IXOS MONS
Peña Medio (1575 m)
Cucuraza (1765 m)
Miércoles, 11 de febrero de 2020
Ante el estado
de histeria colectiva, no sé si fundada o no, en el que vivimos, nos refugiamos,
más si cabe, en nuestro mundo, en ese que nunca defrauda. Procuraremos evitar
las aglomeraciones, los lugares cerrados, y acudiremos a la fuente de la vida,
esa que nos mantiene. En esta ocasión, en compañía de Toño, vamos a una cima
menor en el valle de Tena. El Cucuraza es uno de esos promontorios
poco agraciados por la altitud, pero que como contrapartida cuenta con el
atractivo centrado en sus magníficas vistas sobre dicho valle y el que se abre
en Panticosa, labrado por el río Caldarés.
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En el punto de arranque |
EL ASCENSO
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Transitando por el bosque |
Antes de
terminar de pasar la población, sobre la misma carretera que sube al balneario,
sale a la izquierda una pista que va cogiendo desnivel, encontrando a unos 500 metros un
buen apartadero para dejar el vehículo, junto a un muro de hormigón, en el que
ya encontramos la señal de la Ruta al Mirador
de la Peña Medio. Ya con la mochila al hombro tomamos el desvío que sale a
la izquierda, donde a esa misma reseña se le añade la de nuestro propio destino.
Pronto el ancho camino se hace senda, que discurre por entre el bosque, y que
con señales de pintura azul y blanca y balizas te va subiendo inequívocamente.
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Fuente Arrafal |
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Otro delicioso tramo de bosque |
En diez
minutos se pasa por la fuente Arrafal,
como así se llama el camino. Y en veinte minutos más se llega al desvío para el
mirador, que se alcanza enseguida. El acercarnos a él insufla un chute de
admiración sobre lo que nos ofrece. Las cumbres de la sierra de la Partacua aupándose para mirarse al espejo del embalse de Búbal. Las de Tendeñera viendo cómo las altas
temperaturas van mermando sus blancas enaguas. Los Piniechos, Tablatos, Baldaraínes, Catieras, y toda esa vecindad, horrorizados también por lo mismo. Y
a nuestra espalda, el objetivo de hoy, que ya nos espera.
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La sierra de la Partacua, parcialmente reflejada en el embalse de Búbal |
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Tendeñera, la reina de la sierra homónima |
Retrocedemos
hasta el desvío para continuar por el sendero del bosque, y en menos de media
hora alcanzamos una pista que viene de Lanuza,
y que ya recorrimos parcialmente el día que subimos al Portet. Estamos a 1785 metros, y desde los 1425 ya vamos
encontrando, e incluso pisando, alguna mancha de nieve. Una nieve que aquí, que
damos vista ya al norte, se hace más patente, incluso imposible de evitar al
dirigirnos hacia esa punta a la que queremos llegar hoy. Entre eso y la
ausencia de señales se hace más dificultoso ese llegar.
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Peña Telera, otra reina, en este caso de la Partacua |
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Al paso por unos campos, camino de la pista |
El continuar
por el bosque nos hace despedirnos visualmente del pico do Garmo, al que le prometemos visita más adelante, y
continuamos adivinando en algunos tramos el camino que transitamos, y que nos
va descubriendo alguna ralla. Finalmente se abre el tupido velo del bosque y
nos presenta la maravilla de vistas que nos ofrece este emplazamiento, algo más
bajo que el de la pista, que los veinticinco minutos hasta aquí nos han bajado
como unos 20 metros, pero no nos importa lo más mínimo.
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Panticosa, a los pies de la sierra de Tendeñera |
A CUCURAZA Y DESCENSO
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El mirador bajo Cucuraza |
Se aprovecha
para echar un bocado, pero más que ese, el que cuenta es el del alma, que vaga a
sus anchas… y muy anchas. Las vistas son muy parecidas a las del mirador, pero
con algo más de perspectiva, sobre todo hacia el norte. Un poco más abajo del
resalte rocoso hay como un mirador, que no aporta nada, pero se baja a visitar.
Es difícil el permanecer aquí menos de media hora. Para el retorno, tenemos que
desandar el camino hasta la pista, que alcanzamos en poco más de un cuarto de
hora, y lo hacemos valorando si para el regreso la vamos a tomar, haciendo una
circular, o volveremos por el mismo camino.
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En un asome previo, con el pico do Garmo al fondo |
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Sierra de Tendeñera, desde el propio pico hasta Peña Blanca |
Lo hacemos por
la pista que, en algún tramo soporta más de medio metro de nieve. Seguimos con
buenas vistas sobre la cabecera del valle de Tena. A los veinte minutos dejamos
que siga la pista donde ella sabe y tomamos un sendero que sale a mano
izquierda. Un sendero con clara vocación de dirigirse al punto de partida. En
media hora nos topamos con el de subida, cerrando de ese modo la circular. Antes
hemos cruzado por la tubería de la central y hemos transitado por el bosque,
junto a tapiales tapizados de musgo, y que separan los campos de las Saras, seguro que más útiles en otro
tiempo.
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Tapiales de los campos de las Saras |
En poco está ya el salir a la pista donde tenemos el vehículo, habiendo
recorrido 7,8 km, en 3h 20’ de tiempo total, del que algo más de dos horas han
sido en movimiento, salvando un desnivel acumulado total de 520 m D+/-, en una
mañana que nos ha dado la oportunidad de asomarnos a estas extraordinarias
balconadas sobre el valle de Tena.
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