AQUERAS MONTAÑAS
Punta del Sabre (3134 m)
Gran Bachimala (3176 m)
Miércoles, 19 de agosto de 2020
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Cabaña en el campo |
No sabemos si Daniel J. Boorstin, historiador y
escritor estadounidense, recientemente fallecido, tuvo mucho que ver o no con
las montañas, pero sí nos ha llegado esta frase con la que no podemos estar más
de acuerdo: “Mucho antes de que el hombre
pensara en conquistar las montañas, las montañas habían conquistado al hombre”,
porque mucho antes que el hombre, las montañas estaban ahí, y porque algo
escasos de humildad andamos si pensamos que “vamos a conquistar una montaña”, o
que “hemos conquistado una montaña”. Porque si algo conquistamos es alguna
parcela de nuestro interior, algunas ambiciones, algunos recelos, algunos
miedos… no sé, pero desde luego algo de nosotros mismos. Por el contrario, son
las montañas las que conquistan al ser humano, con su porte, con su belleza,
con su dificultad… en definitiva, solo con humildad nos podremos sentir
conquistados por las montañas.
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Zona de lajas para subir a la Punta del Sabre |
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Uno de los momentos de cresta, previa al Sabre |
El río Zinqueta, afluente del Cinca,
discurre por el bellísimo valle de
Gistaín, o Chistau, y se forma
en Els Plans, una gran planicie
rodeada de grandes montañas. Y lo hace con el aporte de dos afluentes, el Zinqueta de Añes Cruzes,
por el barranco homónimo, y el del Zinqueta
de la Pez, por el de Tabernés.
Ambas cabeceras hacen güega con
Francia, pero tienen algo en común, el gran macizo de Bachimala, que se aúpa hasta los 3176 metros de altitud,
en su mayor altura, el Gran Bachimala
o pico Schrader, que al norte deja
su estela con una larguísima cresta hasta el Puerto de la Pez, y por el sur, con otra cresta, más breve, que lo
une con la Punta del Sabre. Cuando
seamos adultos en esto de andar por las montañas, quizá nos atrevamos con esa
gran cresta norteña, pero mientras seamos adolescentes, eternamente
adolescentes montañeros, nos tenemos que conformar con cosas menores, aunque
también tienen lo suyo. Hoy vamos a dejarnos conquistar, pues, por ese Gran
Bachimala y por la previa Punta del Sabre.
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Salida en una titubeante mañana |
APROXIMACIÓN Y ASCENSO AL SABRE
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El sol, queriendo entrar en el valle |
El año pasado las responsabilidades
de club no nos permitían hacer esa renombrada cresta del Sabre, teniendo que subir al Bachimala por la normal,
pero como la paciencia todo lo alcanza, hete aquí que ha llegado el momento.
Uniendo anhelos y voluntades, con María, Paco y Miguel y un madrugón de espanto
nos presentamos en el refugio de Biadós
a eso de las 7:20 de una mañana que ya ha despertado, y nosotros espero que también,
si no, lo vamos a hacer enseguida, porque el pedazo de cuesta a la que nos
enfrentamos nada más salir del recinto del refugio es para quitarse las
tonterías. Ya la hicimos el año pasado, y ahí estaba, en nuestra memoria, y en
el bosque. En media hora cruzamos una pista, a más de trescientos metros más
arriba, una pista que va a unos corrales vecinos, y que intuimos viene de la de
Tabernés.
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Desvío a la derecha, abandonando las señales verdes |
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Punta Suelza y Punta Fulsa |
Como otra hora más y se alcanza
el collado de la Señal de Biadós,
habiendo pasado los últimos compases del sendero, tras haber superado un
pequeño roquedo, por encima del barranco
de Bachimala. Un collado, con un par de corros para vivaquear, y que da vista al vecino barranco de Añes Cruzes. Es aquí donde comienza la empinada loma que dará paso al más empinado todavía ascenso a
la Punta del Sabre. Por empezarla de forma suave, nos dejamos mecer por un
sendero que sale a la izquierda y que, de forma inmisericorde nos acerca ya al
mundo pétreo.
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Comenzando ya la subida al Sabre |
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En uno de los pasos más delicados |
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Progresando por la cresta, antes de la cima |
El sendero va subiendo haciendo
alguna zeta hasta que ya decide ponerse más empinado y hay que echar las manos
en llegando a la zona de lajas. El divertimento continúa al llegar al filo de
la navaja, en el que hay pasos que se van alternando a uno y otro lado de la
misma, con profundos patios, en los que no cabe error. Cincuenta minutos de
máxima atención, tres horas y media desde el arranque, y alcanzamos la Punta
del Sabre, pudiendo descansar un poco de esa tensión más que justificada. Aún, aún
queda lo suyo, pero de momento, aquí estamos, disfrutando del momento y del
lugar. Estamos en uno de los grandes, y cerca de más grandes aún, entre los que
destaca el Posets, la segunda cumbre pirenaica.
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En la Punta del Sabre, con el Bachimala al fondo |
LA CRESTA DEL SABRE Y EL GRAN BACHIMALA
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El tramo recorrido de cresta |
Pero aquí no acaba la fiesta, que
hasta el Gran Bachimala tenemos la cresta del Sabre. De nuevo a lomos del filo
de otra navaja, y esta más afilada aún. A la izquierda un gran y desierto circo
pétreo, y a la derecha, ya terreno francés, otros circos menores, salpicados
por algún ibón. Otra media hora de pura atención, salvando algún paso más
delicado que los demás. Los que se dan bordeando por la izquierda están
venteados y fríos, y los de la derecha, más caldeados y abrigados.
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Último esfuerzo hasta el Gran Bachimala |
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Zona francesa de Aigües Tortes |
Como la mitad de la distancia
discurre de la mano de la curva de nivel, mientras que la segunda mitad se
empina para subir los cuarenta metros que nos separan de los 3176 del Gran
Bachimala o pico Schrader, máxima cota de todo el macizo. Más tranquilos aún
que en el pico anterior, el examen al entorno se hace más intenso y extenso si
cabe, pudiendo contemplar con toda su crudeza esa enorme cresta que llega por
el norte desde la Puerto de la Pez, y que pasa por un montón de tres miles,
como son: Pico de la Pez, Pico del Puerto de la Pez, Pic de l’Abeillé, Punta
del Ibón Chico, Marcos Feliú, Pequeño Bachimala, Punta del Ibón, Ledormeur…
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Macizo Posets-Espadas, y Eristes a la derecha de la imagen |
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Macizo de Cotiella, entre nubes |
Imposible
sustraer la mirada también, al gigante local, al Posets o Llardana, cima
compartida por tres municipios, San Juan de Plan, de Sobrarbe, y Benasque y Sahún,
de La Ribagorza. Los Espadas, con la cresta que lo une al principal. Los Eristes
y otros menores, al otro lado del collado de la Forqueta. Hacia el sur, Punta Suelza
y Fulsa, sobre la cuenca de Urdizeto, cuya lámina de agua se nos ofrece a la
vista. Y más al sur, el inmenso mundo Cotiella.
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Gran Bachimala, desde la Punta del Sabre |
EL DESCENSO
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María, en el Gran Bachimala |
A pesar del reconocimiento
visual, poco paramos en cumbre, la mañana está estorbada y con afluencia de
gentes, por lo que optamos por ir bajando en busca de un sitio más cómodo y
caldeado para echar un bocado. Iniciamos, pues, el descenso por una larga
pedrera hecha zetas. Y tras el rodeo del cabezo, dentro ya del circo,
encontramos ese lugar, desde el que ya reconfortados continuamos descenso hasta
alcanzar el collado de la Señal de Biadós, donde nos unimos al itinerario de
subida para desandarlo y llegar al refugio.
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Refugio de Biadós, con el Puntal de Barrau |
En total, han sido 12,9 km la distancia recorrida, en un tiempo de 6h 50',
del que 4h 20’ han sido en movimiento, salvando un desnivel acumulado total de 1495
metros, dando así por concluida una bonita ruta en la que se combina el
senderismo con la ascensión a altas cotas, y el tránsito por lugares de vértigo,
en una fresca mañana y con buena compañía.
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En el Gran Bachimala |
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