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Inicio empedrado del camino |
Partimos del
aparcamiento justo en la entrada de la localidad, donde tenemos noticia de los
citados senderos. Subimos por el pueblo arriba hasta la iglesia, por cuyo
costado derecho salimos a la carretera de Aísa, que cruzamos. Justo enfrente se
encuentran los depósitos de agua, con el arranque de nuestro sendero. Un
sendero que, una vez superado el bonito empedrado inicial, hasta alcanzar la
zona de bosque discurre por entre cascajos en franca subida. Nos vamos guiando
por hitos de piedras y señales de pintura verde y blanca. Ya en el bosque el
escenario cambia, y se vuelve todo más amable.
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Camino del bosque |
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El sendero sale a la pista |
En menos de
una hora el sendero nos deja en la pista donde comienza la segunda parte de
nuestra ruta. Aunque veamos las indicaciones que nos envían a Sasabe a la
izquierda, como el itinerario es circular, la tendremos más cerca del regreso. Otra
cosa es que, llegados a este punto, decidamos que no continuamos, en ese caso sí
que bajaríamos a la ermita, donde tenemos varias opciones, o hemos previsto un vehículo
que nos devuelva por carretera a Borau, o lo hacemos andando, algo que no
aconsejamos, o regresamos por donde hemos venido, que tampoco es mala opción.
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Por el bosque, antes de salir a la pista por primera vez |
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El sendero sigue por el bosque |
Si por el contrario,
continuamos hacia el Cubilar de las Vacas, ya visitaremos la ermita, como decimos, a nuestro regreso, y desde el sendero, tomamos la pista a la derecha ascendiendo
por ella. A los diez minutos, la dejamos que vaya a la borda Palacín, y
en una pronunciada curva a la derecha, tomamos un sendero a la izquierda, que siguiendo por el
bosque nos lleva, en otros veinte, al cruce del Calcil. Se trata de otra de las
rutas dibujadas por estos montes, que bien nos podría servir para volver a Sasabe.
Si decidimos continuar seguimos a la derecha, y ya por mejor firme, nos
presentamos en la pista, que tomamos para volvernos a meter en sendero a los
cinco minutos.
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Los Aguachinales |
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Pino silvestre |
En un cuarto
de hora salimos a otra pista en cota superior, en la que a pocos metros nos
encontramos los Aguachinales, una zona con un abrevadero de dimensiones
considerables, y cuyo nombre no engaña. Continuamos por la pista, y en otro
cuarto de hora alcanzamos nuestro objetivo, una amplia extensión de prado,
custodiado por enormes ejemplares de pino silvestre, y donde tenemos también un
abrevadero junto a las instalaciones ganaderas y un refugio forestal. Como dos
horas y media desde Borau, la llegada aquí bien merece un breve descanso.
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Abrevadero del Cubilar de las Vacas |
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Arranque del sendero de regreso desde el cubilar |
Hay que estar
atentos en el arranque, porque nuestros pies nos pueden llevar de frente, siguiendo la pista, pero eso nos haría dar una vuelta de 1,3 km
innecesariamente. Hay que volver al abrevadero, y debajo de él guiarnos por una
tablilla que nos dirige a Sasabe. Es una tablilla verde, del Espacio Natural Protegido,
porque hay que recordar que estamos en el Parque Natural de los Valles Occidentales.
Bueno, pues, solo queda seguir el sendero, que cruza la pista en un punto, y
como a tres cuartos de hora desde el cubilar nos deja en otra pista, y esta en
la definitiva que nos aproxima a la ermita, que nos brinda una buena ocasión
para su visita. En los alrededores hay una pequeña área de descanso, que también
podemos aprovechar para ello.
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Acceso a San Adrián de Sasabe |
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Vista de Collarada llegando a Borau |
Lo hagamos o
no, para el regreso, si hemos de hacerlo por Troncito, que es por donde hemos
venido, subimos por la pista, y en pocos minutos tenemos el sendero, dando por
finalizada la circular. Siguiéndolo desandaremos lo andado hasta llegar al
pueblo, concluyendo así esta bonita ruta por los montes de Borau y sus bosques,
por sus fuentes, cubilares y esa joya del románico aragonés como es Sasabe. En
total le hemos metido 4h 30’ de tiempo total, del que 3h 35’ han sido en
movimiento, para recorrer 12,5 km y salvar un desnivel acumulado total de 750 m
D+/-. Una muy buena excusa para echar la mañana en el monte.
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