martes, 29 de enero de 2013

Puntas Fazera y Burrumbalo

A TUCAS ALBARS
Punta Fazera (2.036 m)
Punta Burrumbalo (2.148 m)
Domingo, 27 de enero de 2013




           Otra salida improvisada, que son las buenas, y con amigos, amigos de los amigos, y amigos de los amigos de los amigos. Bueno, al final, Javier, María, Nacho, Miguel, Josemari y uno mismo. Todos con ganas de hacer monte. Todos sabiendo el riesgo que se corría hoy de mal tiempo. Un encendido amanecer lo anunciaba, ya no íbamos a ver el sol en todo el día, y ese frente previsto para hoy, que parece ser el último de esta larga serie, tiene pinta de ejercer, pero bien. Veremos.

El sol nos hace el último guiño
            Nueve menos cuarto de la mañana. Senegüé es el punto de encuentro, donde tras barajar unas cuantas opciones, nos decidimos por el Burrumbalo, y acometerlo por la sur, desde Betés, todo ello claro está si la carretera lo permite, al menos hasta el pueblo. Así es que camino del Sobremonte biesquense, para dejar los coches donde previsto. La carretera hasta el pueblo está limpia, pero no la pista desde aquí. De momento toca hacer comedias, porque el suelo está completamente helado.

El grupo al poco de salir
            Desde el mismo arranque tenemos en nuestro punto de mira la redondeada cumbre del Burrumbalo, y así seguirá siendo mientras las nieblas lo dejen. De todos modos, aprovechamos el encuentro con un hombre para asegurar la ruta, cuyos primeros compases discurren por una pista que compartimos con un cazador con pinta de ir a la espera. Los campos están dormidos bajo un palmo de nieve, al menos. Una pista, decimos, con trazadas de tractor, que aprovechamos hasta que se terminan. Ya nos hemos puesto hace un rato las raquetas. A partir de aquí ya piso virgen, adivinando la ruta. Seguimos por donde nos parece que tiene que ser, hasta que la perdemos y tenemos que meternos por entre los pinos para subir y encontrarnos de nuevo con la pista.

María en la entrada de la trocha
            A los cincuenta minutos nos encontramos a nuestra izquierda, y señalada por un gran hito de piedras, una evidente entrada que nos da buena espina, y la tomamos. Por su tremendo desnivel más parece una trocha de madera, que nos cuesta recorrer más de una hora. Mientras tanto hemos salido del bosque, y hemos vuelto a entrar. El desnivel se hace todavía mayor. El paquete de nieve es enorme, y el esfuerzo para hacer huella también.

Loma para subir al collado
            Mediodía de reloj y salimos de este último tramo de bosque a una loma por la que decidimos subir, ya que al estar más expuesta entendemos que estará más venteada y tendrá menos nieve. Pasamos por una cabaña, Planigolar según los mapas, con más de cien años de antigüedad, 1910 pone en lo alto de la puerta. No nos detenemos más que para abrigarnos, el aire que sopla lo merece. Seguimos subiendo loma arriba hasta el mismo collado, en el que nos encontramos ventisqueros, los producidos por las nortadas, no en vano nos asomamos ya al barranco del Puerto, o de Merdazero para los puristas, intuyendo las cimas de la sierra de la Partacua, con su cumbre mayor de Peña Telera. Y decimos intuyendo porque están inmersas en un ambiente auténticamente invernal, esta serie sin fin de borrascas han dejado un escenario en el Pirineo como hacía tiempo que no se veía. Y esta última es la que no nos va a dejar disfrutar de esta ascensión sin mojarnos. Estamos debajo mismo de un enorme nubarrón que intuimos nos va a esperar en la cima. Dormido. Todo está dormido en espera de mejor tiempo.

La Partacua no está para bromas
            A cinco minutos de haber llegado al collado, en dirección E, tenemos la Punta Fazera (2.036 m), que visitamos. El cordal sigue hasta el Zerruza (2.009 m), pero al que no llegamos. Hay que volver al collado para alcanzar nuestro objetivo de hoy, la Punta Burrumbalo (2.148 m). Y lo conseguimos cresteando a lomos de esta divisoria entre el Sobremonte y el barranco del Puerto. Es la una de la tarde cuando, envueltos ya en un fino granizo que desprende este nubarrón que nos estaba esperando celebramos la cima con los abrazos de rigor. Y poco más, el tiempo no da tregua y hay que darle la espalda a esta cumbre menor, inhóspita como corresponde al invierno, pero que nos ofrece unas vistas extraordinarias. Guara, Santa Orosia, Oturia, Canciás, Pelopín, Oroel… Y las sierras mayores, que andan entre nubes, Telera, Tendeñera… Nos vamos con la promesa de volver cuando se torne más amable.

Punta Fazera
            Sin tiempo que perder emprendemos el descenso, primero hasta el collado y luego, pasando por Planigolar, hasta el bosque, donde encontramos algo de abrigo para echar un bocado. La lluvia sigue, y por momentos persistente. El camino de bajada es cansino, pero sencillo, sólo tenemos que seguir nuestras propias huellas. Terminamos esta trocha y salimos a la pista, y en poco ya nos encontramos un cartel, de nueva fábrica, que nos indica un sendero de entrada al bosque que nos lleva a Betés. Lo tomamos, y tras cruzar un barranco, sin demasiada confianza, pero con ganas de llegar, seguimos bajando unos aterrazamientos del terreno, que nos deja en la pista inicial, sí, la de huellas de tractor, que en cuatro patadas, y fartos d’aigua nos lleva ya al pueblo.

Algo más de tres horas para subir y poco más de la mitad para bajar. En total, han sido casi cinco horas para salvar los más de 1.800 metros de desnivel acumulado, en una mañana en la que el tiempo nos ha respetado en la subida, pero que ya no en la bajada. Esta vida es una continua apuesta, y no siempre se gana. Pero contentos, muy contentos, porque eran más las ganas que teníamos de subir al monte que las garantías que nos daba el tiempo. Así nos lo anunciaba y no nos ha defraudado. La Naturaleza nunca defrauda.


El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/PuntasFazeraYBurrumbalo
(si no sale como enlace, podéis copiar y pegar)

lunes, 28 de enero de 2013

Oroel plateado de luna

RAQUETAS
Oroel plateado de luna
Viernes, 25 de enero de 2013



              Salida insólita donde las haya. La próxima noche la luna alcanza su máxima expresión visual. Entra la luna llena. Y no nos lo podemos perder. Por la cabecera del valle se intuye que va a estar cerrado, de modo que nos vamos a Oroel. Porque… siempre nos queda Oroel. La luna. La luna. Esa luna que cada veintiocho días viene con sus dos carrillos fiel a su cita. Esa luna que mueve savias, que pica vinos, que pudre vigas y que mueve mareas. Esa luna fémina, caprichosa, capaz de aventar a las personas, pero que bien entendida nos puede ayudar y mucho en nuestro trajín diario. Esa es la que nos va a alumbrar esta noche. Esa es la que se va a reflejar en la nieve. Esa es la que va a coquetear con nosotros entre pinos y abetos y que ya de la mano nos va a acompañar hasta la mismísima Cruz de Oroel.

Poco antes de comenzar a andar
            Son las seis de la tarde cuando salimos de Jaca José Ramón y el que suscribe. La vieja carretera a Zaragoza está limpia, pero no tanto la del Parador. A la altura del polvorín nos encontramos con un cuadro surrealista. Un coche poco apto para estos pisos, como tampoco su joven conductor, ha sacado de la carretera a una furgoneta, y no contento con eso también el vehículo de su novia que había venido en su auxilio. Ante la incapacidad de su conductor, Joserra le da la vuelta al primer vehículo, en el que se marchan del escenario los causantes del sarao. Con el todo terreno se saca al primer coche de la cuneta, pero no se tiene pitera para sacar a la furgoneta. Está demasiado ladeada fuera de la carretera. Después de más de una hora de maniobras y de mascar frío a espuertas, no podemos hacer más, y ahí se quedan solicitando a la grúa. Nosotros seguimos hasta el Parador, de donde salimos sobre las siete y media de una noche ya cerrada, y con una luna empeñada en hacer todo su recorrido, como todos los días.

Arranque del camino
            Joserra prefiere subir sin raquetas. La nieve está dura. Yo me las calzo desde el principio, desde un arranque que promete ya desde los primeros compases. Conforme se va ganando altura se va tomando perspectiva del fondo del valle. Las luces de Jaca toman protagonismo en una noche serena. Y no sólo las de Jaca, también las de todo el rosario de pueblos de alrededor. Impresionante.

Imágenes que incesantemente
nos ofrece la subida por el bosque
            El camino se va adivinando, sólo vemos dos o tres pasos por delante, pero es suficiente. Conociéndolo como se conoce, no hace falta más luz que la que nos aporta nuestro satélite. En hora y cuarto nos presentamos en las neveras, donde se sale del bosque. Joserra se calza las raquetas, intuimos que el camino entre bojes y erizones que tenemos por delante va a emboscar mucha cantidad de nieve, como así comprobamos. Último tramo muy venteado, con apenas nieve, que nos obliga a dejar las raquetas para la vuelta. Otro cuarto de hora largo más desde el collado y llegamos a la Cruz, donde el viento ha confeccionado una helada y vertical guirnalda desde arriba hasta abajo, que de vez en cuando deja desprender algún trozo de hielo con un estruendo considerable. Se aprecia el resplandor de Huesca. También el de Pamplona. Es increíble.

Desde las neveras
            Frío. Hace frío aquí. A pesar de ello, se nos va una hora contemplando a uno y otro lado. La experiencia es única. Alguna foto. Alguna llamada a Jaca para dejarnos ver desde allí con nuestros frontales. Sí, lo conseguimos, a pesar de la oscuridad de la noche, se nos ve desde casa. Entre tanto, el carrusel de la memoria nos trae alguna ráfaga del cumplimiento de viejas voluntades.

            Y poco más. Nos encaminamos para abajo. Recogemos las raquetas. Nos las ponemos y hasta el collado. Y luego hasta el Parador por el bosque. En menos de cuatro horas hemos hecho la subida y la bajada. En menos de cuatro horas hemos tenido una experiencia que sólo la noche, que sólo la luna, que sólo la nieve, que sólo las tres juntas nos pueden dar. Recomendable. Totalmente recomendable.


El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/OroelPlateadoDeLuna
(si no sale como enlace, podéis copiar y pegar)


martes, 22 de enero de 2013

Santa Cruz de la Serós - San Juan de la Peña

MONS CON NIEU
Santa Cruz de la Serós 
San Juan de la Peña
Domingo, 20 de enero de 2013


             Mañana frustrada la de ayer. Sigue el temporal, siguen las borrascas yendo y viniendo a una velocidad que hace polvo cualquier previsión sobre su tamaño, intensidad, intenciones, cota de nieve… Lo único que parece seguro es que nos van a seguir acompañando durante algún día más. En fin, que hay que ir improvisando sobre la marcha. Mañana frustrada la de ayer, decimos, y que no estamos dispuestos a que la de hoy también lo sea, de modo que hay que tirarse al monte, no sea que nos eche en falta.

El Cuculo. Para otro día.
            ¿A Bergosa? No, que está enmarronao. Opción, al Cuculo. Pues vamos para allá, con el amigo Julio. Conforme se va llegando a Santa Cruz de la Serós, conforme nos va viendo llegar con el rabillo del ojo, como entrándole un repentino ataque de timidez, como queriendo guardar su intimidad, como queriendo mostrarse hostil para seguir pasando el día sola, esta cima menor, verdadera atalaya sobre todo el eje pirenaico, como telón de fondo de esta depresión formada por la Balancha, cierra las cortinillas y se nos pierde entre las nieblas que nos llegan y que las grandes montañas van soltando conforme se van saturando de ellas.

            De todos modos, tozudos que tozudos, nos acercamos hasta el arranque del camino, hasta ese aljibe de agua en el barranco de Carbonera, con la dificultad añadida de que la nieve en las cunetas no aconseja dejar retirado el coche. Mensaje recibido, pensamos, hoy no es el día de este monte. Habrá que pensar en otro. Será por montes. De vuelta a Santa Cruz se nos ocurre subir hasta el mirador de San Vicente, allá en lo alto de la pradera de San Indalecio, que alberga lo que queda del Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña.

Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña
Se dice que el Monasterio Viejo es la cuna del Reino de Aragón. También se puede decir que igual que la cama es a la cuna, el Nuevo lo es al Viejo, que soportó varios incendios a lo largo de los varios siglos de existencia, hasta que el último de ellos, el devastador de 1675, propició la construcción del Nuevo. San Juan Bautista, como patrón de la orden; San Indalecio, como el del lugar; y San Benito, como fundador de la comunidad, presiden la portada del edificio central de este conjunto monástico, que dejó de serlo en 1835, con motivo de la desamortización de Mendizábal, y que estuvo lamentándose sobre sus ruinas hasta que fue reconstruido hace unos lustros, albergando dos centros de interpretación, el del Reino de Aragón, y el del Monasterio de San Juan de la Peña; así como una Hospedería de la Red de Hospederías de Aragón. Todo este entorno forma parte del Parque Cultural de San Juan de la Peña y del Paisaje Natural Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, figuras ambas de protección y promoción de unos lugares en los que la historia de Aragón tuvo un punto de inflexión hace en torno a nueve o diez siglos.

Monasterio Viejo de San Juan de la Peña
Cuánta historia, cuánta arqueología, cuánto arte, cuánta memoria encerrada entre los muros de ambos cenobios y esparcida por los alrededores, por esas llanuras de San Indalecio y por los verticales muros que soportan las airadas nortadas que invierno tras invierno, siglo tras siglo, milenio tras milenio hacen acto de presencia por estos lares. Por esas viejas paredes, decimos, que si se lo proponen, y ayudadas por la leyenda, todavía te cuentan que vieron caer detrás de un ciervo herido a Voto con su caballo, quien invocando en la caída a San Juan Bautista se posó suavemente en el suelo. Asistido por su hermano Félix encontraron el cuerpo incorrupto del anacoreta Juan de Atarés en una gruta, siendo el germen cenobial de todo este extraordinario conjunto. Grandes dosis de históricas leyendas, o si preferís de legendarias historias, que la aderezan y que se enraízan ambas en la noche de los tiempos.

Sí, tenéis razón, es una burda manera de resumirlo todo. No son formas de tratar el fin del condado, de tratar el origen de la creación del reino y su extensión peninsular, insular y continental. De momento, lo que haremos será contar hasta diez cada vez que oigamos hablar hoy en día en España eso de “Comunidades Históricas”, a saber de qué historia hablan… Pero volvamos a lo nuestro, a ver si se nos da mejor…

Señales cercanas ya al balcón
Estos caminos, con marcas y señales de varias instituciones, no son más que el acercar el Camino de Santiago hasta los monasterios. De modo que estamos hablando del GR 65.3.2, una variante del GR 65.3.1, que es el que baja de Somport y se encamina a la tierra plana. Lo tomamos, pues, a lo que pasa por Santa Cruz de la Serós, desde donde vemos lo acertado de la decisión de no haber ido al Cuculo, porque está ya con el marrón encima.

Entre unas cosas y otras, las diez y media de una mañana en la que se masca una calma chicha en estas sierras interiores pirenaicas, que están a la espera de lo que se avecina. Nosotros, con la confianza de que nos deje hacer, que, bueno, en realidad tampoco es tanto, sólo subir hasta el mirador, por unos caminos muy parecidos a los de su hermana del este, la Peña Oroel. Se va tomando altura por estos conglomerados, encontrando cruces de más y más opciones, pero nosotros tomamos siempre la más directa.

Último tramo de camino
Conforme vamos subiendo nos vamos encontrando nieve, que no está mal, pero que sí hay que tener más cuidado en un tramo una vez entrados en un barranco, que está helado, y esperamos que la mañana juegue a nuestro favor y no esté así al bajar, porque está realmente peligroso. Bueno, pues en una hora lo hemos hecho, hemos llegado al Mirador de San Vicente, llamado también Balcón del Pirineo, salvando los más de cuatrocientos metros de desnivel. Este lugar es privilegiado, cuando la meteorología lo permite, claro, porque tiene una vista excepcional del Pirineo aragonés, desde los límites con Navarra hasta más allá de las Tres Sorores. Todo ello está perfectamente indicado en la Mesa Orientadora, una plataforma semicircular, de mármol, en la que está indicado el perfil de los más importantes picos, con una dirección para poderlos identificar bien, pero que no podemos hacer porque la mesa se encuentra bajo una capa de varios centímetros de hielo y nieve. Pero se lo perdonamos, lo mismo que al paisaje el que se esconda. Bastante tiene con lo que tiene, como para además enfadarnos con él.

Mesa orientadora
No mucho rato aquí y descendemos al Monasterio Nuevo, en el que aprovechamos para echar algo caliente al coleto. La vuelta la hacemos bajando al Viejo por el camino, y seguir luego hasta encontrar el de subida, por el que llegamos con las primeras cilliscas de nieve, ya de nuevo a Santa Cruz de la Serós, que alberga dos joyicas de la arquitectura medieval. Son lo que queda del antiguo convento de monjas benedictinas, que fueron trasladadas a Jaca en 1555, y que aquí siguen. Muy mayores ya, claro, hace tanto tiempo de eso… Lo que queda de todo aquello es la iglesia, contemporánea de la Catedral de Jaca, y mandada construir por Ramiro I mediado el S XI, y donde ingresaron sus tres hijas, Urraca, Teresa y Sancha. Un poco más abajo, encontramos lo que fue la parroquial del pueblo, dedicada a San Caprasio es uno de los escasos ejemplos de románico lombardo en la Jacetania.

Serós, apócope de sorores, hermanas en la lengua vecina, como las tres hijas de este primer rey aragonés, también como Treserols, las tres cimas del macizo del Perdido que hemos podido adivinar allá arriba tras las cortinas del frente. ¿Guardará alguna relación todo ello? Seguro que sí, en el ámbito de estos Pirineos misteriosos, seguro que sí. Que no decaiga la magia.


El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/SantaCruzDeLaSerosSanJuanDeLaPena#
(si no sale como enlace, copiad y pegad)

viernes, 18 de enero de 2013

Acuario

Acuario
19.ene.13 21:52
18.feb.13 12:02
(hora solar)



          Acuario. Segundo signo de invierno. El aire vuelve a ser en este mes el elemento primordial. En el Calendario de la Revolución Francesa se le llama “pluvioso”, por la frecuencia de las lluvias. Como es sabido, la lluvia procede de las nubes, y éstas se forman cuando el aire se enfría por debajo del punto de saturación de humedad, condensándose el vapor. Durante Acuario, el contraste entre las superficies oceánicas (templadas por las corrientes del trópico y de los mares mediterráneos) y la superficie terrestre, por un lado, y entre las bajas capas de la atmósfera y las altas regiones, por el otro, determinan un enfriamiento diabático que justifica el nombre de Acuario, el Aguador, siendo el aire la causa del agua. El agua disolverá elementos de la tierra, que empapa, y los arrastrará dejando los vacíos correspondientes que vendrá a ocupar el aire y los gases que resultan de la descomposición de la vegetación seca. Esta tierra más aireada constituirá el mejor aislante térmico para proteger la vegetación contra el destructor Saturno del precedente Capricornio, que ya en este mes nos deja hasta el siguiente año.

                Los cambios de presión atmosférica de este “febrerillo el loco” entrenan los cambios electromagnéticos en los organismos animales y les dan mayor inestabilidad de carácter y temperamento que en otros meses. Durante Acuario, la ducha natural con lluvia, beber agua de lluvia, la fricción, la relajación muscular y nerviosa, la concentración mental, la contemplación, la meditación y toda la labor intelectual intensa, tienen su tiempo más adecuado. En el organismo tiene su correspondencia con pantorrillas y tobillos, de modo que en la disciplina de la Cinemarquía (gobierno a través del movimiento) será beneficioso dedicar algún momento a andar de puntillas y hacer saltos y breves carreras. Con estos ejercicios, y aumentando la dieta recalcificante, estaremos contribuyendo a favorecer la Artrostática (equilibrio articular por máxima amplitud de movilidad de las palancas óseas). Sin olvidar los ejercicios respiratorios, no olvidemos que Acuario es signo de aire.

                En la simbología, Acuario está representado por un surtidor. No hay grandes mitos asociados a él. El dios Hapi regando con dos jarros era un antiguo símbolo del río Nilo en el antiguo Egipto. En Babilonia, al dios Ea se le llamaba en ocasiones “el dios Arroyo”. En esta misma civilización, a Acuario se le llamaba inicialmente GU.LA, tiempo en el que se le asociaba con la diosa de los partos y de las curaciones. Es símbolo de emoción, armonía en espiritualidad, mentalidad vigilante, equilibrio psíquico y lucidez cósmica. La misión de los acuarianos avanzados es buscar la verdad y contribuir al logro de los bienes derivados del conocimiento científico de los misterios de la Creación y su aplicación práctica en las actividades del ser humano.

Y a fin de que pueda llevar a cabo su cometido, la naturaleza le dota de alma sensible a las fuerzas sutiles de la naturaleza y a los motivos que mueven los actos humanos; espíritu investigador, imaginación iluminada y juicio imparcial y firme; carácter honesto y positivo; temperamento independiente y práctico; actitud considerada y complaciente; emociones sinceras, desinteresadas y un tanto impacientes; afectos serenos, desapasionados, tibios en la expresión, pero cálidos en el sentir interno; compostura seria y paciente; actitud digna, comprensiva y acogedora; intelecto razonador, con buena memoria y siempre abierto a la comprensión, lenguaje correcto y exacto en su expresión; mente universalista, sin prejuicios y dispuesta a asimilar ideas nuevas; gustos delicados y con preferencia a la originalidad; costumbres humanitarias, con libertad en la acción, pero hirientes y radicales si se despierta su encono; inclinación a buscar la acción, el ajetreo, durante el día, y la quietud durante la noche.

Como vehículos que somos, esto es lo que traemos de serie. Como conductores del vehículo nos corresponde ir descubriéndolo y poniéndolo en práctica. Tanto cuanto más alejados nos encontremos de todo ello, significa que más camino nos queda por recorrer. Y qué es la vida más que un camino… Conociéndolo, conociéndonos, siempre tenemos una cierta ventaja para ponernos a trabajar.

La independencia personal tiene mucha importancia. Gustan de ir solos, atendiendo a su propio consejo, más de lo que les conviene, teniendo una buena mentalidad. Aunque tradicionalmente relacionado con Saturno, el nuevo descubrimiento de Urano le ha hecho su regente, confiriéndole la intuición e inclinación a la ciencia, al descubrimiento, pero también a la literatura y a la filosofía. Recordemos que es signo de aire, y éste rige el mundo mental. Son creativos, analíticos, huyen de la rutina, de la monotonía. Los acuarianos son muy leales para sus amigos, y por ende tienen muchos y muy buenos a lo largo de toda su vida, y son beneficiados por ellos.

El acuariano querrá que su hijo sea tan independiente como él mismo y le someterá a las técnicas pedagógicas más modernas. También puede que intente que sea más maduro de lo que le corresponde a su edad; discutirá libremente cualquier tema, y no le será difícil tener un contacto estrecho. Quizá sea demasiado rico en lo intelectual en detrimento de lo afectivo. Si el acuariano es el hijo, para complementar sus aptitudes de inteligencia hay que animarle a que desarrolle su imaginación natural lo antes posible. Le atraerán los juguetes para hacer experimentos químicos y los libros de astronomía. Aprende rápido en la escuela, pero por ser signo de aire, tiene una cierta tendencia a la dispersión, y hay que estar muy pendiente para ayudarle a tener constancia y perseverancia, que si se consigue será de extrema utilidad de adulto.

                A modo de resumen, podemos decir que el agua que fluye del surtidor, que simboliza su personalidad, ha de ser suave en el fluir, sonora en el correr, mansa y confortable en el aire que refresca y la tierra que riega. Estas buenas disposiciones se convierten en maravillosa eficiencia cuando son dedicadas a ser surtidor sonoro que fertiliza, y sus propiedades sensitivas empleadas en adelantarse a las situaciones conflictivas para pilotarlas con inteligencia.

                Bien amig@s. Así son ell@s y así hay que quererl@s. Muchas felicidades a l@s Acuari@s, y que este tránsito os sea propicio a tod@s vosotr@s.


jueves, 17 de enero de 2013

La Gran Nevada

ESQUÍ NÓRDICO
La Gran Nevada
Jueves, 17 de enero de 2013


            Tras cuatro o cinco días en la madriguera a causa del mal tiempo, hemos aprovechado esta tregua inter borrascas para echarnos al monte. Y lo hemos hecho con esquís para disfrutar del extraordinario entorno del Espacio Nórdico del Somport. Es un auténtico regalo la combinación de precipitaciones y temperatura, porque el monte se viste de blanco, se viste con sus mejores galas para que lo podamos admirar. Sí, se deja admirar; se deja querer.

            Un par de vueltas verde-azul serán suficientes para que se nos quiten las tonterías, para que se nos quiten las telarañas de estos días inactivos. 

           En la parte alta de la azul, me encuentro con Pilar y Manolo, los incombustibles Pilar y Manolo, que andan por aquí dale que te pego. ¡Cuánto tesón! Admirable. No hacemos más que ver a esquiadores que se vuelven, qué mosqueo. El punto más alto del recorrido se llama Pin Sec, así nos lo recordaba un cartel hasta no hace mucho tiempo. Y aquí se encuentran tres personas, una de ellas es el viejo amigo (que no amigo viejo) Juan Cervantes, debatiéndose entre tirarse por la bajada o darse la vuelta, como tantos otros. Ahora entendemos lo de que se vuelve el personal, están pisando con la máquina, y no tienen paciencia. Nosotros sí la tenemos. Esperamos, y nos bajamos por la dirección correcta.

              Bueno, pues poco más, otra vuelta completa más y a casa. Si queréis disfrutar de más fotos, ya sabéis...


El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/UnaMananaEnLeSomport#
(si no os sale como enlace, podéis copiar y pegar)





domingo, 13 de enero de 2013

Sierra de los Ríos

ENTRENOS
Sierra de los Ríos
Sábado, 12 de enero de 2013



             Doce días de pertinaz anticiclón están haciendo descender drásticamente la cantidad y calidad de nieve, por lo que hay que buscarse otros entretenimientos. La quedada de hoy es para hacer un tramo del Camino de Santiago, concretamente el GR 65.3.3, que es el que entra en la península a través del Pirineo por el Puerto del Palo, y que pasando por Hecho se encarama a la Sierra de los Ríos para cambiar de valle y continuar por el del Veral en dirección a Berdún, donde se une ya al que baja por el río Aragón desde el Somport. Y decimos que cambia de valle porque es por donde está marcado, porque la lógica nos dice que bajando por el valle del Aragón Subordán hasta Hecho, no tiene mucho sentido el que tenga que salvar un desnivel importante para cambiar de valle, pudiendo seguir por éste mismo hasta Puente la Reina, máxime cuando en Embún se han encontrado necrópolis medievales correspondientes a momentos de repoblación en épocas de reconquista. Sin olvidarnos del antiguo Convento Mercedario del Pilar, que bien pudiera haber tenido funciones de hospital de peregrinos.

Puente medieval de Hecho
            Pero bueno, nosotros a lo nuestro. Las condiciones meteorológicas están dispuestas a cambiar; hoy entra un frente largamente anunciado, y que nos va a dejar nieve, y según dicen, bastante. Esperemos que nos respete por la mañana. El equipo de hoy los formamos Olga, Xaro, Víctor y uno mismo, que al acudir de tres lugares distintos nos obliga a realizar la logística con los vehículos. Son las diez y cuarto cuando salimos de Hecho a través del puente medieval.

            Comienza una suave pista que nos lleva a los diez minutos a la borda Cañizo, donde se convierte en senda, que va subiendo disimuladamente, pero subiendo. Son viejos caminos de monte que llevan a unas antiguas bordas que en sus tiempos eran cotizadas, por ser tierras bajas que permitían el cultivo de cereales y patatas, necesario todo ello para el consumo humano y del ganado en aquellas épocas de economía de auto abastecimiento. Son viejos caminos, decimos, y no uno sólo, sino que hay diversidad de ellos, y que obliga a estar atentos para no salirnos del nuestro, lo que no conseguimos siempre, porque las marcas no son muy recientes y porque el ir trotando impide que pongamos toda la atención.

En el collado de Chaime (foto de Víctor)
            Al cabo de tres cuartos de hora de subida, alcanzamos el collado de Chaime, a través del que damos vista ya al vecino valle del Veral, que trae las aguas del de Ansó, desde su cabecera, donde su bicefalia, los barrancos de Petrechema y Petreficha, se une en un solo cuerpo a la altura del bello paraje de Zuriza. Aquí, en el collado decimos, hay carteles que, con señales de la Comarca, indican otros destinos, pero nosotros seguiremos en pos del nuestro, por un sendero ora vestido, ora descarnado y peligroso debido a que el suelo no cuenta con sujeción por no haber vegetación ni arbolado.

Zona de bordas
            La senda nos conduce a una trocha de madera, que nos lleva a una gran explanada con restos de bordas, esas que mencionábamos y que se codiciaban en los tiempos del hambre. Desde aquí, al S, se ve el cresterío calizo que forman las foces de Biniés, y es a su parte alta a la que tenemos que salir, para lo que tenemos que seguir subiendo y bajando lomas, pero la pérdida de las señales del GR nos meten en la continuación de la trocha, con un claro descenso buscando ya el fondo del valle, y que conforme vamos bajando más claro lo vamos viendo. Son nuestros pies los que han abandonado hace rato el GR, y es nuestra cabeza la que lo empieza ya a abandonar definitivamente.

Vadeando el Veral
            Desconocemos el nombre del camino que vamos siguiendo, un camino poco mantenido y poco transitado, un camino del que, debido a su inclinación, se va apoderando las escorrentías; un camino que la naturaleza reclama como suyo y va vistiendo a su libre albedrío; un camino, decimos, que al ignorar su nombre lo bautizamos como el Aliagar del Veral. Que… vaya tela. Bordas y más bordas, o mejor dicho, sus ruinas, nos acompañan hasta un desvío evidente, donde el brusco giro al N de la trocha nos obliga a replantearnos la ruta a seguir, porque tenemos que ir al sur. Definitivamente bajamos hacia el sur, por una senda que ya ni lo es, tanto es así que aparecemos en el río. No preguntes; a descalzarse y a pasarlo si queremos salir a la carretera, que nos espera con sus en torno a 6 kilómetros de asfalto hasta Biniés.

Bajando por la
Foz de Biniés
(foto de Víctor)
            Se sale en un punto muy poco por encima del mirador de la Foz de Biniés, desde donde vemos al otro lado del río la pista a la que tendríamos que haber llegado para atravesar las foces por encima. Pero bueno, aquí estamos y hay que pasar este trago, que tampoco está mal el pasarlas por debajo.

            Vista del pueblo, vista de Biniés, con su castillo medieval recientemente reconstruido y de cuyo emplazamiento ya había noticias en el Cartulario de San Juan de la Peña, allá por el S IX.

            Bueno, pues no se han hecho unos caminos pero se han hecho otros. De modo que dos horas y media para recorrer 18,5 kilómetros y algo más de mil metros de desnivel acumulado, en una mañana que finalmente nos ha respetado y no ha cumplido sus amenazas.


El reportaje completo de fotos, en:

lunes, 7 de enero de 2013

Circuito Ermitas Jaca

ENTRENOS
Circuito Ermitas Jaca
Jornada Puertas Abiertas
Club Atletismo Jaca
Domingo, 6 de enero de 2013


           Jornada de Puertas Abiertas en el Club Atletismo Jaca. Tercer año que se abre al público en general esta actividad para corredores y andarines. Se ha dejado ya fijo, sí, se ha dejado fijo en el día de Reyes, y cada año tiene más seguidores. Entre 90 y 100 este año, la mayoría corredores, se disponen a completar el exigente Circuito de las Ermitas. Sí, entre iglesias, ermitas, capillas y la catedral de Jaca, donde terminamos, son diez las visitadas.

Comenzamos a acudir
            La quedada es junto al “mostruo”, como se llama popularmente a esa escultura del laruesiano (de Larués) Ángel Orensanz, dedicada a la Jacetania, y que vino a parar a este emplazamiento tras la remodelación de la plaza Biscós. Últimas instrucciones y foto de familia en los glacis de la Ciudadela, con el incomparable telón de fondo de la Collarada. Salimos tres grupos, uno de corredores y dos de marchadores, para rápidos y lentos, con el objetivo final de reunirnos de nuevo en la ermita de Sarsa, en el paseo de invierno de Jaca.

Ermita de la Victoria (Llano de la Victoria)
            Los corredores nos dirigimos por el Camino de Santiago hasta el cementerio, a cuya vera se encuentra la primera ermita de la mañana, la de la Victoria. Continuamos por el perímetro de la zona industrial hasta alcanzar la capilla de San Cristóbal, en Forranchinas, que aunque no paramos también cuenta. Bordeamos junto al Gas la barriada del Llano de la Victoria para salir por detrás de la Residencia de Ancianos Santa Orosia y alcanzar la rotonda de la gasolinera. Bajada por el interior de Escolapios para abrazarnos al Gas hasta el puente de la Lana, donde la cabeza da un bucle para hacer tiempo de que vayan llegando los más rezagados.

Iglesia de San Fructuoso (Barós)
            Reagrupados ya, vamos subiendo por la carretera hasta Barós, cuya primera parada la hacemos en la fuente, al lado de la iglesia de San Fructuoso, de fábrica románica del S XII, con decoración lombarda. Barós aparece nombrado en documentos de 1062, y en 1084 el lugar y su iglesia fueron donados por Sancho Ramírez a la catedral de Jaca. A las afueras del pueblo en dirección sur está la ermita de Santiago, de factura anterior, datada en el S XI, de románico rural.

            Aquí se hacen dos grupos, uno que regresa por la carretera hasta el cruce de Ulle, y otro que se mete por un alcorce con salida a la misma carretera. Unos y otros en dirección a Ulle, a donde vamos llegando, y nos encontramos con la iglesia de San Martín de Tours, de primitiva planta románica (S XIII), reformada en el XVI y remodelada en el XVIII. Martín, soldado de la guardia imperial romana, clérigo converso y obispo de la fe católica, dedicó buena parte de su octogenaria vida a luchar contra el paganismo de la época.

Ermita de Santa Isabel (Ulle)
            Salimos del pueblo y ya por camino, cruzamos el barranco y subimos al cabezo donde está la ermita de la Virgen del Pueyo o de Santa Isabel, junto a la que nos volvemos a hacer otra foto de familia para retornar de nuevo al pueblo, en cuyo lavadero nos obsequian con un trozo de bizcocho y un vaso de té caliente, que viene que ni te cuento. Hay que seguir, y lo hacemos para salir a la carretera y parar ante otra ermita, la de San Pedro, que alberga el cementerio, y que es del S XVII.

Ermita de la Santa Cruz (Monteciello)
            Nuestros pasos vuelven sobre los que hasta aquí nos han traído, hasta una granja en la que tomamos un desvío que ya por tierra nos lleva a un barranco que vadeamos para subirnos al canto de un campo y seguir monte a través hasta la loma de Monteciello. Las aliagas no se ponen de acuerdo para dirigirnos hacia el camino que nos pone en la ermita de la Santa Cruz. Toda la documentación consultada la pone en propiedad de Guasa, pero la diócesis de Jaca, que algo tendrá que decir al respecto, lo hace de forma compartida con Barós. Es del S XVII, y está restaurada recientemente.

Ermita de Sarsa (Jaca)
            Seguimos pellizcándole el lomo, en dirección W, para bajar y encaminarnos de nuevo hacia el puente la Lana y subir por el Voto de San Indalecio hasta los restos de la ermita de Villar de Sarsa, trasladada en los bajos años 70, piedra a piedra, a este emplazamiento del Paseo de Invierno de Jaca, procedente de un despoblado al sur de la Peña Oroel. La mayor evidencia de que se trata de un traslado estriba en que siendo de factura románica (S XII), no tiene el ábside orientado al este. El crismón que falta en lo alto de la puerta, está empotrado en la pared en la planta baja del Ayuntamiento de Jaca.

            Nos reunimos los tres grupos y tras una nueva foto de familia, nos dirigimos por la calle del Carmen hacia la Catedral, último hito de esta ruta de iglesias, ermitas y capillas de nuestro más que rico patrimonio cultural e histórico.

            Y poco más. Dos horas y media mal contadas, incluido paradas, para hacer los en torno a veinte kilómetros en un auténtico rompepiernas, pero con final feliz. Degustación de roscón y vino rancio, gentileza del Club Atletismo Jaca… y hasta el año que viene.


El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/CircuitoErmitasJaca02

domingo, 6 de enero de 2013

Con raquetas a Pombie

RAQUETAS
Con raquetas a Pombie (2.032 m)
Soum de Pombie (2.134 m)
Pic de Moustardé (2.055 m)
Sábado, 5 de enero de 2013


  




         Viernes noche. Suena el teléfono.

-          ¡Hola Chema!
-          ¡Hola Javier! ¿Qué pasa?
-          Que estoy saliendo de Zaragoza y tendría que mirar mañana un camino, para hacerlo con raquetas con el grupo a mitad de enero, y era por si me podías acompañar.
-          Sí, sí, sin problemas, ya había echado planes, pero los que he hecho los puedo deshacer. Y, ¿a dónde quieres ir?
-          Pues es uno que sale de Escarrilla…
-          Podemos pasar a verlo, pero el arranque cuenta que estará sin nieve. De todos modos, si tú quieres podemos acercarnos, y para hacer raquetas, siempre tenemos el Portalet.
-          Ok. Te recojo mañana.

Peyreget y Midi d'Ossau
Así empieza la historia de hoy. Pues bueno, no es mal comienzo. Nos encaminamos hacia el Valle de Tena. Comentamos el camino de la Partacua. Subimos hasta Lacuniacha, y ni rastro de nieve. Definitivamente, nos vamos al Portalet. Pasadas las once de la mañana, de una mañana radiante, extraordinaria. Son regalos de este anticiclón que nos está achicharrando el invierno, que nos está achicharrando la nieve, que nos está achicharrando la moral. Pero mientras esté con nosotros, habrá que disfrutar de él. No hay más remedio.

Filas de coches en la carretera. Midi d’Ossau y Peyreget, dominando el Circo d’Aneu, que es nuestra opción invernal para pasar otra buena mañana de raquetas. Nos las ponemos ya a pie de carretera, y arreamos ya camino del refugio de Pombie. Mucho personal raqueteando y con esquís de montaña. Subimos hasta el collado (2.129 m), desde donde tenemos una buena panorámica de todo el circo. También el refugio de Pombie, a donde nos dirigimos. El viento nos azota, pero al bajar un poco se le pasan las ganas.

El sol, reinando en la mañana
A partir del collado se abre una cuenca a nuestra derecha, con una pendiente considerable. Es el Caillou de Soques, que llega hasta la carretera, a varios cientos de metros por debajo. El camino es estrecho, con tramos en los que la huella permite andar con las dos raquetas en paralelo, pero con otros en los que sólo cabe una, de modo que hay que andar con una delante de la otra.

El viento crea unos ventisqueros y unos caprichosos campos de dunas que tapizan el suelo decorándolo con bellas formas.

Finalmente, y a casi dos horas de haber salido del coche, llegamos al refugio. Situado a 2.032 metros de altitud, está en un lugar estratégico, en un lugar privilegiado, con un ibón a sus pies, ibón que está aletargado bajo una capa de hielo y nieve que nos niega su visión, pero sabemos que está ahí, con los ojos cerrados, a la espera de su momento para regalar a todos su belleza.

Ibón de Pombie, bajo la nieve
El refugio guardado está cerrado. Sólo abierto el libre, en el que podemos ver una sala con cocina, bancos, mesa y algo de comida; y otro cuarto con catres y mantas. En el pasillo, terminal para aviso de socorro. ¿Qué más se puede pedir? Varios montañeros en el exterior echando un bocado. También nosotros. Es gente mayor. También nosotros. Son franceses. Tampoco nosotros. Pero aunque no tenemos en común el idioma, hay algo mucho más fuerte que nos une, y es la admiración por estos paisajes, la admiración por estas montañas, por este sol, por este aire, por esta luz. Sí, es algo en común.

Algo más de media hora se nos va entre bocado y bocado, entre reflexión y reflexión. Hay que marchar, hay que dejar este extraordinario lugar. Volvemos al collado (2.129 m), y lo hacemos por el mismo camino ladeando por esta empinada pendiente. Desde aquí, hacia el E se nos abre un cordal, que comienza por el Soum de Pombie (2.134 m), al que abordamos y continuamos hasta el Pic de Moustardé (2.055 m), desde donde nos volvemos a empapar de tanta y tanta belleza que tenemos a nuestros pies.

De vuelta al collado y para abajo, con una nieve ya transformada, pero que no impide que descendamos hasta el plató del circo, y alcancemos el coche para volver a nuestro valle, para volver a Jaca. Cuatro horas, paradas incluidas, para hacer los más de ocho kilómetros, y los 1.080 metros de desnivel acumulado.

La guinda de la tarta es que parando en Escarrilla, encontramos el arranque del camino que buscábamos, de modo que un día 10.


El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/ConRaquetasAPombie