martes, 25 de marzo de 2014

Antequera, su historia en piedra... y más

IXOS MONS
Antequera, su historia en piedra... y más
Fin de semana 21 a 23 de marzo de 2014



            Otros aires, otras tierras, otras gentes. Pero el mismo sol, el mismo latir, el mismo entusiasmo. Algunos peinan canas, otros ni eso, sólo un choben, pero todos con la misma ilusión, con la misma expectación para ver, para conocer, este paraje singular donde los haya. El tiempo y los elementos han sido los arquitectos de este reducto que contiene una de las muestras más impresionantes del paisaje kárstico de toda Europa. Estamos en el Paraje Natural del Torcal de Antequera, y su nombre le viene de las dolinas o torcas, unas curiosas formaciones en forma de depresiones circulares, que encontramos entre tanto y tanto pináculo detenido en el tiempo. 

Extraordinarias formaciones
            El mundo mineral es el que sostiene el planeta, es el que sostiene la vida. En él viven, y de él se sustentan todos los demás, el vegetal, el animal, incluso el humano. Entre todos estos reinos hay diferencias, muchas diferencias, pero quizá la mayor de ellas sea el tiempo, ese distinto concepto del tiempo en el que viven las rocas con respecto al resto de seres. Como la conciencia humana, también ellas están sometidas a un proceso de erosión por parte de los elementos externos, una erosión que las moldea, que las adapta. ¡Cuánto que aprender! Un proceso evolutivo, éste, que con mayor o menor virulencia no se ha detenido jamás. Un proceso evolutivo, éste, de varios cientos de millones de años, y que continúa. Un proceso evolutivo, éste, que nos ha traído hasta nosotros una auténtica delicia visual que admiramos con respeto.

Desafiantes pináculos
            Los orígenes se pierden en la noche de los tiempos, pero no lo suficiente como para saber que se deben al proceso de sedimentación carbonatada, originada por la acumulación y depósito de esqueletos, conchas y caparazones de animales marinos en el fondo del conocido mar de Tetis, que desapareció por empuje de las placas ibérica, al norte, y de África al sur, en el Mioceno Medio. Una vez emergido de las aguas, la acción prolongada de los agentes meteorológicos se ha ido ocupando, y todavía lo sigue haciendo, del moldeado del Torcal de Antequera. Para más información, podéis visitar la web oficial: http://torcaldeantequera.com/.

Grandes anfiteatros
            Una visita a través de los recovecos entre los enormes y singulares pináculos, nos adentra por este mundo de piedra donde no es nuestro tiempo el que rige, sino el suyo. Grandes formaciones pétreas, con erosión en vertical, con erosión en horizontal, que se aúpan para ver sorprendidas cómo unos cuantos visitantes merodean por el fondo de estas dolinas que aún añoran el lecho marino. Un arenoso suelo que también ha sido roca, y su lento, lentísimo para nosotros, discurrir a través de eones de tiempo, las ha convertido en tierra, las ha convertido en polvo, asimilable ya para el siguiente reino en la cadena evolutiva, las ha convertido en el sustento de multitud de especies vegetales, más de 600, cuyo mayor desarrollo lo ostenta el encinar, los espinares y zarzales. También es rica en fauna, con más de 100 especies de vertebrados, destacando la espectacularidad del buitre leonado, con su distinto punto de vista sobre las cosas, sobre la vida, también integrado en el paisaje, que fue declarado ZEPA para mayor protección de aves, tanto las que aquí habitan, como las de paso. Nos encontramos también unos cuantos ejemplares de vacas pastando, mamíferos domésticos; y otros domesticados, como unas familias de cabra hispánica, bastante acostumbradas a las visitas.



            Aunque para nosotros, actualmente, se nos antoje mucho tiempo, seguro que a estos monumentos pétreos, no se  lo parecerá. Estamos hablando de la aparición del hombre por estos lares. Estamos hablando de que de sus entrañas salieron hace como cinco mil años, unas enormes lajas de piedra con las que nuestros antepasados construyeron unos túmulos funerarios denominados hoy en día como el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, donde podemos contemplar, donde pudimos contemplar y contemplamos esas cámaras funerarias, gran exponente del megalitismo europeo, que con una amplia diversidad de soluciones arquitectónicas, nos han dejado este extraordinario legado de la cultura neolítica desarrollada junto a ese macizo llamado la Peña de los Enamorados, y que usaron como referencia para orientar alguno de estos monumentos.

Entrada a Viera
      Primero visitamos el Tholos de El Romeral, un sepulcro megalítico de falsa cúpula, con un corredor de paredes de mampostería de más de 26 metros de largo, 1,5 de ancho, y casi 2 de alto, que nos conduce a una cámara bajo la bóveda, en cuyo exterior podemos contemplar cómo una doble fila de enormes cipreses la coronan. Una intrigante visita por el interior, y un pausado paseo por entre estos árboles mortuorios por excelencia, nos permite impregnarnos de la esencia de este sacro lugar.

            Seguidamente nos dirigimos hacia el, un tanto alejado, centro de interpretación, donde un audiovisual nos ilustra acerca del modo de fabricación de tan magnas construcciones. El ingenio humano puesto al servicio de las necesidades y creencias de aquellos prehistóricos que ya tenían sus inquietudes puestas en el mundo que rodea a la muerte y sus consecuencias. De aquí damos cuenta de las otras dos muestras de estos enormes monumentos funerarios, el Dolmen de Viera y el de Menga. El primero es un sepulcro de corredor, terminado en una cámara cuadrangular. Tiene un recorrido de 22 metros, una anchura en torno a 1,5, y una altura de 2 metros. Todo ello cubierto por un túmulo de 50 metros de diámetro.

Entrada a Menga
            El de Menga también es de corredor, pero su enorme anchura, unos 6 metros, ha sido el condicionante para necesitar de unos pilares en medio, formando un doble pasillo de unos 27 de largo. Los entre 2,7 y 3,5 metros de alto en su punto más elevado, hacen muy cómoda la visita hasta el fondo, donde recientemente fue descubierto un pozo en el que hallaron restos óseos de animales. Dicho corredor está orientado hacia la ya mencionada Peña de los Enamorados, con la  que estos monumentos establecen diálogo visual, y posiblemente de otra índole, propiciando la eterna reflexión sobre la vida y la muerte, sobre lo perecedero de esta vida, no así de la Vida.     



            Entre la vida millonaria y la milenaria, una jornada para bañarnos de actualidad. De la actualidad que nos brindan los anfitriones, estas gentes de la Federación Andaluza de Montañismo, con las que compartimos siglas (FAM), con las que compartimos ilusiones, esperanzas, aficiones, pasiones, y unas ganas irrefrenables de mantener y de que mantengan ese respeto que una de las máximas expresiones de la Madre Tierra, como son las montañas, se merecen. Unas gentes que nos explican las enormes dificultades que han tenido a lo largo de las últimas décadas para preservar esa Sierra Nevada de las garras de la masificación, de las garras de la especulación, en un sagrado intento de llevar siempre la consigna de que el hombre se tiene que adaptar a las montañas, y no las montañas al hombre, porque lo importante es el medio, no el hombre. El medio puede vivir sin el hombre, pero no a la inversa.

Lorenzo, guerrillero infatigable
            Este IV Encuentro de Representantes Federativos en los Espacios Naturales Protegidos, a nivel estatal, ha puesto de manifiesto las diferentes sensibilidades territoriales, la diferente problemática que cada uno tenemos en nuestro radio de acción, la diferente diversidad de dificultades a las que tenemos que hacer frente, pero siempre con algo en común, y es esa inquebrantable voluntad de respeto y conservación hacia lo que la Naturaleza nos ofrece y lo que ha llegado, y cómo ha llegado, hasta nuestros días. Las montañas son ese mundo natural que se alza hacia lo alto, como los brazos de un niño hacia su madre. Son de donde nos vienen el sol, el aire, el agua… la vida, en definitiva y que nos imprime la enorme responsabilidad de dejarlo no peor de cómo nos lo hemos encontrado, como legado a nuestros descendientes.

Representación aragonesa
            Un debate repasando diversos aspectos con referencia a los espacios naturales, como son las carreras por montaña, la crisis, las actividades deportivas extremas, la implantación de los clubes, la relación con otros intervinientes en su gestión, etc., que nos lleva una intensa tarde, concluye con la redacción de un manifiesto, que nos sirva de punto de partida para continuar con esta callada gestión del mundo federativo de la montaña en los órganos de gestión de los distintos espacios naturales de todo el territorio nacional.


            Nos vamos, y lo hacemos con el agradecimiento a estos lugares y a sus gentes, que tan bien nos han tratado, que lo hacemos con la firme promesa de volver a esta tierra, que abrazada al río Genil, dejamos a los pies de Sierra Nevada, con la que un día, no muy lejano nos veremos las caras, porque son muchas las cosas que tenemos que contarnos.



El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/AntequeraSuHistoriaEnPiedraYMas

jueves, 20 de marzo de 2014

Aries evolutivo

ARIES evolutivo
20.mar.14  16:57
20.abr.14   03:56
(hola solar)



            Con la llegada de la primavera comenzamos un nuevo ciclo natural. En esta ocasión no vamos a entrar en el impacto que tiene en general en todos los seres vivos, sino que vamos a entrar un poco más en profundidades sobre el ser humano, lo vamos a dedicar a los signos zodiacales según el grado evolutivo de la persona. Y lo vamos a clasificar en tres tipos, el inferior, el medio y el superior. El radio de acción del inferior fluctúa entre los aspectos instintivo y emocional; el medio, entre el emocional y el intelectual; y el superior, entre el intelectual y el espiritual. Todo ello forma el arquetipo, que es el modelo, la estructura, sobre los cuales se organiza algo. El arquetipo viene dado por el signo natal, aunque no solamente por él, y es lo que influye sobre el individuo, que se manifiesta a través de la interacción con los cuerpos de la personalidad. Tiene dos etapas de desarrollo, el llamado Arquetipo Involutivo, que es el lema que sigue la conciencia personal en el momento de la encarnación. Y el Evolutivo, que es el esfuerzo que a partir de ahí, cada individuo realiza para su crecimiento personal.



            Con este punto de partida, que nos servirá para todos los signos, comenzamos con Aries, cuyo Arquetipo Involutivo es: “busco nuevamente la forma”, a través del que busca su autoafirmación, desarrollo, maduración e integración en la personalidad. Necesita vivir y hacer para ir acumulando experiencias, para enriquecer el yo personal. El Evolutivo es: “surjo, y desde el plano de la mente, rijo”, lo que le aporta salir de esa forma personal y adquirir dominio sobre sí mismo, y al mismo tiempo le refuerza el poder de la voluntad, la voluntad de ser y hacer.

            El Tipo Inferior de Aries necesita crear el sentido del yo personal, imponerse a los demás y al medio. Se pone siempre en primer lugar, vive sólo para sí, para autosatisfacerse. Egoísta y separatista, lucha por la vida con el cliché de selección natural, donde reina la ley del más fuerte. Es engreído, autosuficiente, no admite ayudas, no muestra sus debilidades. De cualquier nimiedad hace su casus beli. Enfático, violento, autoritario, jerárquico, falto de tacto en el trato con los demás. Intolerante, hiriente, desconsiderado, exigente, ambicioso. Posee gran vitalidad, en ocasiones brutal y destructiva, que manifiesta en prontos muy temperamentales, al vibrar su cuerpo astral en planos inferiores. Busca la inmediatez, no midiendo lo que ponga en riesgo para conseguirla. De arranque impetuoso, pero de fácil y rápido desaliento. De pasiones devoradoras y enfermizas, cuando adquiere un vicio lo vive intensamente y es muy difícil que lo deje. De vida desordenada, inestable, febril.

            El Tipo Medio de Aries se muestra ya más asentado, con sentido del honor, de la dignidad, lo que le da confianza en sí mismo, aunque en ocasiones pueda ser excesiva, pueda todavía idealizarse, sobreestimarse. Si se siente importante puede realizar valiosas aportaciones a la actividad que desempeña, pero si no se le hace caso, pierde el interés, y deja que otros se ocupen. Más inclinado a ejercer el mando que a supeditarse a él. Como líder infunde energía, ánimo, manteniendo alta la tensión entre sus subordinados. Independiente, aunque menos de lo que cree. Fuerza idealista, con fantasías vigílicas, que le impiden ver con objetividad y realismo. Con gran confianza en sus proyectos, hijos de la euforia y de la fantasía creadora. De olvido fácil de sus fracasos, sigue adelante adaptándose a nuevos enfoques, a nuevos retos. Espera lealtad y entrega de su gente, con la que no duda en interactuar para asegurarse que siguen sus postulados.

            Necesita de estímulos constantes para no cejar en su empeño, si no, se muestra discontinuo en su acción, pero si hace suya una causa, su orgullo le impedirá mostrarse vencido, aguantando las condiciones adversas. De espíritu autoritario, tiene determinación y coraje frente a los mayores inconvenientes. Tiene verdadero vértigo a faltarle algo por lo que luchar o conquistar. Su existencia es la prolongación de su poder en la acción que desarrolla. Es primario, impulsivo, le gusta el cambio, la novedad. Intrépido, sin temor a emprender. Necesita vivir y experimentar estímulos. Extrovertido, espontáneo e improvisador. Sincero a la hora de expresarse, no se anda con rodeos, áspero y brusco en ocasiones. Sufre las heridas con otras personas, pero son enfados momentáneos que no dejan posos psicológicos; no es rencoroso, olvida pronto los agravios.

            El Tipo Superior de Aries. Tras haber desarrollado la personalidad en todos los asuntos de la vida, esas experiencias le han conducido al autogobierno, al dominio del ser, por el poder de la voluntad y el cultivo del desapasionamiento. Ha canalizado las ansias del enérgico dominio hacia los demás, convirtiéndolas en autodominio. Su mente tiene un fácil trato con su ego, que se ha integrado en su ser cumpliendo su verdadero papel. La energía, la violencia, la agresividad, el temperamento, se muestran ya, mucho más domesticados, y lo hacen como valor para enfrentarse a las situaciones. Los idealismos ya se muestran como iluminador, precursor, inspirador de nuevas consignas para la colectividad. Posee el poder de organizar, de dominar a las multitudes, su voluntad es pura energía espiritual, expresándose en dinámicas actividades, con procesos creadores, destruyendo formas caducas e innovando siempre para la correcta conducción de los demás.


                Bien amig@s. Así son ell@s y así hay que quererl@s. Muchas felicidades a l@s Arian@s y que este tránsito os sea propicio a tod@s vosotr@s.

                 Este es el comienzo real del año. Así es para los que siguen esta cosa de los ciclos naturales, de modo que es el tiempo de los buenos deseos y de las buenas intenciones, así es que Feliz Año Nuevo a tod@s!!!


                El orto del sol al comienzo y final de Aries, es (hora solar):
20 de marzo       amanecer 06:18
20 de abril          atardecer 18:59

                Las lunas de este mes de Aries, son (hora solar):
·         Menguante, en Capricornio        Lunes, 24 de marzo, a las 01:47
·         Nueva, en Aries                           Domingo, 30 de marzo, a las 18:46
·         Creciente, en Cáncer                  Lunes, 7 de abril, a las 08:32
·         Llena, en Libra.                            Martes, 15 de abril, a las 07:43


Entradas relacionadas:
http://chematapia.blogspot.com.es/2013/03/aries.html

Fuente del texto: Apuntes de Antroponomía y Vitacultura
Imágenes: Extraídas de diversas web


lunes, 17 de marzo de 2014

La Partacua, en blanco y negro

A TUCAS ALBARS
La Partacua, en blanco y negro
Viernes, 14 de marzo de 2014
Sábado, 15 de marzo de 2014



             La vida no siempre es en color. También hay momentos en blanco y negro. Y eso es lo que hemos querido experimentar acudiendo al mismo escenario de día y de noche. Mismos montes, mismos valles, pero distintos señores que los cuidan, los sostienen, los insuflan.

            Una nueva salida que hacemos acompañados de la dama misteriosa, de la inquietante, de la que no para, de la que crece, de la que mengua, de la que asola los corazones, de la que arrasa cualquier hálito que ose salir de la garganta. Sí, una nueva salida de la Sección de Montaña del CP Mayencos. Una salida nocturna, esta vez a los pies de Peña Telera, en la Partacua.

            La víspera vamos a reconocer el terreno. Una espléndida jornada nos es regalada para disfrutar por estos lares, que tanto hemos pateado, en invierno y en verano. Un extraordinario escenario que se pone a nuestra disposición para volver a contemplarlo, a admirarlo, a reconocerlo, y a agradecer su presencia. Es tanto el bien que nos hace… Creo que lo sabe.

Barranco de Piedrafita
           Partimos de Lacuniacha, para inmediatamente calzarnos ya las raquetas e ir subiendo por la pista, no cayendo en las tentaciones que los desvíos para eludirla se nos ofrecen a cada momento. Llegamos a la llamada Plana Alta de Boj, que es donde llega el desagüe natural del ibón de Piedrafita. Seguimos pista arriba, acompañándola en sus vueltas y revueltas, hasta completar casi 6 kilómetros de auténtica delicia visual y sensorial.

            De vuelta, entramos a hacerle una visita al durmiente ibón, que lo dejamos en su reposo. Qué envidia. Qué privilegio. Estar ahí, vivir ahí, reflejando semejante espectáculo, y en invierno, mirándose por dentro.

            Continuamos nuestro descenso, hasta completar el recorrido, de nuevo en Lacuniacha. Algo más de 12 km. Cinco horas en total, para disfrutar tres en actividad y dos contemplando. Con un desnivel positivo acumulado de 460 metros. Algo menos de recorrido para mañana por la noche, pero no por eso menos disfrute.



            El ser humano, la vida, son una máquina del tiempo, permanentemente viajando por él, a través de él, nos ofrece disfrutar del mismo escenario durante el día y durante la noche, en blanco y negro. Quince somos los que salimos del club camino de la Partacua para disfrutar de nuevo, una noche más del resplandor de quien viene a visitarnos una vez al mes en toda su plenitud. Y es lo que intentamos. No se puede decir que fallemos a esa cita, pero ella, a pesar de mostrársenos velada, extiende su resplandor por encima de las nubes que a última hora también han querido hacerse presentes, incluso, a través de ellas, para poner en evidencia lo grandioso de estos lugares.

Noche en familia
            Ocho de la noche. Todos preparados sobre nuestras raquetas para darnos un paseo por esta pista de la Partacua. Salimos de Lacuniacha y nos dirigimos a ello. Ningún claro nos beneficia, pero sí lo hace con uno de los cordales panticutos, donde se reflejan sus encantos favoreciendo esa blancura radiante que aún conservan.

            De ayer a hoy se han incrementado notablemente las calvas en el arranque de la pista. La nieve está más blanda ahora de noche que ayer de día. Se hace más incómoda la progresión. En hora y media nos presentamos en la salida del ibón de Piedrafita, donde Ástrid y su familia ven colmadas sus expectativas, comenzando el regreso. Valientes, muy valientes Ástrid y Mara. Los demás continuamos hasta completar casi los cinco kilómetros, donde echamos un bocado antes de darnos la vuelta, y lo hacemos junto a un talud al abrigo del viento, que quiere participar también de la noche.

            El regreso se hace un tanto penoso por el estado de la nieve, pero no impide el disfrutar del entorno, de la noche, de la compañía. Al cabo de tres horas y tres cuartos, llegamos a los vehículos, habiendo estado una hora menos en actividad, para cubrir los 9,3 km de distancia, con un desnivel acumulado de 370 metros. Una forma distinta de formar parte de estas luces y sombras que la Partacua en blanco y negro nos ha ofrecido… y sobre todo, en buena compañía.




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martes, 11 de marzo de 2014

El Real del Mascún

IXOS MONS
El Real del Mascún
Sábado, 8 de marzo de 2014



            Hoy no bastan las palabras para describir esta ruta, también son necesarios los silencios. Todo forma parte de la misma partitura. Una partitura hecha con el afán del tiempo, con el afán del espacio, con el de los elementos, también con el nuestro propio. Hoy queremos ir reduciendo esa gran deuda que tenemos con una de las sierras más bellas, más inquietantes, más misteriosas, más olvidadas, del pre Pirineo. Surgencia del Mascún, dolmen de la Losa Mora, despoblados de Nasarre y Otín, fantásticas formaciones pétreas formando espectaculares parajes naturales… todo ello en una de las circulares más emblemáticas. Hoy nos vamos a recorrer el Real del Mascún, en pleno corazón del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara.

El Delfín del Mascún
            Pocos somos. A más nos toca. Con Sara y Javier vamos a partir de Rodellar, ese paraíso de la escalada deportiva a escala internacional, donde gente de muchas y lejanas procedencias vienen a colgarse por estas paredes, vienen a quitarse las manías a este singular lugar que ofrece cielo abierto, agua, sol, roca, abismos y amistad. Ofrece un sin fin de vías de todas las dificultades. Ofrece exigencia y exige compromiso. No defrauda. Todos vuelven.

            En una serena mañana de este recién estrenado anticiclón, de su mano lo vamos a acompañar por estos montes, que tantas batallas han vivido. Tristes montes que no terminan de recuperarse de la última de ellas, de la despoblación. Unos montes que desde hace milenios viven inquietos, sienten no envidia, no, admiración, se miran, se reflejan en la cordillera madre, como lo vamos a hacer nosotros.

Sector del Camino
            Nos dirigimos al barrio de la Honguera para atravesar un breve espacio de curiosas areniscas y tomar el sendero que nos baja al lecho del barranco del Mascún, de un agonizante ya Mascún que con sus 14 km de longitud está a punto de rendirse al Alcanadre unos cientos de metros más abajo. Un Mascún que en época de estiaje se refresca sólo con las aguas de su fuente, lugar privilegiado a donde se asoma eternamente ese delfín de las rocas, tan característico. Las paredes duermen en su ingravidez, duermen, a la espera de sus arañas humanas.

Camino del dolmen
            Antes de llegar a ese escape de las aguas freáticas, ya tenemos que descalzarnos para cruzar el río. Y observamos que por encima de la surgencia, otrora cauce seco, hoy no lo es, tenemos que volver a descalzarnos una y otra vez más hasta toparnos con la circular, a la que entramos y de la que saldremos en este mismo punto. Uno de los indicadores del parque así nos lo señala, a la izquierda Nasarre, a la derecha Otín. Iremos por el primero y volveremos por el segundo. Algo más de una hora desde el arranque. Nos metemos pues al barranco de Andrebod, por el que vamos tomando altura acogidos por el frescor de la umbría, y al término del cual encontramos otro cruce, con el desvío al barranco de Barrasil a la izquierda. Pero nosotros continuamos por nuestra derecha, bajo unas paredes de roca que albergan milagrosas formas de vida disfrazadas de carrascas.


            Ligera pendiente hasta dar con el collado, que nos vuelve a ofrecer alternativas. Pero antes, pequeño desvío a la derecha para la obligada visita al dolmen de la Losa Mora, vestigios de la cultura funeraria de los pastores neolíticos, que hace cinco milenios poblaron estos montes. Buen lugar para vivir. Buen lugar para morir. Buenas vistas para disfrutar, en una vida que se nos antoja no muy cómoda. Historia que entreteje las leyendas, que nos hablan de pastoreo, que nos hablan de brujas, tesoros, seres fantásticos, y ganas de que todo ello perdurara en el tiempo.


Ventanal
            Dos horas y media hasta abandonar este extraordinario lugar. El desvío mencionado nos ofrece la posibilidad de llegar hasta Otín sin pasar por Nasarre, pero no caemos en esa tentación. Nasarre, y su recién restaurada iglesia, nos esperan. Total, tan sólo media hora en llegar y nos encontramos con esa joya del románico, algo alejado del núcleo original del endemismo artístico denominado como “románico del Gállego”, según explica Antonio Gª Omedes en su nutrida web http://www.castillodeloarre.org/HU-Jacetania/99006-Nasarre1.htm. El templo, bajo la advocación de San Andrés, fue restaurado a finales del siglo pasado por el Gobierno de Aragón, y declarado de Bien de Interés Cultural. Está compuesto por una nave única, terminada en ábside de tambor, con la decoración larredense de arcos ciegos y friso de baquetones. En su interior se puede apreciar, en la cabecera de la nave, el altar; en un lateral, la sacristía, en cuya entrada vemos restos de frescos, con un ventanal de medio punto dovelado; a los pies, una gran pila bautismal, y una losa que bien podría ser la tapa de un sarcófago; de ambos laterales salen cuatro estribos como soportes de una entre planta que otrora albergara un pequeño coro. El exterior está custodiado por un minúsculo cementerio.

Bajorelieve
            A pocos metros se encuentra este despoblado, que está situado en una soleada planicie a caballo entre las cuencas del Alcanadre y del Mascún, donde destaca una de las casas en cuyo pórtico de entrada figura un bajo relieve con la inscripción “Pedro Campo ano 1770”, bajo unos adornos florales. Mediodía del sol.

          Volvemos sobre nuestros pasos. Estamos en el GR 1, también llamado Sendero Histórico, por estar jalonado de localidades que durante la Alta Edad Media fueron importantes plazas fronterizas: marca hispánica en Cataluña y cuna de los reinos de Aragón, Navarra, Castilla y León. Sin perder de vista las nevadas cumbres pirenaicas, nos lleva al barranco de Vellanuba, donde nos encontramos con la pardina del mismo nombre. Un conjunto de casa y bordas, que se rinden al olvido en penosa situación de abandono, donde la inscripción de “Martin Lardies, año de 1870”, pervive todavía al paso del tiempo.

Pardina de Vellanuba
            Enseguida vemos ya lo que queda de Otín, otro despoblado hijo de la nefasta década de los sesenta del siglo pasado, en la que la búsqueda de algo mejor, en la que la llamada de la floreciente industria, en la que el desprecio por parte de las administraciones hacia estas gentes, su forma de vida, sus tierras, sus animales, sus casas, sus enseres, su historia, sus ancestros, sus referencias, hicieron posible este desmesurado erial humano. Jirones de historia en manos del tiempo, en la nebulosa de la memoria. Que me pierdo.

Interior de una casa en Otín
            Nosotros a lo nuestro. Bocado y trago, ¿qué vas a hacer? El track que vamos siguiendo nos lleva por innecesario camino para salir del pueblo, y que nos acerca a las no menos abandonadas casas del barrio del Barranco, donde se nos vuelve a encoger el alma, pero es por poco tiempo, porque enseguida pasamos por una zona donde se nos ensancha, una zona con enormes seres vestidos de carrascas, con sus ramas retorcidas que han albergado el viento durante cientos de años. Si te hacen enmudecer, hay dos en concreto que te cortan la respiración. Te da apuro ver lo que ellas ven, te da apuro respirar lo que ellas respiran, imposible sentir lo que ellas sienten. Nos vamos con la firme promesa de volver. Nosotros sabemos, y ellas saben que cumpliremos.




La puerta abierta, nadie en casa
            Por unos caminos de viejo, por los que es un auténtico placer caminar, nos acercamos ya a mirar por encima del hombro a este prodigio de la naturaleza. Los siglos, las aguas, los vientos, no se han cansado aún de cincelar uno de los cañones más bellos, quizá el que más, de estas sierras. Nos asomamos al Mascún, una auténtica ciudad de piedra con sus caprichosas formaciones que desafían lo divino y lo humano. La atenta mirada desde los miradores que se nos ofrece es una caricia para nuestros sentidos.


            Bajando. Vamos bajando ya hacia el curso del río. ¿Y por qué decimos curso y no cauce? Pues por eso mismo, porque es curso y no cauce, porque el, en época de estiaje, cauce seco del barranco, hoy es el lecho de una corriente de agua considerable, que nos obliga a descalzarnos y volvernos a calzar en varias ocasiones, que nos obliga a sentir el frío de sus aguas, y la presión de los cantos rodados bajo las plantas de nuestros pies. Buen ejercicio de alternancia frío calor y masajes que ya esperábamos…  pero no tanto.

Extraordinarias formaciones
            Si desde arriba, la visión de la Ciudadela y de la Cuca Bellostas era impresionante, desde abajo es sobrecogedora. Pero tenemos que ir abandonándola para seguir el curso del barranco, y aproximarnos ya al término de la circular, situándonos ya en ese extraordinario escenario dominado por el “Delfín del Mascún”, y donde rinden cuentas esas corrientes freáticas en la llamada Fuente del Mascún, único aporte fluvial cuando el cauce baja seco.

            Más mojadina, más paciencia. Y la última. Algún colgado por las paredes. Subida ya para salir del influjo de este extraordinario barranco. Regreso a Rodellar, donde damos por terminada esta extraordinaria ruta por uno de los parajes más bellos de esta sierra. Han sido un total de 7 horas y cuarto, de las que 5 han sido en movimiento, para recorrer los más de 18 km, y salvar un desnivel en torno a los 1.000 metros positivos, y los mismos de descenso. Un auténtico placer… Ah, y no olvidarse las sandalias de agua para mayor disfrute.          





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lunes, 10 de marzo de 2014

Barranco San Salvador - Barós

MONS CON NIEU
Barranco San Salvador - Barós
Miércoles, 5 de marzo de 2014



            Ayer el gran nevadón. Hoy el gran diluvio. Y, como siempre, a su disposición. Imposible esquiar con estas condiciones. Al monte, que por Jaca está más sereno. La idea es subir hasta el Parador de Oroel por las calzadas, y bajar por el barranco de San Salvador, pero es sólo la idea.

            Escolapios, club de tenis, dirección calzadas, barranco de Ballatás, cuyo puente tenemos aún tuerto, las últimas avenidas lo han cegado, desviando el caudal por otro lado, de modo que está de adorno, siendo incapaces de cruzar el caudaloso barranco sin mojarnos. No nos mojamos, no lo pasamos, nos volvemos.

Pista a San Salvador
              Desandamos lo andado hasta el cruce, para tomar dirección por donde pensábamos bajar. Dejamos el desvío del llano de Aín a nuestra izquierda y nos dirigimos hacia San Salvador, no sin antes pararnos en el carrascal a echar un bocado y a impregnarnos de su esencia. Antes de terminar la pista, mucho antes, ya tenemos que ir sorteando nieve, agua, barro… Desde luego, no se puede decir que no nos esté avisando de lo que nos vamos a encontrar.

        Las fuertes nevadas han hecho estragos, no sólo en los caminos, también en los árboles que ha tronzado y ha dejado cruzados, como el que está en el puente de madera, que para pasarlo te exige una sesión de contorsión. Y no es el único. Tomamos este corto tramo de sendero alternativo a la pedregosa trocha de madera, no sin hacer más de una comedia. Nos incorporamos de nuevo a la trocha, y lo hacemos hasta el cruce con la pista, que optamos por tomar a la izquierda antes de llegar a la carretera.

Carrasca
            Esta pista nos lleva hasta el desvío que hemos de tomar para bajar a las fuentes de Barós. Antes de tomarlo, en una inmaculada y blanca explanada hacemos un alto para comer al sol. Sí, se está bien, pero lo dejamos para bajar ya por el barranco, que comienza por poco, y termina con mucho. ¿De qué estamos hablando? De agua. Es impresionante como poco a poco, la corriente se va adueñando del sendero, haciéndolo imposible. De ir teniendo cuidado de no meterte en el fregao a descuidar andando por las aguas hasta el tobillo.

El camino se hace arroyo
            Y los ríos entregan al mar su alma. Aquí también, porque lo que se ha formado en el cruce del sendero que sube a la carretera del Parador, justo encima de las fuentes de Barós, es más que un charco, es un embalse. Imposible de cruzar sin mojarse, pero ya no importa, ya no andamos sorteando el terreno. La bajada hasta Barós es toda así, grandes escorrentías que invaden el sendero. Barós. Y hasta se agradece bajar por la carretera con nuestro chaf chaf particular.

            Han sido 14 kilómetros, en los que hemos invertido tres horas y media en actividad y cerca de 5 en total, con 550 metros de desnivel positivo acumulados, en una jornada de muchas nieves, muchas aguas y pocos barros. De todo hay que hacer, y de todo toca.






El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/BarrancoSanSalvadorBaros


El trac, en:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6306291

domingo, 9 de marzo de 2014

Barranco de los Meses

RAQUETAS
Barranco de los Meses
Martes, 4 de marzo de 2014



       El murmullo del silencio choca con nuestros oídos. El murmullo del silencio enmudece nuestra garganta. El murmullo del silencio nos captura el alma. El murmullo del silencio.

             Los señores del bosque se han aliado con los elementos. Los señores del bosque nos ofrecen su espectáculo. Los señores del bosque se visten de blanco. Los señores del bosque.

            El murmullo del silencio. Los señores del bosque. Hielan nuestra respiración, y no sólo la nuestra, también la de esos seres que soportan en sus ramas ese regalo, blanco regalo, que hora tras hora se va depositando en ellas, que las dobla, que las cuartea, que las pone al límite, y que cuando se ven desprovistas de él, cuando se ven desprovistas de esa carga, como las personas, les es permitido crecer, elevarse, disponerse a nuevas dificultades, a nuevos retos.


            Hoy ha sido uno de esos días en el que hemos podido ser testigos de tan magno espectáculo. La visita, la incursión a un bosque, en cualquier época del año, siempre tiene una componente sobrecogedora, pero en invierno, con el entorno completamente nevado, hundiéndote hasta la rodilla, y en algún momento mucho más, aun con raquetas, es algo que raya en la profanación de lo sagrado, es algo que raya en el sacrilegio.

            El temporal número, ya hemos perdido la cuenta, de este invierno se ha cebado con estos valles, se ha cebado con estos montes, y nos ha dejado unas carreteras imposibles, pero siempre hay algo que se puede hacer. Nunca se puede decir que nada se pueda hacer. La inutilidad es lo único inútil. Y ahí estamos, en busca de ese algo que nos permita disfrutar, como siempre, como nunca. Hoy la echamos al barranco de los Meses.

           Dejamos el vehículo en la plaza de Canfranc pueblo, junto a ese vagón de tren que añora otros tiempos, quizá más austeros, quizá más felices, cuando todo era más sencillo, cuando se llamaba a las cosas por su nombre. Tras cruzar la carretera nos encaminamos ya hacia el abrazo con ese fluir del agua por el fondo del barranco. Y comenzamos atravesando esos viejos viveros forestales para tomar el sendero que tras cruzarlo nos invita ya a formar parte de ese bosque. Bosque blanco. Bosque inmaculado. Bosque por el que nos gustaría levitar para no alterar lo establecido.

            Vueltas y revueltas. Ramas cruzadas soportando el peso del tiempo nevado. Extraña sensación, entre privilegio y allanamiento, entre desbordar y sentirnos desbordados. Momentos mágicos. Fuente de la Pajeta, y en el cruce del sendero que accede por el sur a la pista de Villanúa, un enorme árbol vestido de paisaje nos da el pego y nos hace desviarnos más a la izquierda de lo debido, teniendo que acceder a la pista a través de un inclinado talud cuyo manto nevado nos acoge hasta la cintura.

            Las primeras decenas de pasos que nos encaminan pista arriba son suficientes para apercibirnos del desvío real por el sendero del bosque, que por cierto, es GR 11.1, y que yace bajo una gruesa capa de nieve, pero cuya clave vamos descifrando tras haber tomado la decisión de no subir a Gabardito. Unos metros más abajo volvemos sobre nuestros pasos de subida. De nuevo la fuente de la Pajeta y a seguir nuestras propias huellas que se van disimulando por la acción de la ventisca reinante.

            Cruce del barranco. Viveros, y salida ya a la carretera, para meternos en el pueblo y, tras palear un poco, poder sacar  el coche. Los 4,25 km, con apenas 350 metros de desnivel positivo acumulado, no hacen justicia, se quedan cortos, muy cortos, considerando lo penoso que resulta ir abriendo huella cada uno de esos metros, solamente compensado por esas dos horas y media de magia sostenida que le hemos metido vestidos de paisaje.



  

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