AQUERAS MONTAÑAS
Sahún/Saunc - Ibones de Barbarisa/Barbaricia
Martes, 20 de septiembre de 2022
“La Ball de Barbarizia es un buen ejemplo de valle glaciar donde se pueden admirar todos los elementos característicos de este modelado. A lo largo del valle, desde el circo más alto donde se aloja el ibón Chelau, hasta el fondo del valle con los diferentes escalones donde descansan los demás ibones, se puede leer perfectamente todo el legado de las épocas más frías”.
Pasaje que firma Javier Cabrero en su libro Todos los ibones del Pirineo aragonés.
A lo que nosotros añadimos que tiene el cuerpo partido, partido entre dos municipios, San Juan de Plan y Sahún, partido entre dos comarcas, Sobrarbe y La Ribagorza, pero no así el alma, porque es mucho más antigua, que le viene de cuando no había municipios ni comarcas, ni fronteras… El retirarse los hielos de la última glaciación dejó al descubierto unas bellísimas cuencas que siguen conservando los últimos vestigios de aquella época, y que son como grandes y profundos ojos mirando al infinito, unos ojos que captan toda clase de energías, pero también a nosotros cuando vamos a visitarlos. Nos atrapan, sí. Es algo que, para el que lo entiende no necesita explicación, y para el que no… quizá no la haya. Es difícil explicarlo si no se parte de la conjunción de los cuatro elementos, tierra, agua, aire y luz.
Pero vayamos al principio, que no es otro que la población de
Sahún/Saunc, capital del municipio, que comprende, además, los núcleos de
Eriste/Grist y
Eresué/Erisué, además del emplazamiento del
santuario de Nª Sª de Guayente. Salimos, decimos, de la parte alta del pueblo, en el aparcamiento junto a la estatua homenaje al fallero. Comenzamos a callejear siguiendo las indicaciones, hasta salir de él por delicioso camino. Tras pasar la indicación de entrada en el
ENP Parque Natural Posets-Maladeta, pasamos junto a la pequeña
ermita de San Martín/Martí y, por camino a tramos empedrado y todavía por el bosque, pasamos por un antiguo horno de cal. Seguidamente dejamos a la derecha el desvío para la
ermita de San Pedro Mártir. La
fuente de Ratiels, junto a un barranco, agoniza a la espera de nuevas lluvias. Dejamos a la izquierda el desvío para
Rabaltueras, y seguimos adelante, porque un par de repechos nos aguardan para alcanzar la ermita de
Santa Chulita, en un claro del bosque, que te permite ver lo que ella ve, la imponente
sierra de Chía.
Continuamos por delicioso sendero, de nuevo por el bosque, cuando pasamos junto a una gran pared, que cobija las ruinas de lo que fuera un corral de ganado. A las dos horas de marcha, y cerca de los 1700 metros de altitud, al parecer, salimos definitivamente del bosque cuando, al pie del desvío al Foradet, comienza una dura y descarnada subida, que nos sitúa en la estiba de la cabaña d’els Prats, donde el pastor se afana en echar su ración de sal al nutrido rebaño, que la toma con sumo gusto. Hasta esta cabaña llega una pista desde el collado de Sahún, restringida para uso pastoril, de modo que enseguida damos con ella, pero seguimos nuestro camino para alinearnos con el barranco Surri y su caudalosa avenida que, para seguirle el paso hay que superar una considerable altura por medio de una canal, que se asciende sin mayores dificultades que las derivadas de la cuesta.
Finalmente, tratamos de tú al barranco y lo cruzamos, para seguir ascendiendo, incorporándonos al camino que viene del
collado de Sahún, y que ya tomamos para ascender a los
Eristes, pasando por más ibones de los que vamos hoy a visitar. Contorneándonos como lo hace el estrecho barranco, lo acompañamos en sus últimos compases, los primeros para él, antes del desagüe del
ibón Chico de Barbarisa/Barbaricia, al que llegamos, asistiendo a su importante merma de agua. Lo dejamos ahí, tranquilo, y en lugar de ir hacia el
ibón Gran de Barbarisa/Barbaricia, continuamos el sendero para subir a un cabezo donde poderlo contemplar en toda su magnitud, algo que hacemos con sumo gusto, constituyendo así el punto de retorno de nuestra ruta de hoy.
Estamos en el punto medio de este alargado valle glaciar y su precioso circo, que alberga más ibones, los llamados
Ibonets, y otros más arriba, y que constituyen la base de los imponentes
picos de Eriste, el
Gran, o Central, y el
Bagueñola, o Sur, ya que el
Beraldi, o Norte, está algo escorado hacia el NE. Todo ello constituye la sierra oriental, porque a poniente tenemos otra, menos agreste, menos alta, la de las
Blancas, con el
pico Barbarisa. Momento de serenidad, disfrutando del entorno, al que es imposible devolverle lo que nos aporta, pero él es así, no nos lo tiene en cuenta. Y sin más, bajo un cielo radiante, que le da más esplendor si cabe a este lugar, emprendemos la vuelta con el
Cabo Pientes enfrente de nosotros, en lontananza, como suave montaña antes de acometer el más salvaje roquedo de
Chía.
Y como la ruta es de ida y vuelta por el mismo itinerario, vamos pasando por los mismos hitos reseñables que a la subida, entre los que se encuentran, el ibón Chico, la cabaña d’els Prats, la ermita de Santa Chulita, la de San Martí, y la entrada al pueblo, que hacemos tras 7 horas y 25’, habiendo recorrido 18,4 km y salvado un desnivel acumulado en torno a los 1310 m D+/-.
Bibliografía:
No hay comentarios:
Publicar un comentario