AQUERAS MONTAÑAS
Pico Anayet (2574 m)
Lunes, 24 de agosto de 2020
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Pico Anayet, con el Midi d'Ossau al fondo |
Ruta larga la de hoy que, por si
fuera poco, hemos aprovechado para subir a uno de los grandes de la zona, el pico Anayet, y que con sus 2574 metros
se alza sobre el entorno como fiel testimonio de lo que un día fueron las
entrañas de la tierra, ahora al descubierto. Una auténtica joya geológica
que ve peligrar su futuro debido a los insaciables intentos de seguir apostando
por el monocultivo blanco, cada vez más gris.
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Tierras magmáticas |
La propuesta, la nuestra, digo,
es unir andando los dos valles, el de Canfranc,
río Aragón, con el de Tena, río Gállego, a través de esa enorme y bellísima plataforma que
alberga los ibones de Anayet,
vestigios de un antiguo glaciar con lenguas a ambos valles, vertiendo por el
primero al de Canalroya, y por el
segundo al barranco de Culivillas.
LA APROXIMACIÓN Y EL ASCENSO
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Entrada en el sendero |
Partimos del aparcamiento de Canalroya para incorporarnos inmediatamente al GR 11 y al GR 65.3, que comparten algún tramo. A los cinco minutos encontramos
un desvío a la derecha, por el que se va este segundo, o Camino de Santiago, y comienza, o termina, según se mire, el GR 11.1. Nosotros continuamos por la
pista, y en otros veinte minutos, tras haber dejado atrás la fuente del Cerezo y sus buenas aguas,
el GR 11 deja la pista y sigue por sendero, bajando a cruzar el río por una
palanca.
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Paisaje |
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Sarrio al acecho |
Como nos parecía ya larga la
ruta, hemos querido acortarla no recorriendo la Canalroya hasta la Rinconada, de modo que a la altura de
la cabaña de Lacuás, emprendemos la
subida guiados por un track trazado sobre un sendero señalado en el mapa, pero
claro, hubiera sido muy bonito de haber estado ese sendero sobre el terreno. Se
gana altura con facilidad, pero con gran esfuerzo, alcanzando en dos horas una
gran extensión de prados, en un terreno muy poco concurrido, en el que la fauna
salvaje campa a sus anchas. Las grandes alturas, que nos venían abrumando, se
van mostrando ya más accesibles. A nuestra izquierda, las Negras; a la derecha,
el Porté y su sierra; y de frente, el pico Anayet y el Vértice, unidos por su
collado, al que tenemos que llegar en un último empujón.
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También Dª Marmota |
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Tramo de la cadena |
Y lo hacemos, tras haberle metido
tres horas desde el arranque. Las vistas que se nos abren sobre la insólita
planicie de los ibones son realmente asombrosas, sin contar ya más allá. Bien,
decíamos que la ruta iba a ser larga, pero cómo pasar por aquí sin subir al
pico. Pues allá vamos. Un corto tramo de echar manos nos sube a una rojiza plataforma,
que nos conduce a otro tramo más incómodo de pedrera, para llegar al de la
sirga, que se atraviesa sin ningún problema, solo hay que extremar la atención.
Cuatro pasos y emprendemos la subida de la chimenea, también con precaución, y
que nos deposita en la cima de esta montaña con apariencia de inhóspita, pero
que aliándose con ella, se deja querer.
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Altiplano de las turberas de Anayet, donde residen los ibones |
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Vista sobre la sierra de la Partacua y las del circo de Ip |
Llegados aquí,
y una vez perdonado lo del camino ausente, se reconforta uno viendo los más de
700 metros de caída libre sobre la Rinconada que nos hemos ahorrado, que incluyen la
fuerte subida a los ibones, y el ascenso al collado, tramo este último que ahora hemos
de acometer de bajada. Estamos en una cumbre codiciada, en la que no falta
presencia de montañeros y de escaladores, que la abordan por las varias vías
que tiene en la fachada SE.
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El Midi d'Ossau desde las plácidas aguas del ibón |
EL DESCENSO Y LA LARGA LLEGADA A SALLENT DE GÁLLEGO
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Abandonamos este idílico lugar |
Siempre nos
parece poco tiempo el pasado en una cumbre, sobre todo en esta, encandilados
con la presencia del Midi d’Ossau,
ese compañero de viaje geológico del Anayet, y con el que constantemente se miran de reojo, a
pesar de tener una raya fronteriza entre ambos en el mapa, aunque creo que
ellos no lo saben. Desandamos lo andado hasta el collado, descenso de la
chimenea, tránsito por la sirga y destrepe
final. Una vez en el collado nos disponemos a bajar a los ibones. Muchos y muy
marcados son los caminos que se van abriendo conforme se va bajando, eligiendo
el que se dirige más directamente al ibón mayor, bastante más reducida su lámina
de agua que hace unos años, debido a la colmatación por falta de aportes, dando
lugar a las conocidas como turberas de Anayet,
de altísimo valor ecológico, albergando especies animales y vegetales de
especial protección.
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Barranco de Culivillas |
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Corral de las Mulas, junto a la carretera general |
Breve descanso
para echar un bocado y, una vez reencontrados con el GR 11, no lo abandonaremos
ya hasta destino. Primeramente, bajando el barranco de Culivillas, hasta el parquin de Anayet, por donde el sendero
va jugueteando con él en buena armonía. En tres cuartos de hora se llega a esa
zona civilizada con las instalaciones de este sector de la Estación de Invierno de Formigal. Más de dos kilómetros de carretera
pura y dura para salir a la general a la altura del Corral de las Mulas. Se cruza y volvemos a sendero, en el que lo
primero que nos encontramos es una doble valla de ganado, que atravesamos y
volvemos a dejar cerradas. El tránsito por el sendero se interrumpe en una zona
fangosa, que hay que sortear como se puede. Reincorporados al mismo nos vamos
encontrando ya en la vieja carretera de Sallent al puerto, por supuesto en
desuso, y que la naturaleza va fagocitando, que vamos recorriendo con comodidad hasta que la dejamos frente a la
entrada al sector Sextas, cuya señalización nos baja a la carretera, para
cruzarla y llevarnos por la extensa zona del parquin, y salir ya a la rotonda
de entrada a las urbanizaciones de Formigal.
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Antigua carretera de Sallent al puerto, con la cresta de la Foratata al fondo |
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Rotonda de entrada a Formigal |
Volvemos a
cruzar la carretera y subimos hasta los pies de la ermita de Basarán, rescatada
de su emplazamiento original allá en Sobrepuerto. Estamos en la carretera local
de Sallent a Formigal, pero tomamos una pista que sale a la derecha, a pesar de
estar cortada por una valla que impide el tráfico rodado, pero no el peatonal. Transcurriendo
por la misma encontramos el motivo del corte, y son unas obras de
alcantarillado que intuimos sean la traída de residuales de Formigal a la
depuradora de Sallent, en construcción.
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Ermita de Basarán |
Bueno,
y poco más, finalmente llegamos a la localidad sallentina tras haber recorrido 21,9
km, en un tiempo total de 8h 15', del que 5h 35’han sido en movimiento,
salvando un desnivel acumulado total de 1290 m D+ y 1375 m D-, en una larga
jornada de montaña, muy variada en su recorrido y ascendiendo a una de las
montañas emblemáticas de los alrededores.
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