IXOS MONS
Modorra (1480m)
Sábado, 27 de mayo de 2017
En la parte norte de la extensa
comarca del Jiloca, lindando con la del Campo de Daroca, se encuentra la
localidad de Cucalón, que da nombre no sólo al municipio, sino a una singular
sierra, o mejor dicho, a un conjunto de sierras, pertenecientes al Sistema
Ibérico turolense, pero con identidad propia. Se trata de la propiamente dicha de
Cucalón, la contigua de Oriche, Fonfría, y parte de la de Herrera. El Modorra, con sus 1480 metros es de lo más alto
de estas sierras, y lo más de la de Cucalón. Está situado, como decimos, en lo alto de esta
sierra, visible desde los cuatro puntos cardinales, y elevada sobre una gran
loma, agreste por el norte, y suave por el sur. Una montaña humilde, pero
agradecida, que nos ofrece una muy buena panorámica sobre el entorno, es objeto
hoy de nuestra visita.
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Ermita de Santa Ana, a la entrada del pueblo |
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Balsa de Cucalón |
Cucalón es una población de
apenas un centenar de habitantes, y lo primero que nos sorprende al llegar son
las grandes dimensiones de la ermita de Santa Ana, así como la gran altura de la torre de la iglesia de Santiago, de la que se
conserva sólo la mitad. Cruzamos, pues, el pueblo, para llegarnos hasta la
balsa, un refrescante rincón en la parte este del mismo, justo en el arranque
de la carretera TE-V-1521 a Bádenas. Al poco de tomarla, la dejamos, para
meternos por una pista a mano derecha, que deja los depósitos de agua y
continúa con la visión de un lugar parecido a algo así como de extracción de
gravas. Seguimos la pista, y a unos 4,5 km alcanzamos la pequeña ermita de San
Lorenzo, que según informaciones es lo que se conserva de otra de mayor tamaño,
ubicada en un antiguo poblado medieval, y contigua a unos viejos corrales ya en desuso.
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Ermita de San Lorenzo |
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El cereal aguanta como puede la pertinaz sequía |
Con la Sierra de Cucalón como
telón de fondo, dejamos el vehículo junto a la ermita, y nos echamos a andar
continuando por la pista como unos 350 metros, donde se nos abre otra a la
izquierda, que tomamos, porque hemos decidido hacer una circular, subiendo por
su empinada cara oeste para acceder a la plataforma cimera, y bajando por la
larga y tendida loma, regresando por la depresión del barranco de la Cañada.
Pues ahí vamos.
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Enterada en el bosque |
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Llegando al roquedo |
Continuamos por la pista, que
entre agotados campos se va dirigiendo hacia la sierra. Tras dejar a mano
izquierda un abrevadero, la abandonamos, metiéndonos a mano derecha por un
camino mucho menos definido, y que parece ha dejado de dar servicio a otros
campos más alejados, pero más cercanos al comienzo del ascenso. Un comienzo que
coincide con la entrada en el bosque. Quejigos, marojos, enebros… nos acompañan,
teniendo que ir buscando los mejores pasos para ir dirigiéndonos hacia los
roquedos cimeros.
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Escrutando el horizonte |
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Llegada de la vira por la cara norte |
Una vez llegados arriba, nos
acercamos hasta su proa norte, viendo la llegada de una vira que seguramente va
subiendo obligando al personal a echar las manos en algún tramo. Las vistas
desde aquí son auténticamente espectaculares. Es lo que debe pensar un ejemplar de cabra
montés que comparte con nosotros el mismo paisaje, las mismas sensaciones de
libertad sobre unas extensas tierras en las que se alternan las sierras y las
depresiones, donde se van intercalando pedazos de terrenos cultivados y otros
que lo fueron. El fuerte viento reinante no tarda en llevarle mi presencia, lo
que hace que corra para cobijarse en el bosque.
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Vértice geodésico y buzón de cumbre, en el Modorra |
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Vistas al norte |
A poca distancia tenemos el vértice
geodésico, al que nos acercamos sin dejar de admirar todo lo que se extiende a
nuestros pies. Nos llama la atención el precioso valle de El Colladico, al
abrigo de la Sierra de Oriche, que desafiante se cierne sobre esta población y
la de Piedrahita, por donde discurre el río Nogueta. Llegamos a lo más alto de
esta sierra, la de Cucalón, habitada por el vértice, como decimos, y un
sorprendente buzón de cima. Permanecemos el tiempo justo para cobrarnos la
recompensa del esfuerzo, sin parar de admirar todo lo que la retina es capaz de
absorber y el cerebro de procesar.
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Precioso valle de El Colladico, con la Sierra de Oriche al sur |
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Barranco de la Cañada |
Estamos en lo alto de una gran
loma alargada, con orientación norte-sur, o casi. El descenso lo hacemos por la
Plana, y al poco de comenzarlo nos incorporamos a unas roderas de vehículo, que
nos llevan hasta una caseta con pretendida labor de soportar algún medidor, tumbado
por los vientos que azotan estos parajes. Unas decenas de metros más adelante,
abandonamos la dirección sur para seguir por la loma, que dibuja un amplio semicírculo
coqueteando con el límite del término municipal de Bea, que tenemos ya a la
vista a nuestra izquierda. A diferencia de en la
subida, aquí ya no hay que estar pendiente del terreno, es mucho más suave y el
camino te va bajando, metiéndote de lleno en el barranco de la Cañada, otra
depresión en la que los lugareños han sabido arrancarle terrenos para el
cultivo, formando un mosaico de color, en el que se ufanan en sacar su
provecho.
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Paisajes |
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Abrevadero en el camino |
A través de varias revueltas, el
camino va buscando ese fondo del valle para ir discurriendo por él, dejando atrás
algún corral en ruinas, como el de la Rinconada. En poco ya llegamos al cruce
donde hemos comenzado el ascenso, y a la ermita de San Lorenzo, inicio de
nuestra ruta. Una ruta en la que hemos recorrido 8,5 km, en poco más de dos
horas de tiempo total, del que 1h 40’ han sido en movimiento, para salvar un
desnivel acumulado +/- de unos 400 metros, por otro de los puntos de interés de
esas sierras calladas que conforman nuestro Sistema Ibérico aragonés.
Track. Ermita San Lorenzo – Modorra: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17983586
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