AQUERAS MONTAÑAS
Por los valles de Arán y Barrabés
Ballibierna (3040 m)
Martes 17 a miércoles 25 de julio de 2018
De nuevo con este extraordinario grupo de viejos montañeros, que no de
montañeros viejos… aunque… bueno, un poco también, pero si no lo decimos seguro
que no se nota nada, porque ahí están, estamos, dando batalla todavía por ixos mons, con las mismas ganas de
siempre, con la misma ilusión de siempre. Este año vamos con José Luis y Maite,
Luis y Lola, Javier y Maribel, Félix y Armando, Sara y Marisa. Y no se trata de
un circuito, ni de una ruta, ni de una gran travesía, como otras veces, no, en esta ocasión nos han
preparado una serie de jornadas sueltas, con el único nexo de la belleza de los
valles araneses y barrabeses. Valles hermanos, valles cuyos circos en ocasiones
se dan la espalda, mediando entre ellos unos impresionantes macizos, rotos
cordales de empinadas crestas que en sus pies albergan innumerables cuencas
ocupadas por esos vestigios glaciales de mirar profundo, que en el sereno
invierno se repliegan sobre sí mismos, acariciados por buenos mantos de nieve, y en verano se despojan
de ella para lucir sus mejores galas. Unos lagos de montaña, llamados Estanh en
aranés, Estany en catalán e Ibón en aragonés que ellos, ajenos a todo eso tienen
un único idioma, su enorme belleza, expresada en la honda emoción y el profundo
respeto que emana de su contemplación. Unas jornadas plenas de ellos, plenas de
montañas, plenas de amistad y compartir. Plenas.
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Bosque de Carlac |
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Valle del Garona, desde Bausén |
Martes, 17 de julio. Jornada prólogo. Bausén
y bosque Carlac. Jornada para toma de contacto de unos días por el Pirineo aranés y ribagorzano compartido. Comenzamos por el Valle de Arán, esa comarca del norte de Lérida cuya
mayor parte del territorio pertenece a la cuenca atlántica, ya que está bañada
principalmente por el río Garona. En su extremo más septentrional, lindando ya
con el país vecino, se encuentra el municipio de Bausen, que desde sus algo más
de 900 metros de altitud, se muestra altivo sobre la margen izquierda de éste,
antes de que comience a hablar francés. Desde esta privilegiada atalaya
contempla cómo pasa la vida por el valle de Torán, el último español, que con
Caneján a la cabeza ha visto pasar el tiempo escapándose entre sus dedos una
rica vida del pasado reciente, de hecho aún se pueden contemplar muchos restos
de esa arqueología minera, actividad que sustentaba la precaria subsistencia de
sus gentes.
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Arrancamos de Bausén |
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Dejando atrás la capilla de San Roque |
Pero sigamos en nuestro entorno de hoy. Partimos de
Bausén, en la cuenca del río del mismo nombre, y cuya parroquial reza a San
Pedro, algo muy íntimamente unido a su escudo, representado por las llaves del
clavero celestial. Se trata de hacer una muy agradable ruta circular por el
bosque de Carlac, para ello salimos por la capilla de San Roque, que nos da
paso a un asome considerable sobre el Garona, que alegre baja por el valle, y
que podemos contemplar sin prisas con la colaboración de un banco
estratégicamente situado. Aquí, en un lugar muy cercano, un muy breve desvío
nos permite acceder a un diminuto cementerio civil que, además de presumir de
ser el más pequeño de España, alberga una bonita historia de amor. Un enorme
tilo media para llegar a él, tan grande como el sentimiento de respeto que
provoca.
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Cementerio civil de Teresa |
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Tumba de Teresa |
Sí, una famosa historia de amor, que según se
cuenta es auténticamente verídica, y que tratamos brevemente. En los años 20
del siglo pasado, una pareja de enamorados decidieron casarse. Hasta ahí todo
normal. Su "pecado" fue que eran primos hermanos, y que la iglesia no autorizaba
la unión canónica… a no ser, claro está que mediara la solución que la santa
institución empleaba para esta clase de conflictos, y que se llama dinero. Como
eran pobres decidieron seguir adelante con sus planes, y hete aquí que la joven
Teresa enfermó y murió a los 33 años. Naturalmente, también les fue negado el
enterramiento en el cementerio del pueblo, por lo que el viudo, ayudado por las
gentes del lugar, construyeron este pequeño recinto para albergar su única
tumba, no pudiendo hacer realidad el deseo de Sisco, su marido, de ser
enterrado con ella a su muerte, ya que su vida y la de sus dos hijos se vio
truncada con el exilio a la cercana Francia durante la guerra Civil. Sí, esas
absurdas intolerancias supremacistas han conseguido que el cuerpo de Teresa
descanse en un lugar privilegiado entre enormes robles y acacias en el llamado
cementerio más pequeño de España, el más solitario y solidario, aquí, en el
lugar llamado El Coret, en Bausén.
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Un alto en el camino, cruzando el arroyo des Lavadors |
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La vida escrita en retorcidas líneas |
Sin duda, una historia interesante. Pero volvamos
sobre nuestros pasos hasta ese enorme tilo cuya influencia hace contener la
respiración. Tomamos el marcado sendero que sale a nuestra derecha para
inmediatamente vestirnos ya de bosque. Un muy agradable bosque de avellanos y
hayas, cuyos retorcidos cuerpos muestran quizá un también retorcido pasado, y
que hoy se nos muestran ahí, calladas, serenas, con esa quietud que contagia y
que es digna de veneración. Unos seres que han aguantado el paso del tiempo y
de las gentes, por unos caminos sin duda plagados de idas y venidas con el país
vecino en labores de estraperlo. El tránsito por este bosque, acompañado por la
vida propia de la imaginación de cada uno, es auténticamente delicioso. Es algo
que nos lleva hora y media escasa. Cruzando y volviendo a cruzar el arroyo des
Lavadors, nos situamos ya de vuelta a la vera de unos campos que añoran mejor
vida, y que ya nos van llevando a la salida del bosque, en la vertiente del
pueblo, hasta el que solo nos queda ya bajar. Y lo hacemos por entre enormes
ejemplares de helechos, bien alimentados por los recientes episodios de aguas.
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De vuelta ya a Bausén |
Las bordas de Sacrotz, y sus cerezos silvestres, nos
anuncian la llegada a Bausén, habiendo concluido esta jornada de toma de contacto
con la montaña, en la que hemos invertido 2h 50’ de tiempo total, del que 2h
20’ han sido en movimiento, para recorrer algo menos de 7 kilómetros y en torno
a 540 metros de D+/-, en una mañana cuyo calor no ha sido sofocante, aun así
mitigado por este espléndido bosque de Carlac.
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Bien está lo que bien termina |
Resumen técnico jornada prólogo: Bausén
– Bosque de Carlac - Bausén.
Distancia: 6,8 Km.
Tiempo total: 2h 50’. En movimiento:
2h 15’.
D+/-: 520
m.
Altura
Máxima: 1238 m. (Alto del bosque).
Altura Mínima:
902 m. (Bausén).
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Estanh Long de Liat |
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Siempreviva |
Miércoles, 18
de julio. Primera jornada. Bagergue – Minas de Liat - Bagergue. Tras el aperitivo de ayer, hoy nos
disponemos a adentrarnos en uno de los valles más bonitos y solitarios.
Partiendo de Bagergue nos adentramos en el valle de Liat en busca de esa
arqueología minera de su cabecera, como una forma de resarcirnos de no haberlo
podido hacer hace unos años desde el valle de Torán en el circuito de Eth Setau Sagèth, el nombre que le daban a esa cartilla que sellaban diariamente los mineros, y que cada seis sellos, el séptimo significaba bajar al valle a cambiar de aires.
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Vamos tomando perspectiva sobre el valle de Liat |
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Cauces teñidos del rojo mineral |
Desde la población de Bagergue partimos por la pista
que se introduce en el valle, y que al poco pasa por los pies de la ermita de
Santa Margalida. Una pista castigada por las lluvias torrenciales de los últimos
tiempos, y que canalizan unos muy empinados barrancos laterales. Con esa
premisa llegamos en vehículos hasta donde podemos, que son como 2,9 km. A
partir de ahí, pateo por la pista, que le va ganando desnivel al terreno, en
ocasiones por amplias lazadas que acotamos por evidentes atajos. Poco a poco
tomamos perspectiva sobre este extraordinario valle que luce sus mejores galas
que le ha traído la lluviosa primavera.
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Foto de familia junto al arroyo de Calhaus |
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Cabaña de Tor |
Al cabo de una hora alcanzamos la cabaña de Calhaus,
hasta la que teóricamente podríamos haber llegado motorizados, pero el estado
de la pista hace que añadamos un par de horas a lo previsto. Bien. Seguimos.
Este valle, de elevadas cumbres en una y otra vertiente, como hipnotizado por
ellas, descansa sobre dulces suelos herbosos por los que discurre sinuoso el
río que lo alimenta. Grandes y serenas plataformas que se alternan con jugosos
saltos de rojizas aguas, que ya nos van mostrando sus señas de identidad, y que
es como soluciona la naturaleza esos desniveles. Una de ellas, quizá la mayor,
es la llamada de Tor, Plan de Tor, concretamente, donde ya empezamos a ver esos
vestigios de una vida pasada en la que extraían de la tierra parte de sus
preciados bienes.
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Plan de Tor |
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Por el paso del Estrecho |
Como media hora más andando y avistamos otra de esas
apacibles planicies de aguas tuertas,
la Plana del Paso Estrecho, dotada de cabaña, hasta donde llega la pista, y que
continúa por sendero hasta ese paso estrecho que es una especie de collado, que da vista a
la parte superior de este valle, y donde abrimos la circular. Como en todos los
collados, grandes o pequeños, altos o bajos, generalmente el viento, por poco
que sea, se apresura, y al estrechar su paso se pone un poco más
impaciente por no quedarse atrás y se hace notar, así que buscamos un abrigo para echar
un bocado, también sobre una zona de turberas, que sorprendentemente alberga
los restos de una furgoneta vieja.
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Pasando el desagüe del Estanh Long de Liat |
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Aún se conserva algún nevero tardano |
Reanudamos la marcha en busca de ese Estanh Long de
Liat, que encontramos al cabo de veinte minutos de placentero caminar sin
apenas desnivel. Estamos ante uno de los mayores vestigios de origen glacial de
la zona, con sus 27 ha de lámina, y que termina de amansar las aguas en el fondo de esta
cuenca, que poco cuesta imaginársela bajo centenares de metros de hielo en épocas pretéritas. Alcanzamos otro pequeño collado, que nos abre ya el mundo
minero de Liat, en cuya cabecera nos encontramos. Tenemos que ir en busca de
los restos de esas construcciones mineras que ya desde hace un tiempo veníamos
alcanzando visualmente, y que ahora se trata de hacerlo también con estas
piernas que nos llevan y nos traen. Y sí, eso hacemos. Tras superar como unos
doscientos metros de desnivel llegamos a lo que parece el núcleo central del
complejo minero de Liat, con los restos de torretas que soportaban las gruesas
sirgas para transportar el mineral, y lo que fueron grandes edificios que
albergarían la administración y la convivencia de aquellas gentes de duras
vidas que habitaban estos lares a en torno a dos mil trescientos metros de
altitud.
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Arqueología minera, integrada en el paisaje |
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Estanh de la Pica Palomèra |
Un terreno éste plagado de pequeñas despensas de agua
unidas por turberas que hemos ido sorteando como hemos podido hasta llegar aquí
y encontrarnos otra de esas grandes cuencas que albergan los restos de un mundo
pasado, mundo helado de las eras glaciales y que hoy nos quedan como recuerdo
en forma de lagos de montaña, llamados ibón
en nuestra tierra, y estanh por aquí.
En este caso, el de la Pica Palomèra, a 2320 metros, bajo la sierra que le da
nombre.
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De entrañas calientes, que lo fueron |
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Restos de los barracones |
Entre respeto y admiración pasamos por este lugar, que
combina elementos naturales y esas construcciones que, de piedra del terreno,
con el paso del tiempo se van fundiendo visualmente con él. Nos abrazamos al
GR-211, un sendero de Gran Recorrido que te permite visitar el Valle de Arán y
sus montañas y valles. Con él vamos bajando, hasta encontrar un lugar apropiado
para echar el segundo bocado del día al abrigo de los vientos que junto con las
nubes que van apareciendo tímida, pero contundentemente sobre alguno de los
horizontes, y que juntos van anunciando un cambio de tiempo que queremos nos
coja lo más abajo posible.
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Por el Plan de Paso Estrecho |
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De vuelta sobre el Plan de Paso Estrecho |
Poco tiempo, pues, para ese pequeño bocadillo, y
continuamos la marcha hasta alcanzar el Paso Estrecho, donde cerramos la
circular, y al que accedemos cruzando un pequeño nevero. Una vez aquí, solo nos
resta desandar lo andado, que no es poco, buscando nuestros pasos para hacerlos
en sentido contrario. Plan de Paso Estrecho, por su seno, Plan de Tor por su
cabaña, y la de Calhaus, en otra zona de extracción. Las nubes no se han
conformado con asomarse por un horizonte, ya no hay ninguno por el que no nos
muestren sus intenciones, que no tardan en hacer efectivas, obligando a sacar
capas, paraguas y demás elementos que nos permitan llegar secos a los
vehículos. Afortunadamente no ha pasado de cuatro gotas la cosa, que aún nos
permiten llegar secos.
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Un alto en la cabaña de Calhaus |
Unos y otros vamos llegando a los coches en sus
distintas ubicaciones. Están arreglando la pista y no había muchos huecos donde
dejarlos. Ya, con la serenidad contagiada por esos viejos lagos de montaña, vamos bajando,
acercándonos al pueblo para terminar esta extraordinaria jornada pasada por un
valle y su entorno que ha colmado las expectativas de hoy, todo ello,
naturalmente, acrecentado por una buena compañía. Finalmente, el dejar los
vehículos más abajo de lo previsto, ha hecho que salieran más de 22 km, en 7h 30' de tiempo total, del que 5h 40' han sido en
movimiento, para salvar un desnivel acumulado próximo a los 1200 metros.
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Llegada a los vehículos, dando fin a la larga jornada |
Resumen técnico primera jornada: Bagergue
– Minas de Liat – Bagergue.
Distancia:
22,1 km
Tiempo
total: 7h 30’. En movimiento: 5h 40’.
D+/-:
1190 m.
Altura
Máx: 2335 m. (Frente Estanh de Pica Palomèra).
Altura
Mín: 1600 m. (Coche, a 2,9 km de Bagergue).
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Listos para arrancar en lo alto del puerto de la Bonaigua |
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Nos vamos adentrando en el valle de Ruda |
Jueves, 19
de julio. Segunda jornada: Valle de Ruda – Saboredo – Valle de Gerber. Esta segunda jornada la vamos a
llenar con una extraordinaria circular, subiendo por el valle de Ruda para
bajar por el de Gerbé, llegándonos hasta el refugio de Saboredo, pasando por
multitud de cuencas palustres habitadas por los restos líquidos de lo que un
día fueron ingentes masas de hielo que modelaron estos paisajes. La carretera
que viene por todo el valle de Arán, llega a Baqueira y continúa hacia el
puerto de la Bonaigua. El río que va a su aire, en cuenta de subir tanto,
continúa por el fondo de este nuestro valle de hoy, el de Ruda, al que se puede
acceder en vehículo hasta bien entrado el mismo.
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Sorteando barranqueras |
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Por la pista, acompañados de la Lutea |
Pero nosotros preferimos hacerlo a nuestra manera. Nos
situamos en lo alto del puerto de la Bonaigua, presidido por la primera máquina
quitanieves del valle, que desde 1944 trabajó hasta 1962, según reza un cartel.
Como la llegada va a ser unos kilómetros más abajo, los conductores se quedan
para mover los coches y evitarnos esos casi 4 kilómetros de carretera al final.
El resto comenzamos a andar, y lo hacemos por un sendero entre tasca fina, a
más de dos mil metros de altitud, en una mañana con vocación de acompañarnos
todo el día ofreciéndonos lo mejor de ella misma.
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De camino a Saboredo |
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Espectacular entorno |
Pronto enfilamos ya el valle, que se dirige hacia las
montañas que nos van a acoger en la jornada de hoy. El sendero desciende hacia
el fondo, donde tras casi una hora de delicioso tránsito por el bosque, se une
a la pista rodada en un punto en el que un gran mural te informa del entorno,
en el que vemos clara nuestra gran vuelta de hoy. Seguimos como dos horas más,
salvando los 450 metros de desnivel que tenemos hasta el refugio de Saboredo.
Primero por la pista del fondo del valle hasta que decide no dar más
facilidades y, convirtiéndose ya en sendero, comienza a empinarse para salvar
el terreno, mientras las abundantes aguas lo hacen siempre a nuestra vera, pero
en sentido contrario, despeñándose por las cascadas que forman, por las que se
apresuran sin saber quizá si algún día volverán por aquí. No hay mucho acuerdo
en el punto exacto del nacimiento del Garona, hay quien lo sitúa en este circo
de Saboredo, pero ellas corren libremente ajenas a esas disquisiciones.
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Apunto de salir de Saboredo |
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Vamos tomando altura |
Refugio de Saboredo, parada obligatoria para echar un
bocado. Ya visitamos este lugar hace unos años, al ser de paso obligado en el
circuito de Carros de Fuego, entre Amitges y Colomers. Como cuarenta minutos
nos lleva el receso para tomar fuerzas y seguir adelante y meternos ya de lleno
en las entrañas de estas graníticas montañas que albergan en sus depresiones
esos lagos de montaña, restos de un pasado frío. Y para abrir boca subimos al
Lac Major de Saboredo, que con una pequeña presa retiene sus aguas. Lo
bordeamos por su margen derecha y subimos en busca del siguiente, el Glaçat,
que también lo bordeamos por la misma banda para ir subiendo ya en busca del
collado del mismo nombre, que separa las cuencas, metiéndonos ya en la del
valle de Gerber, con sus también innumerables lagos grandes y pequeños, lagos
con gran nombre y otros sin él, más humildes, pero que refrescan la vista y el
ambiente. Pero antes, nos lo tenemos que ganar echando las manos en algún
tramo, a pesar de haber tomado el camino de arriba que, según dicen es menos
técnico que el de abajo.
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Alcanzando el collado |
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Circo de Gerber |
En el mismo collado un gran ventisquero se resiste a
abandonar su invierno y, como ocupa una buena parte del sendero, nos obliga a
rodearlo para poderlo retomar. En la parte alta de este gran circo de Gerber,
habitada cómo no por lagos de tamaño mediano, algunos aún con banquisas, y
rodeados de imponentes crestas, vamos bajando por entre ingentes masas de bolos de
granito, que nos obliga a extremar la atención a su paso. Elegimos un lugar,
digamos menos incómodo para echar otro bocado, bajo el refugio de Mataró, que
más bien parece un almacén de bombonas de butano a juzgar por su intenso color
anaranjado. Alcanzamos el refugio y continuamos el descenso sorteando más y más
cuencas, la del Estany Negre de Dalt, la del Estany Long, la del Estany Redó…
en fin un verdadero festín para los sentidos. El granito y el agua siempre se
han llevado bien, siempre la muestra en superficie, al contrario que la caliza,
que le gusta guardársela para sí en sus entrañas.
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Reflejos en el lac de Gerber |
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Las maravillas del agua |
Algún paso más de destrepe para ir bajando, sin dejar
de admirar el que se lleva la palma de todos, el de Gerber, que a estas horas
se nos muestra con dorados penachos que el sol le presta todos los días,
mientras no se interpongan las nubes, que hoy no es el caso. Otro más abajo
quiere emularlo reteniendo las aguas de aquél, pero su pequeño tamaño no da
mucho más de sí. Ya no nos queda más que hora y media acompañando al camino en
su descenso, hasta alcanzar visualmente la retorcida carretera y llegar hasta
el aparcamiento en el que ya han llegado los vehículos que nos recogen, tras
haber recorrido 17,3 km en 10 horas de tiempo total, del que 6h 30’ han sido en
movimiento, para salvar un desnivel acumulado de 1155 D+ y 1300 D-.
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En el collado del Lac Glaçat |
Resumen técnico segunda jornada: Valle
de Ruda – Saboredo – Valle de Gerber.
Distancia:
17,3 Km.
Tiempo
total: 10h. En movimiento: 6h 30'.
D+:
1155 m. D-: 1300 m.
Altura
Máx: 2590 m. (Alto anterior collado Lac Glaçat).
Altura
Mín: 1792m. (Fondo valle Ruda).
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Arrancando en el Pònt deth Ressèc |
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Calzada en pleno bosque |
Viernes, 20
de julio. Tercera jornada: Valartiés
– Restanca – Lac de Mar. Contando la prólogo, cuarta y última jornada por estos valles araneses. En
esta ocasión nos acercamos hasta la localidad de Artiés para seguir motorizados
por la pista que se introduce en su valle, el de Valartiés, como algo más de
5 kilómetros, hasta el llamado Pònt deth Ressèc, donde dejamos los vehículos
para continuar andando por la misma pista. El circuito de Eth Setau Saget ya
nos trajo por aquí hace unos años, uno que se excedió en generosidad en cuanto
a lluvias y sobrepasó el límite de los destrozos, habiendo hecho desaparecer
este puente y poniéndonos difícil el paso del río.
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Embalse de la Restanca, en la base del circo homónimo |
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Llegando al refugio |
Hoy no es el caso. Seguimos pista arriba como 2,7 km
más, por un tramo sólo apto a los taxis autorizados. Ahí donde termina, inicia
el sendero, que ya se empieza a empinar. Un sendero que discurre por entre una
exuberante vegetación que ya nos protege del sol que se ha ido abriendo paso
por entre las nieblas con las que nos ha regalado hoy la mañana. Como hora y
cuarto para cubrir los 400 metros de desnivel hasta la Restanca, un lago de
montaña represado que le da nombre a todo un entorno que habla por sí mismo. Se
trata de otra de las innumerables cuencas glaciales de este reino granítico.
Hay que sobreponerse a la altura de la presa para andar por encima de ella y
llegarse al refugio, cuyo edificio tiene todas las pintas de haber pertenecido
al complejo de las obras hidroeléctricas en su tiempo, reconvertido en refugio,
perteneciente al circuito de Carros de Fuego, pero solo en su aspecto
comercial, porque geográficamente hay que hacer un desvío para visitarlo.
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En el plató intermedio camino al Lac de Mar |
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Flores y sonrisas |
Tras una pequeña parada y fonda continuamos a la vera
de la orilla del embalse para ir subiendo hacia el Lac de Mar, otro de esos
sitios igual a cualquiera otra de esas espectaculares cuencas rodeadas de
agrestes montañas, pero a la vez distinta a las demás. Igual de sorprendente,
pero con identidad propia. Nos hemos adelantado un poco al relato, porque
para esa admiración, hay que llegar, y lo hacemos a través de un ascenso de
unos doscientos metros, mediados por una enorme tartera, que le da un respiro
al circo de la Restanca, y en la que se amansan las aguas que se precipitan del
desagüe de este lago, para tomar impulso y volverse a despeñar con enorme soltura
y bravura para dar en la Restanca.
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Espectacular circo de la Restanca |
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Último esfuerzo |
Finalmente, llegamos ya a dar vista a esta otra enorme
tartera que alberga el Lac de Mar, bajo la atenta mirada de la sierra de
Turmenèia y el Besiberri Norte, que va a extender hacia el sur todos sus
dominios. Todo en la naturaleza tiene su recompensa. Estamos ante uno de esos
espectáculos que te ofrece a cambio del esfuerzo que se hace para conseguirlo.
Solo reservado para los que, con paciencia, paso tras paso, vamos subiendo para
alcanzarlo. Verdaderamente impresionante, una sensación que conmueve todos los
resortes interiores. Se dice que lo bueno,
si breve dos veces bueno, así que tras un breve bocado, son las nubes
besiberrianas las que nos van anunciando que nuestro tiempo se termina. Un
tiempo breve, pero intenso, suficiente como para con sumo respeto habernos integrado
en estos paisajes con alma. Todo llega a su fin, y lo que importa no es tanto lo
que se vive, sino cómo se vive.
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Lac de Mar. Sin palabras nos deja |
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Las aguas bravas se serenan en las turberas |
En cuarenta minutos nos plantamos de nuevo en la
Restanca, para seguir admirando su entorno tratando de digerirlo, a la par que
el bocado que nos quedaba en la jornada de hoy, más suave que la de ayer, pero
igual de intensa. Y algo menos de otra hora, disfrutando de alguna gota que
descuelgan las nubes que ya empiezan a empoderarse, media para terminar el
sendero y tomar la pista, que en poco menos de otra media más, llegamos a los
vehículos, habiendo culminado de este modo esta cuarta y última jornada por
estos valles araneses, a los que siempre merece la pena volver.
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De tránsito por el bosque |
En esta ocasión, han sido unos 12,6 km, recorridos en
6h 40’ de tiempo total, del que 4h 10’ han sido en movimiento, para salvar en
torno a 1000 metros de D+/- por unos lugares, aunque lejanos a nuestro campo de
juego habitual, no menos queridos, visitados en muy buena compañía.
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Con Carmen de Seixes, de Bagergues |
Resumen técnico tercera jornada: Valartiés – Restanca – Lac de Mar.
Distancia:
12,6 Km.
Tiempo total: 6h 35'. En
movimiento: 4h 10'.
D+/-:
1000 m.
Altura Máx: 2255 m. (Lac de Mer).
Altura Mín: 1380 m. (Pònt deth Ressèc).
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Otra jornada, partiendo de Aneto |
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La magia del bosque |
Sábado, 21
de julio. Cuarta jornada. Ref.
Conangles – Ref. Besiberri – Ref. Conangles. Cambiamos de vertiente. Cambiamos
de valle. En el de Arán estábamos a gusto, y desde luego, ha puesto el listón
muy alto. Vamos a darle oportunidad ahora al de Barrabés. El tiempo tampoco lo
está poniendo muy fácil, con mañanas agradables y tardes tormentosas. Hoy se
tenía programado subir unos cuantos al Mulleres, pero ante las malas
predicciones meteorológicas, hemos optado por el plan B de mañana, que era
subir hasta el Estany de Besiberri, y aun con no muy buenas previsiones, vamos
a ello.
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La fuerza de los elementos |
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Abeto entre hayas. A gusto |
Con las incorporaciones del fin de semana nos acercamos
en vehículos hasta el aparcamiento del refugio de Conangles, muy cercano al
Noguera Ribagorzana y a la boca sur del túnel de Viella, y primero en
territorio catalán del GR 11. La pista se viste de haya, y en un cuarto de hora
tomamos el sendero a mano izquierda, y sin quitarnos ese disfraz de haya
continuamos de la mano ya del barranco de Besiberri, al que nos asomamos cuando
se pone a tiro, para contemplar las prisas que el agua lleva. Un sendero éste
que cruza la pista en alguna ocasión, y que finalmente, al cabo de hora y media
nos deposita al comienzo de un gran plató, cuyo primer plano está habitado por
el estany de Besiberri, donde mansamente se depositan las aguas que
generosamente recoge el circo del mismo nombre.
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Circo de Besiberri |
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La belleza se viste de bosque |
El tiempo tontea y hace tontear. Ante la indecisión
general, que culmina en un decidido descenso en previsión de lluvia,
acompañamos a los tres del fin de semana, que les importaba menos el tiempo.
Rodeamos el lago por el flanco derecho de la marcha en busca del refugio, al
que abordamos por detrás, ya que hemos tomado un camino con menos
complicaciones para cruzar el barranco, aunque sí las tenemos para alcanzar la
cota en la que está subido. Una vez allí, vemos el sendero digamos más normal,
y que entendemos nos llevará a ese lugar que hemos evitado para cruzarlo, y así
es, pero encontramos el modo de hacerlo sin mojarnos ni descalzarnos.
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De camino al refugio |
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L'Estanyet, desde el refugio del Besiberri |
A partir de ahí, deshacer el camino andado hasta la
cola del lago, donde aprovechamos el momento para echar un bocado en un respiro
que nos da el agua que nos ha ido cayendo intermitentemente. La bajada la
hacemos rápida a pesar del aguacero que nos cae encima; en hora y cuarto ya
estamos en el refugio, donde nos espera el resto del grupo. Y de ahí a Aneto,
habiendo pasado una jornada de circunstancias en la montaña, pero agradecidos
por todo lo que hemos visto y vivido, y que ha sido mucho. Condensado todo ello
en 11,2 km y 6h 15’ de tiempo total, del que 3h 50’ han sido en movimiento,
para salvar un D+/- de en torno a 1000 metros.
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Foto de familia junto al Estany de Besiberri |
Resumen técnico cuarta jornada: Ref. Conangles – Ref. Besiberri – Ref.
Conangles.
Distancia:
11,2 Km.
Tiempo
total: 6h 15'. En movimiento: 3h 50’.
D+/-: 1000m.
Altura
Máxima: 2235 m. (Sobre refugio Besiberri).
Altura Mínima: 1540 m. (Aparcamiento Conangles).
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Cinco hombres para un Mulleres, podrán con ella? |
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Arranque por el valle de Mulleres |
Domingo, 22
de julio. Quinta jornada. Hospital de Viella – Ref. Mulleres – Hospital de Viella. Las predicciones meteorológicas
para el fin de semana eran horribles. Ayer se cayeron, mostrándose mal sólo a
partir del mediodía, pero es que hoy ha sido una constante burla, no cayendo
finalmente ni una gota. Con ese panorama había sus dudas razonables para ir en
busca hoy del Mulleres. Finalmente, sin mucho convencimiento sino pensando en
ir hasta donde fuera razonable, como hace dos años, nos apuntamos José Luis,
Armando, los Javier Lamíquiz y, Lacadena, José Antonio y yo, aunque a unas
horas innombrables de la mañana me fue imposible calzarme las botas de alta montaña,
teniendo que acompañar al resto del grupo, que aspiraba a llegar hasta el
refugio.
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El grupo B, sin el Mulleres... pero con más mulleres |
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Explosión de color |
Encima de la boca túnel, en el Hospital de Viella, ya
estamos a las nueve de una mañana indecisa en lo meteorológico, como decimos,
pero que mientras se decide y no, como nosotros sí que lo estamos, no nos queda
otra que abordarla como se merece, comenzando a caminar por este valle de
Mulleres, entremezclados por una paleta de mil colores en forma de flores
deseosas de dar todo lo que han recibido en forma de agua esta primavera.
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Primera de las trepadas, junto al barranco |
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Parada y fonda, con buen telón de fondo |
Los tramos con bolos se suceden. Al cabo de hora y
cuarto hay que superar un resalte, y acompañados por el barranco acometemos con
sumo cuidado una pequeña trepada para seguir de nuevo por un camino pacificado,
hasta encontrar un sitio adecuado, junto a ese mismo barranco, para relajarnos
un poco a la par que echamos un bocado. Hemos llegado al fondo del circo y
hemos de someternos a su dictadura, el sendero se empina y hay que tomárselo
con calma, porque otra nueva trepada nos espera, y que con paciencia también
nos sobreponemos a ella. Al hacerlo vemos otra traza de sendero, quizás para
evitarlo. Veremos a la vuelta.
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Ibón bajo de Mulleres, junto al refugio |
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Refugio libre de Mulleres |
Como dándonos un respiro, el sendero se vuelve a
calmar, y en poco más de media hora nos lleva hasta el refugio, que se encuentra
en la salida de otro gran circo glaciar con su herencia en forma de lago, que
es el primero de una sucesión de ellos cuya vista se nos niega si no pasamos de
aquí, como lo han hecho horas antes el grupo cimero. Al filo del mediodía
llegamos, que es cuando ese grupo de cima la consigue. El tiempo comienza ya a
dar muestras de impaciencia, hay raca ya en las crestas y cambios constantes de
viento, lo que aconseja no perder demasiado tiempo, únicamente el dedicado a
las fotos de rigor junto al refugio libre, igual que el que vimos ayer bajo los
Besiberri.
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Vista de valle, desde el refugio |
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Espectáculo de agua y sonido |
Bien, media vuelta y a desandar lo andado. Al llegar a
disponernos a destrepar ese tramo de cuyo punto alto sale otro sendero nos
decidimos a tomarlo, encontrándonos aun así un paso delicado, pero nada que ver
con el tramo completo del otro lado. Y sin más, continuamos el descenso,
teniendo que atravesar, éste sí, el otro tramo de destrepe junto al barranco,
que nos deja de nuevo en el sendero, que tras los bolos se mete ya en el
bosque, y éste en esas campas de mil colores del inicio, que nos llevan al
punto de arranque, habiendo recorrido 10,4 km, en 5h 45’ de tiempo total, del
que 3h 45’ han sido en movimiento, para salvar un desnivel D+/- de 950 m., en
una mañana que a pesar de las amenazas, ha dejado hacer.
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El grupo B en nuestra cima |
¿Y los de cima? Pues bien, bajando, con sus en torno a
11 horas de larga jornada, consiguiendo una montaña largamente codiciada, y que
aun sin haberla podido hacer, sí que siento que como grupo todos hemos estado
ahí.
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... pues ahí están, en la cima del Mulleres. Imagen de JLamíquiz |
Resumen técnico quinta jornada: Hospital
de Viella – Ref. Mulleres – Hospital
de Viella.
Distancia:
10,4 Km.
Tiempo
total: 5h 45'. En movimiento: 3h 45'.
D+/-: 950
m.
Altura
Máxima: 2.390 m. (Refugio Mulleres).
Altura Mínima: 1.625 m. (Hospital de Viella).
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Partimos de los Banhs de Tredós |
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Sobre la palanca que cruza el río |
Lunes, 23 de
julio. Sexta jornada: Banhs de Tredós
– Colomers – Banhs de Tredós. Como el tiempo nos ha trastocado un poco los planes,
hemos tenido que improvisar para la jornada de hoy, y decidimos ir al mundo
Colomers para visitar parte de ese tesoro lacustre repartido por cada una de
las cuencas que la inmensidad del granito permite. Volvemos, pues, al valle de
Arán, concretamente hasta la localidad de Tredós, para tomar una pequeña
carretera local que en 8,3 km nos acerca hasta sus baños, punto hasta el que
está permitido llegar en vehículo, salvo a los taxis, que de aquí parten hasta
el lugar donde da comienzo el sendero de ascenso a Colomers.
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El bosque y el agua |
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Entre flores |
Una vez llegados a ese establecimiento termal, dejamos
los vehículos y nos abrazamos al río Aiguamòg para subir a su vera, hasta que
en media hora alcanzamos un puente que cruzamos, y al cabo de otra media
coincidimos con la pista, que sucesivamente cortamos en varias ocasiones más
para, en otra media hora más llegar al punto de retorno de esos taxis que hacen
el servicio a los que prefieren evitar el tránsito por el sendero del bosque.
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En el refugio de Colomers |
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Del circuito de los lagos |
Hoy va de medias horas la cosa, porque es lo que
vuelve a mediar para alcanzar visualmente la presa del embalse, de modo que han
sido cuatro, solo que esta última ha sido mucho más empinada. Tras asomarnos a
ese Lac Major de Colomers, que ocupa la base de este enorme circo, aún nos
queda acercarnos hasta el refugio guardado, pasando por el antiguo. Una vez
llegados hay quien prefiere disfrutar del descanso y de las vistas; por nuestra
parte, con Sara, Marisa y Maribel comenzamos un pequeño circuito que recorre
varios lagos más, salpicados a lo largo y ancho del espléndido circo de
Colomers.
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Nexo entre lagos |
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El duplo de las montañas |
Dejamos a nuestra derecha el Estanh Mòrt, seguidamente
el Garguilhs de Jos. Una buena cabaña vacuna nos sorprende antes de llegar al
Estanh Plan, plano, como no puede ser de otra manera, y con un islote en medio;
plano y calmo, tanto como para dar cobijo en sus orillas a infinidad de huestes
en forma de insectos grandes y pequeños, desde luego hambrientos, y que echan
al traste nuestros planes de echar un bocado al borde de este lago. El
siguiente es el Lac Long, con el que cerramos, tras casi dos horas esta vuelta
por entre graníticas cuencas que albergan tesoros minerales en forma de aguas
puras y cristalinas.
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El equipo de la vuelta a los lagos |
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A la sombra del pino |
Llegados a la presa, encontramos un buen sitio para
echar ese bocado que nos han negado esos diminutos seres que te pueden hacer la
vida imposible. Aquí, bajo un buen pino, aunque con no mejores vistas
conseguimos hacerlo. Lo que nos costó dos horas subir, lo hacemos en hora y
media bajando, hasta dar con nuestros huesos de nuevo en los baños de Tredós,
acompañando en el último tramo ese curso del río que desborda los sentidos,
culminando así una buena vuelta de 15,2 km en 6h 40’ de tiempo total, del que
4h 40’ han sido en movimiento, para salvar un desnivel acumulado en torno a los
870 m D+/-.
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En el embalse de Colomers |
Resumen técnico sexta jornada: Banhs de Tredós – Colomers – Banhs de Tredós.
Distancia: 14,9 Km.
Tiempo
total: 6h 40’. En movimiento: 4h 40'.
D+/-: 870
m.
Altura
Máxima: 2230 m. (Punto entre Garguilhs de Jos y Estanh Mort).
Altura Mínima: 1750 m. (Banhs de Tredós).
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Embalse de Llauset, punto de partida |
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Valle de Llauset |
Martes, 24
de julio. Séptima jornada: Embalse
Llauset – Ref. Llauset – Ballibierna – Ref. Llauset. Abandonamos Aneto, esta población
en los confines orientales de Aragón, en cuya Casa Moliné nos sentimos siempre muy bien tratados, y donde se quedan las compañeras Sara y
Marisa porque adelantan un día la vuelta a casa. Los que nos quedamos para aprovechar
este día, nos metemos de lleno por ese valle que el río Llauset ha ido labrando
a lo largo de milenios. Un valle éste de buenos pastos, aprovechados por alguna
cabaña ganadera como símbolo de lo que un día fue la riqueza de estas gentes. Tras
10 km de empinada pista, y otro y medio más de túnel alcanzamos el embalse de
Llauset, que amansa las aguas que vienen principalmente de su barranco.
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Barranco de Llauset, con el Vallibierna al fondo, a cuál subir? |
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Entre el agua y el cielo |
Estamos en el dominio Llauset, y aquí todo lleva su
apellido. En la calma lámina del embalse se refleja el doble etéreo de la
sierra del mismo nombre, cuyas máximas alturas, el pico y tuca Guadieso, van
buscando el norte en pos del pico Llauset, que cierra el circo homónimo, y que
también tiene su doble menos estable pintado sobre las aguas. No nos cansamos
de admirar el paisaje real y el virtual, pero hay que marchar. Y lo hacemos
tomando el ramal del GR 11 que nos dirige hasta el flamante refugio de Cap de
Llauset. Vamos tomando altura poco a poco, dejando a nuestra izquierda ese gran
embalse, hasta su cola, habiendo pasado el desagüe del ibón de Botornás, donde
se empieza ya a empinar el sendero.
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Subiendo para abandonar esta cuenca |
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Ibón de Botornás, desde la cabaña homónima |
Se pasa por un cruce de caminos, por la izquierda se
sube por el barranco de Llauset, y por la derecha, la que tomamos, vamos
subiendo también, hacia ese ibón de Botornás, pasando por la cabaña del mismo
nombre, cuyos alrededores están plagados de ortiga y sarrión, dos plantas que
gustan de suelos orgánicos, y que nos indican la riqueza ganadera que a lo
largo de los tiempos ha fematado este
terreno. Rodeamos este ibón y, ya con el refugio a la vista, damos lugar al
último tramo de subida para alcanzarlo, algo que hacemos al cabo de algo menos
de dos horas. Y si lo hacemos es para despojarnos de los enseres que hemos
acarreado para pasar la noche, y que no vamos a necesitar para el ascenso al
Ballibierna.
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El refugio de Llauset, cerca del cielo |
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Al paso por alguno de los neveros |
Comenzamos ese ascenso siguiendo el GR 11 en dirección
al collado de Ballibierna, que en poco menos de media hora abandonamos para que
siga su destino. El nuestro es el de ir subiendo por este desfigurado valle que
va albergando varias cuencas lacustres al norte de una cresta que baja del
mismísimo Ballibierna en cuya cabecera está el ibón Negro.
Nos encontramos a nuestro paso unos inusuales neveros, restos de un
generoso invierno, como ha sido éste último. Las plataformas se suceden hasta
llegar ya a la base de nuestra montaña de hoy, que en dos horas y cuarto desde
el refugio alcanzamos. Aunque en realidad se trata de la primera prominencia,
de unos 3040 metros, en la que se inicia una ancha cresta que nos llevaría
hasta lo alto del Ballibierna, con 3059 metros, y que el comienzo de una fuerte
granizada nos desaconseja alcanzar.
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El ibón Negro, con sus majestades Aneto, Tempestades, Margalida, Russell... |
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Ballibierna, el valle |
Agradecidos por haber podido llegar hasta aquí, las
vistas que se nos ofrecen son auténticamente espectaculares. A nuestros pies, a
más de mil metros por debajo, el valle de Ballibierna alberga un verdor solo
roto por las gigantescas moles del macizo de la Maladeta, con su rey, el Aneto,
sostenido por cantidad de contrafuertes que forman circos colgados que ven
pasar el tiempo desde su altura. El lado sur del valle lo conforma la Sierra
Negra, cuyo nombre lo dice todo, incluso su claro origen volcánico. Y por
encima de todo ello, un más que amenazante mar de negros nubarrones que se
cierne sobre nuestras cabezas, que no piensan en otra cosa que en la de comenzar
a bajar cuanto antes. Apenas cuatro fotos y con los pertrechos de agua para
abajo, con la prioridad de asegurar bien los pasos, bajo un intenso granizo.
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Ya de regreso |
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Tablillas del GR 11, junto al refugio de Llauset |
Lo que nos cuesta subir dos horas y cuarto, lo hacemos
bajando en hora y tres cuartos, animados por la lluvia, el granizo y al ritmo
de los truenos, que parecen venir a nuestro encuentro, pero que llegamos al
refugio antes que ellos. De esta forma, terminamos la jornada montañera de hoy,
habiendo invertido 6h 15’ de tiempo total, del que 4h 15’ han sido en
movimiento, para recorrer 10,1 km, salvando un desnivel acumulado de 1100 m D+
y 860 m D-, en esta última gran jornada de nuestra estancia por estos valles
araneses y barrabeses.
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Acumulando optimismo para la bajada, en el Ballibierna |
Resumen técnico
séptima jornada: Embalse Llauset –
Ref. Llauset – Ballibierna – Ref. Llauset.
Distancia: 10,1 Km.
Tiempo
total: 6h 15’. En movimiento: 4h 15'.
D+: 1100
m. D-: 860 m.
Altura
Máxima: 3040 m. (Ballibierna 1).
Altura Mínima: 2170 m. (Embalse Llauset).
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Encarando la última jornada |
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El gran hito asomándonos al embalse |
Miércoles,
25 de julio. Jornada epílogo: Ref.
Llauset – Embalse Llauset. Una envidiable mañana nos
da los buenos días a los que hemos pasado la noche en el refugio de Llauset,
del que sobre las ocho partimos para desandar lo andado ayer hasta los vehículos,
que queramos o no, nos llevarán a lo más profundo de nuestra vida cotidiana.
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Agua, aire, montañas y sol, todo para un paisaje |
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Qué mejor despedida que con un brindis |
Como hora y veinte
minutos para llegar al embalse de Llauset y despedir así este mundo de lagos y
montañas, de roca, cielo y sol, de aspiraciones y de ilusiones, de más momentos
pasados que venideros intuimos, en el que con la intensidad de siempre hemos
compartido caminar y camino. Con una mezcla entre satisfacción y nostalgia
abandonamos estas montañas para hacer una parada en Aneto y tomar nuestras
pertenencias, y con ellas regresar a nuestra Zaragozica recorriendo media
provincia de Huesca, habiendo visitado bellísimos rincones de nuestro pirineo
más lejano y el vecino más cercano, con un tiempo indeciso, pero que ha dejado
hacer, y en una compañía con la que siempre merece la pena pasar unos días de
montaña.
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Imagen de JLamíquiz para despedir estas jornadas de pura montaña |
Resumen
técnico etapa epílogo: Ref. Llauset
– Embalse Llauset
Distancia: 3,1 Km.
Tiempo
total: 1h 20’. En movimiento: 1 hora.
D+: 120
m. D-: 330 m.
Altura
Máxima: 2425 m. (Refugio de Llauset).
Altura Mínima: 2170 m. (Embalse Llauset).
Los tracks, en:
Jornada prólogo. Bausén – Bosque de Carlac:
Jornada 1. Bagergue – Minas de Liat:
Jornada 2. Valle de Ruda – Saboredo – Valle de Gerber:
Jornada 3. Restanca – Lac de Mar:
Jornada 4. Valle
de Besiberri:
Jornada 5. Valle de Mulleres:
Jornada 6. Banhs de Tredós – Colomers:
Jornada 7 y epílogo. Embalse de Llauset – Ref. de
Llauset – Ballibierna – Ref. de Llauset – Embalse de Llauset:
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