Pico Anayet (2574 m)
Ante cima las Negras (2461 m)
Vértice Anayet (2555 m)
O Porté (2439 m)
O Chiniprés (2390 m)
Menorias (1943 m)
Jueves, 9 de julio de 2020
La llamada Generación Beat estaba formada, básicamente, por un grupo de inconformistas
escritores estadounidenses, y se caracterizó, en la década de los años cincuenta
del siglo pasado, por su rechazo a los valores tradicionales del gigante
americano, siendo uno de los pilares básicos del contracultural movimiento hippie de la década
siguiente. El hoy nonagenario Gary Snyder
formaba parte de ellos, y además de sus dotes para la literatura, no en vano
ganó el premio Pulitzer de poesía en 1974,
fue en sus tiempos un gran activista medioambiental, dejándonos perlas como: “La Naturaleza no es un lugar para visitar. Es nuestra casa”, con la que nos sentimos plenamente identificados, porque
es ahí donde el ser humano tiene la posibilidad de encontrar todo lo que
necesita… claro, siempre y cuando no confundamos necesidad con deseo, que no es
nada difícil.
Ibones de Anayet, desde el pico |
El Midi d'Ossau, gemelo del Anayet |
Y tenemos que confesar que sí se
nos hace difícil cuando pensamos en las montañas. ¿Necesidad? ¿Deseo? No es fácil
sustraerse al debate. Lo dejamos abierto… quizá porque no sepamos cerrarlo. En
este caso, hemos elegido uno de los montes más característicos de nuestra zona.
Situado entre los términos municipales de Canfranc y Sallent de Gállego, aunque
eso poco le importa a él y, a pesar de su no demasiada altura, destaca altivo,
haciéndose ver desde muchos lugares. Y él sabe que es especial, porque ha
surgido de las mismísimas entrañas de la tierra. Bello, de corazón caliente y
cabeza fría, atrae y seduce. Estamos hablando del Anayet, que con sus 2574
metros de altitud, se yergue sobre un vasto territorio, reclamando desde hace
lustros ser convertido en un Espacio Natural Protegido, que lo libre de
amenazas.
Ajustando los aparatos antes de partir |
LA CANALROYA Y LOS IBONES
Incorporación del GR 11.1 y abandono del GR65.3 |
Hoy nos proponemos dejarnos
seducir por este pitón volcánico, que nos lo pone fácil y, no solo ascenderlo,
sino rodearlo dando una amplia circular por sus faldas. Y comenzamos dejando el
vehículo en el aparcamiento de Canalroya,
para abrazarnos al GR 11 y no
abandonarlo hasta los mismísimos ibones de Anayet. Pero no tan deprisa, que
tenemos que disfrutar del recorrido. Un recorrido que unido va al del GR 65.3 en los primeros cinco minutos,
ya que dejamos que este último siga fiel a su vocación jacobea mientras
nosotros nos adentramos en este precioso valle por una pista que, en un cuarto
de hora nos ofrece las buenas aguas de la fuente
del Cerezo, y en otros cinco minutos más tomamos un desvío a la derecha,
que corresponde al nuevo trazado de ese GR 11, que se sacó de la vertiente por
la que discurrimos hasta ahora, para reservarlo de las avalanchas.
Rinconada de Canalroya |
Transitando junto a los ibones |
Una palanca nos cruza el río para
continuar con el sendero que, en media hora, nos hace pasar por la cabaña de Lacuás. Una hora más nos
cuesta terminar de recorrer el valle y llegar hasta la Rinconada, otro bello y apacible lugar en el que se convierte
en circo. Apenas dos horas hasta aquí, y es buen momento para un alto en el
camino y reponer fuerzas, porque viene un tramo duro. Otra hora para superar el
paredón del circo y entrar en la planicie que alberga los ibones, a más de 450
metros por encima. El esfuerzo tiene su recompensa, el paisaje cambia radical,
se vuelve apacible ante nuestra mirada, pero nuestro gozo se ve mermado al
comprobar que la vegetación le está ganando la partida al agua. Son ibones poco
profundos, y están en peligro de colmatación.
En el collado |
LLEGADA AL MUNDO ANAYET Y EL ASCENSO
Aún queda algún nevero bajo las Negras |
Es el momento de dejar el GR 11
que siga jugueteando con las láminas de agua, dirigiéndose a la otra vertiente
de la planicie, al barranco de Culibillas. Por nuestra parte, tomamos uno de
los varios senderos que se dirigen hacia el macizo que nos desafía, pero que en
el fondo está deseando acogernos. En media hora recorremos el primer tramo tendido
y la más empinada subida final hasta el collado, una debilidad geográfica que
media entre el Pico y el Vértice, pero también entre ambos y la Punta de las Negras, también llamado Falso Anayet, y cuya ante
cima alcanzamos, de la misma altitud que la cima, 2461 m. Los tres, con su permiso, corren
de nuestra cuenta. Primero nos dirigimos al jefe del clan.
Por la cadena |
Progresando por la chimenea |
Con la sempiterna mirada de su
gemelo Midi d’Ossau, tomamos la
senda que nos sube a una plataforma, desde la que hay que tomar un empinado y
estorbado camino de piedras para llegar a la pared, junto a la cual vamos a ir
progresando con la ayuda de una cadena que, aunque en los primeros pasos se
haga prescindible, en la segunda parte los amplios patios que se abren bajo los
pies la hacen necesaria. Una corta travesía horizontal nos deja al pie de una
corta y vertical chimenea, que hay que acometer con cuidado, y que nos deposita ya en la
cumbre, tras algo más de cuatro horas desde el inicio. Todas las llegadas a
cumbre son iguales. Todas las llegadas a cumbre son distintas. Todas las
llegadas a cumbre tienen algo especial, y es en primer lugar un sentimiento de
agradecimiento por la acogida que nos brinda. Luego le siguen otros, pero ese
es el principal. Un gran espacio se abre a nuestros pies, y lejos de caer en la
tentación de sentirnos amos de él, nos postramos como súbditos, porque él no
depende de nosotros, pero sí nosotros de él.
De regreso del Pico Anayet |
EL DESCENSO Y CONTINUACIÓN DE LA RUTA
En la ante cima de la Punta de las Negras |
El tiempo se agolpa, igual que
los pensamientos y los sentimientos. Nos gustaría estirarlo para poder
disfrutar más y más, pero hay que condensarlo. De nuevo al turrón. Si la chimenea
tiene lo suyo de subida, de bajada aún más, exigiendo extremar la atención. Paso
de cadenas de vuelta y al collado, desde donde nos dirigimos hasta esa Punta de
las Negras, que alcanzamos, aunque no hasta el final. De regreso de nuevo al
collado, nuestros pasos se dirigen hacia la Punta del Garmo, o Vértice,
llamado así por albergar una de esas referencias geodésicas, situado como
veinte metros por debajo del pico. Otro lugar especial, que pivota entre el eje
que traemos, el de la sierra de Arroyetas
y Culibillas, que se alza entre la cuenca de los ibones y la Canal de Izas, y el que hemos de tomar, y al que nos dirigimos, en dirección ya descendente, aunque nos esperan otras tres
cotas.
En el Vértice de Anayet |
Dirigiéndonos a O Porté |
Todo un cordal se abre ante
nosotros. Un cordal que tardamos como hora y media en recorrer, para alzarnos
primeramente hasta O Porté, de 2439
metros y a los diez minutos hasta el contiguo O Chiniprés, de 2390 metros. A través de unos discretos hitos nos
vamos dirigiendo hacia un collado, al que volvemos tras auparnos a la sexta y última
cota del día, las Menorias, de 1943
metros. Nos metemos decididamente por el barranco, dirección Izas, hasta llegar
a una explanada muy generosa en hierba… y chordigas,
con un pequeño cabezo, detrás del cual se sitúa el refugio del cubilar de las Menorias, a cuyos pies
encontramos señales de PR, que resultó ser el PR 3, y que enseguida son ya sobre sendero, estrecho, pero
sendero, algo que se echaba en falta.
En las Menorias |
El PR por el bosque |
La entrada en el bosque alivia del
calor, y en tres cuartos de hora nos incorporamos al Camino de Santiago, GR
65.3, que también es GR 11.1, que acompañamos hasta la conexión de este último
con el principal a la entrada de Canalroya, cerrando así el círculo, y con un tormentón pisándonos los talones. Solo
quedan los últimos diez minutos para llegar a los vehículos, completando de ese
modo una exigente ruta, que nos ha llevado como 9 horas de tiempo total, del
que 6h 15’ han sido en movimiento, para salvar una distancia superior a los 20
km, y un desnivel acumulado en torno a los 1550 metros, dándole la vuelta y
rodeando a uno de los grandes del sector.
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