miércoles, 31 de mayo de 2017

Ginebrosa, con su mirador de El Pilón

IXOS MONS
Ginebrosa (892m)
Miércoles, 31 de mayo de 2017




Yo no supe dónde entraba,
pero cuando allí me vi
sin saber dónde me estaba
grandes cosas entendí
no diré lo que sentí
que me quedé no sabiendo
toda ciencia trascendiendo.

  
Ermita de San Joaquín
            Estos versos de San Juan de la Cruz valgan como introducción de esta ruta de hoy, porque habiendo podido ser algo más corta, algo más directa, hemos preferido alargarla un poco para visitar ese Convento del Desierto de Calanda, un imponente edificio en ruinas, originario del siglo XVI/XVII, con la llegada de la Orden de Carmelitas Descalzos a Teruel. Aunque está en el término de Calanda, la ruta parte y concluye en Torrevelilla, concretamente en la ermita de San Joaquín, y cuenta a lo largo de la misma con otros puntos de interés. Vamos.

Comienzo de la ruta

Entre almendros y olivos
            Efectivamente, junto a la ermita encontramos ya la señalización del PR-TE 14 como Sendero Turístico de Aragón, y por él que nos vamos. Circula por una pista agrícola entre cultivo netamente mediterráneo, donde destaca algún gran ejemplar de carrasca. Al cabo de cincuenta minutos pasamos por el cruce de Lo Salt, y aunque intuimos que estará seco no nos resistimos a entrar. En los cinco minutos que nos cuesta llegar hasta él, el sendero circula por el fondo de un estrecho barranco aterrazado, que suponemos habrá sido productivo en otros tiempos. Como sospechábamos, no baja gota de agua, pero merece la pena entrar para ver las formaciones que, cuando baja, va dejando en la roca.

Lo Salt

Grandes seres
             Salimos a la pista, y al cabo de diez minutos más llegamos al cruce del convento, que tampoco nos queremos perder. La pista es un auténtico sube y baja, en uno de ellos abandonamos el término de Torrevelilla para entrar en el de Calanda. Pronto avistamos ese gran edificio en ruinas que capitalizaba la vida de este valle. Entramos en el camino de los Gramenales Altos, que va sobre el seco barranco de la Zahoyera. Un poco antes de llegar al descomunal edificio, nos adentramos a nuestra derecha a unos grandes bancales en busca de la fuente de Santa Quiteria, que sólo encontramos en el mapa.

Imponente edificio del monasterio

Fachada del monasterio
            La llegada al edificio causa una sensación entre respeto y admiración, a la par que abrumadora. Es silencio, e inspira silencio. Es recogimiento, e inspira recogimiento. Es paz, e inspira paz. Aunque no sería ni silencio, ni recogimiento, ni paz lo que flotara en el ambiente en el momento de su abandono con motivo de las desamortizaciones del siglo XIX. Continuamos como diez minutos más de pista en busca de la fuente de El Moré, que al contrario que la anterior, no está en los mapas, pero que ya conocíamos. Aunque de pequeñas dimensiones, es un verdadero oasis lo que genera. Bajo una morera, y no con mucho caudal ahora, sirve para saciar nuestra sed y refrescarnos un poco.

Fuente del Moré

Pista que va al compás de la loma
            Volvemos sobre nuestros pasos. Convento, y al cruce, para continuar por la pista que traíamos, que se va complicando un poco ya para rodantes. Va tomando más inclinación y se muestra deteriorada por el agua. Llueve poco por aquí, pero cuando lo hace… Se agarra un poco, pero finalmente llegamos ya a la pista que surca la loma en el cruce de La Ginebrosa, y de nuevo un sube y baja constante. Pasamos por otro cruce, el de Torrevelilla, con marcas de Camino de Santiago, y al rato se pasa por el vértice geodésico, que está a pie de pista. Seguimos un poco más, y otro cruce, el que va a La Cañada de Verich. Y ahí mismo ya la entrada al mirador de El Pilón, hasta el que nos llegamos. Está dotado de una irregular columna cuadrada, con un soporte que alberga el buzón de cumbre, que encontramos con el libro en su interior. También un mural interpretativo, y algo apartado, el verdadero mirador, desde donde se alcanza a ver seguramente más de lo que hoy nos muestra, debido a la calima reinante. Una verdadera atalaya sobre la cuenca del Mezquín.

Mirador de El Pilón

Vistas desde el mirador
            De vuelta, antes de salir a la pista encontramos la entrada al sendero que en mucho menos tiempo que nos ha costado subir, nos va a bajar hasta Torrevelilla. Si llevamos hasta aquí como tres horas y media, el cartel nos indica 35’, pero al entretenernos entrando en el pozo del Fraile primero, y en el balcón de Torrevelilla después, ese tiempo se convierte en tres cuartos de hora. Un tiempo que se nos va por el sendero entre bosque, que luego se convierte en pista agrícola, y que nos lleva hasta la ermita del Calvario, y después son los peirones de las estaciones del Vía Crucis los que jalonan la entrada al pueblo. Eras, trasera del cementerio y ya estamos en la ermita de San Joaquín, donde comenzamos la circular.

Ermita del Calvario

            Una ruta en la que hemos disfrutado en completa soledad humana, recorriendo lugares del Aragón profundo, incluso sacros en otros tiempos. Una ruta, decimos, que nos ha salido de 16,5 km, a la que le hemos metido 4h 25’ de tiempo total, del que 3h 35’ han sido en movimiento, salvando un desnivel acumulado +/- de 830 metros, bajo unos cielos que se iban cubriendo a medida que iba transcurriendo la mañana.

  



Track: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=18021528

lunes, 29 de mayo de 2017

Candanchú - Estanés - Sansanet, una ruta interfronteriza

AQUERAS MONTAÑAS
Candanchú - Estanés - Sansanet
Domingo, 28 de mayo de 2017



            La práctica de cualquier modalidad de deporte que tiene a la montaña como terreno de juego,  ofrece muchas satisfacciones, pero es innegable que también lleva riesgos implícitos, que los estudiosos de la materia clasifican en dos grandes grupos, los objetivos y los subjetivos. Los primeros, básicamente, están relacionados con el estado de la montaña y la meteorología. Y los segundos, con nuestras aptitudes y actitudes para afrontar nuestros movimientos por ese terreno de juego. Sólo un buen conocimiento de ambos en cada momento contribuye a una correcta percepción del riesgo, lo que hace que nos alejemos de él en aras de un mayor disfrute y de evitación de accidentes.

Candanchú, punto de partida

En plena progresión
            Hoy teníamos planificado, junto con Os Andarines d’Aragón, realizar un tramo del nuevo trazado del GR 11, señalizado ya como Sendero Turístico de Aragón, dentro del programa de la FAM “Aragón a pie por GR”. Una etapa inédita hasta el momento, y que une el refugio de Lizara con Candanchú, o viceversa, que es como estaba pensada. Una visita preliminar a los puertos, cargados de mucha nieve todavía, desaconsejó el celebrarla, diseñando una ruta alternativa a más baja cota. Partiendo de Candanchú, por el GR 11 anterior, alcanzamos la Chorrota del Aspe, introduciéndonos de nuevo en el hayedo, para salir al Puntal del Tacho. El barranco de Estanés nos marca el camino hasta el ibón, que rodeamos por la izquierda para bajar por el puerto de Escalé hasta alcanzar visualmente Aguas Tuertas, cambiando la dirección para adentrarnos al circo de l’Espelunguère por el Paso de Escalé. Sólo resta ya tomar la Senda de Camille para llegar a Sansanet. Bien, vamos.

Llegando al bosque de las hayas

Cruzando el barranco de la Chorrota del Aspe
            Candanchú nos acoge solitario, como pocas veces está. En lugar de subir al Tobazo por el nuevo GR 11, nos adentramos por el circuito de fondo en busca del viejo sendero, que a partir del collado de Causiat ya habla francés. El tránsito por el hayedo siempre aguarda buenas sensaciones. Al salir de él, optamos por tomar el viejo trazado por el canchal, estrecho y peligroso, que despacio y con precaución pasamos sin mayor problema. La Chorrota del Aspe baja crecida, fruto de la gran cantidad de nieve que ha impedido el paso proyectado por Esper. Al cruzar el barranco, el agua juguetea con nosotros, con unos más que con otros. De nuevo al sendero, que intermitentemente va por el hayedo. Otro barranco más y tomamos un respiro junto a una gran pared de roca. Continuamos por el bosque hasta salir de él, en un punto próximo al Puntal del Tacho, donde podemos volver a hablar en español de nuevo.

Impresionantes escenarios

De la cuenca del ojo de Orna, no queda ni una lágrima
            El barranco de Estanés nos lleva hasta el ibón, que contemplamos echando un bocado. Continuamos por el GR 11 antiguo, hasta la entrada hacia el Valle de los Sarrios, que es por donde va ahora. A partir de ahí ya vamos encontrando marcas rojiblancas nuevas sobre las viejas. La cara norte de esta parte de la Sierra de Bernera no nos pierde de vista, ofreciéndonos una extraordinaria visión sobre ella y los barrancos que destilan sus nieves, que no son suficientes para sacar de su colmatación al ibón de Orna. Atravesamos el puerto de Escalé, y pudiendo acortar para llegar al paso del mismo nombre, pasamos algún pequeño nevero para seguir hasta dar vista a las Aguas Tuertas, ese plácido lugar en el seno del Parque Natural de los Valles Occidentales, que retuerce las aguas de un Aragón Subordán recién nacido bajo la atenta mirada del Marcantón.

Pasando algún nevero bajando el Escalé. Al fondo, el Acué

Valle de Aguas Tuertas
            Hora de comer. Lo hacemos, y nos metemos ya de lleno por ese barranco de Escalé, que también alberga una zona de aguas tuertas, que lo son, aunque no tan espectaculares. Nos retorcemos con ellas, hasta verlas marchar, sin decir adiós, por un pequeño forau. Nos asomamos ya a este gran circo de L’Espelunguére, debiendo pasar por ese Paso de Escalé junto a un cartel del Parque Nacional de los Pirineos, lo que nos indica que pasamos de nuevo al país vecino, que no abandonaremos ya en lo que queda de ruta. Por unos cuantos zigzag el sendero nos mete en otro tramo de hayedo. Llegamos a la pista, que muere en la cabaña con el nombre del valle, desde la que por un sendero nos encaramamos a la Senda de Camille, que tras una corta, pero intensa, subida nos vuelve a meter en el hayedo para tomar dirección hacia Sansanet, pasando primeramente por otra cabaña, la de Escouret, incorporándonos inmediatamente al sendero que va, y viene, de Estanés.

L'Espelunguère

Saliendo de la cabaña de l'Espelunguère
            Una interesante ruta, sin duda, por unos lugares con ambiente de alta montaña, que junto con la buena compañía de nuestros aliados en el día de hoy, los amigos de Os Andarines d’Aragón, han conseguido una muy buena jornada de montaña, cuyo recorrido ha sido de 18.8 km, y que hemos hecho en 7h 20’ de tiempo total, del que 5h 5’ han sido en movimiento, para cubrir un desnivel acumulado de 975 D+ y 1.250 D-. Y lo mejor de todo, que la ruta inicialmente proyectada nos sigue esperando… quizá para últimos de septiembre.





Track: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17986014

Modorra, en lo alto de la Sierra de Cucalón

IXOS MONS
Modorra (1480m)
Sábado, 27 de mayo de 2017



            En la parte norte de la extensa comarca del Jiloca, lindando con la del Campo de Daroca, se encuentra la localidad de Cucalón, que da nombre no sólo al municipio, sino a una singular sierra, o mejor dicho, a un conjunto de sierras, pertenecientes al Sistema Ibérico turolense, pero con identidad propia. Se trata de la propiamente dicha de Cucalón, la contigua de Oriche, Fonfría, y parte de la de Herrera. El Modorra, con sus 1480 metros es de lo más alto de estas sierras, y lo más de la de Cucalón. Está situado, como decimos, en lo alto de esta sierra, visible desde los cuatro puntos cardinales, y elevada sobre una gran loma, agreste por el norte, y suave por el sur. Una montaña humilde, pero agradecida, que nos ofrece una muy buena panorámica sobre el entorno, es objeto hoy de nuestra visita.

Ermita de Santa Ana, a la entrada del pueblo

Balsa de Cucalón
            Cucalón es una población de apenas un centenar de habitantes, y lo primero que nos sorprende al llegar son las grandes dimensiones de la ermita de Santa Ana, así como la gran altura de la  torre de la iglesia de Santiago, de la que se conserva sólo la mitad. Cruzamos, pues, el pueblo, para llegarnos hasta la balsa, un refrescante rincón en la parte este del mismo, justo en el arranque de la carretera TE-V-1521 a Bádenas. Al poco de tomarla, la dejamos, para meternos por una pista a mano derecha, que deja los depósitos de agua y continúa con la visión de un lugar parecido a algo así como de extracción de gravas. Seguimos la pista, y a unos 4,5 km alcanzamos la pequeña ermita de San Lorenzo, que según informaciones es lo que se conserva de otra de mayor tamaño, ubicada en un antiguo poblado medieval, y contigua a unos viejos corrales ya en desuso.

Ermita de San Lorenzo

El cereal aguanta como puede la pertinaz sequía
            Con la Sierra de Cucalón como telón de fondo, dejamos el vehículo junto a la ermita, y nos echamos a andar continuando por la pista como unos 350 metros, donde se nos abre otra a la izquierda, que tomamos, porque hemos decidido hacer una circular, subiendo por su empinada cara oeste para acceder a la plataforma cimera, y bajando por la larga y tendida loma, regresando por la depresión del barranco de la Cañada. Pues ahí vamos.

Enterada en el bosque

Llegando al roquedo
            Continuamos por la pista, que entre agotados campos se va dirigiendo hacia la sierra. Tras dejar a mano izquierda un abrevadero, la abandonamos, metiéndonos a mano derecha por un camino mucho menos definido, y que parece ha dejado de dar servicio a otros campos más alejados, pero más cercanos al comienzo del ascenso. Un comienzo que coincide con la entrada en el bosque. Quejigos, marojos, enebros… nos acompañan, teniendo que ir buscando los mejores pasos para ir dirigiéndonos hacia los roquedos cimeros.

Escrutando el horizonte

Llegada de la vira por la cara norte
            Una vez llegados arriba, nos acercamos hasta su proa norte, viendo la llegada de una vira que seguramente va subiendo obligando al personal a echar las manos en algún tramo. Las vistas desde aquí son auténticamente espectaculares. Es lo que debe pensar un ejemplar de cabra montés que comparte con nosotros el mismo paisaje, las mismas sensaciones de libertad sobre unas extensas tierras en las que se alternan las sierras y las depresiones, donde se van intercalando pedazos de terrenos cultivados y otros que lo fueron. El fuerte viento reinante no tarda en llevarle mi presencia, lo que hace que corra para cobijarse en el bosque.

Vértice geodésico y buzón de cumbre, en el Modorra

Vistas al norte
            A poca distancia tenemos el vértice geodésico, al que nos acercamos sin dejar de admirar todo lo que se extiende a nuestros pies. Nos llama la atención el precioso valle de El Colladico, al abrigo de la Sierra de Oriche, que desafiante se cierne sobre esta población y la de Piedrahita, por donde discurre el río Nogueta. Llegamos a lo más alto de esta sierra, la de Cucalón, habitada por el vértice, como decimos, y un sorprendente buzón de cima. Permanecemos el tiempo justo para cobrarnos la recompensa del esfuerzo, sin parar de admirar todo lo que la retina es capaz de absorber y el cerebro de procesar.

Precioso valle de El Colladico, con la Sierra de Oriche al sur

Barranco de la Cañada
            Estamos en lo alto de una gran loma alargada, con orientación norte-sur, o casi. El descenso lo hacemos por la Plana, y al poco de comenzarlo nos incorporamos a unas roderas de vehículo, que nos llevan hasta una caseta con pretendida labor de soportar algún medidor, tumbado por los vientos que azotan estos parajes. Unas decenas de metros más adelante, abandonamos la dirección sur para seguir por la loma, que dibuja un amplio semicírculo coqueteando con el límite del término municipal de Bea, que tenemos ya a la vista a nuestra izquierda. A diferencia de en la subida, aquí ya no hay que estar pendiente del terreno, es mucho más suave y el camino te va bajando, metiéndote de lleno en el barranco de la Cañada, otra depresión en la que los lugareños han sabido arrancarle terrenos para el cultivo, formando un mosaico de color, en el que se ufanan en sacar su provecho.

Paisajes

Abrevadero en el camino
            A través de varias revueltas, el camino va buscando ese fondo del valle para ir discurriendo por él, dejando atrás algún corral en ruinas, como el de la Rinconada. En poco ya llegamos al cruce donde hemos comenzado el ascenso, y a la ermita de San Lorenzo, inicio de nuestra ruta. Una ruta en la que hemos recorrido 8,5 km, en poco más de dos horas de tiempo total, del que 1h 40’ han sido en movimiento, para salvar un desnivel acumulado +/- de unos 400 metros, por otro de los puntos de interés de esas sierras calladas que conforman nuestro Sistema Ibérico aragonés.




Track. Ermita San Lorenzo – Modorra: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17983586

viernes, 26 de mayo de 2017

Torre de Puerto Pinar, el techo del Bajo Martín

IXOS MONS
Torre de Puerto Pinar (977m)
Domingo, 21 de mayo de 2017



            No nos podemos ir de estas tierras del Bajo Martín sin verlas desde arriba, desde lo más alto, desde los casi mil metros que mide este monte más los diecinueve de su torre de vigilancia. Pero no sólo da de sí para divisar esta comarca, no, sino que debido a su situación estratégica se puede hacer sobre otras tres, la de Cuencas Mineras (Muniesa), y las muy próximas de Campo de Belchite (Lécera) y Andorra (Alacón y Ariño). La muga con Muniesa pasa por la loma del llamado Puerto Pinar, que participa de ambos municipios, y aunque justo la torre está en Muniesa, estamos en los Puertos de Albalate, y en consecuencia en lo más alto de esta comarca. A pesar de ser un punto tan concreto, la gran red de pistas agrarias y forestales que hay en estos montes es tal que de haberlo hecho, no nos hubiera sido fácil llegar hasta él.

Mapa que consultamos con Paco

Mas del Temprano, donde no se armoniza la arquitectura
           Traíamos ya algo estudiado sobre mapas, pero con pinzas. El encuentro que tuvimos ayer llegando al Atalaya con Paco, un APN de Albalate, fue muy esclarecedor, porque nos dio indicaciones, pero por lo que se ve, no fueron suficientes, porque hoy, tratando de encontrar en Albalate del Arzobispo el arranque de la pista para dirigirnos a nuestro objetivo, nos volvemos a topar con él. Si el encuentro de ayer supuso un sustancial avance sobre nuestra información, el de hoy no lo podemos calificar de otro modo que providencial, ya que se apiada de nosotros y prefiere acompañarnos, intuyo, que venir a buscarnos si nos perdemos. Ya no es que posiblemente no hubiéramos llegado, sino que a la vista de cómo se ha desarrollado la mañana, diríamos que casi, casi, imposible, porque si en el mapa hay una auténtica maraña de pistas, por la que fuimos ni siquiera aparecía.

Balsa de La Zarza

Fuente de LaZarza
           Bien. Nos centramos. Con Paco, Rafa, David y José Ignacio, comenzamos. Albalate del Arzobispo. Carretera A-223 dirección Lécera, PK 35, gasolinera PetroTer. Por detrás de ella sale una pista que por entre agostados campos de cereal primero y polvorientos almendros después, se va dirigiendo hacia el pinar, dejando a uno y otro lado masías, unas arregladas y otras ruinosas. Al cabo de algo más de 9 kilómetros llegamos a un paraje denominado La Zarza, con merendero, balsa y fuente, de la que se dice es la única con agua continua durante todo el año en estos montes. Buen punto de abastecimiento de agua para la lucha contra incendios. También hay una caseta, de titularidad municipal, en la que se pueden organizar encuentros de amigos, previa autorización y pago de su uso, claro.

Casetas entre los olivares

Alto en el camino
            Aunque continuamos en vehículos, disponiendo de más tiempo, una buena opción es dejarlos aquí y llegarse andando hasta la torre, ya que el camino empieza a ser ya más agradecido entre el pinar, y menos apto para los rodantes. Campos de olivos, cuidados y no, se van sucediendo a ambos lados, así como las casetas correspondientes. Estamos en una zona ya alejada de Albalate, y en los tiempos en los que todo el monte se trabajaba, en épocas de más faena no era productivo subir y bajar todos los días. Pero no todo ha pasado a mejor vida, que también encontramos terrenos para explotación trufera.

Salvando el paso

Valdelaclocha
            Conforme se va cogiendo altura se va ya entrando de lleno en el pinar. Un pinar castigado por el muérdago, una planta semi parásita con diversas propiedades medicinales y asociada a antiguos ritos mágicos. Pero sea o no sea, lo cierto es que se merienda al pino con patatas, dejando tan extenuados a algunos ejemplares que no se tienen en pie, como los que nos encontramos cruzados en la pista, que tenemos que sortear por un paso alternativo, no sin antes dar un repaso a algún tocón demasiado prominente para la furgoneta.

Grandes cortafuegos que suelen dividir términos

Debatiendo entre papel y tecnología
            Dejando arriba a nuestra izquierda el Cabezo del Grillo, inicialmente objetivo de hoy, vamos subiendo por la Valdelaclocha, hasta alcanzar el camino Bajo del Puerto, que en un intento de acercarnos con el todo terreno hacia la torre, finalmente desistimos al estrecharse la pista imposibilitando el paso. La tenemos a la vista, pero aún hay un buen tramo de bosque, intuimos que impracticable. De modo que marcha atrás hasta ese mismo punto, desde donde seguimos por el camino Bajo del Puerto hasta que se convierte en camino Alto del Puerto, junto al mas de la Cantera, donde lo dejamos, tomando un desvío a mano derecha que nos va a ir subiendo a lo más alto de la loma, que juguetea con los límites municipales. De Albalate, hemos pasado a Ariño, tocamos un rincón de Alacón, Ariño de nuevo, donde está el vértice geodésico del Servial (952 m), Muniesa, donde a caballo con Albalate tenemos esta torre de diecinueve metros.

Vértice geodésico del Servial, a nuestro paso hacia la torre

Con José Ignacio en la torre
            Dando un paso más hacia levante de la caseta estamos en el punto más alto de Albalate del Arzobispo y de su comarca, el Bajo Martín. Una torre que tiene proyectada ya otra de sustitución y que estará suponemos a expensas de disponibilidad presupuestaria. Tiene tres pisos, nos conformamos con subir al primero, es suficiente para ver la extraordinaria panorámica que se ve a los 360º sobre las cuatro comarcas antes mencionadas.

Torre de Puerto Pinar

Amplias panorámicas desde la torre
            Como estamos más cerca de Alacón por otro itinerario, optamos por seguirlo a la vuelta, despidiéndonos de Paco y de su buena, qué digo buena, excelente obra del día. Paco nos ha ido diciendo que hay senderos antiguos para llegar hasta la torre, pero que están totalmente perdidos, teniendo que hacerlo por las pistas, y en nuestro caso en vehículos. Desde la gasolinera hasta la torre hay los nada despreciables más de 23 km, pero planteándolo desde La Zarza, ya se quedan en algo menos de la mitad, saliendo de ese modo unos 24,4 de ida y vuelta, con un desnivel acumulado +/- en torno a 560 metros, que bien se pueden hacer en unas siete horas.



Cabecera del barranco del Mortero
            El regreso pues, lo hacemos directamente por el camino de Albalate del Arzobispo, aunque en dirección contraria, para salir a la carretera TE-V 1101 de Ventas de Muniesa a Alacón, para detenernos en un punto próximo al PK 9 y admirar la cabecera del barranco del Mortero, otra de las depresiones geológicas de estos lugares, que también alberga pinturas rupestres, y por el que circula el PR-TE 114, asociado al GR 262 que abraza al río Martín desde su nacimiento en las Parras de Martín hasta Albalate del Arzobispo, recorriendo casi 100 kilómetros, gran parte de ellos por el Parque Cultural del Río Martín.
  





Track. Albalate – La Zarza:   https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17929723
Track. La Zarza – Torre:        https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17929758