lunes, 17 de marzo de 2014

La Partacua, en blanco y negro

A TUCAS ALBARS
La Partacua, en blanco y negro
Viernes, 14 de marzo de 2014
Sábado, 15 de marzo de 2014



             La vida no siempre es en color. También hay momentos en blanco y negro. Y eso es lo que hemos querido experimentar acudiendo al mismo escenario de día y de noche. Mismos montes, mismos valles, pero distintos señores que los cuidan, los sostienen, los insuflan.

            Una nueva salida que hacemos acompañados de la dama misteriosa, de la inquietante, de la que no para, de la que crece, de la que mengua, de la que asola los corazones, de la que arrasa cualquier hálito que ose salir de la garganta. Sí, una nueva salida de la Sección de Montaña del CP Mayencos. Una salida nocturna, esta vez a los pies de Peña Telera, en la Partacua.

            La víspera vamos a reconocer el terreno. Una espléndida jornada nos es regalada para disfrutar por estos lares, que tanto hemos pateado, en invierno y en verano. Un extraordinario escenario que se pone a nuestra disposición para volver a contemplarlo, a admirarlo, a reconocerlo, y a agradecer su presencia. Es tanto el bien que nos hace… Creo que lo sabe.

Barranco de Piedrafita
           Partimos de Lacuniacha, para inmediatamente calzarnos ya las raquetas e ir subiendo por la pista, no cayendo en las tentaciones que los desvíos para eludirla se nos ofrecen a cada momento. Llegamos a la llamada Plana Alta de Boj, que es donde llega el desagüe natural del ibón de Piedrafita. Seguimos pista arriba, acompañándola en sus vueltas y revueltas, hasta completar casi 6 kilómetros de auténtica delicia visual y sensorial.

            De vuelta, entramos a hacerle una visita al durmiente ibón, que lo dejamos en su reposo. Qué envidia. Qué privilegio. Estar ahí, vivir ahí, reflejando semejante espectáculo, y en invierno, mirándose por dentro.

            Continuamos nuestro descenso, hasta completar el recorrido, de nuevo en Lacuniacha. Algo más de 12 km. Cinco horas en total, para disfrutar tres en actividad y dos contemplando. Con un desnivel positivo acumulado de 460 metros. Algo menos de recorrido para mañana por la noche, pero no por eso menos disfrute.



            El ser humano, la vida, son una máquina del tiempo, permanentemente viajando por él, a través de él, nos ofrece disfrutar del mismo escenario durante el día y durante la noche, en blanco y negro. Quince somos los que salimos del club camino de la Partacua para disfrutar de nuevo, una noche más del resplandor de quien viene a visitarnos una vez al mes en toda su plenitud. Y es lo que intentamos. No se puede decir que fallemos a esa cita, pero ella, a pesar de mostrársenos velada, extiende su resplandor por encima de las nubes que a última hora también han querido hacerse presentes, incluso, a través de ellas, para poner en evidencia lo grandioso de estos lugares.

Noche en familia
            Ocho de la noche. Todos preparados sobre nuestras raquetas para darnos un paseo por esta pista de la Partacua. Salimos de Lacuniacha y nos dirigimos a ello. Ningún claro nos beneficia, pero sí lo hace con uno de los cordales panticutos, donde se reflejan sus encantos favoreciendo esa blancura radiante que aún conservan.

            De ayer a hoy se han incrementado notablemente las calvas en el arranque de la pista. La nieve está más blanda ahora de noche que ayer de día. Se hace más incómoda la progresión. En hora y media nos presentamos en la salida del ibón de Piedrafita, donde Ástrid y su familia ven colmadas sus expectativas, comenzando el regreso. Valientes, muy valientes Ástrid y Mara. Los demás continuamos hasta completar casi los cinco kilómetros, donde echamos un bocado antes de darnos la vuelta, y lo hacemos junto a un talud al abrigo del viento, que quiere participar también de la noche.

            El regreso se hace un tanto penoso por el estado de la nieve, pero no impide el disfrutar del entorno, de la noche, de la compañía. Al cabo de tres horas y tres cuartos, llegamos a los vehículos, habiendo estado una hora menos en actividad, para cubrir los 9,3 km de distancia, con un desnivel acumulado de 370 metros. Una forma distinta de formar parte de estas luces y sombras que la Partacua en blanco y negro nos ha ofrecido… y sobre todo, en buena compañía.




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