AQUERAS MONTAÑASMonte Perdido (3348 m)Jueves, 6 de agosto de 2020
“Hay
algo de celeste en la belleza de los Pirineos.
Allí
se vuelve uno soñador”
Henry
Russell (1834-1909) Pionero de la exploración
pirenaica
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Portada del libro |
Sabias palabras del precursor
pirenaico Henry Russell, y que han
sido elegidas por los autores para dar comienzo a esta ingente obra de
recopilación de la flora alpina de nuestra cordillera. Palabras sin fecha de
caducidad, palabras eternas, palabras a las que les damos vida cada vez que nos
subimos a alguna de sus cotas, porque son realmente acertadas. Sus horizontes,
sus relieves se alzan al cielo para fundirse con él, para impregnarse de ese
celeste que todo lo cubre con su color, con su dulzura, con su bondad. También
podemos experimentar esa transformación onírica que raya en la frontera entre
el cielo y la tierra, ayudados por ese sentimiento de agradecimiento infinito
que se siente al alcanzar una alta cima.
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Peña Montañesa, también soñadora |
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Cascada de la Cola de Caballo, en el Circo de Soaso |
Soñadores tuvieron que ser
también los autores de este tratado botánico cuando, impulsados por su
imparable afán científico de investigar, recopilar, clasificar y divulgar la
flora alpina pirenaica, pusieron sobre las vías de la realización semejante
tren cargado de ilusiones y de una paciencia infinita para, tras haber
atravesado innumerables estaciones que han enriquecido su cargamento, han
llegado finalmente a destino, con la consecución de un tratado botánico que
recoge las casi mil especies de plantas que habitan en cotas superiores a los
2300 metros, lo que se da en llamar el Piso
Alpino, y de nuestra cordillera precisamente. Sí, de todos los Pirineos, de
una y otra vertiente, de una y otra región administrativa, porque la naturaleza
no entiende de fronteras, ni de políticas, ni de rivalidades, solo entiende de
sí misma. Unas especies que se van distribuyendo a razón de su hábitat
predilecto, atendiendo a razones de altitud, geología, clima, radiación, y
tantos y tantos otros condicionantes que solo ellas conocen, valoran y persiguen,
y de lo que son objeto de este colectivo de científicos que ven en ellas y su
comportamiento mucho más que su morfología, ven uno de los verdaderos testigos
vivientes del delicado proceso climático cada día más irreversible.
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Primeras luces en el Cilindro de Marboré |
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Taillon, Bazillac, Brecha de Roldán, Casco y Mundo Marboré |
El Instituto Pirenaico de Ecología de Jaca (IPE), es el único
centro del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), que se dedica a la ecología de
montaña. Autores como José Vicente
Ferrández, Manuel Bernal, Antonio Campo, José Ramón López y Víctor
Ezquerra, además de Daniel Gómez
que, como responsable del Herbario Jaca,
ha coordinado la obra, son los que se han dedicado en los últimos cuatro años a
recopilar toda la información existente y completarla, para incluirla en este
tratado botánico, que ha sido condecorado con el Premio a la Edición por parte de la Fundación Félix de Azara, de la Diputación Provincial de Huesca (DPH), en la pasada edición
de 1975. Un exhaustivo compendio diseñado y maquetado por Ernesto Gómez y editado y distribuido por Prames, pionero en nuestra tierra en la preservación y difusión de
los valores medioambientales, paisajísticos y patrimoniales.
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Tobacor |
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Cañón de Añisclo, desde la cima del Monte Perdido |
Y como flora alpina y montaña es
un binomio inseparable, pues allí que nos han convocado para la presentación,
nada más ni nada menos que al mismísimo Parque
Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el corazón de los Pirineos, una de
las máximas figuras de protección medioambiental de la cordillera,
estrechamente ligado al instituto en sus labores científicas. Y allí hemos
estado para que no nos lo contaran, para poder disfrutar de nuevo, una vez más,
de una ruta botánica en uno de los “sancta sanctorum” pirenaicos, para poderlo
combinar con nuestra pasión de subir montañas, de estrechar más si cabe ese
vínculo que tenemos con ellas. En concreto, nos dirigían a la cima del Monte Perdido, tercera cumbre pirenaica
y máxima altura de las Tres Sorores,
o Treserols, como también gusta que la llamen.
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Nos incorporamos a la comitiva |
EL ASCENSO
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Progresando |
La comitiva se había reservado
parte de la aproximación para la víspera, acudiendo al refugio de Góriz, para salir sobre las siete de la mañana. Por
nuestra parte, preferimos madrugar… y mucho, para darle alcance el propio día
de la presentación. De modo que, previa autorización por parte del Ayuntamiento de Fanlo para acceder a la
pista de las Cutas, algo que
agradecemos a su alcalde Horacio, nos
posicionábamos allí a eso de las seis y media, para salir con las primeras
luces del alba. Unas luces que envolvían a Peña Montañesa en un mágico ambiente
que se iba desvaneciendo con el tiempo.
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En plena faena |
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Canal de subida al Pico Escaleretas |
Por no llegar hasta el refugio,
fuimos acortando, incorporándonos a la ruta normal al cabo de algo más de hora
y media, a la altura del primer resalte en el que hay que echar las manos para
superarlo. La cuesta continuaba impenitentemente para posicionarnos ya en la
entrada del circo de Góriz. Dejamos atrás un enorme hito y el arranque de la
canal de entrada al Pico Escaleretas,
cuando damos alcance a la comitiva, que creíamos más adelantada, pero las
incesantes interrupciones de la marcha, justificadas por la observación
botánica la iba retrasando.
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En plena labor didáctica de los autores |
En lugares cómodos, la comitiva
se iba deteniendo con frecuencia, para atender a las explicaciones que varios
de los autores iban dando con respecto a las especies que iban apareciendo
junto al camino, y que además de su identificación, se daba buena cuenta de las
estrategias que la especie en cuestión pone en funcionamiento para su
supervivencia.
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Nevero a rodear para alcanzar la plataforma de las cadenas |
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Acceso por la rimaya a las cadenas |
Bajo la plataforma de las cadenas hay un nevero, que este año ha
decidido pervivir a los rigores del verano, siendo inusualmente más extenso de
lo normal, obligando a rodearlo por la rimaya, lo que nos sitúa justo en el
arranque del paso de la cadena, que superamos sin mayor dificultad. En media
hora más, y superando el último resalte, alcanzamos la cuenca donde habita el
Lago Helado del Perdido, uno de los vestigios de la época glaciar y que a sus
casi tres mil metros de altitud conserva todavía banquisas que lo adornan y le
dan un aire más alpino si cabe.
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Lago Helado del Perdido |
LA PRESENTACIÓN
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Lago Helado bajo el Cilindro de Marboré |
Como en la comitiva los hay más
botánicos que montañeros, y en previsión de que el esfuerzo realizado para
llegar hasta aquí no tuviera continuidad para alcanzar la cumbre, se decide
realizar in situ la puesta en escena de la presentación, que no es más que un
formalismo sobre lo que se ha ido divulgando a lo largo de la ruta. Comenzaban
las intervenciones con la de Daniel
Gómez, que hacía un breve resumen de la estructura del libro, resaltando la
importancia del estudio de la flora alpina como testigo de la evolución
climática, haciendo referencia a alguna especie, como la Ramonda Micony, verdadera superviviente del Terciario, y que ya habitaba en las cumbres que quedaron por encima
de los hielos de las glaciaciones del
Cuaternario.
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Durante el turno de intervenciones |
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Los autores |
Horacio Palacio, alcalde de
Fanlo, daba la enhorabuena por el libro, y agradecía la presencia a los
asistentes tanto al acto, como al extraordinario escenario elegido,
agradeciendo también a Daniel Gómez la labor del instituto con respecto a la
investigación y divulgación que realiza en el ámbito de los pastos de montaña.
Seguidamente tomaba la palabra Modesto
Pascau, Presidente del Patronato del
ENP, quien participaba también de los parabienes acerca de la publicación,
y deseaba una gran jornada montañera a todos. Para finalizar, era Elena Villagrasa, Directora del Parque, la que también daba las gracias a los
asistentes por el esfuerzo que supone atender a esta singular convocatoria,
resaltando el extraordinario escenario en el que se encontraban, a orillas del
ibón y a los pies del Cilindro de
Marboré y del propio Monte Perdido.
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Foto de familia a orillas del Lago Helado, bajo el Cilindro de Marboré (imagen de Víctor Ezquerra) |
LA CULMINACIÓN Y EL DESCENSO
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Llegando a cumbe |
A continuación, era la mayoría de
la veintena de asistentes quienes acometían las últimas rampas para acceder a
la cumbre más alta del Parque Nacional, y tercera de toda la cordillera, no sin
antes deleitarse con las extraordinarias vistas sobre el glaciar del Perdido, en claro retroceso, desde la plataforma de la
ante cima. Una vez arriba, no se podía perder la ocasión de honrar a la tercera
cota de todos los Pirineos, máxima altura del macizo de las Tres Sorores, que a
lo largo de eones de tiempo ha configurado, y lo sigue haciendo, bellísimos
valles, circos y cañones, como son el de Ordesa,
Añisclo, Escuaín, Pineta, Estaube, Gavarnie…
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Vertiente norte del Perdido, con su glaciar y el Lago Helado de Marboré, desde la ante cima |
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Valle de Ordesa |
Se reeditaba la foto de familia y
se daba comienzo al descenso, que se hacía por el mismo itinerario hasta la
pista de las Cutas, desde donde había comenzado la comitiva la ruta la jornada
previa, y nosotros en esta misma, dando así por finalizada esta singular
jornada de alta montaña, presentando una publicación de alto valor científico y
divulgativo, contabilizando una distancia de 20,2 km, y empleando un tiempo
total de 12h 50', del que 6h 40’ han sido en movimiento, lo que viene
justificado por haberse tratado de una ruta botánica. El desnivel acumulado
total ha rondado los 1515 metros. Una jornada de alta montaña, como decimos,
que ha significado la culminación de más de cuatro años de minucioso trabajo, y
el pistoletazo de salida para su divulgación y disfrute para los amantes de la
botánica, de la montaña y de la naturaleza en general.
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Foto de familia en la cumbre de Monte Perdido (imagen de Víctor Ezquerra) |
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