IXOS MONS
Mesola (2177 m)
Miércoles, 12 de agosto de 2020
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Cielos amenazantes sobre los llanos de Lizara |
Hay ocasiones en las que no está
muy claro el tiempo, y no sabes si salir al monte o no. Es como que dependes de
él. ¿Y si lo volvemos por pasiva? Cuando el tiempo está indeciso es cuando más
te necesita para decantarse por una cosa u otra. ¿Por qué no ayudarle? Hay
quien dice que hay que salir a la montaña aunque haga buen tiempo. Se podría decir que es
una temeridad, o que es saltarse una de las normas básicas para salir a la
montaña. Sí, claro, pero hablamos de un riesgo controlado, hablamos de que la
cosa no va a ir a mayores, hablamos de que es una ruta corta, hablamos de que
disfrutar de una mañana tormentosa, a cotas no muy altas, también es disfrutar.
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Sobre el Aspe |
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Sobre las Lienas |
Bueno, pues al final hemos
acertado, solo se ha manifestado a través del viento, un viento de sur que subía
por las laderas más rápido que nosotros, un viento que cuando amainaba, pocas
veces lo hacía, sí que se permitía el descuelgue de alguna goteta, pero ni para mojar el suelo. A poco más de cinco kilómetros
por la carretera de Aísa a la Cleta
nos encontramos con el cartel que anuncia la entrada al Parque Natural de los Valles Occidentales, justo al lado de la
confluencia del barranco de Sibiscal,
con su singular puente y su cascada, dignos de fotografiar cuando baja agua. A
1,2 km de allí, tras vuelta y revuelta de la carretera tenemos otro pequeño
apartadero, que aprovechamos para dejar el vehículo. Enfrente sale una pista, con
una tablilla que indica la dirección de “Petrito”,
al que también podemos acceder, pero en realidad vamos al Mesola, que está muy próximo y de paso.
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Sobre Bisaurín |
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Campos de cultivo en el tránsito por la pista |
Tomamos esa pista, que pronto nos
adentra en los interiores del monte, donde podemos ver campos cultivados todavía.
A 1,4 km, unos veinte minutos, se termina la pista, al menos la versión que
traemos, y volvemos a encontrar otra tablilla con la misma indicación. Estamos al
borde precisamente del mencionado barranco de Sibiscal, y a partir de aquí la
pista sigue, pero más estrecha, menos transitada y con más pendiente, una pista
que se convierte en camino, y luego en sendero, que a poco más de 200 metros se
mete ya en el bosque. Un tránsito muy agradable por el bosque, que culmina con
un prado muy inclinado, encima del cual hay un refugio forestal.
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Refugio forestal |
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Segundo tramo de bosque |
Lo sobrepasamos y es como si las
curvas de nivel se hubieran enfadado con uno y te hicieran superarlas a pecho,
sin cuartel, con un camino bien señalizado con hitos. Unas curvas que, al
entrar de nuevo en el bosque, se apiadan de uno y ya te van acompañando hasta el
barranco de Bozarruego, donde sales
del mismo. Continuamos por sendero bien definido, viendo ya arriba y a nuestra
izquierda las estribaciones rocosas de nuestro objetivo, y el refugio por el
que tenemos que pasar, la mallata de Petrito, a la que llegamos
en un par de zetas.
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Duras batallas entre la luz y la oscuridad |
Desde aquí, los algo más de 300
metros de desnivel que quedan, hay que ir subiéndolos por intuición, porque no
hay un camino claro, alguna traza, sí, algún hito también, pero nada que le dé
continuidad. A la izquierda, se nos va quedando ya bajo el collado de Mesola, que une este monte con el Cucuruzuelo, más al sur; incluso unos roquedos próximos, que nos
pueden hacer pensar que es nuestra cumbre, al tener que seguir hacia el norte,
también los vamos dejando atrás y abajo. Finalmente llegamos a la cima que, con
sus 2177 metros de altitud, lo es también de esta sierra de la Estiva. Una sierra que se alza entre los valles de Aísa, por el que hemos
subido, y el de Aragüés del Puerto,
en cuya cabecera están los llanos de Lizara,
con su refugio.
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Mallata de Petrito, y Mesola al fondo |
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Sendero por el bosque |
Los macizos que cierran ambos
valles por el norte, tienen los pensamientos secuestrados por unos nubarrones que no nos importa verlos de lejos, porque si hay alguien por allí no lo deberá de estar pasando muy bien. En realidad, se puede decir que es un largo cordal de las Sierras Interiores del Pirineo,
interrumpido por los ríos que van buscando las tierras bajas. Divisamos lo que
nos permiten las nubes, Peña Forca y
Lenito, corte del Aragón Subordán; Peña Valencia, Agüerris,
Bisaurín y Fetás, corte de Lizara, encima
de donde nace el río Osia; Peña del Mediodía y barranco de Igüer; Lliena del Bozo, de la Garganta,
Aspe, Rigüelo, mundo Lecherines,
Tortiellas, corte del Aragón; y macizo
de Collarada, entre lo que se ve y lo que se adivina.
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Tramo marcado con hitos |
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Llegando a la mallata de Petrito, de bajada |
Y de este cordal, ¿qué podemos
decir?, pues que arranca del collado del Bozo,
ascendiendo a la Punta del Cuello del Bozo,
luego a la de Napazal, luego a Petrito, para llegar hasta aquí,
marchando luego al sur, y encontrando otra cota, la de Cucuruzuelo, antes de ir perdiendo más altura. Unas puntas de esta
sierra que ya hemos recorrido en varias ocasiones, y que sin duda volveremos a
recorrer, es por eso y porque el tiempo no está para bromas, que abortamos la
bajada al Petrito y emprendemos la nuestra, que va por el mismo itinerario que
el de subida. Mallata de Petrito, bosque, refugio forestal, más bosque… y
pista.
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Fin de la pista, junto al barranco de Sibiscal |
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Indicadores por el bosque |
Una rutica mañanera, que no se ha
visto enriquecida con una circular, pero no importa, porque el camino de ida y
vuelta, aunque sea el mismo, nunca se ve igual. Una rutica, decimos, a la que
le hemos dedicado 3h 45’ de tiempo total, del que 3h 30’ ha sido en movimiento,
para recorrer 9,8 km, y salvar un desnivel acumulado algo superior a los 800
metros, y en la que hemos bailado con fuertes vientos, pero que nos han librado
de las amenazantes aguas, con unos paisajes vestidos como solo ellos saben.
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