lunes, 10 de agosto de 2020

Monte Perdido, testigo de una presentación de altura


AQUERAS MONTAÑAS
Monte Perdido (3348 m)
Jueves, 6 de agosto de 2020




“Hay algo de celeste en la belleza de los Pirineos.
Allí se vuelve uno soñador”
Henry Russell (1834-1909) Pionero de la exploración pirenaica

Portada del libro
            Sabias palabras del precursor pirenaico Henry Russell, y que han sido elegidas por los autores para dar comienzo a esta ingente obra de recopilación de la flora alpina de nuestra cordillera. Palabras sin fecha de caducidad, palabras eternas, palabras a las que les damos vida cada vez que nos subimos a alguna de sus cotas, porque son realmente acertadas. Sus horizontes, sus relieves se alzan al cielo para fundirse con él, para impregnarse de ese celeste que todo lo cubre con su color, con su dulzura, con su bondad. También podemos experimentar esa transformación onírica que raya en la frontera entre el cielo y la tierra, ayudados por ese sentimiento de agradecimiento infinito que se siente al alcanzar una alta cima.

Peña Montañesa, también soñadora

Cascada de la Cola de Caballo, en el Circo de Soaso
            Soñadores tuvieron que ser también los autores de este tratado botánico cuando, impulsados por su imparable afán científico de investigar, recopilar, clasificar y divulgar la flora alpina pirenaica, pusieron sobre las vías de la realización semejante tren cargado de ilusiones y de una paciencia infinita para, tras haber atravesado innumerables estaciones que han enriquecido su cargamento, han llegado finalmente a destino, con la consecución de un tratado botánico que recoge las casi mil especies de plantas que habitan en cotas superiores a los 2300 metros, lo que se da en llamar el Piso Alpino, y de nuestra cordillera precisamente. Sí, de todos los Pirineos, de una y otra vertiente, de una y otra región administrativa, porque la naturaleza no entiende de fronteras, ni de políticas, ni de rivalidades, solo entiende de sí misma. Unas especies que se van distribuyendo a razón de su hábitat predilecto, atendiendo a razones de altitud, geología, clima, radiación, y tantos y tantos otros condicionantes que solo ellas conocen, valoran y persiguen, y de lo que son objeto de este colectivo de científicos que ven en ellas y su comportamiento mucho más que su morfología, ven uno de los verdaderos testigos vivientes del delicado proceso climático cada día más irreversible.

Primeras luces en el Cilindro de Marboré

Taillon, Bazillac, Brecha de Roldán, Casco y Mundo Marboré
            El Instituto Pirenaico de Ecología de Jaca (IPE), es el único centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que se dedica a la ecología de montaña. Autores como José Vicente Ferrández, Manuel Bernal, Antonio Campo, José Ramón López y Víctor Ezquerra, además de Daniel Gómez que, como responsable del Herbario Jaca, ha coordinado la obra, son los que se han dedicado en los últimos cuatro años a recopilar toda la información existente y completarla, para incluirla en este tratado botánico, que ha sido condecorado con el Premio a la Edición por parte de la Fundación Félix de Azara, de la Diputación Provincial de Huesca (DPH), en la pasada edición de 1975. Un exhaustivo compendio diseñado y maquetado por Ernesto Gómez y editado y distribuido por Prames, pionero en nuestra tierra en la preservación y difusión de los valores medioambientales, paisajísticos y patrimoniales.

Tobacor

Cañón de Añisclo, desde la cima del Monte Perdido
            Y como flora alpina y montaña es un binomio inseparable, pues allí que nos han convocado para la presentación, nada más ni nada menos que al mismísimo Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el corazón de los Pirineos, una de las máximas figuras de protección medioambiental de la cordillera, estrechamente ligado al instituto en sus labores científicas. Y allí hemos estado para que no nos lo contaran, para poder disfrutar de nuevo, una vez más, de una ruta botánica en uno de los “sancta sanctorum” pirenaicos, para poderlo combinar con nuestra pasión de subir montañas, de estrechar más si cabe ese vínculo que tenemos con ellas. En concreto, nos dirigían a la cima del Monte Perdido, tercera cumbre pirenaica y máxima altura de las Tres Sorores, o Treserols, como también gusta que la llamen.

Nos incorporamos a la comitiva


EL ASCENSO
Progresando
            La comitiva se había reservado parte de la aproximación para la víspera, acudiendo al refugio de Góriz, para salir sobre las siete de la mañana. Por nuestra parte, preferimos madrugar… y mucho, para darle alcance el propio día de la presentación. De modo que, previa autorización por parte del Ayuntamiento de Fanlo para acceder a la pista de las Cutas, algo que agradecemos a su alcalde Horacio, nos posicionábamos allí a eso de las seis y media, para salir con las primeras luces del alba. Unas luces que envolvían a Peña Montañesa en un mágico ambiente que se iba desvaneciendo con el tiempo.

En plena faena

Canal de subida al Pico Escaleretas
            Por no llegar hasta el refugio, fuimos acortando, incorporándonos a la ruta normal al cabo de algo más de hora y media, a la altura del primer resalte en el que hay que echar las manos para superarlo. La cuesta continuaba impenitentemente para posicionarnos ya en la entrada del circo de Góriz. Dejamos atrás un enorme hito y el arranque de la canal de entrada al Pico Escaleretas, cuando damos alcance a la comitiva, que creíamos más adelantada, pero las incesantes interrupciones de la marcha, justificadas por la observación botánica la iba retrasando.

En plena labor didáctica de los autores

            En lugares cómodos, la comitiva se iba deteniendo con frecuencia, para atender a las explicaciones que varios de los autores iban dando con respecto a las especies que iban apareciendo junto al camino, y que además de su identificación, se daba buena cuenta de las estrategias que la especie en cuestión pone en funcionamiento para su supervivencia. 

Nevero a rodear para alcanzar la plataforma de las cadenas

Acceso por la rimaya a las cadenas
            Bajo la plataforma de las cadenas hay un nevero, que este año ha decidido pervivir a los rigores del verano, siendo inusualmente más extenso de lo normal, obligando a rodearlo por la rimaya, lo que nos sitúa justo en el arranque del paso de la cadena, que superamos sin mayor dificultad. En media hora más, y superando el último resalte, alcanzamos la cuenca donde habita el Lago Helado del Perdido, uno de los vestigios de la época glaciar y que a sus casi tres mil metros de altitud conserva todavía banquisas que lo adornan y le dan un aire más alpino si cabe.

Lago Helado del Perdido


LA PRESENTACIÓN
Lago Helado bajo el Cilindro de Marboré
            Como en la comitiva los hay más botánicos que montañeros, y en previsión de que el esfuerzo realizado para llegar hasta aquí no tuviera continuidad para alcanzar la cumbre, se decide realizar in situ la puesta en escena de la presentación, que no es más que un formalismo sobre lo que se ha ido divulgando a lo largo de la ruta. Comenzaban las intervenciones con la de Daniel Gómez, que hacía un breve resumen de la estructura del libro, resaltando la importancia del estudio de la flora alpina como testigo de la evolución climática, haciendo referencia a alguna especie, como la Ramonda Micony, verdadera superviviente del Terciario, y que ya habitaba en las cumbres que quedaron por encima de los hielos de las glaciaciones del Cuaternario.

Durante el turno de intervenciones

Los autores
            Horacio Palacio, alcalde de Fanlo, daba la enhorabuena por el libro, y agradecía la presencia a los asistentes tanto al acto, como al extraordinario escenario elegido, agradeciendo también a Daniel Gómez la labor del instituto con respecto a la investigación y divulgación que realiza en el ámbito de los pastos de montaña. Seguidamente tomaba la palabra Modesto Pascau, Presidente del Patronato del ENP, quien participaba también de los parabienes acerca de la publicación, y deseaba una gran jornada montañera a todos. Para finalizar, era Elena Villagrasa, Directora del Parque, la que también daba las gracias a los asistentes por el esfuerzo que supone atender a esta singular convocatoria, resaltando el extraordinario escenario en el que se encontraban, a orillas del ibón y a los pies del Cilindro de Marboré y del propio Monte Perdido.

Foto de familia a orillas del Lago Helado, bajo el Cilindro de Marboré (imagen de Víctor Ezquerra)


LA CULMINACIÓN Y EL DESCENSO
Llegando a cumbe
            A continuación, era la mayoría de la veintena de asistentes quienes acometían las últimas rampas para acceder a la cumbre más alta del Parque Nacional, y tercera de toda la cordillera, no sin antes deleitarse con las extraordinarias vistas sobre el glaciar del Perdido, en claro retroceso, desde la plataforma de la ante cima. Una vez arriba, no se podía perder la ocasión de honrar a la tercera cota de todos los Pirineos, máxima altura del macizo de las Tres Sorores, que a lo largo de eones de tiempo ha configurado, y lo sigue haciendo, bellísimos valles, circos y cañones, como son el de Ordesa, Añisclo, Escuaín, Pineta, Estaube, Gavarnie

Vertiente norte del Perdido, con su glaciar y el Lago Helado de Marboré, desde la ante cima

Valle de Ordesa 
            Se reeditaba la foto de familia y se daba comienzo al descenso, que se hacía por el mismo itinerario hasta la pista de las Cutas, desde donde había comenzado la comitiva la ruta la jornada previa, y nosotros en esta misma, dando así por finalizada esta singular jornada de alta montaña, presentando una publicación de alto valor científico y divulgativo, contabilizando una distancia de 20,2 km, y empleando un tiempo total de 12h 50', del que 6h 40’ han sido en movimiento, lo que viene justificado por haberse tratado de una ruta botánica. El desnivel acumulado total ha rondado los 1515 metros. Una jornada de alta montaña, como decimos, que ha significado la culminación de más de cuatro años de minucioso trabajo, y el pistoletazo de salida para su divulgación y disfrute para los amantes de la botánica, de la montaña y de la naturaleza en general.

Foto de familia en la cumbre de Monte Perdido (imagen de Víctor Ezquerra)

Más fotos y el track

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