IXOS MONS
Mondinero (1.467 m)
Domingo, 5 de marzo de 2017
Sanguine empta, sanguine tuebor (Adquirida por la sangre, protegida
por la sangre). Es el lema del ducado de Villahermosa, cuyo titular hoy en día
es Álvaro de Urzáiz y Azlor de Aragón (1937), que además de ser el XIX duque
de Villahermosa, ostenta los títulos de XII conde de Guara, XII marqués de Cábrega, XVIII marqués de Cortes, XVI conde de Luna, XIII conde del Puerto, XII conde de Xavier, XX vizconde de
Muruzábal de Andión y XXI vizconde de Zolina. Desde
junio de 2006 es también el X marqués de Narros, con Grandeza de España, tras la muerte en el
2005 de su tía Isabel Azlor de Aragón Guillamas, IX marquesa de Narros, según
informa la red de redes. ¿Os imagináis todo esto en una tarjeta de
visita? ¿Y todas sus propiedades en un catálogo inmobiliario? Desde luego, más
de lo que nos podemos imaginar, sí. Bueno, pues es lo que hay. Pues una de esas
propiedades está en los montes de Guara, concretamente en el Santuario de San
Cosme y San Damián, y varios miles de hectáreas alrededor, junto a Vadiello, a
donde nos hemos dirigido hoy, pasando a la vuelta por ese centro de santidad en
sus días, con pretensión de verlo y que fue frustrada por alguien que estaba en
la propiedad y que nos lo impidió. Se puede mercadear con los bienes
materiales, pero me pregunto si también con la historia, si también con la
conciencia, con la memoria colectiva, con los sentimientos… pues parece que
también. Nos viene a la memoria aquél eslogan publicitario de los años oscuros,
en el ámbito de la prevención de incendios forestales, ¿recordáis?, decía: “Cuando un monte se quema, algo suyo se
quema”, a lo que el gran humorista, arriesgado, humorista gráfico Perich añadía:
“…señor Conde”.
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Duras rampas en los primeros compases |
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Apacible Vadiello |
Bueno, pues henos aquí, de nuevo
en la montaña, en la montaña baja, porque la alta está intratable. De nuevo por
Guara, nuestro refugio de invierno, a cuyas cotas cimeras hoy también ha
llegado algún zarpazo de ese indómito norte, que con una ligera y no muy
molesta llovizna, ha dejado el protagonismo al fuerte viento que con fiero
susurro nos decía que no nos acercáramos a las cornisas, que hoy sólo él podía
circular por ellas. A pesar de todo, dejamos Jaca nevada, y nevando, en la confianza
de que no llegue hasta aquí el marrón, y que mejor verlo a que nos lo cuenten. Hoy, con Toño, Carlos y Antonio.
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Ermita de la Cruz Cubierta, a modo de esconjuradero |
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Burón y Santuario de San Cosme y San Damián |
El río Guatizalema, de joven, hace
un requiebro para eludir la Sierra de Guara, y colarse hacia el sur, amansando
sus aguas en el embalse de Vadiello, al que llegamos, encontrándonos una mañana
con más temple que el que le hemos dejado por el norte, y con dudas sobre su
tendencia en las próximas horas. Nosotros nos enfrentamos a esas dudas, de
momento con el chubasquero puesto. El monte está claro, despejado, con un
ambiente limpio, muy limpio. Dejamos la presa atrás y tomamos la pista, cerrada
para el tránsito de rodantes, para dirigirnos hacia el este, con perspectiva
sobre el embalse. No ha pasado media hora y llegamos a la altura de esa Cruz
Cubierta, un esconjuradero como marcando los límites del territorio labrado en
su momento para la santidad. Aquí abrimos una circular, y aquí la cerraremos.
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Camino entre carrascas |
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Progresando por cómodo camino |
Seguimos en dirección a la Tejería,
desde donde se puede acometer también esta ascensión con más corta distancia,
pero teniéndose que desviar si se quiere visitar este bucle de eremitorios y
santuarios. Seguimos, decimos, y en una bifurcación de la pista, tomamos la de
la izquierda, para dar al poco con la
que viene de la Tejería, que en un giro brusco hacia el norte enfilamos ya
dirección a nuestro monte. Un monte que hasta ahora no se ha dejado ver mucho,
su cabeza estaba asfixiada entre las brumas reinantes. Veinte minutos hasta el
desvío, al que llegaremos de vuelta, comenzando así un tramo lineal hasta la
cumbre.
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Comienzo del sendero |
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Comienza el pedregal |
En otros diez minutos llegamos al
llamado Alto de la Carrasca, un desvío del camino. Son los últimos diez minutos
sin jadeos, sin apenas desnivel, que nos dan para admirar esos grandes
paredones que cuelgan de los Planos de San Cosme y los de la Predicadera. Entre
ambos, un pequeño circo que se va haciendo más grande conforme nos vamos
acercando. Es como una olla tumbada que hubiera diseminado todo su contenido en
forma de duro canchal, únicamente disimulado por la alternancia de alguna
carrasca que bien vendrá en las ascensiones estivales. Pero no todo de la olla
se ha desparramado, que visible queda un enorme garbanzo, cuya dureza ha
impedido su disolución.
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Carlos con el buco |
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Sin cuartel |
En el arranque del sendero, da
comienzo el camino del Plano, y es donde comienza realmente la ascensión, una
ascensión sin tregua, que hay que tomarse como tal, y que hace sudar, a pesar
de haber salido con 3º C del coche. Un hallazgo nos retiene a la vuelta de este
enorme pedrusco venido de no se sabe dónde. Son los restos de un viejo buco, y
del que simbólicamente quedan sus partes más notables, la cabeza, con su gran
cornamenta, una pata y la columna vertebral. Es decir, su inteligencia, su
tracción y lo que une a ambas. Toda una lección de ese Gran Libro de la
Naturaleza Viviente, que está ahí, con sus tapas bien abiertas. Por el suelo
andaba todo ello, tras ponerlo en un sitio digno proseguimos la marcha. Una
marcha sobre piedras y más piedras, metiéndonos ya de lleno en el ascenso de
esa olla tumbada, hasta el asome a uno de sus bordes, esa arista que limita al
norte, cuyo punto álgido es la cima de este monte, al que llaman Mondinero o
Montidinera.
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Vamos tomando perspectiva |
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Barranco de los Valles |
Casi una hora todavía hasta
alcanzar el punto más alto de este monte. Tras salir de la zona salpicada de
carrascas, los bojes entran en escena, y el erizón, sobre todo el erizón, que
va invadiendo todo este terreno de monte bajo. Alguna mancha de nieve cruzamos
para alcanzar la cima, que nos recibe muy malhumorada, totalmente inhóspita, con
un viento infernal del que nos tenemos que cuidar para no salir volando. Estamos
en el extremo sur de la pequeña sierra de La Ronera, que albergando en su punto
central al Fragineto (1749 m) y en el norte la Punta del Corcurezo (1666 m), vierte aguas al Guatizalema y al
barranco de Los Valles, que da origen al río Calcón.
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Zona de La Gabardiella |
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Collado del Fragineto |
El Gran Norte nos es vetado
visualmente, pero aún alcanzamos a adivinar los montes cercanos. A uno y otro
lado del Fragineto, cuyo collado tenemos a nuestros pies, vemos la sierra de la
Gabardiella a su izquierda, y la de Guara a su derecha. Por el sur el tiempo arriesga
menos por esa Hoya de Huesca. Y poco más, con las mismas emprendemos la huida dándole
la espalda a esta cima que tan mal nos ha acogido, pero no le guardamos rencor.
Si la subida desde el garbanzo nos ha costado casi una hora, el descenso lo
hacemos en poco más de media.
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Rápido descenso |
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Ermita de la Virgen de Fabana |
Y del garbanzo a la salida de la
senda en el camino, que recorremos hasta el cruce, donde cerramos la lineal
para comenzar el bucle, dirigiéndonos hacia la zona de las ermitas. La primera
en cruzarse en nuestro camino es la de la Virgen de Fabana, luego San Gregorio,
y un poco más adelante la de la Fuensanta, donde nos detenemos a echar un
bocado, que hasta ahora no nos ha dejado el tiempo. Se trata de un lugar mágico,
donde el agua brota a borbotones, dando inicio a un barranco que seguro va a
engrosar con sus aguas el embalse de Vadiello.
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Ermita de la Fuensanta |
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Fuentsanta |
Seguimos camino, y un par de
ermitas más, la de San Úrbez y la de San
Miguel, de la que quedan sólo un par de paredes, vamos dejando a un lado hasta
llegar al santuario de San Cosme y San Damián. Estos dos mártires de la antigua
cristiandad se dice que eran gemelos, y que ejercían de forma eficiente el
noble oficio de la medicina, no cobrando por ello. Fueron torturados,
quemados vivos y finalmente decapitados por orden de Diocleciano hacia el año
300 d.C. Árabes de nacimiento y sirios de formación, entre los pliegues que la
leyenda dibuja en la intrahistoria, encontramos que sus reliquias fueron traídas
desde Francia. Todo esto y mucho más es lo que hemos querido encontrarnos en el
interior de este complejo monacal, pero como dicho anteriormente, se nos negó.
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Bajo la peña de San Cosme, su eremitorio |
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Conglomerados y calizas en perfecta armonía |
Y sin más, nos metemos por el
barranco hasta encontrar su cauce y subir hasta esa otra ermita de la Cruz
Cubierta, junto a la pista, cerrando este bucle. Desde aquí ya, y con la
impactante vista de los mallos de Ligüerri y la Mitra, con el Burón detrás, nos
vamos acercando al embalse, y con ello a la presa y al vehículo, habiendo
transitado durante 12,9 km, en 4h 45’ de tiempo total, del que 3h 35’ han sido
en movimiento, para salvar un desnivel acumulado de 1130 m D+ y D-, en una
mañana que se ha puesto algo tiesa en las alturas, pero que nos ha hecho pasar buenos
momentos de monte.
Track: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=16673955