sábado, 14 de mayo de 2022

Pico Carniceras y gruta helada de Lecherines, últimas nieves, últimos hielos

 


MONS CON NIEU
Pico Carniceras (1464 m)
Gruta helada de Lecherines (2060 m)
Viernes, 13 de mayo de 2022

            Las cuevas, las grutas, están presentes en lo más hondo del imaginario colectivo, tienen un vínculo emocional con el ser humano, hay una atracción innata hacia ellas. Por mi parte, he de confesar que, en el aspecto físico, no me seducen demasiado, prefiero la luz del día, pero hay que reconocer que esa atracción y ese vínculo existen, porque encierran un enorme simbolismo, un enorme paralelismo con lo más ancestral del ser humano, y como no lo sabemos describir mejor, echamos mano del Diccionario, signos, símbolos y personajes míticos y legendarios del Pirineo aragonés, (Prames 2018), cuyo autor, José Miguel Navarro en su página 98 dice que es “el lugar cultual por excelencia para tributar a deidades telúricas, asimiladas al útero materno… de ahí que haya sido considerada lugar fecundante, genésico y femenino en grado sumo…”.



            No cabe duda de que son un aspecto importante del extraordinario mundo de las montañas, como también lo es el manto nivoso y el hielo, que las embellece más todavía, añadiendo un atractivo difícil de superar. Estamos en una época del año de pura transición, con calor, a las horas centrales del día, pero que aún conservan las montañas nieve en sus cotas altas y en determinadas orientaciones. Hoy, en busca de ese atractivo, hemos querido combinar la roca con el agua, la nieve con el hielo, los pastos con el bosque, y todo ello con la amistad, con la ventaja de que muy cerca de casa podemos conseguir toda esa alternancia, y que no podemos descuidarnos mucho para hacerlo, ya que, como muchas cosas de la vida, esto también es efímero y hay que aprovechar para visitar la gruta helada de Lecherines, una joyica del Espacio Natural Protegido del Parque Natural de los Valles Occidentales, declarado como tal en el BOE nº 23 del 26 de enero de 2007, para proteger las más de treinta y cuatro mil hectáreas incluidas en el parque, más la zona periférica de protección.


            Como otros lugares, también a este se puede acceder por varios itinerarios, el más común es el que hemos elegido hoy, desde Canfranc por el barranco de los Meses hasta Gabardito, y desde allí a la majada de Lecherín Bajo para acometer la última subida por la canal, hasta la gruta, volviendo por el mismo itinerario… o ese pensábamos. No serían las siete y media de la mañana cuando, con Marisa y Carlos, nos introducíamos en Meses, pasando por los antiguos viveros forestales, que los papeles no se ponen muy de acuerdo si serviría para la repoblación de las laderas de Arañones (Estación Internacional de Canfranc), o del propio barranco de Meses en su corrección y regulación a cargo del Servicio Hidrológico Forestal de la época, pero en cualquier caso, seguro que haría su función, siendo una lástima el estado actual en el que se encuentra, pidiendo a gritos su puesta en valor, aunque nada más sea para recuperarlo como atractivo turístico en el inicio de un bonito y zigzagueante sendero que nos sube al bello paraje de Gabardito.


            Pero antes describiremos algunos puntos del recorrido, como es la fuente de la Pajeta, llamada así por ser necesario ese simple artilugio si quieres aprovechar sus rupestres y crípticas aguas. En poco más de media hora, el sendero nos deja en la pista que sube de Villanúa, que tomamos a la derecha, cruzando de nuevo el barranco, para encontrar al cabo de alguna revuelta otra fuente, la de los Abetazos que, sin necesidad de más complementos, nos ofrece sus frescas aguas. Continuamos por la pista, y enfrente de un singular pino se nos abre a la derecha un sendero para visitar el pico Carniceras, al que se llega en cinco minutos, con cuidado en los metros finales, que discurren por zona de lapiaz; desde esta atalaya se ofrece una gran panorámica sobre el valle del Aragón, tanto hacia arriba como hacia abajo, y donde encontramos la reciente instalación de un buzón de cumbre.


            Volvemos sobre nuestros pasos y terminamos de recorrer la pista, para llegar en poco a la entrada de este gran paraje que es la majada de Gabardito, y que la falta de ramoneo está convirtiendo lo que era una bucólica pradera en un lugar donde reinan los matojos. Dejamos el refugio a la derecha y continuamos para bajar y cruzar el barranco de la Añaza que, junto al de Campón, que también cruzaremos luego, forman el de Aguaré. Pronto entramos en terreno de bosque, y como en media hora, en los límites del parque natural. Ahora sí que cruzamos el Campón, para subir a otro gran espacio, la majada de Lecherín Bajo, pero hay algo que nos llama la atención antes de llegar a los refugios y el abrevadero, y es un extenso corro de narcisos, que han formado una espléndida colonia al amor de una gran roca que los protege de los fríos vientos del norte. No hay más remedio que rendir culto a tanta sabiduría.




           Finalmente llegamos a ese abrevadero, cuyo caño lanza sus aguas a borbotones. Bocado y trago, claro. Continuamos en dirección a la canal para enfilar ya su ascensión. A eso de los 1900 msnm encontramos una gran mancha de nieve, que se puede eludir, para pillar otra, que no, y que ya es definitiva hasta llegar a la gran olla que alberga la entrada a la gruta. El tránsito por la nieve no precisa de material técnico, sin embargo, hay que andar con cuidado, especialmente en las cercanías de las rocas, ya que el manto es muy frágil. Contando con la entrada al Carniceras, y las dos paradas en la majada de Lecherín Bajo, llegamos a este singular paraje en casi cuatro horas. Todo ello está nevado, salvo algunas rocas que emergen, en donde encontramos a un par de montañeros repostando. Saludamos, nos abrigamos y para adentro.




            Aunque hay buena huella, la notable pendiente invita a hacer la entrada con cuidado. Nos encontramos con restos de columnas de hielo caídas ya al suelo, pero aun con todo se conservan algunas completas, y otras en forma de estalactitas, que no hay que perderlas de vista en nuestras andanzas por el interior, que siempre causa una honda impresión el constatar que estás en el seno de la montaña que, bella por fuera y no menos bella por dentro. Cuatro fotos y salimos al sol que más calienta. En ese momento se prestan a salir Iñaki e Isidoro, que así se llaman, y que son conocidos de Carlos. Comentan que van a intentar bajar por una variante, lo que no nos suena mal. Mientras los vemos salir de la olla, somos nosotros los que reponemos, y al ir bajando, antes de dejar la nieve les damos alcance, con la sana intención de compartir esa variante.






            Una vez fuera de la canal, antes de llegar al fondo de la majada, Iñaki se dirige hacia la izquierda, en busca de esa ruta por la que recuerda remotamente transitó en una ocasión. Zonas de pasto se intercalan con lapiaz, y por un canalón tomamos un evidente sendero que va rodeando la ladera hacia el este y, tras un par de intentos menos exitosos, encuentra el paso para bajar al barranco, un aparente único paso por el que hay que andar con cuidado, para ir dejando atrás unos verticales cortados. Una vez en el seno del barranco de Campón, lo cruzamos en un punto inferior al del camino habitual, y ahora solo nos queda subir por la vertiente derecha en busca precisamente de ese camino habitual, que encontramos en pocos minutos.







            Estamos en el GR 11.1, pero no íbamos a seguirlo hasta Gabardito, no, que en un cuarto de hora encontramos dos hitos de piedras a la izquierda, que seguimos para pasar por un bellísimo praderío y salir a la entrada (salida en nuestra dirección) de Gabardito, eludiendo pasar por la majada. Una vez en la pista, ya todo normalizado, solo resta seguirla repitiendo itinerario hasta los coches, esta vez sin entrar al Carniceras. Fuente de los Abetazos, entrada al sendero, fuente de la Pajeta, barranco de los Meses y viveros forestales. Una preciosa ruta haciendo amigos, en la que hemos invertido 7 horas y cuarto, para recorrer 14,9 kilómetros, con 1085 metros de desnivel acumulado D+/-.



Bibliografía:

Diccionario de signos, símbolos y personajes míticos y legendarios del Pirineo aragonés. José Miguel Navarro López (Prames 2018).





Las fotos y el track



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