Trinidad (1.547 m)
Jueves, 22 de diciembre de 2016
“Mientras mi voz llora
en el suelo
en el talud final y zapapico,
va buscando el cielo abierto
a decirte que te quiero,
que te quiero y que me entierro
en el fondo cual minero”.
en el talud final y zapapico,
va buscando el cielo abierto
a decirte que te quiero,
que te quiero y que me entierro
en el fondo cual minero”.
Exterior del Museo Minero de Escucha |
De nuevo por tierras de las
Cuencas Mineras. Y qué mejor forma de empezar que con estos versos del poeta
mejicano Salvador Pliego, en los que se destila una forma de ser, una forma de
actuar, una forma de sentir, que en este caso se apaga como el carbón
consumido, se apaga como las chamineras sin lumbre, se apaga como la esperanza
de una tierra de negras entrañas, frente despejada y ardiente corazón. Restos
de arqueología industrial minera, con más pasado que futuro, y poco presente.
Gente brava, valiente, con coraje, que han sabido arrancar a la tierra su
riqueza, devaluada hoy en día. Gente brava, valiente, nostálgica de su rico
pasado. Gente brava, valiente, condenada a encarar el futuro con ilusión, con
gallardía, con orgullo… con dignidad.
Escucha |
El PR arranca por la vieja carretera |
En una depresión del terreno,
entre la Muela de Montalbán al norte y la Sierra de San Just al sur, se
encuentra la localidad de Escucha, de apenas mil habitantes, como otros tantos del
entorno, lucha por sobrevivir. Toda esa actividad soterrada que se ha perdido,
queda recogida en el Museo Minero, que ofrece a sus visitantes la visita a una
mina auténtica, acondicionada para su recorrido, y que con sus 200
metros de verticalidad es la de mayor profundidad para ser visitada por el
público en general.
Por el sendero |
Justo de la puerta de sus
instalaciones parte el PR-TE 113, una circular que nos va a subir a la sierra
de San Just, que tiene truco, y que nos ha hecho venir por segunda vez para
descubrirlo. El vértice geodésico que lleva su nombre, a pesar de sus 1.523
metros de altitud, no es el punto más alto de la sierra, que para alcanzarlo
hay que ir hasta el Trinidad, de 1.547 metros. Pero antes, nos llegaremos a su cornisa para asomarnos al mirador, recorreremos gran parte de su gran
planicie para visitar la ermita, y luego ya entre pinos nos acercaremos
hasta ese su punto más alto, donde también hay una garita de vigilancia de
incendios. Con Vicente León jr. hemos hecho este recorrido. Vamos.
Vista de Escucha desde el mirador. |
Partimos pues del aparcamiento
del Museo Minero de Escucha para engancharnos ya a las marcas de PR, unas
marcas blancas y amarillas que acusan el paso del tiempo. Los primeros cientos
de metros se hacen por el canto de una vieja carretera, la N-420a, ya en
desuso. Se cruza un barranco y rodea una vieja torre, que forma parte de ese
paisaje de arqueología minera. Dejando esta vieja carretera a la derecha, las
balizas nos meten por un ancho camino, que pasa por las proximidades de la mina
Concepción. Todo en muy ligero ascenso, hasta que nos enfrentamos a un
canalizo, por el que ya más empinado, el camino se vuelve sendero. Un sendero
que va jugando al despiste con la pista, que en ningún momento nos ha ocultado
el imponente paredón de este anticlinal, y que tras pasar junto a viejos
corralones, finalmente nos sube hasta el mirador, desde donde podemos
contemplar este paisaje, callado paisaje, labrado por viejos y abandonados
bancales que ponen de manifiesto unos usos tradicionales del terreno. Hoy, las
nieblas circulan libremente por el fondo de los valles, dándoles un aspecto
singular, como bufandas etéreas que quisieran proteger a las montañas.
El camino a su paso por el viejo mesón |
Una vez encaramados a esta loma
de San Just, seguimos la dirección de los indicadores, que nos llevan hacia el
sur, topándonos con el camino de Escucha a Mezquita de Jarque, que cruzamos si
queremos acercarnos hasta la ermita que comparte nombre con la sierra. Y como queremos, allá que
vamos. Se trata de un edificio de tamaño medio, datado en el siglo XVIII, que
se halla junto a un gran círculo de piedras que no cuesta imaginarse lleno de visitantes
en torno a una buena merienda. Pero eso será en momentos con mejor temple.
Nosotros volvemos sobre nuestros pasos hasta ese camino, que ya no abandonamos, y que es el de Escucha a Mezquita de Jarque, dejando a la
izquierda lo que queda del antiguo mesón de San Just, en cuyas proximidades
abandonamos este camino a Mezquita, que ya va buscando el barranco de la Umbría
del Buitre que se nos abre a nuestra derecha.
Vista hacia el sur, con los techos de Teruel nevados |
Línea de aerogeneradores |
Nuestro caminar discurre entre pinos y corros de nieve
reciente, cuya blancura contrasta con las negras entrañas de esta tierra. Vamos
un tanto alejados de la cornisa, en la que dejamos atrás el vértice geodésico
que lleva el nombre de la sierra, pero que como decimos, no es el punto más
alto de ella, sino que es otro vértice geodésico de nombre Trinidad, que alcanzamos
saliéndonos de la pista para acercarnos a esa misma cornisa, donde lo
encontramos junto a una vieja garita de vigilancia de incendios. La vista que
se nos abre es extraordinaria. Hacia el norte, a nuestros pies, esa depresión
en la que Escucha es el protagonista; la Muela de Montalbán, y una sucesión de
sierras que configuran este singular paisaje; debajo de nosotros, bancales
otrora humanizados, y que quedan como vestigios de una forma de vida ya
desaparecida. Por el sur, sierras y más sierras, destacando en lontananza las
montañas nevadas de los techos de la provincia. Al oeste, Utrillas. Y al este,
un poco más alejado se ve humear la imponente chimenea de la central de
Andorra, contando ya las horas. Y a uno y otro lado, en el borde de la cornisa,
sin la menor muestra de vértigo, modelando el viento, una serie de aerogeneradores, que además de ser molinos, son gigantes, mi
señor.
Bancales en desuso |
Breve bocado, cuatro fotos, y
abandonamos la cornisa para incorporarnos a la pista que traíamos, que va
buscando un hueco para emprender ya la bajada por una secundaria, dejando que
la principal vaya hacia el punto neurálgico del parque eólico. Nos metemos ya
de lleno en el paco, la temperatura y lo blanquecino del suelo lo indican. Unas
zetas nos van bajando para salvar las primeras rampas, y luego ya más suave nos
llevan por entre antiguos campos de labor con sus corrales espaldados. Se va
apreciando ya un túnel de la vieja línea Teruel – Alcañiz, que no se llegó a
terminar, truncando así las ilusiones de los habitantes de la veintena larga de
poblaciones por las que estaba proyectado su trazado. Nuestro camino nos lleva
a él, pero sin entrar, las señales nos bajan a la derecha, por encima de un
barranco en el que reposan un buen número de chopos cabeceros, para pasar por el
corral de la Ortiga, y el camino del mismo nombre, llegamos ya a Escucha,
pasando antes por una parte del polígono industrial.
Sierra callada |
Y callejeando llegamos ya hasta
el vehículo, en ese Museo Minero, tras haber recorrido 16,9 km en poco más de 4 horas de
tiempo total, del que 3h 20’ han sido en movimiento, con 675 metros de desnivel
acumulado D+, en una extraordinaria circular que nos ha permitido no sólo
visitar uno de los pueblos mineros de esta cuenca, sino la de auparnos y recorrer
la sierra de San Just, y poder deleitarnos con sus vistas, en una fresca mañana
que nos ha lanzado sus penachos de nieblas que adornan el ambiente.
El track, en: https://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=15886006
No hay comentarios:
Publicar un comentario