donde hace un brusco giro hacia el este, metiéndose ya de lleno en el ancho barranco de Gamueta. 





            Unos amplios espacios se abren ante nosotros, unos puertos bien aprovechados en otros tiempos por un ganado del que queda solo una testimonial muestra de lo que fue, aun así, alegra verlo todavía ramonear por aquí. En menos de una hora llegamos al punto más lejano, donde si no queremos salirnos de nuestra ruta, deberemos cruzar un arroyo para subir por la otra ladera a otras campas, custodiadas por enormes ejemplares de haya, que tendrán sus cientos de años, y que callan más de lo que dicen. Unas hayas ya desnudas y en cuyas ramas anida el viento, que es feroz por las copas, transmitiendo su sordo rugido a ras de suelo. Hemos rebasado la curva de nivel de los 1500 metros, estando en el punto más alto de la ruta, por lo que ahora solo queda bajar, y lo hacemos por un tupido hayedo por el que cuesta seguir el sendero, por empinado y por el grosor del manto de hojas. Llegamos hasta el fondo del barranco de Gamueta, que cruzamos por un puente.



            Unos metros de subida y alcanzamos el término de la pista, flanqueada por enormes ejemplares de abeto, que comparten protagonismo con las hayas. En menos de media hora se llega a la carretera, que cruzamos y encontramos marcas de GR, que seguimos, saliendo del asfalto, salvo en un corto tramo. Nos cruzamos con una yeguada que baja ya a casa. De nuevo, en menos de media hora, nos presentamos frente al gran aparcamiento habilitado en la entrada de Linza. Volvemos a cruzar la carretera, y nos dirigimos a las explanadas del circuito de esquí nórdico, para llegar definitivamente al refugio. De este modo cerramos una bonita circular de 7,4 km, recorridos en un tiempo total de 2h 35’, y salvando un suave desnivel total acumulado de 285 m D+/-.









Más fotos, y el track

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Sierra de Quimboa, en el solano de Tachera


AQUERAS MONTAÑAS
Quimboa Bajo (2071 m)
Quimboa Alto Norte (2180 m)
Quimboa Alto (2182 m)
Petraficha (2186 m)
Martes, 17 de noviembre de 2020


            Debido al avanzado estado de deterioro medioambiental del planeta en el que vivimos, son muchas las voces y organismos que desde hace décadas se vienen alzando para alertar y concienciar a la humanidad, marcando pautas para revertir la situación, algo cada vez más complicado. Pero no pensemos que este movimiento es propio de finales del siglo pasado, no, que un siglo antes ya había naturalistas que se preocupaban por la conservación de las especies y sus ecosistemas. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en John Muir, un escocés que nació en 1838, cuya sensibilidad por la naturaleza y su significado fue creciendo en él desde su más tierna infancia, y que plasmó en varios libros e innumerables artículos. Una de sus perlas: “No estás en las montañas. Las montañas están en ti”. 



            Es una frase que resume fielmente nuestro sentimiento hacia ellas, porque no somos nosotros los que somos atraídos por ellas, son las que llevamos en nuestro interior las que no cesan de demandar ese encuentro con las montañas del exterior, las que permanentemente nos arrastran a ese verdadero sinvivir, bendito y verdadero sinvivir. Es como una necesidad vital la que nos impulsa a favorecer ese acercamiento. Y como en esas estamos, hoy le ha tocado el turno a la sierra de Quimboa, que hace paco con el barranco de las Heras y solana con Taxera, en el entorno de Zuriza, en el valle de Ansó. Una sierra que ofrece amigables fachadas a todas caras excepto a la nordeste, en la que envidiando a sus vecinos de Gamueta, cae a pico hacia el barranco de Anzotiello. Una sierra con un verso suelto, el Quimboa Bajo, y con el resto enfilados en un cresterío que se asoma a los abismos y que alberga varias cotas, entre las que se encuentran el Quimboa Alto y el Petraficha, que ellos saben que están ahí, aunque los mapas no se ponen de acuerdo en el primero para ubicarlo correctamente, ni en la altura de todos. 



            Como todas las montañas, no tiene un único acceso. La magnética imagen de la enhiesta sierra de Alanos, nos arrastra a hacerlo desde Tachera. Y allí, nos presentamos en un día que promete… y que seguro va a dar, aunque de momento, grados pocos da, tan solo dos. Aquí tiene un extremo el GR 11.1, el otro en el enlace con el principal en la entrada de Canalroya; ambos han sido ampliados con motivo de la señalización como Sendero Turístico de Aragón. Arranca del GR 11, al que nos unimos en dirección este, para subir por el barranco de Petraficha. En veinte minutos llegamos al maltrecho refugio de Tachera, y en diez minutos más tomamos un tímido desvío a la izquierda, abandonando el GR e ir ganando altura. En otros veinte minutos nos metemos en un ancho barranco, con su riachuelo, del que no encontramos nombre, y cerrado por la Faja Catalán, con su refugio homónimo en la entrada. Aunque sin sendero definido, el itinerario es evidente, conforme nos vamos acercando al circo, tenemos dos opciones, o lo superamos haciendo lazadas por enfrente, o tomamos una canal a la derecha, alternativa esta última poco aconsejable si no se está acostumbrado al tránsito por este tipo de terreno, bastante inclinado y descompuesto.


            Por probar ambos, dividimos el grupo y subimos tres por la canal y dos por el supuesto sendero. Una vez arriba descubrimos que, aunque es más directa la canal, es el otro itinerario el que lleva la dirección más adecuada, pero no importa, es muy poca la distancia divergente y nos juntamos arriba, donde se abre un paisaje completamente distinto. Ya no hay bosque, como abajo, y los escarpes dejan lugar a unos amplios puertos con pastos ya agostados, pero que los rebaños de ovejas siguen exprimiendo, como así harán los de sarrios que ahora se afanan en huir de nosotros. Ante nosotros los objetivos de hoy, ese verso suelto del Quimboa Bajo que, a pesar de su baja altitud respecto a la sierra tiene más prominencia. A sus pies acudimos para hacerle una visita. En un cuarto de hora subimos los algo más de cien metros que nos separan de la cima, que desde abajo se muestra piramidal, pero llegando a ella se extiende por toda rallera. 


            La que no se muestra tan altiva ya es la sierra de Alanos, con ese pico del Achar tan característico y que le imprime identidad. Al norte, Gamueta y todos sus guardianes. Más próxima ya, nuestra sierra, que arde en deseos de acogernos. Bajamos al ancho collado, y nos alzamos a la sierra, que recorremos de cabo a rabo, por toda la arista. Los mapas, como decíamos, no se ponen muy de acuerdo con los nombres de las cotas ni con su altitud, encontrando únicamente claro el Petraficha, que entendemos es el punto más alto, y no es el final de la cresta, que aún hay varios otros salientes hacia el vacío antes de llegar al tajo del collado de Petraficha. Casi dos kilómetros de auténtico disfrute cabalgando por entre el extremo de largas y extensas lomas por un lado, y unos asomes de auténtico vértigo por el otro. Más de hora y media, parada para echar bocado incluida, volando visualmente por estos grandes espacios, que comparte con los de Chipeta Alto y Sayéstico al sur y Anzotiello y resto del mundo Gamueta al norte.






            Una vez llegados al extremo sur no queda otra alternativa que comenzar el descenso, y lo hacemos por toda la loma, por terreno algo incómodo, pero dando vista a dos aguas. Hay buenos hitos que impiden perderse. Al cabo de media hora se abre a la izquierda una ancha plataforma que hay que tomar para bajar definitivamente hacia el GR 11, que alcanzamos en cinco minutos dejando muy cercano el refugio de Chipeta Alto. En cuarenta minutos más cerramos la circular, en otros diez pasamos por el refugio de Tachera, y otros diez más para llegar a los vehículos, completando así una bonita circular ascendiendo al Quimboa Bajo y a la integral de la sierra donde reinan el Alto y el Petraficha, invirtiendo 6h 40’, para recorrer 13,1 km, y salvando un desnivel acumulado total de 1110 m D+/-. 




Las fotos y el track