Néouvielle (3091 m)
Sábado, 5 de octubre de 2019
En el valle de Neste Couplan, subsidiario del de Aure, se encuentra uno de los rincones más bellos del Pirineo Francés, al que se accede a través
de una sinuosa carretera de montaña partiendo de la localidad de Fabian, próxima a la de Aragnouet, al otro lado del túnel de Bielsa. Allí, donde maridan en
perfecta armonía los mundos graníticos y lacustres, surgen los primeros como
grandes promontorios, y los segundos como apacibles extensiones de agua a sus
pies, combinando lo vertical y lo horizontal, todo un simbolismo. Allí, una
docena de esas montañas superan la mítica altura de los tres mil metros,
reflejando sus afiladas siluetas en numerosos lagos por encima de los dos mil. Allí,
un bello conjunto se ofrece al visitante, encuadrado en la Reserva Natural de Néouvielle.
Allí. Allí
hemos ido, dando cumplimiento al Calendario
de Actividades del CP Mayencos, que virtualmente ha subido al techo del
macizo, el Néouvielle, de 3091
metros, su flamante, y todavía virtual, Insignia
de Oro de la Federación Aragonesa de Montañismo, concedida a la trayectoria
de los cincuenta años de montaña del club.
Con el objetivo a nuestra espalda, listos para salir |
Al regreso en la gran mesa orientadora |
Sí, decimos virtual porque no se
nos será entregada hasta el 25 de este mes de octubre en la tradicional Cena de la Montaña, que anualmente se
celebra, y donde se conceden diversas distinciones por otros tantos motivos,
recayendo este año en nuestro club una de esas máximas distinciones. Pero eso
no ha sido óbice para que lo vayamos celebrando, y lo hemos hecho con esta
ascensión, por otra parte programada ya en el citado calendario, y culminada
con éxito por los 19 mayencos que en esta ocasión han acudido a la
convocatoria.
Progresando en el comienzo de la ruta |
ASCENSIÓN
Conforme se va tomando altura cambia la perspectiva |
Si en este caso obviamos el epígrafe
de “APROXIMACIÓN”, es porque se llega en vehículos hasta el mismísimo parquin del Lac d’Aubert, a unos 2150
metros ya de altitud. A orillas de dicho lago da comienzo la ascensión al Néouvielle,
máxima altura de este gran macizo homónimo, con sus 3091 metros. Al filo del
alba, el cruce por la presa del lago es el único momento de respiro, ya que
culminado este, se empieza a empinar el sendero que en los primeros compases
transcurre por terreno de tierra acompañado de grandes matas de rododendro. Pero
enseguida se termina lo bueno, ya que pronto somos pasto del tirano mundo
mineral, introduciéndonos en unos interminables campos de bolos, grandes bloques
de granito que hay que ir sorteando para poder progresar.
Entre bolos |
Nieve joven sobre "Néouvielle", que significa "nieve vieja" |
El camino está plagado de hitos. Varios
itinerarios se van abriendo a la vista, debiendo elegir entre todos ellos, no
pareciendo mejor cualquiera que los demás. Todo un monótono escenario sin apenas
referencias, salvo esa gran brecha de Chausenque, nombre que le dio el primero
en ascender esta montaña, que lo hizo junto con Teintu en 1848. Conforme vamos ganando altura van
apareciendo pequeñas manchas de nieve que se conserva todavía de estas últimas
borrascas. Una nieve dura que hace extremar la precaución para que no sea ella
la que dirija nuestros pasos. Aún permanecen grandes extensiones de nieve del último
invierno, y que sustenta esos pequeños corros de la nueva, ofreciendo una
creativa paleta monocromática en tonos blancos y grises, el vivo nuevo sobre el
más apagado viejo.
Últimos compases por la ancha chimenea |
Lac d'Aumar y sus reflejos |
El grupo va progresando a
distinto ritmo, lo que obliga a ir haciendo alguna parada para reagruparse. Los
últimos compases discurren por una empinada y ancha chimenea que obliga a
extremar la atención, y que entre tres horas y tres horas y media, desde el
arranque, nos conduce a la cima. Una cima un tanto incómoda, ya que no se trata
de una plataforma uniforme, sino de la culminación de esos grandes bloques de
piedra que con sus afiladas aristas desafían a los cuatro elementos que
erosionan estas montañas. Una enorme satisfacción, como siempre, al vernos
conquistados por otra de las grandes, y que nos ofrece unas vistas extraordinarias
sobre nuestro entorno. Por una parte, esa cantidad de lagos a nuestros pies; y
por otra esas montañas pirenaicas, entre las que destacan la Munia, Monte Perdido, Cilindro de Marboré, Torre, Casco, Brecha de Rolando,
Bazillac, Taillon, Gabietos…, pero
el que más llena el espacio el gran macizo del Vignemale, desde aquí, o Comachibosa
desde allí, porque bilingüe es.
Entre las espectaculares vistas, destaca el cordal de las Tres Sorores, Monte Perdido, Cilindro, Torre, Casco, Brecha, Bazillac, Taillon, Gabietos..., pero especialmente el macizo del Vignemale |
DESCENSO
Comienza el descenso |
Tras media hora pasada en cumbre,
y las fotos de rigor, se da comienzo al descenso, con más cuidado, si
cabe, que el tenido para subir. Desandamos lo andado hasta el mismísimo
arranque, que ahora hace de final, algo que hacemos en otras tres horas, dando
así por terminada otra extraordinaria jornada de alta montaña pirenaica, tras
haber recorrido algo más de 8 km, en poco más de 7 horas de tiempo total, del
que la mitad ha sido en movimiento, con un desnivel acumulado próximo a los
1000 metros.