VÍAS FERRATA
La Zapatilla
Martes, 7 de julio de 2020
Las vías ferrata son instalaciones que permiten acceder a lugares, y por
lugares, podríamos decir también, que sin ellas nos sería imposible. Están
situadas en puntos de interés, y que a través de su ascenso nos proporcionan
unas vistas extraordinarias. Aunque todas tienen algo en común, todas son
distintas, todas se caracterizan por algo, pero la que nos hemos marcado hoy
como objetivo quizá sea más atípica, y lo es por su ambiente de alta montaña.
Es de dificultad media-baja, pero el
itinerario que traza hace de ella algo muy especial. Es un monte que destaca
desde lejos por su característica forma de zapatilla, que le da nombre, y nunca
será igual su contemplación antes que después de haber transitado por su suela,
antes que después de haber trepado por sus paredes, antes que después de haber
subido por su chimenea, introducido en su cueva, y asomado a su espectacular
balcón. Con amigos de Os andarines d’Aragón,
hoy visitamos la vía ferrata de la Zapatilla, en Candanchú.
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La mañana no se las prometía muy felices... pero cambió de parecer |
LA APROXIMACIÓN
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Monumento a los caídos por un alud, en la Rinconada |
Al filo de las ocho y media de la
mañana, nos reuníamos en la estación invernal, que nos recibía con las mejores
galas estivales, salvo en el ambiente fresco, por no decir frío, producido por
la
gabacha, que había llegado antes que nosotros a nuestro objetivo de hoy.
Pero la veleidad de las nieblas se tornaba a nuestro favor consiguiendo que se
replegaran a sus cuarteles norteños. Sol. Pleno sol, ya en nuestro tránsito por
el circuito de fondo en dirección a la rinconada, a la que llegábamos al cuarto
de hora. Además de un vistoso abrevadero para el ganado, encontramos un pequeño
monumento que recuerda el accidente por alud de un grupo de militares.
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Cono de deyección del Tubo de la Zapatilla |
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Se va adquiriendo perspectiva |
Apenas desnivel hasta aquí. Ahora
empieza lo bueno. Llegados a este punto, comienza nuestro ascenso hasta el pie de vía. Primero por las laderas herbosas del barranco, y luego y por la pedrera del
cono de deyección del tubo de la
Zapatilla. Una pedrera inclinada, y a cuyo inicio ya es aconsejable ponerse
el casco, porque estamos bajo perpendiculares paredes, por encima de las cuales
pueden circular sarrios y tirar piedras. El ascenso, aunque incómodo, cuenta a
tramos por traza de sendero, debiendo aproximarse a la pared de la derecha para
mayor comodidad.
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Preparando los avíos |
PRIMER TRAMO DE LA VÍA FERRATA
A casi una hora desde la salida,
este último tramo ha hecho que nos entregáramos a fondo, pudiendo coger
resuello mientras nos colocábamos los pertrechos para subir con seguridad. Estamos
en terreno calizo, de gran adherencia. La vía comienza por una chimenea, que te
alza a un tramo horizontal con gran exposición, tras del cual se sucede otro
vertical por una especie de diedro, a cuyo final encontramos el extremo de la
instalación, debiendo extremar la atención para terminar de subir a una
sorprendente explanada, que se presta para hacer un alto y echar un bocado.
Esta
primera parte, que no pasa de
IIº, ofrece unas vistas extraordinarias
sobre el espacio Candanchú bajo nuestros pies, y a su término se nos abre ya
panorámica sobre las montañas de los
Valles
Occidentales, no en vano estamos ya a dos mil metros.
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Descansando entre uno y otro tramo |
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Chimenea a superar |
Si el tiempo acompaña, como era
el caso, la estancia aquí es muy agradable… pero hay que continuar, y lo hacemos siguiendo el sendero marcado con hitos, debiendo ir aproximándonos ya a nuestra izquierda, donde, tras un primer espolón se nos abre el comienzo de la segunda parte, el inicio de una vertical chimenea que sube a una pequeña cueva que, sin necesidad de alumbrado, podemos superar.
La chimenea no pasa de IIIº, pero en algunos pasos nos puede
incomodar la mochila. En la parte alta, encontramos dos pequeñas grapas, las
únicas de todo el recorrido, que nos ayudan a superar el último tramo.
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En el balcón, antes de iniciar el ascenso por la suela |
POR LA SUELA DE LA ZAPATILLA
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Saliendo del agujero |
Llegamos al punto más
sorprendente de la vía, al asome, una imagen avivada por el paso de la
oscuridad a la luz y por toda la panorámica que se nos abre, y más pensando en
dónde estamos, en la mismísima suela de la Zapatilla. La salida al balcón y la
aproximación y enganche a la sirga, es una maniobra que hay que hacer con sumo
cuidado, ya que estamos sin asegurar. Son tan solo unos pasos, pero que no
admiten errores. Una vez asegurados, se presta otro momento de contemplación,
antes de continuar.
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Progresando por la suela |
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Vamos llegando a la cima |
Por el interior de una ancha
brecha se va progresando, hasta que desaparece, quedando más expuesto, pero siempre unido a la sirga. Una sirga que, a nuestro parecer debería tener más anclajes, y hacerlos más cortos, para respetar una de las reglas, que consiste en no ir más de una persona enganchada al mismo tramo. Se sucede una travesía horizontal, que termina en otra más vertical, con llegada ya a esta
cima norte de la Zapatilla, dando por
terminada la vía
ferrata, que más que
eso, en realidad es una
vía de escalada,
abierta en 1965 por Ursi Abajo y Jesús Ibarzo, y equipada con sirga de
seguridad en 2015 por la Compañía de Esquiadores y Escaladores del RCZM “Galicia
64”, con el apoyo de la Comarca de La Jacetania, y los Ayuntamientos de Jaca y
de Aísa y Ansó, en cuyos términos se reparte esta singular montaña. Leyenda que reza en un cartel al comienzo de la ruta.
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Muralla de Borau y Aspe |
CIMA Y DESCENSO
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Justo al borde de la brecha |
Una vez llegados a la cima norte,
aunque ancha, hay que extremar la precaución, recordando que ya no estamos
asegurados. La panorámica hacia todo nuestro entorno es auténticamente
espectacular. Los valles de
Astún,
Canalroya,
Izas,
Tortiellas, todo a
nuestros pies. Los macizos de
Aspe,
la
Muralla de Borau,
Castillo de Acher y todos sus vecinos
de los
Valles Occidentales,
Collarada y sus secuaces… en fin sería
prolijo nombrarlo todo, y aún se nos escaparía algo. Nos guardamos para el
final el nombrar a la verdadera cima de la Zapatilla, en dirección sur, que se
nos abre a la vista y que es difícil sustraerse a la tentación de alcanzarla a
través de una zona herbosa al principio, y rocosa al final.
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Depresión de la Tuca, sobre la cuenca de Tortiellas |
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En el descenso |
En pocos metros se pasa por el
punto donde se inicia el descenso, pudiendo dejar las mochilas. El camino a esa cumbre se ve frustrado por una brecha, que fácilmente se podría superar con un pequeño rápel, pero que nos contentamos con contemplarla. De vuelta a las mochilas, nos volvemos a asegurar a la sirga para realizar el vertiginoso descenso hasta el collado del Tubo de la Zapatilla. Un sendero nos va bajando hasta el mismo
paso de Tortiellas,
desde donde se abandonan las alturas que dominan este gran espacio, para
dirigirnos hacia el de Candanchú, primero por la ancha y pendiente pista de
Tortiellas
y luego, por sendero hasta la
base de la estación, a donde se llegaba al filo de las dos de la tarde, tras
haber recorrido unos 6 km, en 4h 35’, salvando un desnivel acumulado de en
torno a los 700 metros.
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En la cima norte de la Zapatilla |
Lo mejor estaba por llegar, los cinco Andarines y los tres Mayencos, en
torno a una mesa en el
refugio PepeGarcés, de Montañeros de Aragón, atendidos, y muy bien, por su guarda
Mateo.
Magnifica cronica para una salida con buena compañia
ResponderEliminarMuchas gracias. No sé quién eres, pero intuyo que estás cerca de ella.
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