La Croqueta de Obarra (1396 m)
Sábado, 2 de septiembre de 2017
Barón d’Espés,
barón d’Espés, si a Obarra
ba,
a Espés no i tornarás més.
a Espés no i tornarás més.
A
lo que él sin miedo contestó:
¿En los tres gosos que porto
y l´aspingarda?
Torná o no torná
a Obarra vuy aná.
y l´aspingarda?
Torná o no torná
a Obarra vuy aná.
"El coloso", atribuido a Goya |
Conversación
de inframundo entre el susurro de las guixas y los duendes del Turbón y el
Barón de Espés que, tirano él, quería beneficiarse a la molinera del monasterio
de Obarra… y fuera o no fuera, que el barón no regresó, dando por cumplida la
amenaza brujeril. Estamos hablando de hechos, o no tan hechos, de acontecidos,
o no tan acontecidos, de historias y leyendas, que se han quedado en la memoria
colectiva, en torno al monasterio de Obarra, que desde el siglo IX, incluso
antes, va atesorando historia como capital eclesiástica de la Ribagorza. Y de
religión vamos a hablar, concretamente de la raíz etimológica de la palabra,
aunque los estudiosos no se ponen de acuerdo en ello. Bien es verdad que todas
las analizadas tienen sentido, pero nos quedamos con esa de “re-ligare”, volver a ligar, volver a
atar, volver a juntarse, a amarse, lo divino y lo humano, porque eso es lo que
vamos a hacer, porque eso es lo que hacemos cada vez que tenemos ocasión,
volver a juntarnos, volver a amar a las montañas, a ese mundo natural del que
todo nos viene y que tanto nos atrae.
El alba llega al monasterio de Obarra, como cada día en los últimos doce siglos |
Congosto de Obarra |
Y
hoy lo vamos a hacer más literal si cabe, porque también nos vamos a atar,
también nos vamos a unir a la madre tierra a través de ese cordón umbilical que
es una sirga, esa línea de vida que nos acompaña en cada ferrata. Sí, porque hoy
volvemos al mundo ferrata, a la que quizá sea la más valiente de Aragón, y que
con esfuerzo, pero con gran placer, nos va subiendo poco a poco tomando
perspectiva sobre ese congosto de Obarra junto al que se halla el monasterio
cuyo nombre se cree procede de un vocablo vascón y que significa “hendidura entre rocas”, o del aquitano Obirrión, “estrecho desfiladero de grandes rocas”.
Y religar vamos a hacer también en el sentido de que vamos a unir el nuevo
trazado bajo el desfiladero, por donde discurre la actual carretera, con el
paso de la Croqueta, que por alto, y valga la redundancia, era paso obligado
para el tránsito de las gentes a uno y otro lado de este gran desfiladero.
Venga, que entramos ya en faena…
El conjunto monacal desde lo alto |
Pero
antes, otra nota curiosa, veréis, porque estamos en la sierra de Ballabriga,
que comparte nombre con una pequeña localidad, todavía habitada. Y como ese
nombre había que investigarlo, no nos ha sido difícil encontrar que el sufijo –briga es celta, y significa “altura fortificada”, y como el prefijo Bal- no hay que explicarlo, deducimos
que etimológicamente estamos hablando del Valle
de la altura fortificada. A lo que no hemos encontrado respuesta es a los
nombres de uno de sus montes, no sé si con tintes gastronómicos, que en los
mapas aparece como “La Croqueta” y a más alta cota “El Tartero”.
Equipados con los pertrechos, empezamos |
Comenzamos |
Ahora
sí. Va. Unos desde Jaca, y otras desde Zaragoza, nos juntamos en Campo para
llegarnos hasta las inmediaciones del monasterio. Justo antes de la boca sur de
uno de los túneles del congosto de Obarra, arranca la vía, que cerrada por
mantenimiento ha estado este tiempo atrás. La sirga parece renovada, lo que sí
vemos es algo frecuente en otras ferratas, y es que los cabos de la sirga se
rematan con cinta, que con el tiempo se deteriora, quedando al aire los hilos,
lo que confiere un cierto riesgo para el agarre manual. Proponemos el empleo de
una especie de cazo metálico, como un cilindro con fondo, que los recogiera, no
quedando de ese modo al aire.
En plena progresión |
El
primer tramo comienza ya vertical, pero muy dotado de grapas, por lo que
confías, confías… y luego viene lo bueno. Con algún descanso intercalado, pero
sin parar de subir en vertical, pronto se va ganando altura y tomando perspectiva
sobre ese singular emplazamiento donde está enclavado el conjunto monacal, así
como del resto del valle. Se alternan tramos de pared abierta con otros de
diedro. También encontramos distintos puntos de escape, o al menos para poder
montar tinglado de rapel. Tras pasar debajo de una gran carrasca la pared se
toma un respiro y comienza un empinado sendero desprovisto de sirga, a pesar de
que la encontramos referenciada en alguna reseña. Nos reagrupamos, para continuar subiendo
a sólo dos patas, pero con cuidado, porque hay mucha piedra suelta, y se llega
a la base de un espolón que hay que superar y rodear para alcanzar el primer
puente, que nos lleva al siguiente espolón tras atravesar una arista con un
paso horizontal.
Se
rodea parcialmente este nuevo espolón, y otra gran carrasca nos abre el paso
para el siguiente puente, dotado como el anterior de doble sirga con
plataformas para los pies. Se vuelve a cruzar en horizontal otro espolón, con escasas
grapas y pasos muy físicos, pero aéreo y muy bonito, que nos lleva hasta el
tercer puente, con sólo una sirga para los pies, y en poco ya terminamos este
tránsito por los fierros de esta imponente vía, que encontramos con igual
alguna grapa prescindible en algún tramo, pero que en otros han concentrado la
dificultad para hacerla más exigente.
Spiderman / Spiderwoman |
En el paso de la Croqueta -imagen de Toño |
Nos
reagrupamos conforme vamos llegando, y el posado tras la pancarta del club es
obligado, en un entorno como a unos trescientos metros en picado sobre ese
congosto que constriñe las aguas del Isábena, que apresuradas traen las
esencias pirenaicas hasta rendirse en el Ésera a la altura de Graus. A partir
de aquí hay que descender por un itinerario, dotado recientemente también de
sirga, pero prescindible su uso para los que tengan el nivel exigible para
hacer la ferrata. Se llega a ese paso de la Croqueta, en el monte del mismo
nombre, por el que antes de hacer la carretera pasaban paisanos, caballerías y
mercancías de arriba a abajo del congosto y viceversa. Un paso señalado con
marcas del GR 18.1, una variante del GR 18 o sendero de la Ribagorza, que nos
bajan hasta Ballabriga, donde recogemos los vehículos y de vuelta paramos a
comer en el restaurante Obarra, de Calvera… y muy bien, por cierto.
Hola Chema.
ResponderEliminarUna vía ferrata muy entretenida, me gusto mucho cuando la hice, sin duda es la de mayor dificultad de Aragón. Esa zona de Obarra, es poco conocida, pero muy chula, la ruta de congosto, también merece la pena.
Un saludo
Sí es disfrutona, sí. Gracias por el comentario.
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