sábado, 6 de julio de 2024

Pic et lac de Montagnon, pour le domaine d'Iseye

 Año XIII. Entrega nº 880



AQUERAS MONTAÑAS
Pic de Montagnon (2173 m)
Miércoles, 3 de julio de 2024


"Sous mes pieds, sur ma tête et partout, le silence,

Le silence qui fait qu’on voudrait sa sauver,

Le silence éternel et la montagne immense,

Car l’air est immobile et tout semble rêver”.

“On dirait que le ciel, en cette solitude,

Se contemple dans l’onde, et que ces monts, là-bas,

Écoutent recueills, dans leur grave attitude,

Un mystère divin que l’homme n’entend pas”.

 

“Bajo mis pies, sobre mi cabeza, por doquier, el silencio,

El silencio que hace que uno quisiera huir,

El silencio eterno y la montaña inmensa,

Porque el aire está inmóvil y todo parece soñar”.

“Se diría que el cielo, en esta soledad,

Se contempla en la onda, y que estos montes, allá,

Escuchan, recogidos, en su grave actitud,

Un misterio divino que el hombre no alcanza”.

Charles Baudelaire.



            De este poeta francés decimonónico, de claros tintes bohemios, traemos estos fragmentos del apartado Incompatibilidad, de su gran obra Las flores del mal. Unos fragmentos que bien podían leerse, bien podían reflexionarse, bajo los cielos del entorno al que hemos acudido en la vertiente norte de los Pirineos, a caballo entre las cuencas d’Aspe y d’Ossau, espejo de nuestros valles del Aragón y de Tena (Gállego), de una misma cordillera, pero con distinto nivel de antropización, especialmente a lo largo de estas últimas décadas.



            Es por ello por lo que, aun tratándose del mismo conjunto montañoso, esa gran diferencia nos atrae especialmente para introducirnos por sus pliegues en busca de ese silencio eterno, de esa montaña inmensa, de ese aire inmóvil y de ese recogimiento para soñar y tratar de alcanzar el misterio divino, como preconiza Baudelaire.



            Nos acercamos a Aydius para visitar la montaña d’Iseye, el dominio Montagnon. Como a unos 4,6 km desde el pueblo, por pista asfaltada la mayoría de ellos, llegamos al aparcamiento del col de Lasserre, donde dejamos el vehículo para dar comienzo a la ruta, que lo hace siguiendo por ella, a lo largo de algo menos de otros dos kilómetros, habiendo pasado por alguna granja y el barranco de Bérangueil. Llegados al aparcamiento de Barca dejamos la pista para abrir la circular por un sendero a la izquierda, que nos introduce en el bosque homónimo. En un panel informativo de la Commune d'Aydius se muestran varias rutas, y vemos que la 105 es la que más se asemeja a la nuestra. Menos de media hora hasta aquí.







            El sendero se empina a lo largo del tránsito por el hayedo, sólo compensado por ese deambular entre seres que transmiten serenidad, paciencia, asunción de su papel, de su benefactor papel para el entorno. Cuarenta minutos para sobreponernos a esos 300 metros de desnivel, y salimos del bosque a terreno de pastizal, alternado por grandes extensiones de rododendros en flor, que salen a nuestro encuentro. 






            Una hora y cuarenta minutos desde el arranque para llegar a la cabaña de Cure deth Cam, con su fuente contigua, que apreciamos. El sendero sigue faldeando un pequeño valle, que luce sus mejores galas, y que nos sube hasta el col de la Taillandère, que nos da ya vistas al contiguo gran valle d’Ossau, y a lo que nos queda por delante, que no es otra cosa que acercarnos al comienzo de una estrecha, pendiente, pero corta pedrera, entre l’Escala y la punta NW del Montagnon.









            El lago principal de esta bellísima cuenca, famoso por su forma de corazón, está escoltado por otros más pequeños que lo rodean. El primero de ellos nos da acceso al pas de l’Escala, como punto álgido para llegar al codiciado lac de Montagnon, con inmensas ganas de visitarlo desde hace mucho tiempo.




            Pero para apreciarlo en su debida forma y magnitud hay que hacerlo desde lo alto, con perspectiva. Una lección de vida a aplicar en la resolución de situaciones tanto personales como colectivas, para lo que, sólo tratando de alejarnos, conseguiremos verlas con la objetividad que te da esa perspectiva.



            Tres horas hasta aquí, cuando comenzamos el ascenso al pic de Montagnon, que se aúpa para reflejarse en su lago, y que ya nos tiene en su radar. Un nevero se mantiene en uno de los barrancos, que cubre un tramo muy pendiente de sendero, y el no darnos cuenta del paso hace que continuemos por fuera de él a cuatro patas en alguno de los pasos. Finalmente llegamos a un collado, que podría decirse que parte aguas entre las cuencas del Aspe y del Ossau.




            Un visible sendero, seguido de un corto cresteo, nos sube al pico, al que llegamos en menos de cuatro horas desde el comienzo. Desde sus 2173 msnm, su condición de aislamiento le beneficia de unas vistas apabullantes a ambas vertientes de la cordillera. Son más montañas las que no podemos saludar por su nombre que las que sí lo hacemos. Un numeroso rebaño de cabras domésticas nos cede el terreno para que podamos disfrutar de todo ello.





            De vuelta al collado, desandando lo andado, para continuar nuestra ruta por abandonar el dominio d’Iseye y dirigirnos al de Ponce, dejando ya atrás definitivamente el terreno que vierte al Ossau. Y lo hacemos por el Còth Arrás, al que llegamos tras tres cuartos de hora de salir del pico, que no siempre es por sendero definido, ya que hay tramos muy confusos, pero que con GPS se llega sin problemas.







            El Embarrère o Marère, y el Bergon o Ilhec, son otros gigantes de estas montañas, que imponen de forma altiva su presencia a nuestra izquierda conforme vamos perdiendo altura, y que van quedando atrás a lo largo de la hora y media que nos cuesta llegar a la línea de bosque, pasando por el dominio Horquèth y la “Roc Noir”, un monolito con una cruz pintada, que seguro tiene su historia… o leyenda, que desconocemos.







            Tras media hora llegamos al aparcamiento de Labays, donde da comienzo una pista que ya no abandonaremos hasta el final. El plácido descenso por la misma, y algún claro del bosque, nos permite ver el pueblo de Aydius en las pendientes laderas que lo rodean. Se pasa una cleta y se cierra la circular en Barca, donde arrancaba el sendero de inicio. Y en poco más, llegamos a los vehículos.






            El cielo, en esta soledad, se contempla en la onda, y que estos montes, allá, los hemos escuchado, recogidos, en su grave actitud, alcanzando una tierra, que nos ayude a alcanzar el misterio divino. Parafraseando a Baudelaire, hemos disfrutado durante las 8 horas que nos ha costado recorrer los 17,7 km por estas montañas, salvando un desnivel acumulado de en torno a los 1350 m D+/- (1275 m según Wikiloc), y alcanzando la altura máxima de los 2173 msnm del Pic de Montagnon, del que no nos hemos despedido para siempre, ya que por aquí hay mucha tela que cortar.



Bibliografía: 

À la découverte des Pyrénées/El descubrimiento de los Pirineos. Varios autores; Ramón Lasaosa el del fragmento. Mairie y Musée Pyrénéen, de Lourdes; y Ayuntamiento y Espacio Pirineos, de Graus (2012)

Agradecido especialmente a las aportaciones de Donato Molina. 

Web:

Aydius  

Mendikat 

Wikipedia 

Wikiloc  

RAE  

Fundeu 

Geoportail  

IGN  

Iberpix 

Geamap 

Hijo de la Tierra  




Las fotos, con sus cometarios, y el track


* La publicación de la ruta, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.





2 comentarios:

  1. Preciosa excursión con buena compañía y fotos espectaculares

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