Año XIV. Entrega nº 936
IXOS MONS
Puyas Lanas (2099 m), Sarasé (2179 m) y A Loba (2047 m)
Domingo, 27 de abril de 2025
El Aikido es una de las muchas artes marciales orientales. Fue fundada por el japonés Morihei Ueshiba (1883-1969), cuya filosofía dejó plasmada en su obra El arte de la paz, en la que explica su percepción holística y espiritual del ser y de la vida. Extraemos una de las citas, con la que queremos encabezar el relato de hoy, que dice: “Estudia cómo fluye el agua en la corriente de un valle, suave y libremente entre las rocas. Aprende también de los libros sagrados y de los sabios. Todo, incluso montañas, ríos, plantas y árboles, debe de ser tu maestro”.
Y, desde luego, no podemos estar más de acuerdo. Otros tiempos, otros lugares, pero una enseñanza universal, que trasciende el espacio y el tiempo, y es la consciencia de que el Gran Libro de la Naturaleza Viviente contiene todas las enseñanzas que, igual que les sirve al resto de criaturas de la Creación para su supervivencia y mantenimiento de la especie, también están a disposición del ser humano para su estudio, análisis, establecimiento de paralelismos con el comportamiento del propio ser humano, tendente siempre hacia una buena comprensión y convergencia hacia todo lo que representa la salud, la belleza, la armonía… En resumen, hacia la felicidad, tan buscada, tan preciada, tan voluble y que, en ningún otro lugar, que no sea esa comprensión, y esa asunción, la encontraremos de forma duradera, de forma verdadera.
Esa actitud es la que nos acompaña siempre en nuestros escarceos por la montaña, teniendo bien abiertos los poros de nuestra piel interna para absorber todo de lo que seamos capaces de asimilar. Y con esas nos hemos acercado a uno de los contrafuertes del solano de la imponente sierra de Tendeñera, al más occidental, al que acoge cotas como el Puyas Lanas, el Sarasé y A Loba, que poco brincan de los dos mil metros pero que, desde sus suaves lomas, que no se alcanzan sin esfuerzo, se obtienen unas extraordinarias vistas sobre la vertiente más suave de la gran sierra, imposible de calificarla así sin conocer su salvaje cara norte. Vistas también sobre el resto de esas Sierras Interiores y Exteriores que complementan la identidad de los queridos Pirineos.
Partimos de las proximidades de una de las joyas medievales integradas en ese rosario de iglesias y ermitas mozárabes de Serrablo. Se trata de la de San Bartolomé de Gavín, de la que dice Madoz en su Diccionario que “… dentro de su circunferencia (de Gavín), existe una ermita, la de San Bartolomé, que fue ant. parr. de Gavia…”. Según el maestro Omedes, es posible que se tratara de la parroquial de un desaparecido poblado y, desde luego, su tamaño va a favor de esa hipótesis. Con orígenes enraizados en el siglo X, sigue oteando desde entonces el horizonte cercano y lejano y que, seguro, se ha apercibido ya de nuestra presencia, pero no queremos molestar y emprendemos la marcha.
Tomamos el camino viejo que sube de Gavín a su puerto, que se viste de bosque, cruzando una vez la pista y continuando hasta que nos la topamos de nuevo, para seguir a la izquierda por ella, hasta llegar al desvío del cercano refugio del Hortón, al que llegamos al cabo de hora y media. Momento breve de respiro y de contemplación, pues está abierto al barranco de Sía, y las montañas que lo conforman.
A las espaldas del refugio sale un camino, que tomamos, convirtiéndose el bosque de arbolado en arbustivo. Se pasa junto a un abrevadero, con más pasado que futuro. La subida por la loma nos va proporcionando asome sobre el barranco del Infierno, un gran tajo formado por el milenario discurrir de las aguas del gran macizo de Tendeñera, entre el cordal que estamos subiendo y el del Bachesango. El frente que azota la divisoria, consigue sobrepasarla y traer hasta aquí rachas de viento que amenizan el ascenso.
En poco llegamos a esta primera cota del Puyas Lanas (2099 m), que domina ya toda la fachada sur de este gran macizo que nos devora visualmente, y que nos descubre el siguiente hito, el de Sarasé que, con sus 2179 msnm es el techo de la ruta de hoy, y al que accedemos bajando al collado que hay entre éste y el anterior. Éste, aunque no mucho, mejora las vistas. A poniente se nos abre la del barranco del Puerto, o de Merdacero para los locales, que se hunde entre la sierra de Limes al sur y la de la Partacua al norte. Al sur, lo que damos en llamar el Arco Norte de Sobrepuerto, al menos el ala occidental, con el Pelopín, Yésero, Erata… algo más al sur el Oturia, inseparable del puerto de Santa Orosia. Eso como lo más cercano, pero todavía más cercano, el gran macizo que se nos echa encima.
Aún no hemos terminado de recorrer el cordal, que nos queda bajar al puerto de Gavín, el collado que nos permitirá subir a otra cota, conocida como A Loba, que antecede a otro pequeño collado, el Paso de la Loba, que daría acceso al barranco de Lasieso; un acceso teórico, que tenemos pendiente de descubrir. Para llegar a los 2047 msnm del A Loba, se pasa por lo que queda de un corral con caseta, del mismo nombre. Desde el alto, pues, a las 4 horas y 20 minutos del arranque, comenzamos el descenso para dejarnos engullir por el barranco del Infierno.
En A Loba
Por intuición, y sin camino definido, vamos perdiendo altura, hasta cruzar el barranco de la Lema y dar una generosa vuelta a un pequeño circo, para llegar, finalmente al refugio d’a Fueba, donde aprovechamos para alimentar un poco el cuerpo y también el alma, contemplando los gigantescos macizos nevados que tenemos delante.
Punto éste donde se calman nuestros pasos sobre la apacible pista, que nos hace vadear algún barranco y dejar atrás el desvío que baja por el del Infierno dirección Yésero, para continuar por la pista como una hora, hasta entrar en un sendero a la derecha que, enseguida confluye con el itinerario de subida, que recorremos ya hasta el inicio.
Hace como seis años ya estuvimos visitando la loma del contrafuerte más occidental de este majestuoso macizo, que hemos querido hoy revivir, con un acceso distinto en algunos tramos. En esta ocasión, le hemos echado 8 horas y cuarto, para recorrer 17,3 km, con un desnivel acumulado total de, en torno a los 1200 m D+/- (Wikiloc: 1145 m D+/-), lo que da una pendiente media del 6,94%, habiendo alcanzado la máxima cota en los 2179 m del Sarasé.
RECURSOS DIGITALES
Las fotos, con sus comentarios, y el track
Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.