Año XIII. Entrega nº 917
“A mí todas las hormigas”. Es el grito que lanzó Culibillas, hija de Anayet y Arafita, dos dioses menores que vivían por estos lares cuando fue pretendida por Balaitús, el gran dios de la zona y que, asustado por la pronta reacción de los pequeños insectos, declinó sus intenciones de raptarla.
Es una leyenda que circula por el territorio y que, como muchas otras, forma parte de un imaginario tradicional popular muy conectado a las tierras pirenaicas, que demuestra el gran vínculo que se le atribuía a la hierofanía existente entre las divinidades y el mundo terrenal, como algo mágico que aliviara las durísimas condiciones de vida de antaño en estas montañas.
Ésta, en concreto, nos habla del Anayet, un prominente pico bisagra entre este valle (río Gállego) y el de Canal Roya, que vierte al Aragón; y Arafita*, como viene en algunos mapas la peña de la Fita*, otra prominencia que se descuelga de la Foratata* y que, como ésta, se asoma también a la cuenca del Aguas Limpias. Nos habla de hormigas, en clara referencia a Formigal*, y es que al verse Culibillas amenazada por Balaitús, fue protegida por una miríada de hormigas blancas, que era el origen de las nieves en el valle. La bella dama, en agradecimiento se clavó un puñal en el pecho para dar cobijo a las hormigas, quedando la Foratata* como testimonio pétreo de tal acto de inmolación.
Con el eco de los latidos del corazón de la diosa, cuyo pecho aflora rompiendo el horizonte más próximo a Sallent, salimos de lo más alto de las urbanizaciones de Formigal rumbo al cuello del Forato, una debilidad orográfica que toma el nombre de El Forato, otra peña que se descuelga de la principal, la mencionada Foratata*, que ya fue subida hace tres años.
Salimos, pues, en busca del PR-HU 90 y su agónica señalización, para ir ganando altura por fuerte pendiente, y siempre bajo esa gran peña, cuya magnética mirada es difícil de quitarse de encima. Cruzamos la cancela*, y en hora y cuarto ascendemos los más de cuatrocientos metros de desnivel que hay hasta el cuello del Forato*, habiendo pisado ya alguna mancha de nieve, que nos hace salirnos de la traza de verano, con los ecos de la diosa, que se confunden con el clamor de la tierra parda que anhela las nieves de un ya avanzado y seco invierno.
La llegada a un collado, a no ser que el viento sea insoportable, siempre supone un gran placer, por representar el fin de un esfuerzo, un pequeño descanso, pero sobre todo por tener un componente de expectación, porque se abren nuevas panorámicas. En este caso, la gran mole del Ministirio.
A partir del collado la nieve ya es continua, y en previsión de que la fina capa oculte una más helada, nos calzamos los crampones, para dar continuidad a la ruta que, en este momento y lugar está abierta a varias opciones.
La idea inicial era dar la vuelta a El Forato*, pero como queda mucha mañana por delante, y está muy buena para disfrutarla, aconsejados por Jorge, le damos un poco más de vidilla y, tras ladear una loma bajamos a una vaguada para ascender a otro collado, el de la Fita*, junto a un pequeño cabezo, y que nos vuelve a cambiar la panorámica, ofreciéndonos la de la cuenca del río Aguas Limpias, y las montañas que la conforman, como el propio Ministirio, los Arrieles, Balaitús, Frondiellas, Musales, Garmo Carnicero, Sancha Collons… y otros muchos más que no forman parte de la citada cuenca, entre los que destacan los enhiestos Infiernos.
Tras un breve descanso para inmortalizar digitalmente la arrebatadora panorámica, sin pretender robar el alma del momento y del lugar, damos un brusco giro hacia el sur para ir hacia la Foratata* en busca del sendero que la asciende desde el cuello del Forato*, donde alcanzamos los aproximados 2100 msnm de la máxima altitud de la ruta, que sería nuestra cima de hoy.
Ese sendero, que vamos adivinando entre las manchas de nieve, como decimos, baja al collado, y como queremos darle la vuelta a esa pequeña montaña, nos vamos tirando a la derecha, cruzándonos con nuestro itinerario de subida y bajando a una vaguada, donde hacemos otra parada, para reponer fuerzas. Aunque la verdad es que, a partir de aquí, el esfuerzo es mínimo, puesto que ya es todo bajar a confluir con el PR-HU 90 y terminar la ruta donde la empezamos, dándola por terminada en una mañana pasada entre suelos pardos y blancos, aunque más nos hubiera gustado lo segundo, y no sólo por nosotros, sino por el propio terreno, porque es ahora lo que toca.
Una ruta con un cierto grado de improvisación para aprovechar el buen orache*, que hemos hecho bajo el pecho pétreo de Culibillas y su magnética mirada, echándole 5 horas y media, para recorrer tan sólo 6,8 km y salvar un desnivel acumulado de en torno a los 545 m D+/- (520 m D+/- Wikiloc), con prolongadas paradas, para disfrutar de unos paisajes de alucine en grata compañía, alcanzando una altura máxima de 2097 m en el descenso a la incorporación al sendero de la Foratata.
*GLOSARIO
Ara = Piedra
Arafita = Piedra hincada
Cancela = Puerta
Fita = Hincada
Foratata = Horadada
Forato = Agujero
Formigal = Hormigas
Bibliografía:
Toponimia del valle de Tena. Juan José Guillén. Institución Fernando el Católico (1981)
Web:
Las fotos, con sus comentarios, y el track
Nota: Desde el cuello del Forato, la nieve es continua, por lo que es posible que no se ajuste al sendero.
Nota: La publicación de la ruta, así como del track, constituye únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.
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