domingo, 9 de febrero de 2020

Bergua, Cillas, Cortillas, Basarán, por el Sobrepuerto profundo

IXOS MONS
Bergua (1055 m)
Cillas (1380 m)
Cortillas (1385 m)
Basarán (1360 m)
Sábado, 8 de febrero de 2020



            Y no habrá pendiente, sobre todo si está medianamente expuesta al sol, donde el montañés se haya echado atrás para crear imponentes abancalamientos, desde el fondo de los barrancos, hasta donde arrancan los pastos alpinos.

Cubiertas del libro "Guía de Sobrepuerto"

Salida de Bergua
            Con estas palabras de Enrique Satué, extraídas del libro “Guía de Sobrepuerto”, editado por la Asociación Cultural Ballibasa y Sobrepuerto O Zoque, en 2014, comenzamos el relato de una nueva incursión por estas tierras de Sobrepuerto. Unas tierras que sobrecogen y que han quedado como testigo de lo que vieron, de lo que oyeron, de lo que sintieron, manteniendo un pálpito más tenue cada día que pasa, cada estación que soporta, cada año que irrumpe sobre ella haciendo crujir sus huesos como aldabonazos con un eco que nos empeñamos en que no se apague.

Preparados para la marcha

Os Puens, donde confluyen los dos barrancos
            Uno de los puntos de entrada a esta emblemática zona de Sobrepuerto es Bergua, en la cuenca del Ara. Bergua, apellido que dio nombre al lugar, y no al contrario que es lo más común. Bergua, que llegó a estar casi despoblado, y que entre oriundos y neo rurales están sacando del olvido. Bergua, allí hemos acudido en esta ocasión 15 mayencos los que, partiendo de esta localidad nos hemos marcado una circular por el PR-HU 3 hasta Cillas y Cortillas, volviendo por Basarán al punto de salida. Para ello salimos en dirección a la zona llamada “os Puens” porque hay dos, uno para cada barranco. Por un lado el de la Pera, que viene del sudoeste; y por otro, el de A Glera d’Otal, que lo hace de noroeste. Ambos confluyen en presencia de esos puentes, y del maridaje se forma el de Forcos, hasta que rinde sus aguas al Ara.

Cruzando el barranco de la Pera

A punto de tomar el PR-HU 3
            Bien, comenzamos. Vamos bajando hasta el barranco, y con nosotros los grados del termómetro, que si al comienzo se aupaba por llegar a los cero, ya se ha cansado y sigue bajando. Los barrancos bajan pletóricos. Cruzamos el primer puente y continuamos por el sendero de la izquierda, que señala ese PR-HU 3. Un sendero muy poco transitado a juzgar por la cantidad de troncos cruzados que nos vamos encontrando, y que pone a prueba nuestras facultades para el contorsionismo. Se va ganando desnivel, aunque muy levemente, acompañando al barranco de la Pera, que hace un giro de 90º, lo que nos permite tener contacto visual con Sasa de Sobrepuerto, otro de los núcleos de esta zona, habiendo cambiado ya de término municipal, del de Broto al de Yebra de Basa.

Sugerente camino por el bosque

Cruzando el barranco Arnitio
            Una vez cruzado el barranco Arnitio, la evidencia de ir llegando a otro de esos despoblados se hace patente, pues entramos en una zona de bancales en la que no es difícil despistarse y salirse del sendero, la vegetación no distingue. Esta partida aparece en los mapas como San Quiles. A eso de media hora del barranco, y ya en franco ascenso, llegamos a la parte alta, donde se hallan los campos más próximos al ruinoso Cillas, donde los 1380 metros de altitud nos permiten tener unas vistas privilegiadas sobre Monte Perdido, Soum de Ramond, Punta de las Olas, collado de Añisclo, la Suca y las Tres Marías. Espectacular.

Extraordinaria vista desde Monte Perdido hasta la Zuca Plana

Campos de Cillas
            A nuestra izquierda, en el sentido de la marcha, unos campos fagocitados por artos y barzas, con el telón de fondo del Oturia. El sendero está señalizado por el camino entre los tapiales, que para ser purista y discurrir por él, las aliagas se cobran un alto precio. Diez minutos todavía hasta llegar a los montones de piedras en los que se está convirtiendo esta aldea mencionada en la “Guía de Sobrepuerto”, que según José María Satué, llegó a tener 16 casas y más de cien habitantes en sus mejores tiempos, con unas voces ahogadas en un lejano pasado. Su nombre, Cillas, según el mismo autor, podría derivar posiblemente del vocablo latino CELLA, en el sentido de granero, almacén. Un topónimo que, como el pueblo, va desapareciendo ya de los mapas. Lo que más resiste, siendo poco, son la iglesia de La Asunción y su contigua ermita de San Vicente.

Ermita de San Vicente

Cortillas, con el Oturia de fondo, desde Cillas
            Nos dirigimos al cercano Cortillas, que ya tenemos al alcance visual. Para ello, continuamos por el sendero, y una vez cruzado el Barranquiello subimos hasta este otro núcleo, que la llegada de una pista desde Oliván le aporta mimos y cuidados. Se trata de uno de los pueblos más grandes entre la docena existentes en Sobrepuerto, que llegó a tener 34 casas abiertas y más de 200 habitantes, con ayuntamiento propio. Lo que más nos sorprende es el trazado urbanístico, con calles completamente rectas y alineadas y una ancha plaza, en la que destaca Casa Isábal, la única restaurada, aunque también lo está el edificio de las escuelas, junto a la iglesia de los Santos Reyes, en ruinas. La altitud de este emplazamiento es similar a la de Cillas, y en su plaza aprovechamos para echar un bocado, que compaginamos con la visita pausada y sumamente respetuosa a las calles, las casas y a ese tiempo detenido.

Casa Isábal, la única restaurada

Paso próximo a la Cruz de Basarán
            Salimos del pueblo por pista en dirección norte, dejando a la derecha el cementerio, con su pequeña ermita de la Virgen, y a la izquierda unas bordas con presente y futuro. Pasamos por unos pacos que todavía almacenan nieve, y por la llamada Cruz de Basarán, histórico cruce de caminos, y que constituye hoy el punto de inflexión para el regreso. En tres cuartos de hora desde Cortillas llegamos a Basarán, otro núcleo de Sobrepuerto, en el que no queda una casa en pie, de las 15 que llegó a tener, que albergaban a más de 100 personas. A destacar que su parroquial, que rezaba a San Úrbez, fue trasladada en los bajos años 70 del siglo pasado a la estación invernal de Formigal, respetando parte de su estructura. Situado el pueblo sobre el barranco de Otal, nos da vista a parte del macizo de Tendeñera. Al poco de salir, una fuente nos ofrece buenas aguas.

Saliendo de Basarán

De regreso a Bergua
            Continuamos con nuestro retorno por el sendero señalizado como PR-HU 3, que en veinte minutos de descenso se nos abre el PR-HU 117, que se dirige a Escartín, que tenemos enfrente, al otro lado del barranco de Otal, mencionado anteriormente. Cruzamos el de Abé, y en cuarenta minutos más de tránsito por el bosque llegamos al de la Pera, tras haber cerrado la circular un poco antes. Ya solo resta subir a Bergua por ese sendero tapizado de musgo que forra piedras y arbustos, dando así por finalizada esta bonita incursión a Sobrepuerto.

Escartín, rasgando el horizonte
            Entre unas cosas y otras se nos han ido 6 horas de tiempo total, del que 4h 30’ ha sido en movimiento, para recorrer 14,7 km y salvar un desnivel total acumulado de 710 m D+/-.



Las fotos y el track

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