martes, 2 de agosto de 2022

Espalda, 3 de la Cascada y el Pico, del mundo Marboré

 


AQUERAS MONTAÑAS
Pico Espalda de Marboré (3073 m)
Pico Occidental de la Cascada (3098 m)
Pico Central de la Cascada (3111 m)
Pico Oriental de la Cascada (3161 m)
Pico Marboré (3251 m)
Sábado, 30 de julio de 2022

            El filósofo francés Hippolyte Taine (siglo XIX) es considerado uno de los precursores del naturalismo, y su aguda visión sobre las montañas pirenaicas le hacía decir cosas como: “Al norte, las nubes de Francia intentaban subir, pero apenas desbordaban la frontera, detenidas allí por un soplo insensible. Algunos mechones rosas y ligeros flotaban sin embargo al este sobre Aragón. En las entrañas del mundo nival que nos rodeaba, se escuchaban a veces quejidos, extrañas y sordas detonaciones… Era el hielo resbalando sobre las rocas, como la aguja eterna de un reloj, donde cada siglo no valía sino un minuto”.

Palabras recogidas por el profesor Eduardo Martínez de Pisón en su libro El Alto Pirineo, de la colección Biblioteca Aragonesa de Cultura, editado por la Obra Social y Cultura de Ibercaja en 2002.



        Y es algo parecido lo que nos encontramos al llegar a la divisoria, aunque quizá con un menor soplo insensible, que permitía mantenerse algo más bajo ese mundo algodonoso que conserva fresco el valle de Gavarnie, permitiéndonos disfrutar, como lo hacen estas cumbres, de la espectacularidad que se yergue por encima del manto nuboso. Una larga y dura jornada de alta montaña, la llevada a cabo por 8 mayencos, dando complimiento al programa de actividades del club, ascendiendo al pico de la Espalda de Marboré, los tres de la Cascada y, finalmente, al pico Marboré, techo de la ruta, disfrutando de lo que ellos ven, de lo que ellos sienten, uniéndonos a su palpitar, a más de tres mil metros, bajo los cielos de Marboré y sobre los abismos de Gavarnie.


            A las 7 de la mañana, y tras más de dos horas de vigilia, contorneándonos al compás de las curvas de la pista que, a lo largo de 12 kilómetros, suben desde Nerín al terminal del bus, junto al mirador de Cierracils, las mentes ya estaban puestas en la dura jornada que nos esperaba, para alzarnos a esas montañas del mundo Marboré, duro, áspero, lejano, pero que, si vas con la actitud adecuada, se deja querer. Se recorre la faja Cierracils hasta Cuello Gordo, dando continuidad hasta alcanzar el GR 11 a la altura del barranco Arracones, habiendo dejado convenientemente el sendero que nos hubiera llevado al refugio de Góriz, pues en esta ocasión sería innecesario. Sin transitar mucho por el señalizado sendero, vamos tomando altura hasta llegar a un resalte, incorporándonos de ese modo a la subida normal a Monte Perdido.








            Enseguida se deja a la derecha una ancha canal que hace de entrada para la ascensión al pico Escaleretas, que ya hiciéramos hace cuatro años, también con el club, y anteriormente para el libro 100 cimas, 100 paisajes. Aragón comarca a comarca (Prames 2018). Un gran hito, y en diez minutos hay que superar otro resalte, de más entidad que el anterior, pero sin mayores dificultades. Se transita por la Ciudad de Piedra, y al cruzar el barranco de Góriz, dos horas y tres cuartos desde el arranque, dejamos la concurrida ruta para tomar el desvío a nuestro mundo, al de los solitarios Marborés. Bajo la atenta mirada de un nutrido rebaño de sarrios vamos avanzando por este caos de piedras, entre las que se combinan las famosas calizas del gran macizo de las Tres Sorores, con las no menos famosas areniscas de Marboré. Seguimos por impenitentes vaguadas dirigiéndonos hacia nuestro primer objetivo, el pico de la Espalda de Marboré que, si mira hacia la Brecha de Rolando, solo ve la Torre y el Casco, hijos del mismo padre.





            A cuatro horas ya del inicio de la marcha, el camino horizontal se torna casi vertical, una pared se yergue ante nosotros, y con la que nos tenemos que tratar bien, por la cuenta que nos trae. Sin apenas dificultad técnica, el mayor problema estriba en la cantidad de piedra suelta, y el patio que se va abriendo conforme se va ganando altura, que lo hacemos con mucho tiento, hasta llegar a una pendiente, también con mucho escombro, pero más tranquila de transitar. El arrimarnos a la roca nos da ya la confianza para continuar y llegar en media hora a nuestra primera cima que, igual que todas las posteriores, constituyen los colosales murallones que culminan el circo de Gavarnie en torno a su famosa cascada. Es a esos abismos a los que se asoman, ahora en nuestra compañía, y lo que vemos es un gran mar de nubes sobre el valle, pero tan bajo que nos permite disfrutar del entorno.






            La proximidad del pico Occidental de la Cascada hace que lo abordemos seguidamente. Entre tanto, un asome para contemplar el punto de donde arranca una de las cascadas más largas de Europa. Seguimos por el cordal, con la inevitable tirada de lo que nos queda por recorrer, y con el Cilindro de Marboré como telón de fondo. Se llega a un punto en el que tenemos que perder altura hasta un collado, y lo hacemos destrepando por una fisura abierta en la caliza. En ese collado, nos recomponemos y echamos un bocado frugal, porque nos queda aún mucha tela que cortar. Subimos al pico Central de la Cascada, o pico Brulle, entendemos que como homenaje al pirineísta francés. Seguimos a caballo por la divisoria, que hace de muga con Francia y, en el camino a nuestro siguiente objetivo, encontramos ya las areniscas sobre las que vamos a ir transitando de ahora en adelante, y lo que se nos presenta es una pared con varias debilidades por las que poder superarla. Tratando de encontrar la mejor, señalada con algún hito, vamos subiendo con sumo cuidado y tentando bien los agarres de la descompuesta roca.












            Seis horas desde el arranque, y los varios resaltes y chimeneas culminan en un delicado paso a dos aguas, las mediterráneas y las atlánticas, aunque, según algunos estudios, algunas serían prestadas. Finalmente nos alzamos sobre este pico Oriental de la Cascada, el tercero de esta imponente trilogía. No pasa ni media hora cuando nos alzamos al pico Marboré, ocultado parcialmente por este último y que, con sus 3251 msnm, hace de techo de la jornada. Al contrario que los anteriores, este dispone de una muy amplia y pacífica explanada, que invita a pasar el rato que las otras exiguas cimas casi nos han negado. Marboré, que da nombre a una muy extensa zona de este Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, desde la Brecha de Rolando, hasta el Cilindro, cuya fachada occidental no nos la despegamos de nuestra visión.


            Duelo, mucho duelo abandonar estos cielos y estos vientos, las pulsiones del corazón de estas montañas que se alzan sobre el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (España) y el Parque Nacional de los Pirineos (Francia), y que están integradas en la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala. Desistimos de un par de añadidos que teníamos en la recámara, la Tuqueta de Marboré y el Pitón SW del Cilindro, tresmiles también ambos. No solo pensamos que ya está bien por hoy, sino que vamos echando cuentas del tiempo que nos queda, a ver si somos capaces de llegar al bus de las 18:30, con lo que ganaríamos hora y media para llegar a casa. Tenemos algo menos de cuatro horas desde el techo de nuestra ruta hasta el bus, ¿lo conseguiremos? Sin prisa, pero sin pausa, vamos avanzando en nuestro descenso. En media hora el, no siempre evidente, camino nos lleva sobre las fauces de la empinada canal Tuerta, y que al terminarla vemos justificado su nombre, pues desemboca en una gran hoya, con la única escapatoria que subir para salir de ella.



            Otra media hora más para dar con el itinerario de ida, cerrando así la circular. Y cuarenta minutos más para dar con el barranco de Góriz, que acompaña a la ruta normal de Monte Perdido, continuando de vuelta por el mismo itinerario, encontrando los mismos lugares: Ciudad de Piedra, segundo resalte, gran hito y canal del Escaleretas, primer resalte, GR 11, barranco de Arracones y por la ladera de la Punta Custodia hasta Cuello Gordo, forzando el paso a más no poder en una contrarreloj despiadada. Faja de Cierracils, y llegada al bus, dos minutos antes los primeros y siete después los últimos pero, finalmente, con la complicidad de Horacio, conseguimos nuestro propósito, que era el de tomar el bus de las 18:30, evitándonos, de ese modo, una espera de hora y media.





            Una vez recobrado el aliento, podemos constatar que hemos recorrido 23,5 km, en 10 horas y tres cuartos, pudiendo habernos costado fácilmente como una hora más. El desnivel acumulado se estima en torno a los 1370 m D+/-.


Bibliografía:

Bellezas del Alto Aragón. Lucien Briet. Diputación Provincial de Huesca (1977)

El Alto Pirineo, de Eduardo Martínez de Pisón. Obra Social y Cultural de Ibercaja (2002)

Tras las huellas de Lucien Briet, bellezas del Alto Aragón. José Luis Acín. Prames (2006)

Ordesa y Monte Perdido, un Parque Nacional con historia. Dpto. Medio Ambiente Gobierno de Aragón, Diputación Provincial de Huesca, Prames (2009)

 

Webs:

Senderos FAM

Ordesa

Parque Nacional de los Pirineos

Reservas de la Biosfera

Hijo de la Tierra 




Las fotos y el track



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