Javalambre (2.019 m)
Martes, 11 de abril de 2017
Y de un techo de Teruel a otro.
De una estación de esquí a otra. De una sierra a otra. Y de la mañana a la
tarde, de Gúdar… a Javalambre. Nos dirigimos al refugio que tiene la FAM en
esta última sierra, en la de Javalambre. Su nombre, Rabadá y Navarro. Sólo los
que peinamos canas, o ya nada, recordamos las proezas de la mítica cordada compuesta
por los aragoneses Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, que a mitad del siglo
pasado, en unos tiempos de penurias, y más en estas actividades que por
entonces despuntaban, fueron verdaderos precursores de la escalada, incluso
allende nuestras tierras, extendiendo sus hazañas por los principales macizos del
resto de territorio español. Incluso alcanzaron los entonces casi inaccesibles
Alpes, donde tuvieron su última meta un fatídico día 15 de agosto de 1963, en
uno de los considerados entonces como “los
tres últimos problemas de los Alpes”, la norte del Eiger, truncando así dos
vidas con un corto pero intensísimo palmarés de escaladas en roca en la década
anterior y hasta su triste final.
Rabadá y Navarro, de meditacionesdelascumbres.blogspot.com.es |
Refugio Rabadá y Navarro, en Valdelinares |
Una particularidad de este
refugio es que está dotado del ZEM, un espacio destinado al entrenamiento de
las carreras por montaña, y que cuenta con tres recorridos. Tras echar un breve
bocado, partimos del refugio, que aún nos queda tajo hoy. Este monte, el
Javalambre, alberga en parte de sus faldas otra estación de esquí alpino, que
hace las delicias de los que practican tal deporte, y que aún mantiene buen
manto de nieve, pero discontinuada, lo que unido a las altas temperaturas ha
adelantado su cierre por esta temporada. Tierras con mucha agua en sus
entrañas, que dan a conocer a través de las muchas fuentes que nos encontramos.
Nada más salir, ya tenemos un buen ejemplo en la del Peral.
Progresando por entre el bosque |
A punto de dar vista al objetivo |
La estación tiene dos sectores,
el de La Sabina y el de Lapiaz. Próximo a este último discurre el sendero, que
en una hora nos sube a la parte más alta de los remontes, desde donde vemos ya nuestro
objetivo, y al que nos dirigimos a través de unas pequeñas vaguadas que todavía
albergan nieve. Veinte minutos más de deambular por la loma cimera, que nos
permite ver lo cerca que estamos ya de los montes valencianos, son los que nos
separan de la cumbre del Javalambre, roma como es habitual por aquí. El gran
espacio existente da de sí para aupar a lo alto una enorme antena en una
especie de antecima. Una atípica antena rojiblanca, rodeada de pequeñas
edificaciones, nos da paso a la verdadera cima, también ocupada por artilugios
de comunicaciones, y una especie de capilla, sin olvidar el vértice geodésico.
Últimos compases |
Desde aquí podemos ver el Peñarroya,
que hemos subido esta mañana, y que sin contar con el alto pódium iguala a éste
en altitud. Desde tal altura, las vistas también están garantizadas. Entre
otros cercanos, tenemos el Javalambre bis, o el valenciano Calderón, o el
Buitre, con su ojo escudriñando al firmamento.
Llegando al complejo de telecomunicaciones |
En el vértice |
La vuelta la hacemos por la
pista, hasta alcanzar las de esquí, que ya no abandonamos hasta la balsa que
alimenta a los cañones de nieve. Siguiendo, nos presentamos en la carretera, y
al poco nos metemos en el desvío hacia el refugio. Una pista asfaltada que
burlamos por entre el monte hasta llegar a la instalación montañera, pasando
por otra de las fuentes de los alrededores, la de La Blanquilla. El sol, que
hoy lo hemos visto nacer desde Cantavieja, nos ha estado acompañando durante
todo el día, dibujando una gran diadema en lo más alto, y aún le queda más de una hora de recorrido. Una jornada partida
por el mediodía en dos, haciendo por la mañana la segunda parte del Capellanía
y el Peñarroya a continuación
Bajando por las pistas de esquí |
Por la tarde, el Javalambre, el más meridional de Aragón de la cota dos mil, al
que le hemos metido 8,5 km, con 2h 40’ de tiempo total, del que 2h 15’ han sido
en movimiento, para salvar un desnivel acumulado de 550 m. D+ y D-. Una
jornada, sin duda, muy bien aprovechada.
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