jueves, 21 de abril de 2016

Fuentes y manantiales de Jaca

CICLOS BIOLÓGICOS
Fuentes y manantiales de Jaca
Sábado, 16 de abril de 2016



            Con motivo del Día Internacional del Libro, la Librería General de Jaca lleva editando cada año, desde 2001 unos libretos incluidos en la colección que da en llamar Papeles Abiertos, tratando la mayor parte de ellos de diversos aspectos relacionados con la vida, la historia y la sociedad jaquesa. El segundo ejemplar, llevó por título “Fuentes y manantiales de Jaca”, y ha sido objeto de una revisión y re-edición este año. Tanto el editor, Pedro L. Pérez, como el anterior autor, Ángel Mesado, me han brindado la oportunidad de participar en la autoría de esta segunda edición, algo que hemos hecho con sumo agrado, aun en la convicción de tener que buscar ayuda, como así ha sido, ya que la falta de conocimiento acerca de algunas de ellas era manifiesta.

            En el acto, Pedro L. Pérez hace una presentación de los números precedentes de la colección, y Ángel Mesado toma la palabra para hablar de la primera edición, de los contactos establecidos con los viejos del lugar.



     Llegado mi turno, comento que aunque algunas, ciertamente, ya se conocían, la búsqueda de unas y de otras ha hecho no solamente realizar ese trabajo de campo necesario para su localización, comprobación de su estado, toma de datos, de imágenes, etc., sino la de recrearse imaginativamente en su historia, en su devenir, en el servicio prestado a las gentes de otras épocas, en las que estaban integradas en ese paisaje laboral, reducido hoy en día únicamente al aspecto lúdico.



            Y ahondando más en el tema, como indicamos en el prólogo, algunos conocimientos antiquísimos nos dicen que los líquidos, de los que el agua es su mayor exponente, guardan relación con los sentimientos. Quién no se conmueve con la sola contemplación de un salto de agua, o del curso de un gran río, o del infinito mar, o de un pequeño manantial de montaña. También se dice que los ríos son las venas de la tierra. Venas visibles en algunos casos, no en otros, cuyos cauces freáticos alimentan esas grandes, y con frecuencia insondables, capas interiores de la tierra. En cualquier caso, esas aguas siempre provienen de fuentes que generalmente se encuentran en las montañas.

            Siguiendo con este argumento, pensemos que el agua viene de las alturas, con el simbolismo que ya de por sí tiene. Baja con sus propias propiedades, valga la redundancia, se impregna con las propiedades del aire antes de tocar suelo, se impregna con las propiedades del sol, de la luz, antes de tocar suelo. Cae a la tierra, la penetra, la fertiliza, la fecunda. También se impregna de las suyas. Con las propiedades de los cuatro elementos, en el seno de la madre tierra, hace allí su trabajo, callado, oscuro, y cuando lo ha terminado sale en forma de fuente, en forma de manantial. Es extraordinario el paralelismo que encontramos con el ser humano, como con cualquier mamífero. Hay un líquido, una semilla que fecunda, que fertiliza; hay una tierra a fecundar, a fertilizar; hay un trabajo callado, oscuro, en el útero de la madre, al cabo del cual, hasta la expresión nos viene bien, tras romper aguas, surge un nacimiento.

            Eso mismo ocurre en esta parte del ciclo del agua. Y ¿qué sentimientos nos inspira un nacimiento?, ternura, admiración, gozo, incluso veneración si se trata de un ser muy cercano... Puesto que el ser humano forma parte de esa naturaleza, donde todos los seres vivos estamos sujetos a las mismas leyes, desde aquí invitamos a tomar este punto de vista, para darle más valor a la visita a las fuentes, pensando que ese nacimiento, ese renacer del agua, con una cierta devoción, nos aporte los elementos necesarios para vivir una vida más acorde con esos ciclos naturales.



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