miércoles, 29 de marzo de 2023

Santa Elena - Panticosa, por los caminos de viejo del valle de Tena

                                                                       Año XII. Entrega nº 807


IXOS MONS
Santa Elena - Panticosa
Peña de santa María (1272 m)
Martes, 28 de marzo de 2023

            El diccionario de la Real Academia recoge la voz “tena” asemejándola a “tinada”, cobertizo para tener recogidos los ganados. Cabría considerar el valle de Tena como una reserva de ganado y unir así semánticamente el topónimo con la voz “tena”. Leído en el libro Toponimia del Valle de Tena.



            Lo cierto es que es una opinión más de las muchas que hay sobre el origen del topónimo, pero si nos ajustáramos a esa, suponemos que se revolvería en su tumba el que acuñó el término viendo en lo que se ha convertido esa “reserva”. Son los tiempos, dirán algunos, y sí, ciertamente tienen razón, pero lo que nos ha llevado a estos tiempos ha sido una irracional huida hacia adelante, despreciando esos usos tradicionales por parte de las administraciones, que han sustituido el saber popular, deshumanizando las montañas para explotarlas con otro tipo de antropización que no me detendré a calificar, concentrando la riqueza… en eso, tampoco se ha cambiado mucho, siempre ha sido así, aunque ahora de forma más salvaje y descarada.


            Pero nosotros a lo nuestro, que es recorrer las montañas, recorrer esos escenarios fuente de vida, buscándola allá donde se encuentre, lejos de las masificaciones, donde aún conservan parte de su alma, porque eso es lo que necesitamos, alimentarnos de vida y que nuestra alma se alimente de la suya. Esa es la verdadera comunión, realizada en el verdadero templo. En esta ocasión hemos elegido el valle de Tena para esas andanzas. Un valle que deja correr sobre su seno al río Gállego, el único de la margen izquierda del Ebro que desemboca directamente en él y que discurre íntegramente por territorio aragonés, desde su nacimiento en el Portalet hasta que se rinde en Zaragoza, amansado, eso sí, en varios embalses que le hacen recapacitar sobre el sentido de sus aguas.


            Con un buen puñado de amigos de “Os Andarines d’Aragón”, y organizado por uno de ellos, Paco, nos ponemos en marcha desde la capilla de santa Elena, junto a la carretera A-136, que une Biescas con la frontera francesa. Subimos hasta visitar los bunkers, de la “Línea P”, justo en el arranque de la ferrata. Nos incorporamos al PR-HU 78, que recorreremos hasta Hoz de Jaca, pero vayamos por partes. El sendero nos lleva a media ladera, por debajo de la ermita de santa Elena. Dejamos a la derecha el desvío por Sandimurcio, como sí tomábamos hace justo dos años. Continuamos por el bosque en esta fresca mañana, pero que promete repartir calor cuando lo tenga ella. Llegamos a maridarnos con el río Gállego a la altura de una gran poza, junto al puente tibetano. Seguidamente pasamos junto a una gran haya, a la que le presentamos nuestros respetos. Más prieto a la pared, una gran laja se ha desprendido de ella, lo que da lugar a un estrecho callejón, desde el que parten varias vías de escalada deportiva.



            En cosa de hora y cuarto desde el arranque, y tras haber transitado unas decenas de metros por una vieja carretera que viene de Polituara, un Ave Fénix más del Pirineo, nos vamos aproximando al pie de la presa del embalse de Búbal, a donde nos acercamos para regresar y retomar nuestro sendero, que continúa con una fuerte pendiente, comenzando con unas escaleras. El tránsito por un tramo de bosque de bojes tapizados con musgo es absolutamente envolvente. Se pasa por la estación inferior de la tirolina y se continúa por pista, hasta salir a la carretera de Hoz de Jaca, cuyas casas ya las teníamos a la vista desde hace un tiempo, dejando atrás el desvío a Sandimurcio, que habíamos pasado por alto hace casi hora y media.






            Unas decenas de metros por carretera y llegamos a Hoz de Jaca, con su bello puente Vicén, de un solo arco con vía empedrada, junto al que nos tomamos un respiro y algo más. Dos horas y cuarto hasta aquí. Las vistas sobre la cuenca del embalse y la sierra de la Partacua son espectaculares. Seguimos y nos adentramos en el pueblo, pero no mucho, de modo que tomamos una calle a la derecha, con su singular fuente de la Glera. Continuamos para meternos a la izquierda al camino señalizado como Sestas, que va entre campos, con un piso algo embarrado. Al cuarto de hora se nos abre a la izquierda otro desvío, el del camino Frazacoz, que nos hace, de nuevo, sentirnos vestidos de bosque. Un par de barrancos se cruzan, el de san Lorenzo primero, y tras varios otros desvíos, entre ellos el que sube a Sabocos, otro barranco, el de Yanel, que se acompaña durante unas decenas de metros.









            Finalmente se llega a las proximidades de Panticosa, a donde no se termina de llegar, pues se toma a la izquierda el sendero de la Acequia, acompañando al Caldarés, enriquecido con las aguas del Bolática. Se cruza un puente y se llega a una serena campa, con bancos, donde tomamos un breve respiro, para continuar por la derecha del río a través de un sendero, con un delicado tramo debido a corrimientos de tierra, pero asegurado el paso con un pasamanos de sirga. Entre vegetación de soto, vamos encontrando información de fauna dominante en el lugar, hasta la indicación del mirador de santa María, que nos hace dejar el pacífico sendero para dar comienzo a la subida, no solo a ese mirador sino a otros que nos vamos a encontrar de paso. Entre que vamos dejando atrás el arbolado, lo que se empina el camino y que estamos ya en las horas centrales del día, ya se van cumpliendo las promesas de calor que nos hacía la mañana al punto de arrancar. 





            Se pasa por una atalaya, con limpias vistas hacia el valle. A continuación, se suceden el mirador de O Caxico, uno previo, también llamado de santa María y, tras un tramo de bajada, llegamos a lo alto de esta peña homónima, habitada también por un búnker, sobre el que está acondicionado el mirador. Al no quedarnos ya más que bajar a Panticosa, hemos apurado hasta aquí para echar el bocado de mediodía, en este promontorio, a 1272 msnm que, por su carácter de tal, es fácil pensar que fuera la mayor altitud de hoy, pero revisando la ruta, a pesar de las excelentes vistas, no le puede quitar el mérito al collado Puyalones (1389 m), que ha pasado desapercibido entre el bosque un poco antes de pasar por el desvío a Sabocos.







Imagen cedida por Pedro Andrés

            Como una hora de solaz y regocijo vagando visualmente por las montañas, algunas reconocidas, y otras ayudados por los paneles, es la suficiente para volver sobre nuestros pasos, pocos pasos, y tomar ya el desvío que nos baja a Panticosa, bastante empinado, soportado con algún que otro peldaño. Finalmente, y tras 6 horas y media, llegamos a esta población, una de las más importantes del valle, habiendo recorrido 13,4 km, y con un desnivel acumulado en torno a los 795 m D+ y 590 m D-, en una jornada de diez, y en una muy buena compañía.


Bibliografía:

Toponimia del Valle de Tena. Juan José Guillén Calvo, Institución Fernando el Católico (1981)

Web:

Os Andarines d’Aragón 

Senderos FAM  

Lugares con historia  

SIPCA 

Hoz de Jaca

El Pirineo no se vende  

Wikiloc   

RAE  

Geamap  

Hijo de la Tierra 


Imagen cedida por Pedro Andrés



Las fotos y el track



lunes, 27 de marzo de 2023

Ferrata Artica Llena y mallo Añarón, en la Selva de Oza

                                                                   Año XII. Entrega nº 806


VÍAS FERRATA / IXOS MONS
Ferrata Artica Llena (K2)
Artica Llena (1480 m)
Mallo Añarón (1821 m)
Sábado, 25 de marzo de 2023


            “Una montaña es el escenario perfecto para alcanzar la más absoluta felicidad caminándola, corriéndola, pedaleándola, subiéndola, escalándola…”. Palabras que nos deja Eider Elizegi, doctora en biología y alpinista, y que hoy nos vienen al pelo.



            De alguna manera estaba pensando en las diversas modalidades que abarca el acercamiento a las montañas. Muchos caminos, la misma meta, las montañas, y nuestra felicidad en recorrer esos caminos, cualesquiera que sean. En este caso, hemos elegido dos: una vía ferrata, la de Artica Llena (como la llaman los locales), clasificada como K2 en una escala del 1 al 6; y la ascensión a una montaña, el mallo Añarón de no mucha altitud (1821 m), pero con un impresionante patio a sus pies, lo que le posibilita para ser una atalaya excepcional sobre el entorno. A medio camino del barranco de las Foyas, en su margen izquierda se alza este monumento pétreo como custodio del circo que forman la cadena de montañas fronterizas a uno y otro lado del puerto del Palo.



FERRATA ARTICA LLENA

            Pues allá vamos. Selva de Oza, la Mina, justo en el límite del municipio de Ansó con el comunal de Ansó-Hecho, un verdadero cruce de caminos: GR 11 (final y principio de etapa) GR 65.3.3 (puerto del Palo - Hecho), Chemin de la Liberté…, un buen emplazamiento, por ello, para situar un refugio de montaña, ya que el camping Selva de Oza, que hay unos kilómetros más abajo, no da servicio todo el año. Lugar éste muy utilizado como punto de partida para innumerables incursiones a las montañas cercanas. Una de ellas, es la Artica Llena, cosida por una vía ferrata, a la que nos dirigimos recorriendo el tramo hasta el puente por la pista, y un poco más por sendero entre el bosque, hasta llegar a la base de la vía, que ya hemos visitado en varias ocasiones: oct’11, oct’14 y oct’21. Sí, parece que el otoño es la mejor época. Nos colocamos los pertrechos… y al turrón…





            El arranque es completamente vertical, compensado por la proximidad de las grapas. Cuando se tumba la pared comienzan a escasear, y hay que buscarse la vida por los agujeros de la propia pared, hasta llegar al final del itinerario equipado, lo que nos lleva casi una hora, habiendo saludado por el camino, vertical camino, a varios manojos de narcisos neonatos, que lo hacen al valle. Como un cuarto de hora de andar siguiendo hitos, nos lleva a otro mayor, que marca la cima de este cabezo calcáreo, siempre bajo la atenta mirada de la cercana Chipeta Alto, también visitada en sep'20 y sep'21, a unos 700 metros más arriba. Un poco más adelante encontramos un búnker de la “Línea P”, con el disparadero enfilando hacia el barranco de las Foyas y su cercanía a la muga con el país vecino. Al abrigo del viento de sur, que no es nada caliente, echamos un bocado, con el mallo Añarón a la vista, que ya nos tiene en su punto de mira. 









MALLO AÑARÓN

            Para el descenso, tomamos el sendero de bajada que, tras cruzar un pequeño barranco, nos sale al encuentro el refugio de Saburcal, por cuyas cercanías cursa el GR 11, que tomamos hasta llegar a la Mina, para dejar en el vehículo los pertrechos. Menos de tres horas hasta aquí, donde tomamos el GR 65.3.3, el Camino de Santiago por el puerto del Palo. Dejamos el itinerario para el ibón de l’Acherito, visitado en sep'01, ago'15 y may'21 y continuamos a la derecha por el nuestro, que rodea por el sur nuestra montaña, primero por terreno herboso, hasta alcanzar, por una ancha canal, en la que encontramos un nevero, una especie de collado, en el que dejamos el camino jacobeo para acceder a la cima del mallo Añarón, que encontramos solitario y venteado. 


            El silencio, solo roto por las rachas de viento, es apabullante. A nuestro alrededor, trescientos sesenta grados de extrema belleza, amparada por la figura de protección del Parque Natural de los Valles Occidentales, como le corresponde al no tan lejano valle de la Canal Roya, inexplicable y gravemente amenazado por la tropelía de un insensible proyecto. Reconocimiento visual a las montañas, salvajes montañas, que rompen el horizonte por los cuatro costados, y sin más tiempo que perder, emprendemos el descenso por el mismo itinerario, hasta la Mina, donde termina este circuito que ha comprendido dos actividades distintas, pero en un mismo escenario, protegido de tentadoras actuaciones que lo priven de su esencia.









            En total, han sido unos 10 kilómetros, repartidos entra las dos actividades, que se han llevado a cabo en 5 horas y 10 minutos, salvando un desnivel acumulado en torno a los 865 metros D+/-.