lunes, 30 de junio de 2014

Mallo Acherito, un mundo de abismos

AQUERAS MONTAÑAS
Mallo Acherito (2.375 m)
Sábado, 28 de junio de 2014




            A todos nos pasa, que al abrir una caja de bombones no sabemos cuál coger. Esta vez es gris, con jaspeados blancos. Esta vez es verde, con grandes seres y frescos pastos. Esta vez no es la famosa caja roja, no. Esta vez es marca Lin…za. Sabroso chocolate fundente, chocolate de mil matices, con pepitas que lo hacen más auténtico, si cabe. Y ha habido que elegir en esa caja, en esa gran caja llena de bombones, todos con sus nombres y apellidos. Y el elegido ha sido… el Mallo de Acherito.

Alegres mañanas de Linza
            El Valle del Aspe, que forma un tête à tête con el del Aragón, como si de una hernia se tratara, ha creado un espectacular circo, de Lescun le llaman, y lo ha hecho para formar ese ménage à trois con los puertos de Linza y Acherito, en el municipio de Ansó. Allí donde confluye su agitada historia geológica. Allí donde los cielos se calman para contemplar tanta belleza. Allí donde el visitante asiste impávido ante tan magno espectáculo. Allí.

            En una fresca mañana, que para dar la razón a las previsiones, anuncia cambio de tiempo, salimos del Plano de la Casa, nombre poco conocido, donde se asienta el refugio de Linza, con Josemari y Ángel, para dar buena cuenta de este extraordinario recorrido, que participa de hayedos con sabor atlántico, de finos pastos, y del siempre tirano mundo mineral. Un recorrido que iniciamos subiendo al Salto del Caballo, ese tajo que el terreno hace para facilitar el paso al bosque de Gamueta, para volver por el viejo camino del Puerto de Ansó.


En busca del Salto del Caballo
            Dejamos el desvío a la derecha y continuamos en dirección este, mimetizados en el bosque, donde las estilizadas hayas compiten por la luz. Atrás quedan, cuando avanzamos ya por entre la tasca de los puertos en busca del paso del Oso, que eludimos ligeramente por la derecha a través de una pendiente herbosa, que nos lleva hacia la Plana Diego, para comenzar ya a ver los últimos jirones de invierno que se resisten a marchar, y que intermitentemente nos llevan hasta un pequeño circo, cuyo barranco será depositario de nuestros pasos de regreso.

Objetivo a la vista
            Con el objetivo a la vista, nos situamos ya en su base. En menos de una hora llegamos a la cima de esta espectacular atalaya, donde cien ojos que tuviéramos serían pocos para hacer frente a todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Este monte, se asoma a pico al barranco de Acherito, y en él confluyen además, el que hemos traído de subida, y el que llevaremos de bajada. Y no son las fuertes ráfagas de frío viento las que nos apabilan, no, es la grandeza de lo que tenemos a nuestros pies. Mundo Lescun, con sus afiladas Agujas de Ansabère, Petrechema, Mesa, con su Tabla. Mundo Acherito, con Oza y Guarrinza. Mundo Gamueta, con sus Gabachos, Gorretas y Anzotiellos. Mundo Bisaurín, Agüerri y Acher. Mundo Txipeta, Petreficha y Quimboa. Mundo Alanos. Mundo Forca y Lenito. Todo un mundo pétreo que se alza inhiesto hacia las alturas de las que participa.

Infinitos cordales
            A pesar de todo lo que nos ofrece, hoy no está muy hospitalaria. Un repentino cambio de tiempo se acelera, y lo que eran pasajeras nubes que incluso se agradecían dejan paso al frente que se precipita sobre estas tierras. Un frente de norte que nos trae inestabilidad y frío para mañana, pero que ya va entrando hoy por aquí. Así es que, sin mucho más entretenimiento, hay que comenzar a bajar. Y lo hacemos acercándonos al collado del Huerto para admirar, tendidos en el suelo obligado por el fuerte viento, el abismo a tajo que se abre a nuestros pies.



Pino negro
            Bajamos la prominencia cimera y, tras pasar varios neveros, nos metemos por el cono de deyección de un circo que se abre al norte, en busca del barranco de Petrechema, en busca del sendero que baja del Puerto de Ansó por las Foyas del Ingeniero, en busca, en definitiva de la Senda de Camille, que por aquí transita, uniendo Lescún con Linza. Vamos dejando atrás la atormentada caliza de cuyo seno brota el milagro de la vida en forma de salteados ejemplares de pino negro, y nos vamos incorporando ya a ese fondo de valle de cómodo discurrir, donde la piedra da paso a la hierba, y el aire al bosque.

            Y poco más, en cuatro patadas llegamos ya al punto de origen. Algo más de 13 km, con 1.240 metros de desnivel positivo acumulado, y lo mismo de descenso, en poco más de cinco horas y media de actividad, de las que menos de cuatro han sido en movimiento. Buena mañana. Buena compañía. Buenos montes.





Las fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/MalloAcherito2375M
Foto de cabecera: Pirineos3000

El trac, en:

jueves, 26 de junio de 2014

Arnedillo II, de cruces y ermitas

IXOS MONS
Arnedillo II, de cruces y ermitas
Junio de 2014



            Entre cruces y ermitas se halla esta humilde tierra. Una tierra cansada, seca, dejada, que mira para sí, y sus gentes para otro lado. Una tierra olvidada. Sólo de sus aguas se acuerdan. Sólo de sus aguas, y aun así no es poco. Cuatro cruces la protegen, pero no han sido suficientes para haber evitado lo baldío de tanto trabajo, lo baldío de unos bancales arrancados a las pendientes laderas, lo baldío de unos corrales en ruinas. Gargantas silenciadas, gargantas resecas de tanto clamar. Cruces que ya no amparan. Ermitas de postal.

Peña del Castillo, desde la de al lado
            Eso es lo que nos ha inspirado esta segunda visita a este lugar, que no deja de sorprendernos. Lugar verdaderamente privilegiado. Mundo natural, elegido por el mundo natural para obsequiarnos con sus ricas aguas termales, elaboradas en su más íntimo seno uterino durante milenios, y que se nos ofrecen para placebo o verdadero remedio de dolencias, no importa. Es algo que sólo lo sabe el receptor… o quizás no. Pero sí su organismo, que es tan sabio como las aguas, y la tierra que las aprisiona.

Cementerio y torre del castillo
                 Nos hemos vuelto a encontrar un monte desnudo, tan sólo adornado con un escaso tocado, pero esta vez de primavera. Tomillos, romeros, espliegos, jaras, aliagas… más aliagas. Un verdadero milagro entre yesos y areniscas, surge en esta época para verdadero gozo, y a veces, muchas, sólo para “gozo”, del caminante que patea ixos mons sólo por el placer de hacerlo, que patea ixos mons que se saben guardianes de un gran tesoro en sus entrañas.

          Unos montes que las viejas y rancias creencias se empeñaron en sacralizar a base de cruces y ermitas. Unos montes que fueron objeto de símbolos y de pequeños edificios eremíticos con el vano afán de poner pequeños templos en el Gran Templo, con el vano afán de mejorar lo inmejorable. Unos montes, que están ahí mirándote, sin perderte de vista, y que es difícil abstraerse de ello, por lo que hay que ponerle remedio, hay que atender esa llamada.

Prominencia de la Peña del Castillo
            Arnedillo está asentado en el fondo de una olla. Una olla de cuatro asas. Y en cada una de ellas, una cruz. Zopín, Peñas Altas, Peña del Castillo, y la Cruz de la Encineta sobresaliendo por encima de todas ellas. Dos se visitaron el año pasado. Completar el recorrido hemos querido este año, pero no se ha conseguido, porque la del Castillo se ha resistido. Sí, su altivez y la protección que le infiere la peana de rocas a la que está subida, nos lo han impedido, pero lo hemos intentado, llegando hasta la misma base del roquedo y enriscándonos hasta límites que nunca hay que sobrepasar, después de haber sobrepasado, eso sí, varias zonas de zarzas, que te quieren, que te abrazan… hasta rabiar. Nos tenemos que contentar con eso, con el intento, después de haber subido la peña de al lado, por la cara que mira a Peñalba, también enriscándonos, y habernos sorprendido con unos últimos compases domesticados con viejas terrazas, y una pequeña campa arrancada a su propia cumbre. La bajada, por el collado entre ambos, por las terrazas entre ambos, por las zarzas entre ambos. El remanso de paz lo proporciona la ermita de San Miguel y su explanada. Un par de horas, a partes iguales entre frustración y disfrute, pero nos quedamos con esto último.

El Zopín desencajona al Cidacos
            El Zopín es otra cosa. El Zopín ya se deja abrazar sin abrazar. Aparcamiento de caravanas, cruce del barranco, y monte arriba, hasta pasar por debajo de unos viejos corrales y llegar al collado que lo une a la sierra, que también alberga unas eras de la misma época. Cruz del Zopín, que te inclinas hacia el valle, como queriendo ampararlo, sin apenas recompensa. Vuelta al collado, y dirección oeste, con la mirada al frente, a los molinos, que han venido a cambiar de registro la riqueza de estas tierras.

Peñas Altas... ahí vamos
            Dejamos atrás, a nuestra izquierda la sierra, a la que volvemos desviándonos del sendero principal, y tomando otros adivinados al terreno. Y volvemos como de hurtadillas, como a escondidas, para tomarla por sorpresa mientras sus peñas están entretenidas mirando al valle. Subimos a un collado en busca de la cruz de Peñas Altas, sin saber muy bien dónde la tenemos, si a izquierda o a derecha. Intuimos que a derecha. Seguimos. Subimos a lo alto de la peña, acompañados de mamá jabalí y sus cinco o seis rayones. No está la cruz, pero la vemos. Alejada, en otras peñas. No se nos puede resistir. Bajamos la roca por donde la hemos subido. Debajo, terreno aterrazado, tiene que haber caminos; terreno con viejos corrales, tiene que haber caminos. Y sí, los hay, debajo de las aliagas, los hay.

Cruz de Peñas Altas
            Bajamos hacia una zona de carrascas que, sorprendentemente, y a diferencia del entorno, está bien cuidada. Finalmente acometemos otra zona de rocas, y en la siguiente tenemos ya la cruz, una cruz que nos descubre el robado vuelo de un enorme buitre que sale del comedero. Una cruz, la de estas Peñas Altas, que también está inclinada al vacío, hacia las gentes, hacia los propios y extraños. ¿La bajada? Eso nos gustaría saber. Posiblemente se puede hacer por la ladera hacia el pueblo, pero no nos fiamos y nos echamos hacia el valle de Antoñanzas, que ahí lo tenemos, rumiando en su tristeza, en su agonía. Tenemos debajo esa asfaltada cicatriz necesaria para otra mayor, para abastecer un embalse que, como todos, traen dudosa riqueza a unos pocos para empobrecer y enrabiar a otros cuantos. Que me pierdo.

            Terrazas y más terrazas. Zarzas y más zarzas. Ansias y más ansias, median hasta llegar a unos corrales, estos ya en uso, para trotar los últimos cientos de metros de carretera y volver a casa. Una encrucijada tarde de monte, en la que en algo más de dos horas hemos unido dos cruces y pateado todo el arco noroeste de este lugar. Gozando.

Arnedillo y la Cruz de la Encineta
             Otra tarde la empleamos en subir a las antenas, ubicadas en la Encineta, y lo hacemos también a saco, por viejos barrancos, con viejos bancales y con viejas y nuevas aliagas, trotando hasta que el jadeo lo permite. Cuando conseguimos tener algo de perspectiva damos con un estrecho sendero, pero que nos parece una autopista, y que intuimos viene del mirador del Sagrado Corazón de Jesús. A la bajada lo comprobaremos. Subiendo, ya sin dejarlo, nos lleva hasta el mismo límite con el bosque de pinos, y el camino se torna casi vertical, o al menos, eso nos parece. Subimos a pico hasta un lugar muy próximo ya en la pista que lleva a las antenas. Enfrente, una pequeña prominencia rocosa que alberga un vértice geodésico y un buzón de cima. Sí, estamos en la Cruz de la Encineta, que con sus casi 1.100 metros de altitud se postula lo más alto de lo lugar. Visita a la cruz, más tiesa, más pintada, más cuidada. Se ve que no hay que traer el bote de pintura al hombro. La bajada la hacemos por el mismo camino, que ya sin dejarlo nos lleva a donde sospechábamos, tras hora y media larga entre subir y bajar, con unos 450 metros de desnivel positivo acumulados. Otra buena tarde de pateo.     
                                                              




Ermita de San Miguel
            Y de las ermitas, qué decir? Pues que hemos añadido otra cuenta al rosario. Por la Vía Verde nos llegamos trotando hasta el mirador del Cidacos. Unos 4 kilómetros. A ahí rinde un barranco que nos engulle sin dejar de trotar, hasta que en 10 minutos llegamos a la ermita rupestre de San Tirso, encajada en la roca, con cuevas a sus pies, como viejos cobijos de viejos eremitorios. Agradable explanada con bancos corridos que seguro albergan a decenas de romeros y acompañantes el día de la fiesta. Porque habrá un día de la fiesta, suponemos. En un intento de no volver por el mismo sitio seguimos barranco arriba, explorando caminos, adivinando caminos, errando caminos, imposibles caminos por donde se pierden los jabalíes, por donde las aliagas albergan los desgarros de lanudas
Ermita de Peñalba
ovejas que en estos montes tienen su hogar… pero que, evidentemente, no es el nuestro, y cuando llegas arriba del monte queriendo enlazar con Peñalba, y te das cuenta de que estás rodeado de barranco por todos los lados, no te queda otra que volver por donde has venido, enzarzarte por donde te has enzarzado, y salir a respirar a la Vía Verde de nuevo, que en dirección a Arnedillo abandonamos para meternos, ya por su natural a terminar la visita al resto de ermitas. Peñalba por arreglar, San Miguel arreglada, San Andrés junto al cementerio y bajo las últimas ruinas del castillo, y de la Virgen de la Torre, ya próxima a terminar la faena. Dos horas y media de misticismo y penitencia, de monte y de vida.




            Y así se han ido pasando los días, entre aguas y barros, entre aire y sol. Entre subidas y bajadas, entre barzas y pacíficos paseos. Entre cruces, ermitas y montes. Pero queda mucho por descubrir todavía. Mucho monte olvidado que gusta de visitar y de ser visitado. Muchos caminos adivinados y otros por adivinar. Mucha tarea pendiente para otra vez. Que la habrá. Sin duda.


lunes, 23 de junio de 2014

Cáncer evolutivo

CÁNCER evolutivo
21.jun.14 10:51
22.jul.14 21:41
(hola solar)



            Cerramos primavera y abrimos verano. Y lo hacemos con el signo de Cáncer. Como venimos haciendo, tras definir con sendas frases sus arquetipos involutivo y evolutivo, pasamos a dar unas pinceladas de lo más destacado atendiendo al nivel de evolución del individuo.



            El Arquetipo Involutivo es: “que el aislamiento sea la regla, y sin embargo que la multitud exista”, por lo que el anhelo de encarnar conduce a la más densa inmersión en la forma, buscando la concreción. Es en estas primeras etapas cuando el individuo busca egoístamente su seguridad. El alma aislada tendrá que pasar por los horrores del aislamiento y la soledad más absoluta, recorriendo el camino que le conducirá a la liberación. El Arquetipo Evolutivo es: “construyo una casa iluminada y moro en ella”, en donde su servicio amoroso hacia sus allegados y la unión con el Alma, le desarrolla la capacidad de amar hasta que acrecienta la compasión y el Amor Universal, y su Corazón es una Gran Casa donde la Humanidad puede penetrar para encontrar calor y consuelo.


            El Tipo Inferior de Cáncer tiene en el complejo materno la trama de la psique, dando la impresión de permanecer en la infancia, de refugiarse en el pasado. Se identifica con su madre, se apega a su familia, a los recuerdos. Por ser un alma joven se siente muy inseguro, teniéndole miedo a los peligros del exterior, buscando afecto en los que le rodean, llegando a ser pegajoso debido a su excesivo apego. No tiene iniciativas, es tímido, reticente al avance. Se retroalimenta de sus fantasías, se convierte en lírico, romántico, hipersensible y susceptible. De excesiva receptividad y emotividad, con estados de ánimo muy variables, tendentes a la melancolía, al mal humor y a la depresión, siendo variable e inconstante. Sedentario, buenazo, tranquilo, casero, sin pasiones aparentes. Vagabundo emocional, siempre buscando estabilidad afectiva y seguridad.

            El Tipo Medio de Cáncer es una persona amable y bondadosa, poseyendo un alto sentido compasivo y maternal, siendo muy solícito y protector con sus allegados. Comprensivo, sabe escuchar y consolar las penas de los demás. Gusta de relacionarse con la gente, para comunicar su afecto, poseyendo un excesivo amor y respeto por su familia, por sus raíces, siendo un buen apoyo, defensa y estímulo para ellos. Es tierno, dulce, sensitivo y afectivo, aunque también necesita que se le preste atención, seguridad afectiva. Muy sensible, aprecia la belleza de las cosas, la bondad de las gentes, la simpatía de la vida. Romántico, se extasía con la naturaleza, las montañas, las estrellas. De alto sentido artístico, le atraen los colores, la poesía, la música. Idílico, busca la belleza de la vida, al tiempo que se desapega de lo inmediato, de lo excesivamente material, del odio, de la violencia. Gran afición por las fotos y el coleccionismo, donde revive sus momentos más felices.

            El Tipo Superior de Cáncer, tras pasar por sus anteriores etapas en las que demandaba cobijo y seguridad, ha ido aprendiendo a amar, y a ser maternal y protector. Cuando consigue la unión consigo mismo, su corazón se llena de amor y es cuando construye esa Gran Casa donde toda la Humanidad tiene calor y consuelo, convirtiéndose en un místico iluminado. Su interior, su corazón se convierte en una morada iluminada, cuya luz atraerá a quienes estén a su alrededor, y la atracción magnética de su Alma, cuya naturaleza es Luz y Amor, salvará a muchos. Es servidor incansable que anhela ayudar a pobres y desamparados, proclive a hacerse misionero, médico, humanista. Su gran sensibilidad artística y su intuición despierta, le servirán para a través del arte, redimir en lo posible la ignorancia y oscuridad de la Humanidad.

            Bien amig@s. Así son ell@s y así hay que quererl@s. Muchas felicidades a l@s Cáncer y que este tránsito os sea propicio a tod@s vosotr@s.



                 
                El orto del sol al comienzo y final de Cáncer, es (hora solar):
21 de junio         amanece 04:45
22 de julio          anochece 19:39

                Las lunas de este mes de Cáncer, son (hora solar):
·         Nueva, en Cáncer                          Viernes, 27 de junio, a las 08:10
·         Creciente, en Libra                        Sábado, 5 de julio, a las 12:00
·         Llena, en Capricornio                    Sábado, 12 de julio, a las 11:26
·         Menguante, en Aries                     Sábado, 19 de julio, a las 02:09


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Fuente del texto: Apuntes extractados de Antroponomía y Vitacultura
Imágenes: Extraídas de diversas web




miércoles, 11 de junio de 2014

Vía Ferrata Sorrosal

VÍAS FERRATAS
Sorrosal
Domingo, 8 de junio de 2014



            Seguimos con nuestro calendario de actividades montañeras. Desde la Sección de Montaña del Club Pirineísta Mayencos, hemos convocado para hoy a nuestros socios para hacer la vía ferrata de Sorrosal, una que discurre por el barranco del mismo nombre, junto a su enorme cascada, y entrando a formar parte de sus gorgas más íntimas, para seguir por una sucesión de fajas y terminar en un delicioso bosque, que nos acompañará de nuevo hasta Broto.

Preparados para la faena
            Y dicho y hecho. En un puente románico de una sola orilla, se toma un domesticado sendero, en cuyo comienzo, un mural informativo nos advierte de las medidas de seguridad a tomar para realizar este tipo de prácticas, las ferratas. Finaliza al llegar al anfiteatro que forma el circo y su espectacular cascada, contemplada por atormentados pliegues del terreno, que nos hablan de un tortuoso pasado. Buen sitio para la contemplación, y sobre todo para pertrecharnos con los avíos de seguridad. Casco, arnés y disipador no deben faltar para estos menesteres.

Al amor de la ferralla
Detrás, el vacío
                        Cruzamos el barranco y llegamos a pie de vía, que de primeras ya se nos pone tiesota. Su verticalidad se asemeja a la del agua que se despeña, pero nosotros en dirección contraria, claro. Conforme vamos ganando altura, y es algo que se hace con rapidez, vamos tomando perspectiva sobre ese fondo de barranco donde se detienen las aguas, para discurrir ya más calmadas a su morir en el Ara. Agua que se hace agua.

Disfrutando
            Tramos verticales y horizontales se van sucediendo con la única compañía, que no es poca, que la pared y el espacio. Y escalas, varias escalas hasta alcanzar la madre de todas ellas, la bíblica de Jacob, que nos sube hasta el comienzo de un pequeño túnel, por el que vamos penetrando como un orgasmo sobre el terreno, hasta ser expulsados a un sorprendente escenario uterino, que nos recibe rompiendo aguas, y en el que nos sentimos gratamente atrapados. Más agua, más paredes, menos cielo. Unos cuantos pasos por la margen derecha, y una pasarela de sirgas para pasar a la izquierda, donde se nos presenta una travesía medio horizontal para subir a otro de los escenarios de la mañana. Hora y cuarto hasta aquí.



                                                               
Arañando la pared
            La gorga se abre y se convierte en un espacio que alberga unas badinas en las que pasar sin bañarse es no aprovechar las ocasiones que nos brinda la naturaleza para estar más cerca de ella. Hemos estado en contacto con la tierra, nos ha dado el aire y el sol. Sólo nos quedaba el agua para abrazar los cuatro elementos. Frías pero agradecidas aguas que invitan una y otra vez a ir a su encuentro. Bocao y trago. Y de nuevo a la marcha, que comienza asiéndonos a una maroma, que nos lleva de nuevo hasta la pared, donde nos volvemos a enganchar para, tras un pequeño paso horizontal, volver de nuevo a la verticalidad más absoluta. Y así se van alternando esos tramos hasta dejarnos querer por una zona de carrascas, que nos mitiga el calor reinante. Al salir de ellas nos abonamos a una sucesión de fajas que hay que ir ganando por pequeñas canales robadas a la descompuesta roca.


En las fajas
          Alcanzamos el término de la ferrata tras cincuenta minutos más de chatarra y disfrute. Y en otros veinte más, el bosque que nos ha acogido nos deposita dulcemente de nuevo en Broto, en un punto muy cercano al de partida, dando por concluida esta actividad de fierros y sirgas, de grapas y cadenas, de escaleras y roca, de agua y abismos, en cuyos comienzos hemos sido pequeños, pero que nos hemos ido haciendo grandes con nuestro avanzar.



            

           
Río Ara, a su paso por Bujaruelo
Como colofón, subida a Bujaruelo, cuna de mi cuna, donde los vientos y los bojes son los protagonistas, y donde una y mil veces más volveremos a escudriñar nuestra memoria para buscar entre sus runas esos recuerdos anclados en el tiempo, en un tiempo gris, en un tiempo en el que escribíamos la historia en blanco y negro, en un tiempo en el que como en todos, pero más en aquél, los sueños en color teñían esperanzas y banderas. Aquí, ni son gigantes ni son molinos, que lo que desafía el espacio, la estética y la razón son unas enormes torres de tendido eléctrico que, por más que se empeñan no consiguen fundirse con el paisaje, la Ley de Afinidad se lo impide.

Laña Larga
            Excepto eso, todo lo demás florece en este rincón del Pirineo que un día no muy lejano tuvo otro trasiego de gentes. Peregrinos, pastores, contrabandistas, bandoleros, eran los transeúntes de este lugar, que testigos del tiempo tenían en estas montañas, cercanas a la línea fronteriza, su casa y su cárcel. Mesón, ermita y puesto de carabineros eran los edificios que operaban para todos esos oficios. Hoy en día, la pradera se viste de camping, el mesón de refugio, la ermita  ha mudado en ruinas, y el puesto de carabineros en nido de porquería. Sólo el puente románico ha sobrevivido a todo ello. El puente y el río.

Ruinas de la ermita de San Nicolás
            Y de él salimos por la pista, para recorrer la ruta ornitológica que, retornando en el puente de Oncíns, se encamina por las campas de Laña Larga de nuevo hacia ese puente que tantos ojos tiene clavados en él, de uno solo. Ojos ávidos, ojos extrañados, ojos agradecidos, ojos asombrados de tanta belleza. Esta pequeña ruta, con sus 3,4 km de circular y apenas 50 metros de desnivel es muy recomendable para el público en general.


            No ha podido tener mejor final esta jornada, que ha comenzado subiendo por una pared, y ha terminado abrazados a un río, al Ara, que significa altar, y que no es otra cosa más que eso, el altar de este santuario eterno de montañas eternas. 





Las fotos, con la colaboración de Josemari y Javier, en:

lunes, 9 de junio de 2014

II Encuentro Clubes Montaña Huesca

ANDADAS
II Encuentro Clubes Montaña
Provincia Huesca
Valle del Aragón - Jaca
Sábado, 7 de junio de 2014



            Con éxito de participación y de organización, el pasado sábado día 7 pudimos disfrutar de una espléndida jornada de convivencia directivos de unos cuantos clubes de montaña de la provincia de Huesca. Organizada por el CP Mayencos de Jaca, que ha cogido el relevo del Club Montañeros de Aragón de Barbastro, quien la organizó el pasado año con motivo del 50 aniversario de la Federación Aragonesa de Montañismo.

           
Esperando al tren
            A las 9 de la mañana nos dábamos cita en Villanúa, para seguidamente subir a su estación de ferrocarril por el siempre agradable sendero botánico de As Foyas, cuyo recorrido por bosque mixto paliaba los efectos de una mañana con altas temperaturas ya a horas tempranas. La espera en el remodelado andén de la vieja estación transcurre entre la inquietud de los más jóvenes en su ilusión por subir al tren, y la expectación ante las nuevas sensaciones de viejos trayectos, de los más mayores, en este mítico tren que recorre los últimos kilómetros de su cansino viaje colgado a gran altura sobre el valle del Aragón, y que es tema de comentario al evocar viajes de antaño, cuando este medio de transporte era el más empleado para acercarnos los aragoneses que peinamos canas, o nada, a las montañas pirenaicas.

Canfranc desde el tren
            - ¡Qué recuerdos! Se oye hablar entre unos y otros en tono nostálgico de un tiempo que se fue, que se nos fue a todos. Finalmente, una vez en el tren, tenemos la ocasión de disfrutar en este último tramo de recorrido de las espectaculares vistas sobre el valle, donde ocupa un privilegiado espacio el viejo Canfranc, Canfranc quemado, Canfranc pueblo… o simplemente Canfranc, como ha sido siempre, ese Campus Francus de los romanos, convertido en sede aduanera en el siglo XI por Ramiro I, expuesto a grandes peligros dada su condición fronteriza, teniendo en el fuego su mayor enemigo, siendo el último de esos incendios, el de 1944, el que lo sumió en una casi despoblación.

Por el paseo de los Melancólicos
            El tren se detiene en esa explanada artificial ganada al paisaje, ganada a un fondo de valle gracias a los escombros obtenidos de la excavación del túnel, para la edificación de la Estación Internacional, a la que le queda sólo el título, y las viviendas de sus constructores. Entre hermosas vistas, túneles y reflexiones hemos llegado. Viejas vías, viejos andenes, arqueología ferroviaria en torno a un impresionante edificio que ha comenzado a verse restaurado y que conserva esa vocación de gozar de nuevo del esplendor de antaño, de un esplendor en tráfico de viajeros, de mercancías y de otras materias que la han hecho entrar con letras grandes en la literatura siempre enigmática de pasadas contiendas. Y este es el ambiente que nos espera y del que nos impregnamos aprovechando la ocasión para, una vez más, y son cientos, miles, y nunca suficientes, reivindicar esa reapertura del túnel que conecte ambos lados del Pirineo.

En la cascada del barranco de Ip
            Atravesamos con respeto, casi con la respiración contenida, esa playa de vías, donde se desgranan vencidos por el tiempo, esos viejos vagones a los que hay que restituir su dignidad. Nos incorporamos al paseo de los Melancólicos para conocer un poco más de la historia militar abrazada al Pirineo, sustanciada en la Línea P, consistente en un buen ejemplo de búnker defensivo. Un poco agradable tramo carretero media para bajarnos ya a la base de la presa y retomar uno de los senderos más emblemáticos de Aragón, el Camino de Santiago, GR 65.3, que comenzando en nuestro territorio en Somport, recorre el valle del Aragón hasta dar continuidad ya por tierras navarras, y que fue declarado por la UNESCO Patrimonio Mundial en 1993.

Por el Camino de Santiago
            El camino discurre por el seno de un bosque, que hace las delicias del caminante. Pasamos por el viejo Canfranc, deteniéndonos en los exiguos restos del castillo, en los de la torre de Aznar Palacín, y lo que queda de la antigua iglesia de la Trinidad. Todo ello nos habla de un pasado de esplendor. Nos acercamos hasta el puente de abajo, de base medieval y reconstruido a finales del siglo XVI por Ramón de Argelas, maestro cantero bearnés, según reza en un gran sello en su interior. Continuamos el sendero, hasta llegar de nuevo a Villanúa, donde tomamos los vehículos y nos dirigimos a la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales (EMMOE) de Jaca, donde nos esperan para enseñarnos el museo de montaña, donde han ido recopilando toda clase de materiales empleados a lo largo de sus casi setenta años de historia.



En el interior del museo
            Una comida de hermandad media para tener un encuentro en el salón de actos del CP Mayencos, donde nos reunimos para departir sobre temas de interés común, temas de actualidad que condicionan el buen funcionamiento de los clubes, cuya máxima aspiración es la de ser vivero de buenos montañeros y de buenas personas, a las que poder contagiar esa pasión nuestra por el mundo de las montañas, y en un contexto de máxima seguridad.




A vueltas con la Responsabilidad Civil
            Dos son los temas principales tratados. Por un lado, Manolo Bara, Presidente del Club Peña Guara de Huesca, nos pone al corriente de un nuevo sistema informático integral para la gestión administrativa de los clubes, que está desarrollando con PRAMES. Y en segundo lugar, el prestigioso jurista José Mª Nasarre, miembro de las juntas de FAM y FEDME, y gran experto en temas jurídicos de montaña, especialmente en Responsabilidad Civil en la práctica de estos deportes, nos pone al corriente en cuanto a la escasa jurisprudencia que hay de momento en las sentencias sobre los últimos accidentes acaecidos, donde se pone de manifiesto la importancia de estar federado en un club de montaña. Nasarre, además es uno de los organizadores de CIMAS2015, primer Congreso Internacional de Montañismo, a celebrar en Aragón en marzo próximo, del que se irán conociendo más detalles conforme llegue el momento, y del que nos pone al corriente, terminando así esta jornada.

            Sólo nos resta agradecer al presidente de la FAM y al vicepresidente por la provincia de Huesca, presentes en todos los actos programados, el habernos ofrecido la oportunidad de acoger este II Encuentro de Clubes de Montaña de la Provincia de Huesca, que ya tiene compromisario para el año que viene, y que también esperamos tenga su reflejo en las otras dos provincias.




Este mismo texto aparece publicado en el suplemento Aragón, País de Montañas del Heraldo de Aragón, el jueves 12 de junio de 2014.


El reportaje completo de fotos, en: