domingo, 28 de agosto de 2022

Pala de Alcañiz o pico Bucuesa, una montaña rota entre dos mundos

 


AQUERAS MONTAÑAS
Pala de Alcañiz o pico Bucuesa (2758 m)
 Sábado, 27 de agosto de 2022


            El nombre de Hermann Buhl (1924-1957) está inscrito con letras de oro en los anales de la historia del alpinismo mundial. Junto a sus compatriotas austríacos Kurt Diemberger y Marcus Schmuck, ascendieron por primera vez el Broad Peak, uno de los catorce ocho miles, (Baltoro – Karakorum). Falleció a las pocas semanas en el intento de la primera al cercano Chogolisa. Seguramente estaría pensando en las grandes dificultades, y más en aquella época, para lograr esas gestas, cuando verbalizó este pensamiento: "Aquí nada es amable, todo es pesado, abrumador. El mundo de la alta montaña exige un amor impetuoso".



            Que nadie piense que somos pretenciosos al apuntar tan alto, pero en algún espejo hay que mirarse, alguna referencia hay que tener, y cuál mejor que la de los más grandes, aquellos que su amor por las montañas los ha llevado a explorar los rincones más ignotos del planeta, sus grandes macizos montañosos, sus grandes cimas, conquistarlas, porque ya se sentían conquistados por ellas. Son impulsos que jalean nuestros sueños cuando planeamos, salvando las distancias, claro, ascender a alguna montaña por primera vez y, en este caso, se nos vienen a la cabeza las palabras de Buhl porque, volviendo a salvar las grandes distancias, nos enfrentamos a una nada amable y pesada, y añadimos, ruda, áspera, incómoda, lejana, nada amigable montaña, pero por eso, nuestra presencia se hace más necesaria, pretende suavizar esos modos, aunque nada más sea en ese momento.


            No sabemos de dónde le viene el nombre a la pala de Alcañiz, pero sí su otro apelativo, el de pico Bucuesa y es por el entorno en el que está. Detrás de Collarada y la pala de Ip, con sus 2758 msnm, es la tercera montaña más alta de las que conforman el circo de Ip, sin embargo, sus escasas vías de ascensión se dan por la otra fachada, la que da, precisamente, a la cuenca del ibón de Bucuesa, nacimiento del río Aurín que, junto a la población homónima, se rinde al Gállego cerca de Sabiñánigo, tras unos 25 km de recorrido por todo el valle de Acumuer. Entre los municipios de Canfranc y Sabiñánigo, comarcas de La Jacetania y el Alto Gállego, cuencas del río Aragón y del Gállego, ahí está nuestra montaña de hoy, que va a ser visitada por 11 mayencos siguiendo el programa de actividades de la Sección de Montaña del club. Allá que vamos.


            Bien desde Tramacastilla o Piedrafita de Jaca, bajo la sierra de la Partacua, accediendo a la cuenca de Bucuesa por la canal del Pan; bien desde Canfranc, por el ibón de Ip; o bien desde Acumuer, por el salto del Churrón, como decimos, se trata de una montaña alejada de cualquier sitio. Gracias a las facilidades para el uso de la pista de Acumuer, optamos por este último itinerario para la aproximación. Son unos 8 kilómetros, pero se tarda casi una hora en recorrerla dado su mal estado, de hecho, dejamos los vehículos como a un kilómetro de su final, de donde parte el camino al oeste para adentrarnos en el barranco de la Canal, que nos llevaría al collado de Marañán, pero no es nuestro camino. Al norte, y por encima de él, se adivina la Somola Baja, que anda entre nubes, y que esperemos se disipen para tener buenas vistas hoy.



LA APROXIMACIÓN

            Completamos la pista andando, hasta el salto del Churrón, que dejamos a la izquierda, tomando el sendero entre bancales de hierba, para ir adentrándonos en el bosque y continuar camino por la izquierda hidrográfica del barranco. Poco dura el tramo del bosque, y enseguida salimos a campo descubierto, conforme nos vamos maravillando del circo glaciar de Güerrio, conformado por los paredones de la Somola Alta, a nuestra izquierda, y la pala de los Rayos y peña Retona, a la derecha, pero lo que nos interesa es lo que tenemos enfrente, ligeramente a la izquierda, que es la canal para superar este circo, que acometemos, tras la empinada aproximación. Superada ya, hacemos un breve descanso para tomar resuello y continuar por nuestra izquierda hacia la base de otro circo, multicolor este, aunque el que predomina es el blanco, de hecho, los locales conocen este paraje como Corral Blanco (Alto en el mapa del IGN).







            El lugar no puede ser más agreste, si miramos de frente a nuestro objetivo, que ya lo es bastante. A su izquierda se hallan los Cuchillares, que solo con el nombre ya nos puede dar una idea. Se trata de unos estratos cuasi verticales, testigos de la pasión de los fondos marinos por darse a conocer al mundo a plena luz del día. Más a la izquierda, Peña Nevera, y más todavía, los tremendos paredones de la Somola Alta. Por debajo de nosotros, la cuenca de Bucuesa, con su ibón, que clama agua, más agua, y por debajo la enorme extensión a los pies de la sierra de la Partacua, cuyo extremo occidental, con la pala de los Rayos y la peña Retona, también vigila nuestros pasos. Dos horas hasta aquí. Pues nada, respiración profunda, varias, además, y al turrón.




EL ASCENSO

            Durante una hora, continuamos deambulando por un auténtico caos de piedras en dirección a una de las canales que suben hacia la parte más occidental de nuestra montaña que, al ser muy poco frecuentada, no hay un camino muy definido, encontrando algunos hitos, que nos van llevando a la pared, con algunos pasos delicados. Pronto vamos girando hacia la fachada más oriental, para ir dándole todo el recorrido, acometiendo el ascenso final para llegar a cima, tras cuatro horas desde el arranque. Al inicio de la cresta cimera ya se nos abren unas espectaculares vistas sobre la cuenca glaciar de Ip, ocupada por lo que queda de aquellos gélidos tiempos, el ibón homónimo, cuyas aguas vierten de forma natural al río Aragón (las de forma artificial, es otro cantar). Estamos, pues, en un lugar privilegiado, dominando toda la corona de montañas que forman esta cuenca. Por la fachada sur, Collarada, Collaradeta, el Fraile, peña Nevera y Somola Alta; por la norte, la Moleta, las Tronqueras y la Pala de Ip; y en esta oriental, en la que nos encontramos, la punta Escarra, el Hombro de Escarra (o pico Balsera), el del Águila y los Cuchillares y, por supuesto, esta pala de Alcañiz o pico Bucuesa, al que le debemos todo nuestro disfrute hoy, en un circo dominado por grandes montañas, entre las que destacan, como decíamos anteriormente, una por cada fachada.













EL DESCENSO

            Finalmente, las nubes matutinas se han disipado, permitiéndonos tener muy buenas vistas sobre el Pirineo Axial, pero como unas van y otras vienen, no podemos dejar que nos pillen las que ya se van formando, de modo que vamos iniciando el descenso, y lo hacemos siguiendo otra línea de hitos que baja ligeramente sobre el itinerario de subida, y hemos tomado esa opción para tratar de evitar esos pasos tan expuestos del ascenso. Y lo conseguimos, aunque también nos encontramos otro, aunque nos parece más asequible. Más de una hora también, bajando por fajetas y más fajetas, con terreno descompuesto y mucho patio. La llegada a un placentero lugar al pie del circo y sobre Bucuesa se agradece enormemente, y no solo por haber dejado atrás el terreno expuesto, sino porque es buen momento y lugar para echar algo al coleto.







            Ligeramente sobre las tres de la tarde, aún nos queda buen trecho para terminar nuestra excelente jornada de alta montaña. Alicia, gran conocedora de estos lugares, nos sugiere abrir una circular para bajar por la faja de la Canalada, colgada sobre esa canal que hemos empleado para subir. Un itinerario, usado por el ganado, y que nos proporciona unas magníficas vistas sobre el circo, su valle, y los gigantes del otro lado, la pala de los Rayos y la peña Retona. Como media hora bajo los impresionantes paredones de las Somolas, hasta llegar a su término, y echarnos en manos de la canchalera, que no nos lo pone nada cómodo en sus más de doscientos metros de desnivel. Una vez a la orilla del río, refrescarse es obligado. 








            En algo más de media hora andando ligeros, repetimos itinerario para llegar al Churrón, y en otros diez minutos más llegamos a los vehículos, tras 8 horas desde que los dejamos, y habiendo recorrido unos 12,2 km, salvado un desnivel acumulado de en torno a los 1290 m D+/-, dando por finalizada así una jornada distinta, como todas lo son, pero esta más, por haber puesto los ojos en una montaña poco frecuentada, en muy buena compañía mayenca.

2 comentarios:

  1. Ha sido una ruta preciosa, si bien es un valle de difícil acceso a pesar de su pista. Gracias a las gentes de Lares que cuidan y gestionan este amplio valle con su pastoreo. Os debemos agradecer por este tesoro .

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    1. Sí, la verdad es que fue una gozada el tener ese acceso, nos quitamos más de cuatro horas.

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