San Salvador (1547 m)
Miércoles, 25 de febrero de 2020
Tanto anunciar
el mal tiempo, que nos ha hecho replegarnos en los cuarteles cercanos de casa…
y al final, no ha sido para tanto. Y no es que no se lo merezcan los alrededores,
no, porque los tenemos muy buenos para hacer senderismo. Siempre es bueno echar
la mañana por terreno conocido, y aunque se repitan las rutas nunca es lo
mismo. Del mismo modo que un río a cada momento es distinto porque no lleva la
misma agua, el monte, el paisaje, tampoco es siempre
igual, porque tiene distinta luz… y la mirada que lo contempla también está
sometida a variaciones, el estado de ánimo, los pensamientos, la compañía… Siempre
se viven distintos momentos aunque se pase por el mismo camino. Momentos, eso
es lo que importa, eso es lo que tiene que llenar nuestras vidas. El aquí y el
ahora, es lo que cuenta.
Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña |
EL PEDIGRÍ
En la pradera de San Indalecio |
Hoy nos vamos
a Santa Cruz de la Serós para subir a los montes de la sierra de Pano, por los dominios del cenobio pinatense. Pero comencemos por recordar el pedigrí de este
lugar, verdadero símbolo de las raíces aragonesas:
- “Sitio Natural
de Interés Nacional de San Juan de la Peña”. Declarado por Real Orden de 30
de octubre de 1920. A punto de celebrar el centenario, destacamos que es el segundo ENP de Aragón y
tercero de España, tras el Parque Nacional de los Picos de Europa y el de Ordesa
y Monte Perdido, que lo fueron en 1918.
- - “Monumento Natural”.
Declarado por Ley 6/1998 de 19
de mayo, de Espacios Naturales Protegidos de Aragón, del Gobierno de Aragón, en
el que se reclasifica por tal concepto.
- - “Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel”. Declarado por Decreto 13/2007 de 30
de enero, del Gobierno de Aragón, en el que se reclasifica de nuevo al incluir este último
macizo en la zona protegida, que abarca 9 513,98 has.
Salimos con un poco de tiritona |
COMIENZA LA RUTA
Llegando a Santa Teresa |
Con un
vendaval considerable, partimos pues del Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña y nos dirigimos hacia las ruinas de la ermita de Santa Teresa, junto a uno de
los miradores de todo este conjunto, considerado como la cuna del Reino de Aragón. Este mirador extiende su dominio visual
sobre todo el solano de estas montañas, con el telón de fondo de las sierras
prepirenaicas más sureñas, Guara, Loarre, Caballera, Bonés, Javierre, Santo Domingo… Entre grandes ejemplares de carrasca nos introducimos
en el sendero, que va coqueteando con la cornisa, ofreciéndonos unas vistas
inmejorables sobre todo ese mundo.
Vista al suroeste, desde el mirador de Santa Teresa |
Superando el pequeño resalte rocoso |
En menos de
media hora se alcanza la pista asfaltada que sube a San Salvador. Apenas se pisa unos metros y una tablilla del ENP nos
vuelve a meter en el sendero. La verdad es que por poco terreno no se presenta
unido. Bueno, continuamos deleitándonos. En otros diez minutos tenemos que
superar un pequeño resalte rocoso, que nos parecerá que es algo más que puro
senderismo, pero son solo cuatro pasos. En poco ya, llegamos a las antenas y
cambiamos de término, pasando de Jaca
a Santa Cruz de la Serós.
Feliz en su ambiente |
Narcisos tapizando el camino |
Otra media
hora más y llegamos al margen de la pista, pero sin tocarla emprendemos la
subida por entre grandes hayas, hasta alcanzar ya el emplazamiento de la ermita
de San Salvador, que con sus 1547 metros es el techo de este monte, y el
nuestro de hoy. Las cabras que nos suelen saludar al llegar aquí en otras
ocasiones ya lo han hecho por el camino. El viento es fuerte y frío, pero al
solano del edificio se está muy bien, lo que aprovechamos para echar un bocado.
La Peña Oroel, como parte del Espacio Natural Protegido |
EL REGRESO
Rebaños en las faldas del Cuculo |
El regreso lo
comenzamos bajando por la senda del Maquis
hasta cuello Betito, o casi, porque
no se llega. Se toma una pista a mano derecha que, tras un par de revueltas, se
pone ya en la dirección correcta. La pretensión era tomar el sendero de las Fuentes, uno de los recién
trabajados por parte del ayuntamiento de Santa Cruz de la Serós, pero un
despiste nos lleva a la pista asfaltada, que la recorremos diez minutos, hasta
la caseta forestal, y ya, jabalinín, jabalineando, en otros cinco minutos
aparecemos en las naves ganaderas.
Santa Cruz de la Serós |
Rasgando el horizonte |
Tomamos la
pista a la izquierda, y en unas decenas de metros encontramos un hito junto al
desvío a la derecha que, ya fuera del bosque, tomamos. Se trata de un camino
limpiado entre erizones, y que por hitos nos lleva hasta la entrada de la tiradera
de madera, que en perfecta diagonal nos deja en la carretera del monasterio. La
cruzamos, y justo enfrente continúa el sendero, que en media hora nos lleva al
camino que sube de Santa Cruz al monasterio viejo. Sin llegar a él, en pocos
metros encontramos unas escaleras, que nos conducen a la misma carretera, que
cruzamos por paso de peatones. Subimos las escaleras, y en un cuarto de hora ya
estamos en el punto de partida.
El bosque encantado |
Llegando al monasterio nuevo |
Ha sido una
mañana completa, por viejos y nuevos caminos, con excelentes vistas hacia el
sur y hacia el norte, transitando por lugares otrora sagrados, habitados por gentes
montañesas, en torno a un río que finalmente dio nombre al territorio. Unos
lugares entre los que se articulaba un pequeño condado, que llegó convertirse en
el Reino de Aragón, y posteriormente
en la Corona de Aragón, que dominó
buena parte de Europa del sur, incluido el Mediterráneo. Una mañana, decimos, a
la que le hemos metido 4h 30' de tiempo total, del que 3h 35’ han sido en
movimiento, para recorrer 13,8 km y salvar un desnivel acumulado total de 615 m
D+/-.
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