domingo, 24 de septiembre de 2017

Peña Valencia y los Agüerris, en los Valles Occidentales

AQUERAS MONTAÑAS
Peña Valencia (2087 m)
Peña Agüerri (2283m)
Pico Agüerri (2447 m)
Sábado, 24 de septbre. de 2017



           La cordillera pirenaica, que se agacha para beber en el Cantábrico, quiere mostrar todo su esplendor en la parte central, y aunque en la más occidental del Pirineo aragonés todavía no se ha terminado de poner de pie sí que comienza a mostrar su bravura mediante elevaciones que forman macizos, y que aunque no son muy grandes porque se lo impiden los innumerables barrancos que sirven de desagüe de las aguas que las montañas generan, bien es cierto que si en cuenta de subir a uno de sus montes, te decides a visitar en su totalidad uno de esos macizos, se habrá completado una extraordinaria jornada de montaña, compartiendo con el entorno esa inmensa satisfacción de hollar varias cumbres, de pellizcar sus crestas, de admirar sus patios.

Equipo mayenco a punto de salir del refugio de Gabardito

Cartelería del STA GR 11.1, junto al refugio
            Y eso es lo que hemos hecho hoy, compartiendo también con Julio, Josemari, Carlos, Toño, Rafa, Paco, Marisa, María, Carlos, Otal, Gustavo y Alberto, al más puro estilo mayenco esta jornada por uno de esos macizos, el del Agüerri, que se nos antoja poco visitado por su dureza, por su rudeza, por su aparente poca hospitalidad, que se sustancia en lo agreste de sus faldas, del incómodo transitar por ellas, como si quisiera suplir con todo ello el que por más que se aúpen sus mayores prominencias no consiguen llegar a los 2500 metros. Pero no nos importa, a los seres hay que quererlos como son, y si algo hay que hacer es adaptarse a sus condiciones para un mayor disfrute de nuestra permanencia junto a ellos, porque al final, como pasa con casi todo el mundo, se deja querer. Y en eso hemos estado.

            Así es que… vamos.

Abandonamos el GR 11.1

Faldas del Valencia. Al fondo, Lenito y Forca
            Algo más de las 8 de la mañana, el refugio de Gabardito mira por encima del hombro los bancos de niebla que se han formado en el fondo del valle, suponemos que, por la humedad de las precipitaciones de ayer, que han querido ser breves para dejar que nos echáramos hoy al monte. Mientras nos preparamos, viene a saludarnos el amigo Pepe que, alojado en el refugio, va a dar comienzo su segunda etapa para unir Canfranc con Irún a través del GR 11, y al que le deseamos el mayor de los disfrutes. Ya ves cómo son estos mayencos. Los primeros compases de nuestra caminata de aproximación discurren por un frondoso hayedo que también se muestra agradecido por esas lluvias, por toda esa humedad que le aporta riqueza, frescura, ganas de agradar al poder lucir sus mejores galas, aunque sabe que por poco tiempo, porque el incipiente tinte amarillento va a tornarse masivo, invadiendo todo su follaje, y ofreciendo de ese modo una cromática y espectacular despedida de sus energías, que marchan a sus cuarteles de invierno.

Comienza nuestro ascenso a la montaña

Progresando por entre rocas
            Tiempo tendremos de admirarlo. Seguimos con lo nuestro. La pista se hace sendero, y con un ligero desnivel nos situamos en lo alto del Salto de la Vieja, para dejar al poco que este GR 11.1 vaya a disfrutar por los llanos de Plandániz y de los de Diostesalve hacia el Foratón, y bajar nosotros en busca del lecho del barranco de Agüerri, para dejarlo al poco tiempo y tomar un desvío a la izquierda, que nos sube decididamente hacia la montaña. En el límite entre la tasca y la roca se encuentra un refugio forestal, el de Secús. Seguidamente nos tiramos a la izquierda para cruzar el barranco del mismo nombre y meternos ya de lleno en el lapiaz, unas tan bellas como peligrosas formaciones rocosas que el agua y el tiempo han labrado sobre la caliza reinante.

Mar de lapiaz

Llegando a la cornisa
           Finalmente, y tras casi hora y media de ascensión sorteando grietas y cuchillares alcanzamos el borde de esta montaña, que da vista al Gran Norte, presidido en primer término por el Castillo de Acher, imponente montaña que forma un macizo en sí misma. El cordal en el que ya estamos instalados tiene su continuidad hacia el oeste, buscando ya los acantilados de la Boca del Infierno, por donde se abre paso el Aragón Subordán que prisas lleva para bajar sus esencias del bello paraje de Agua Tuerta, cerca de su nacimiento en las faldas del Marcantón.

El Castillo de Acher, con todo su poderío

Peña Forca, dominando la entrada de la Selva de Oza
            Nos damos por satisfechos, puesto que hacia esa dirección no hay mayores cotas. Sin embargo, hacia levante tenemos nuestros dos siguientes objetivos, los Agüerris, que sí que lo son, la Peña Agüerri, o Peña Blanca, y el Pico Agüerri, o Peña Negra, y tras echar un breve bocado a ellos nos dirigimos. Las vistas son espectaculares. La Peña Forca y su Lenito, Los Alanos, Chipetas, Chinebrales, Gamuetas, Petrechemas, Acheritos, Ansabères, y tantos y tantos otros que están ahí, que han estado siempre ahí, fieles a la cita visual y en ocasiones también presencial.

Peña Blanca y Peña Negra componen los Agüerris

En el tránsito de los Agüerris
            A pesar de ser más altos nuestros siguientes objetivos, tenemos que bajar para acompañar al cordal en su viejo caminar, por la misma cornisa que se asoma vertiginosamente hacia los abismos de Costatiza. Peña Agüerri, sin pena ni gloria, y luego una serie de destrepes para alcanzar un collado, punto de partida para el asalto final al Pico Agüerri, que con sus 2447 metros de altitud, es el dueño y señor del macizo, que orgulloso muestra su porte quizás mirando por encima del hombro a todo lo que asoma hasta el Cantábrico. Ya sólo queda pues, ascender esos más de 220 metros para alcanzar la cima, y lo hacemos por un itinerario sorprendentemente bastante transitable, al menos hasta los últimos metros, que ya se empieza un poco a complicar.

Destrepes de la arista

El Bisaurín, ya entre nubes
            En la cima nos encontramos una placa conmemorativa de un fallecimiento, y un buzón de cumbre con la imagen de un aizcolari. Las vistas, similares a las que venimos trayendo por todo el cordal, con el añadido de que al estar en el punto más oriental del macizo, el espacio está presidido por el hermano mayor, por el Bisaurín, que muestra jaspeada de blanco su cara norte. Abrazos, otro bocado, fotos… y para abajo. Tres horas y tres cuartos hasta aquí. El descenso, a tono con el conjunto, se hace incómodo, sin sendero definido hay que abrirse paso como se puede por una ladera con bastante inclinación. Finalmente se llega a un collado próximo al de Costatiza, que da un respiro, pero eso, sólo un respiro, porque hay que bajar al Achar de Secús, algo que hacemos por la derecha del barranco, a través de un terreno de esquistos, por donde hay que estar muy pendiente de dónde se echan los pies, y que para las manos sirven unas rallas calizas que nos acompañan en el descenso. Un poco más… y abajo, a punto de iniciar el largo descenso del barranco de Taxeras, en el que también encontramos ganado.

Cumbre del Agüerri

No nos pierden de vista los sarrios
            Alcanzando el punto en el que nos hemos desviado para la subida, sólo resta desandar lo andado, para lo que enseguida nos incorporamos al GR 11.1, que nos mete en el hayedo, para sacarnos en el refugio de Gabardito, punto de partida de esta bonita circular a uno de los macizos, posiblemente, menos visitados de estos Valles Occidentales, habiendo recorrido 14,4 km, en 6h 45’ de tiempo total, del que 5 horas han sido en movimiento, salvando un desnivel acumulado en torno a los 1380 metros D+/-, en una mañana en la que nos ha respetado el tiempo y en la que hemos disfrutado, como siempre, de nuestros compañeros y del entorno, dándola por terminada en torno a una buena mesa.





El track, en: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=19878365

jueves, 21 de septiembre de 2017

Guardia Civil de Montaña, 50 Aniversario

GUARDIA CIVIL DE MONTAÑA
50 Aniversario
Murillo de Gállego / Riglos
Ciudadela de Jaca
19 y 20 de septiembre de 2017



            "El aumento de las actividades al aire libre durante la década de 1960 trajo consigo la nueva necesidad de rescatar a personas accidentadas o extraviadas en áreas de montaña.
Por entonces los avisos de accidente eran recibidos en primer lugar por los puestos de la Guardia Civil, que los atendían con los medios a su alcance.
En 1967 se crean las Unidades de Esquiadores - Escaladores, encargadas tanto del rescate en Montaña como de la vigilancia de los pasos fronterizos en los Pirineos. En 1981 se reorganiza el Servicio creándose los actuales Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM).
A lo largo de los años, el Servicio de Montaña se ha ido adaptando a las nuevas necesidades. En la década de 1980 comenzó en algunas zonas del Pirineo una intensa actividad de barranquismo que requirió la correspondiente evolución de los especialistas de montaña. A principios de la década de 1990 su actividad se extendió a cavidades subterráneas y al espeleo-socorro. Estos guardias civiles también se especializaron en el rescate en medio acuático. Debido a la dificultad orográfica de las zonas de actuación, las acciones de rescate se realizan frecuentemente en colaboración con el Servicio Aéreo de la Guardia Civil". –Extracto de la web oficial de la Guardia Civil-.


            A esto habría que añadir que, desde principio de siglo, Aragón está siendo pionero en España al haber incorporado el servicio medicalizado, puesto a disposición por el 061 del SALUD. Ya desde 1992, la Comisión Internacional de Socorro Alpino (CISA), los reconoció como uno de los cuatro mejores del mundo, junto con Francia, Suiza y Austria. Desde 1967, pues, han sido cincuenta años al servicio del rescate en montaña, en los que han llevado a cabo en torno a 20.000 intervenciones, con 33.000 personas atendidas. En estos días se han celebrado los eventos de ese 50 Aniversario con dos actos bien diferenciados. El llevado a cabo el martes, protagonizado por el homenaje de la FAM y de la FEDME, en Murillo de Gállego; y el de hoy miércoles, con un marcado perfil castrense, en la Ciudadela de Jaca. A ambos ha sido invitado el CP Mayencos… y ahí hemos estado.


Los Mallos de Riglos, desde las instalaciones del hotel Aguas de los Mallos,
en Murillo de Gállego


M-19.09.17 – Murillo de Gállego / Riglos
  
Momento de la retransmisión
en directo de un simulacro de rescate
            Para este encuentro hemos sido convocados los clubes de montaña de Aragón al Hotel Aguas de los Mallos, de Murillo de Gállego, donde nos vamos reuniendo mientras las unidades de rescate ultiman sus maniobras de simulacro en el entorno de los Mallos de Riglos, un tanto alteradas sobre el programa inicial debido al viento reinante. No obstante, son dos las realizadas. Una en la parte superior de la ferrata Cubilillo / Os Fils, y otra a continuación en la salida de una de las vías de escalada del Mallo Visera.

Visionado de las maniobras en directo, desde el interior del hotel

Otro de los momentos del simulacro
            Dichas intervenciones son retransmitidas en directo con la ayuda de otro helicóptero, siendo la primera vez que se realiza de ese modo, pudiéndose ver a través de unas pantallas situadas en el interior del hotel. El acto es presidido por el Delegado de Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde, y por el Dtor. Gral. de la Guardia Civil, José Manuel Holgado, entre otras autoridades, siendo presentado por el Coronel Jefe del Servicio, Juan Miguel Arribas.

Lorenzo Ortas en su exposición de 50 años de montañismo

Turno para Luis Masgrau -FAM-
y Joan Garrigós -FEDME-
            Seguidamente, Lorenzo Ortas, vicepresidente del club Peña Guara de Huesca, uno de los pioneros de Aragón, ofrecía una serie de imágenes que bajo el título “Cómo hemos cambiado”, recogían la historia del montañismo en Aragón a lo largo de las últimas cinco décadas, donde destacaba especialmente la evolución en la equipación y las técnicas, pero no sólo eso, sino también se ponían en evidencia los cambios en la propia montaña, especialmente en cuanto a la gran pérdida de masa glaciar se refiere.

El Coronel Arribas entre los presidentes de FEDME y FAM

El Coronel arribas recibiendo los presentes
            A continuación, tomaban la palabra Luis Masgrau, presidente de la FAM, y Joan Garrigós, presidente de la FEDME, para resaltar la importancia que tienen los grupos de rescate para los practicantes de las diversas modalidades deportivas que se dan cita en los escenarios montañosos, pudiendo presumir en Aragón de ser pioneros en España, debido a la introducción del servicio medicalizado, gracias al empeño de predecesores como José Ramón Morandeira, anteriormente Pepe Díaz, y otros tantos, que lucharon por integrarlo en el día a día del rescate. Y también, cómo no, de poder presumir de tener un servicio a la altura de los mejores del mundo. El Coronel Arribas recibía de las federaciones nacional y territorial, de manos de sus presidentes, sendos presentes como reconocimiento y gratitud a la labor prestada a lo largo de estos últimos cincuenta años, que prácticamente coinciden con el mismo aniversario hace cuatro años de la FAM.

Peña Rueba y Murillo de Gállego

            Con un vino español se cerraba el acto, al que asistían cientos de personas, del cuerpo y del tejido federativo y social del montañismo aragonés.






X-20.09.17 – Ciudadela de Jaca

Interior de la Ciudadela,
con la Peña Oroel como telón de fondo
            Como club pionero de Jaca y comarca, el CP Mayencos ha sido invitado también al acto institucional de conmemoración del 50 Aniversario de la creación de los servicios de rescate. De marcado carácter castrense, se celebraba en el interior de la Ciudadela de Jaca bajo la presidencia del Dtor. Gral. de la Guardia Civil, José Manuel Holgado, entre otras autoridades, que pasaba revista a las tropas formadas a tal efecto.

Palco de autoridades

Formación ante el palco presidencial
            Seguidamente, el Coronel Arribas, actual jefe del servicio, ofrecía unas palabras de agradecimiento haciendo un breve repaso de lo que han sido estos cincuenta años. A continuación, tomaba la palabra el Dtor. Gral. elogiando del mismo modo la labor prestada por los actuales, en torno a 250 componentes del servicio más todos los que han ido pasando por el mismo a lo largo de todo este tiempo. En el transcurso del acto, les era entregada la Medalla de Oro con distintivo Rojo de manos del Dtor. Gral. de Protección Civil y Emergencias.

Ofrenda floral a los 12 fallecidos en acto de servicio

Desfile de los efectivos del servicio
            La parte más emotiva del acto venía con la ofrenda de una corona de laurel por los fallecidos de las unidades en estos años, que han sido 8 rescatadores y 4 pilotos de la UHEL-41. El evento se cerraba con un desfile de las tropas que han dado cuerpo al acto, seguido de un vino español en el salón Panadería, en cuya entrada se ofrecía una exposición de imágenes retrospectivas que recogen diversas actuaciones de las unidades de rescate.


El Dtor. Gral. de la Guardia Civil, abriendo el acto del cóctel


Con Pepe Díaz, Presidente de Honor de la FAM,
y una leyenda viva del montañismo

lunes, 18 de septiembre de 2017

Gratal y la Calma, por los puertos de la solana de Arguis

IXOS MONS
Gratal (1567 m)
La Calma (1581 m)
Sábado, 16 de septbre. de 2017



            Tras nuestras andanzas estivales por la alta montaña, llega el momento de reconciliarnos con esas sierras que nos acogen cuando los frentes del norte barren el Pirineo. Guara, Loarre, Gratal, Caballera, y tantas otras que viniendo del llano anuncian que el terreno cambia, anuncian que el terreno comienza a empinarse, anuncian la antesala de la cordillera madre. Y a ellas acudimos fieles todos los años como nómadas de las montañas, como los viejos pastores que llevaban sus ganados a los mejores pastos huyendo de los lugares más hostiles. Pues eso hacemos, llevar nuestros propios ganados, nuestros sentidos, nuestras sensaciones, a pastar, a que se alimenten en lugares más amables.

La mañana se echa encima de la cuenca de Arguis

El Peiró
            Y con esas sanas intenciones henos aquí de nuevo, en Arguis, que sorprendentemente está más alto que el viejo Canfranc. Sí, más altitud, pero menos latitud, y es lo que le confiere estar más alejado de esos zarpazos otoñales, que tras los rigores del verano, francamente parecen ya invernales, al menos por las alturas, que ya se han vestido de blanco. Tomando, pues, como punto de partida y llegada la presa del embalse de Arguis, nos llegaremos hasta Gratal, para volver y ascender a la Calma, que con el Peiró se disputa la mayor altura de la redolada. Vamos.

Entrando en el barranco Focegabarda

Llegando a puerto
            Con los amigos Toño, Carlos, y Sergio de Sabi que comparte ruta, vamos acompañando la ribera sur del embalse de Arguis, que acusa la sequera de este verano, y que muestra sin pudor la desnudez de la parte superior de su vaso, deseoso de ser llenado por nuevas aportaciones. En veinte minutos pasamos por la entrada al barranco de San Antón, por el que vamos a descender al regreso. Seguimos, y en otro cuarto de hora, tras saludar a un Peiró que rasga el horizonte, el camino se mete en otro barranco, el de Focegabarda, que no muy orgulloso muestra la cicatriz que oculta la conducción de gas. El terreno se pone tiesote, pero por poco tiempo, ya que hay que tomar un sendero a mano derecha, que aunque sigue subiendo ya es otra sensación al compartirla pegado a los bojes.

En la fuente de Fenés -imagen de Sergio-

Por el roquedo del sendero cimero
            Salimos a puerto, cruzado por una red de pistas. Una de ellas nos lleva a las proximidades de la fuente de Fenés, que alimenta al barranco del mismo nombre, y es el que se abre paso entre las peñas del Mediodía y el Gratal, nuestro objetivo, y que ya tenemos a la vista. Importante veta ésta, que mana y mana a pesar del sequero reinante. Nos dirigimos ya decididamente a tomar el sendero cimero de este Gratal que domina visualmente la sierra viniendo del llano. En torno a 150 metros de desnivel salvamos, por empinado sendero, hasta la cima, en la que encontramos una cruz y una pequeña capilla metálicas, y debajo de ambas, en un hueco de las piedras cimeras, una carpeta con el libro de cumbre, en el que aportamos nuestra presencia.

Vista hacia levante, con Guara presidiendo

Buscamos un abrigo a la solana de la cumbre
         Echando un bocado nos empapamos bien de las extraordinarias vistas a los cuatro costados… o más, que nos ofrece esta espectacular atalaya. Por el norte, el Gran Norte, que nos gusta llamar, la atmósfera viene a hacer buenas las predicciones, el eje pirenaico se va cubriendo con ese frente que va invadiendo las montañas, y que apenas deja identificar algunas. El solano está ocupado, y muy extensamente, por la Hoya de Huesca, desde levante, donde se va topando con la señora Guara, hasta poniente, que lo hace con las sierras de Loarre. Un gran espectáculo a vista de pájaro que sólo podemos recorrer así, con la vista.

Las extensas llanuras de la Hoya de Huesca

Carlos echándole un ojo al pozo
            Volvemos sobre nuestros pasos bajando ese empinado sendero cimero y hasta algo más allá de la fuente de Fenés, para tomar un desvío que discurre por la solana del Vértice Gratal y del pico San Julián, dejando en algunos tramos viejos campos abandonados a la derecha. Como abandonados también, aunque puestos en valor con paneles informativos, están algunos de los varios pozos de nieve de estos lugares, que en sus tiempos abastecían a todo Huesca y redolada. Una buena muestra de ellos está en el IV, que nos topamos antes de comenzar el ascenso al segundo monte de la ruta, el pico de la Calma, que en veinte minutos alcanzamos por otro empinado sendero, quizá más que el de Gratal. Como amueblamiento de cima tan sólo un montón de piedras. Las vistas no difieren mucho del pico anterior, únicamente con más perspectiva sobre el congosto del Isuela, cada vez más colonizado por el desdoblamiento de la carretera.

En la cima de la Calma -imagen de Sergio-

El Isuela sale de su congosto hacia la tierra llana
            Bajamos por donde subimos, para coger una pista, por breve tiempo, porque tomamos un sendero que la va burlando, hasta que nos introduce de lleno en el barranco de San Antón, por cuyo lecho se coquetea, ahora que baja seco y se puede. Saliendo a la pista del comienzo del recorrido, sólo resta llegarnos ya, bordeando el embalse, hasta la presa, dando así por concluida esta bonita travesía por los puertos de Gratal, aupándonos a dos de sus puntales, el propio Gratal y la Calma, completando una distancia próxima a los 16 km, en algo más de 5 horas y media de tiempo total, del que 4h 25’ han sido en movimiento, con un desnivel acumulado en torno a los 1200 metros D+/-.