jueves, 27 de abril de 2017

Peña Oroel, dama entre nieblas

IXOS MONS
Peña Oroel (1.769 m)
Miércoles, 26 de abril de 2017



            La Peña Oroel, esa nave varada en el Campo de Jaca, con su desafiante proa de cara a los airados cierzos. La Peña Oroel, esa nave varada en la rica historia de la Jacetania. La Peña Oroel, que nunca ha naufragado en los temporales de los tiempos, convulsos, muy convulsos, algunos. Ese monte mítico, mágico, referente de Jaca, un pueblo que en el himno de su fiesta presume de “libre a su sombra vivir”.

Ermita románica de Santiago, en Barós

Hacia el objetivo
            Junto con el Albarún, al NE, y el Grosín, al NW, de los que hemos dado cuenta recientemente, con la Peña Oroel, que ocupa todo el territorio meridional del Campo de Jaca, completamos esta trilogía de los montes que custodian este territorio. Ríos de tinta han corrido ya sobre este mítico monte. Es difícil escribir algo que no hayamos hecho ya. Hoy lo vamos a hacer, pero eligiendo rutas de ascenso y descenso, que aunque conocidas, no son las habituales.

Sendero por el bosque

Por la senda de los Lobos
            Partimos de la localidad de Barós, pedanía de Jaca, que con sus 935 metros de altitud tiene una posición privilegiada sobre el tajo que describe el río Aragón, y que presuroso trae las aguas del deshielo desde su cabecera. Tras dejar atrás la románica de San Fructuoso y la ermita de Santiago, tomamos el camino que se interna hacia la sierra, mirando por encima del hombro al barranco Riazo. Nos dirigimos hacia una peña velada por unas nieblas causadas por la merecida ruchada de ayer. El monte estaba muy seco, y hoy lo agradece, y nosotros a él, porque la frescura, la limpieza, el brillo, el aroma, que nos regala, son auténticamente excepcionales.

Saliendo a la curva 13

Llegando al collado
            En llegando a las Fuentes de Barós, tomamos el sendero de la izquierda, que va tomando ya mayor desnivel, hasta la llegada a la carretera. Media hora larga hasta aquí. Continuamos de frente, por la llamada senda de los Lobos, que va ganando altura sin piedad. Algunos troncos cruzados han hecho trazar nuevos tramos de sendero para evadirlos. Veinticinco minutos más y damos con el sendero que sube, o baja, nunca se sabe, hacia la punta Bacials. Nosotros lo tomamos a la derecha para dirigirnos al oeste, hacia la curva 13 de la subida normal.


Varios itinerarios para alcanzar la cima
            Una vez en ella, ya es tomar el itinerario normal hasta el collado, desde donde podemos apreciar el diferente ambiente de la solana y del Gran Norte, sumergido éste en unas brumas que esconden las tardanas nieves de ayer, y que van a acoger otras en las próximas horas. Optamos por el sendero de la cornisa, hasta dar ya cerca de la Cruz con el que sube por el fondo de esta gran plataforma cimera. La llegada al punto más alto se hace en solitario, algo raro en este monte. Los mil metros de desnivel con el fondo del valle, donde habita Jaca, contrastan con su humilde altitud, es lo que le confiere una destacada particularidad. Lo explicamos.

Último esfuerzo

El Gran Norte, hoy parco en palabras
            En el ámbito de la geografía, la orometría es la disciplina que se encarga del estudio de la altitud de los accidentes geográficos más allá de la propia altitud, digamos que le aporta una visión coral sobre el conjunto del resto de montañas circundantes. En este contexto, el término prominencia se define como la altitud a descender para subir la montaña más alta y próxima. En la comarca de La Jacetania, la prominencia de la Peña Oroel (897 m), ni siquiera superada por la de la Collarada (803 m), sólo lo es por la del Bisaurín (1038 m).

Vértice de cumbre

Corte reciente de un pino
            Bueno, tecnicismos aparte, y sin su ayuda, tratamos de distinguir entre las nieblas, todos esos montes que constituyen la barrera divisoria de la cordillera. Francamente, no hay muchos que se dejen ver hoy, pero no importa, a todos les dejamos nuestra tarjeta de visita y ya sabrán de nuestras intenciones cuando se desembaracen de todo eso que les atosiga.

Mocholín, y el comienzo del sendero para las Fuentes de Barós

Cruce próximo a las Fuentes de Barós
            El regreso lo hacemos por la vía normal, al menos hasta el Parador, desde el que iniciamos el descenso por un corto tramo de carretera hasta entrar en el sendero de San Salvador, que abandonamos a las pocas decenas de metros, para tomar a la derecha en el cruce la dirección a Mocholín. Es una pista ciega, que termina en lo alto de este monte, al que no llegamos, porque al salir a un claro, abandonamos para meternos por un sendero que baja en busca del fondo del barranco, y que en cinco o diez minutos nos lleva al cruce de las Fuentes de Barós, por donde hemos pasado a la subida, y desde donde cerramos esta circular. Sólo nos resta llegar hasta esa población.

Saliendo del barranco Riazo, a su llegada a Barós

            Son variantes, de las muchas que hay, para visitar este gran monte que domina todo el Campo de Jaca, y que ha sido testigo de muchas idas y venidas, de muchas conquistas y reconquistas, y que todavía conserva ese halo de misterio que nos sigue impregnando a pesar de las veces y veces que lo hemos abordado. En esta ocasión, han salido 13,9 km, invirtiendo 3h 30’ de tiempo total, del que 3h 10’ han sido en movimiento, para salvar un desnivel acumulado +/- de 1000 metros.



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