lunes, 12 de agosto de 2019

Circular Bescós Iguácel, un paseo por la Garcipollera

IXOS MONS
Ermita de Iguácel (1180 m) 
Lunes, 12 de agosto de 2019



            La Garcipollera es un valle singular, regado por el río Ijuez, que rinde al Aragón a la altura de Castiello de Jaca. Nos podemos poner exquisitos, y nos ponemos, para decir que en la “Historia de la fundación y antigüedades de San Juan de la Peña”, que el abad Briz Martínez publicó en Zaragoza en 1620, se hacía mención a S. Climente de Barcepollera” (p. 146 b), y a “San Clemente de Barcipollera” (p. 392 a). En la “Colección Diplomática de San Juan de la Peña” se hace referencia a "illo meo monasterio qui uocatur Sancti Clementis de Ual Çepolera". En el Libro de la Cadena del Concejo de Jaca, en la página 191 se menciona el “ualle cepollaria”. Estos y otros testimonios no dejan lugar a duda a que con la derivación de la “B” en “G” y la “R” en “L”, se obtiene sin dificultad la procedencia toponímica de este valle, originariamente como “Valle Cebollero”.

Vista parcial de la Garcipollera

            Muchos son los avatares que en la antigüedad ha sufrido este valle, pero el más cercano en el tiempo es el fenómeno de despoblación que sufrió a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado, debido a la expropiación forzosa que sufrieron sus habitantes al tener que abandonar sus pueblos y tierras porque el Patrimonio Forestal del Estado repobló con pino laricio todo el valle para evitar que los sedimentos llegaran al recién construido embalse de Yesa.

Vista del vecino barranco de San Juan, donde se ubica Cenarbe
Yosa de Garcipollera en 1960
Imagen de esmemoriaus.blogspot.com
            Pero el definitivo mazazo vino cuando perdieron su identidad administrativa, según publicaba El Pirineo Aragonés el 17de febrero de 1962, en su número 4085, en cuya portada significaba la “Incorporación a Jaca de los términos de Bescós y Acín”. En el artículo se daba cuenta de que el día 5 de febrero, y presidido por el alcalde de Jaca D. Benigno Fanlo, el de Bescós D. Pedro López y el de Acín D. José Bescós, en presencia del diputado provincial y procurador en Cortes D. Herminio Pérez, el anterior alcalde de Jaca D. Juan Lacasa, iniciador de las gestiones, y demás personalidades, se llevó a cabo un acto solemne en el que los términos de Bescós y Acín quedaron anexionados definitivamente al de Jaca. Acto del que formaron parte, además de los descritos, los secretarios de los, hasta entonces, tres ayuntamientos. El primero aporta los términos de Bescós, Bergosa y Yosa, con 28,09 km2, y el segundo lo hace con los de Acín, Villanovilla y Larrosa, con 85,85 km2.

Vista del ábside de la ermita

Villanovilla, que se supo alejar de su pasado
            Hoy en día se trata de todo un valle de destrucción y silencio, con seis pueblos abandonados, con alguna excepción: Bescós, convertido en 1985 en Estación Experimental para la Ganadería de Montaña, gestionada por el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA), constituyendo el único centro de titularidad pública en cuanto a investigación agropecuaria a ambos lados de los Pirineos. También los casos de Bergosa y Villanovilla, que no fueron vendidos y, tras décadas de abandono, algunos de sus propietarios se han decidido a ir levantando sus casas.

Viejos fresnos que sirven para dar vida a otras especies, como pino y rosa canina

LA RUTA
La vida siempre se abre paso
            Justo antes de llegar a Bescós sale una pista hacia el norte, protegida por una barrera. Comenzamos a andar, ya desde el principio por entre bosque de ese pino replantado, aunque algún ejemplar de otra especie autóctona lucha por hacerse su hueco. A los veinte minutos, en una cerrada curva a la izquierda, nos encontramos un pretil de mampostería, lugar para asomarnos al valle. Continuamos, y nos encontramos sucesivamente con dos desvíos, debiendo seguir en ambos casos por el de la derecha. Cruzamos un paso canadiense, y llegamos a un tercer cruce, este señalizado como Sendero Turístico de Aragón (STA) con tablillas del GR 15. Volvemos a tomar el de la derecha. Por pista en peores condiciones, y al  cabo de casi media hora dejamos la pista para tomar un sendero a mano izquierda, también señalizado.

Tomando el GR 15

Sendero de bajada a la ermita
            Seguimos por el GR 15, que nos baja hasta ese mágico lugar donde se ubica la ermita de Santa María de Iguácel, que en esta época se le diluye entre el gentío, aunque la hemos tenido toda para nosotros al llegar. Los orígenes se datan a mediados del siglo XI, cuando el conde Galindo, poderoso señor aragonés, mandó construir una pequeña iglesia que también sufrió sus avatares a lo largo de los siglos. Fue propiedad de Larrosa y de San Juan de la Peña y estuvo habitado sucesivamente por monjes y monjas. Llegados a este lugar, se aprovecha más la estancia si la soledad te abraza.

Fuente junto a la ermita

Fuente en la pista
            El regreso lo hacemos por la pista, que en diez minutos nos pasa por el desvío a Larrosa, en otro cuarto de hora pasamos por una fuente, y en diez minutos más pasamos un vado llegando a Acín, otro de los núcleos importantes del valle en sus tiempos, no en vano contaba con 350 habitantes en el año 1900. Entramos con cautela para visitar lo que queda de la parroquial de San Juan Bautista, de fábrica románica, con torre añadida en el siglo XVII y su reloj de sol.

Iglesia de Acín

Curiosa columna en el interior
            Y no queda más que continuar por la pista, que se torna en asfaltada desde el desvío a Villanovilla, y que en veinte minutos se hacen los dos kilómetros hasta Bescós, el punto de arranque, habiendo recorrido en total 15,1 km, en un tiempo total de 3h 45’, del que 3h 15’ han sido en movimiento, con un desnivel acumulado total de 820 metros D+/-, dando por terminada una ruta por lo más conocido y lo menos conocido de la Garcipollera.


Las fotos y el track

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