jueves, 19 de agosto de 2021

Puntales de Secús, los Portaza, Cúpula y Liouviella, la integral

 


AQUERAS MONTAÑAS
Puntal de Secús (2514 m)
Puntal de Secús Norte (2442 m)
Puntal de Secús Oriental (2419 m)
Mallo sin Nombre (2352 m)
Pico de la Portaza (2377 m)
Pico Alto de la Portaza (2379 m)
Cúpula de Secús (2421 m)
Liouviella (2317 m)
Martes, 17 de agosto de 2021


            Un viejo proverbio dice que… no se llega al quinto piso del Potala sin antes haber llegado a la planta baja. Y no podemos estar más de acuerdo. Nos causa una sensación entre tristeza y pena el ver cómo las prisas, la inmediatez de los tiempos acaban llegando también a las montañas, un mundo en el que, tradicionalmente, ha primado el respeto por las personas y sus ritmos, por la naturaleza y los suyos. Los que hemos vivido otros tiempos no nos encontramos cómodos viendo cómo se banaliza la montaña con el pretexto de que “todos tenemos derecho a todo”, y sí, ciertamente lo tenemos, pero de sentido común es llegar al Potala y entrar en él por la planta baja, y no subir a la siguiente hasta que no hayamos aprendido lo que necesitemos. 



            Traemos esto hoy aquí porque vemos la enorme presión que sufren las montañas más emblemáticas de nuestros Pirineos, sin embargo, otras, quizá vean pasar por sus faldas a muchas gentes, sí, pero apenas son visitadas sus cumbres. Hablamos de los humildes dosmiles, que no hay que caer en el error de pensar que sus bajas cotas les privan de dificultades, además de ofrecer lo mejor de sí mismos. Los hay solitarios, los hay formando cordales que te retan solo con su presencia, que lo intentan una y otra vez, hasta que finalmente sucumbes a sus encantos. En este caso ha sido una sierra con una cantidad de cotas difícil de contabilizar, porque las hay más sin nombre que con él, de hecho, ni la propia sierra lo tiene en los mapas, y que damos en llamar Secús – La Portaza, paralela a la cordillera, que cierra al norte el barranco de los Castillones y que recorremos desde el collado de Secús hasta el Liouvilla, encima del puerto de Bernera. Más de cinco horas transitando por una irregular cresta, con grandes escarpes y pasos delicados por donde hay que echar las manos por terreno muy descompuesto.


APROXIMACIÓN Y PRIMERA COTA

            Desde el refugio de Lizara hasta la plana Mistresa, el camino de ida es común al de regreso. En este plácido lugar se abre una amplia circular de siete horas y media para auparnos a la sierra que tenemos al norte, y recorrerla de oeste a este. Comenzamos girando a nuestra izquierda para subir por el sector oeste del barranco de los Castillones, en principio por la ruta habitual para alcanzar el Bisaurín por la norte, pero dejándola atrás para subir por una corta pero empinada canal hasta el collado de Secús, que une el gigante local con nuestro primer objetivo, el Puntal de Secús, que los caprichos geológicos han resuelto que, con sus 2514 msnm, sea el punto más alto que alcancemos hoy, además de serlo de toda la familia Secús, desparramada a la redonda. Dos horas y media desde el arranque. 






            Las vistas que nos ofrecía el collado sobre el lado oeste, con el Agüerri, Costatiza y su valle intermedio, se completan con las de la cara norte, con las Arrallas en primer plano, el propio Secús, Castillo de Acher… Al fondo, rompiendo el horizonte, los grandes de Ansó, Mesa de los Tres Reyes, Petrachema y sus Agujas, Sobarcal, Mallo de Acherito, los Gamuetas, Gorretas, sin dejarnos Anie, Countendé, Billares… Y al oeste, la trilogía del Aspe, macizo de Collarada, y el resto de los Pirineos más cercanos. El horizonte sur está dominado por el Bisaurín, con su atractivo corredor Norte, y la prominente punta de Fetás, con el visible forao y su, no tan visible desde aquí, perenne depósito de nieve.




TRÁNSITO AÉREO POR LA CRESTA

            La gabacha en su sitio, asfixiando los valles, pero dejando respirar a las punteras. Tras un decidido amago por el puerto de Bernera, ha comprendido que no nos podía privar de las vistas hacia el barranco de los Castillones. Al norte, y de forma inmediata, sobre el terreno tenemos el Puntal de Secús Norte, más alineado con el cordal a recorrer. Descendemos cien metros para bajar a la collada del Bozo por una incipiente y empinada traza más bien hacia el este, para subir esta segunda cota. En las próximas cuatro horas y media, lo único que va a cambiar de las vistas a ambos lados es la perspectiva. Por delante, todo un desafiante cordal con prominencias no demasiado aparentes para subirlas. Veremos. De momento, todas por debajo de nuestra vista, sin embargo, hay que subir para alcanzarlas. Un verdadero rompe piernas.


En el Puntal de Secús, con Bisaurín al fondo

En el Puntal de Secús Norte, con el Puntal y Bisaurín detrás



Fetás y Bisaurín

Puntal de Secús Oriental


            El primero que nos encontramos, también de la familia, es el Puntal de Secús Oriental, al que accedemos tras bajar otro cuello unos ochenta metros y subir otros cincuenta para alcanzarlo, bajo la atenta mirada de decenas de sarrios que ven amenazada su tranquilidad. Salimos del sector Secús para entrar en el de la Portaza, comenzando por bajar a su collada, tras la que nos encontramos unos enhiestos mallos que entendemos forman parte de las Puntas de la Portaza. El ancho segundo ya vamos viendo que tiene mala cara, pero con el primero sí que nos atrevemos. Accedemos a él tras una breve travesía de pasos delicados echando manos y superando una, también delicada chimenea muy descompuesta. La estancia arriba no es muy cómoda, foto, y para abajo por la misma chimenea, con tremendo cuidado por la cantidad de piedras que se desprenden.


En el Mallo sin Nombre



            De nuevo una más larga travesía que hay que hacer con paciencia y cuidado, el patio es amplio, para llegar a la Brecha de Secús, esta sí, con paso de norte a sur… o viceversa. Otra chimenea, aunque más abierta y menos vertical, para ir subiendo al pico de la Portaza, y seguidamente a su hermano mayor, el Alto de la Portaza, con el ibón de Orna a nuestros pies por el norte, y Mistresa por el sur. Las nieblas se mecen a merced de los vientos, y en un acto de generosidad se abren para dejarnos ver la belleza del valle de Agua Tuerta, por donde plácidas y sinuosas discurren esas aguas del Aragón Subordán, recién nacidas en el barranco de la Roya, entre el propio pico de Secús, el Ñateras y Marcantón. Si echamos la vista atrás, podemos tomar perspectiva de todo lo que ya llevamos haciendo, pero aún queda… sí, aún queda lo suyo, aunque algo menos de la mitad de esta gran sierra. 




Ibón de Orna


Plana Mistresa



Valle de agua Tuerta


Pico de la Portaza

            La travesía siguiente vuelve a ser delicada, hasta llegar al más desafiante, a la Cúpula de Secús, que ya nos tiene en su radar desde hace tiempo y ve cómo nos acercamos con el ánimo de abordarla. Para ello hay que hacerlo por la puerta trasera, rodeándola por sus faldas, para subirla por otra pequeña pero delicada chimenea. La bajada por el mismo sitio, y luego seguir el cordal para llegar al collado y acometer el último arreón de la jornada, el Liouviella, ya que, a pesar de estar viéndolo toda la mañana por debajo de nosotros, ahora hay que subirlo, aunque se deja bien, no como otros, eso sí, la llegada se hace de rogar, porque se trata de una loma bastante tumbada, y hay que recorrerla hasta el final. Un final que deja otra cota escorada al norte, sin nombre en los mapas y con no muy buena pinta para acceder a ella, y como llevamos hoy ya muy buena ración, la dejamos ahí, aislada, como ella ha querido estar.




Puerto de Bernera e ibón Biello









EL DESCENSO Y REGRESO

                El estar en el extremo oriental de la sierra permite asomarnos al valle de los Sarrios, otra maravilla fruto de la retirada de los glaciares. Volvemos sobre nuestros pasos unas decenas de metros hasta encontrar un sitio más viable para bajar hasta el nuevo trazado del GR 11 que, innecesariamente tomamos hacia la izquierda, pero solo hasta alcanzar el cercano puerto de Bernera, donde departimos con un grupo de veteranos montañeros del país vecino. Desde allí le hacemos la siempre grata visita al ibón Biello, en el circo y bajo el pico homónimos. Nos incorporamos al GR, que ya no abandonamos hasta Lizara, pasando por Mistresa, donde cerramos la circular, y recorriendo el más transitado ya sendero del barranco.

Junto al ibón Biello


            Una ruta, no sin cierta dificultad, tanto por sus pasos como por su duración, que nos ha sorprendido muy gratamente a todos, y cuya travesía colgados por las alturas ha representado un auténtico disfrute sensorial. Un tránsito por lo más alto de esta sierra siempre presente en nuestras andanzas por estos lares, pero que nunca nos había dado por auparnos a ella, y que, como casi todo tiene solución, hoy se la hemos dado, quedando encantados, esperando que ella también lo esté, porque intuimos que no estará muy visitada.



           La distancia no ha sido mucha, 15,8 km, pero al ser por un terreno muy entretenido, le hemos metido 9h 30’, salvando un desnivel acumulado de en torno a los 1450 m D+/-.





Las fotos y el track.

2 comentarios:

  1. Bravo Chema. Reflejas muy bien lo que es la crestería, sin tapujos.

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    1. Muchas gracias, pero me gustaría saber quién me lo dice...

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