Caimodorro (1.936 m)
Muela de San Juan (1.841 m)
Carbonera (1.540 m)
Martes, 13 de diciembre de 2016
Albarracín,
quilla de piedra,
rojo penacho de cuestas y de arcadas,
sobre ti duerme el tiempo,
sólo pervive el agua
quilla de piedra,
rojo penacho de cuestas y de arcadas,
sobre ti duerme el tiempo,
sólo pervive el agua
Con estas estrofas del ínclito
Labordeta comenzamos esta nueva entrada. Una entrada que trata de Albarracín,
porque hoy nos hemos ido a esas tierras sureñas, que con su máximo exponente en
la población homónima, están llenas de monumentos que el devenir histórico y la
multitud de sus moradores a lo largo de los siglos han ido legando,
conservándose hasta nuestros días. Declarada Monumento Nacional en 1961 y
propuesta para ser incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad
de la UNESCO. Tierra de mil colores, que armoniza los azules cielos, con los
verdes pastos y pinares, con el rojizo rodeno, con sus claras aguas. Tierra que
casi vuela. Tierra que alberga tres de los ocho pueblos más altos de España.
Albarracín, cuyo topónimo viene del clan bereber de los Banu Razin allá por el
siglo XI.
Interior de la fuente del Tío Mantecas |
Caimodorro. Para acceder al punto más alto de la comarca partimos
de la localidad de Orihuela del Tremedal, desde donde tomamos la A-2707, y a
eso de kilómetro y medio tomamos una pista que pasa junto a la balsa de la
Toba, con su fuente del Cura. A menos de dos kilómetros más encontramos un
merendero, con edificio que contiene amplia barbacoa y buena fuente, del Tío
Mantecas la llaman. Aquí dejamos el vehículo, porque da comienzo una ruta junto
al río Gallo, al que nos abrazamos casi hasta su nacimiento en las faldas de
este monte que hoy queremos tratar de tú a tú. Estamos en una parte de ese poco
más del 10% del territorio aragonés que no pertenece a la cuenca del Ebro, ya
que el Gallo es afluente del Tajo.
El sol acaricia suavemente, sin molestar, a la escarcha |
Río de piedras |
Desde estas instalaciones, y a
tres bajo cero, partimos por la llamada Ruta del Mirador de la Portera, y la
comenzamos pasando bajo un curioso marco de troncos con los postes verticales
adornados con las huellas palmares y sus nombres debajo. El frío y la humedad
de ir por el fondo del barranco no impide el disfrute de recorrerlo en su
serpentear, cruzándolo en varias ocasiones por puentes de troncos. Solitario
lugar en donde abunda el pino royo, que crece a sus anchas jalonando el
incipiente sendero. Allí donde falla el arbolado, el suelo luce un blanco tapiz
de escarchas matinales, y creemos que también vespertinas, porque el tímido sol
no es fácil que pueda con ellas. En poco más de media hora salimos a la pista,
y con ello al aparcamiento, desde el que continuamos por lo que parece una
trocha de madera. Resulta curioso observar los ríos de piedra, para los que no
hay mucho acuerdo en su origen.
Vegetación en la planicie del Caimodorro |
Cima del Caimodorro, con su buzón de cumbre |
Seguimos avanzando, y algún claro
del bosque nos permite ver el Santuario de la Virgen del Tremedal, y más a la
izquierda y alejado, el San Ginés, ya en la comarca del Jiloca. Nuestro no muy
definido sendero nos lleva hasta unas paredes de roca que tenemos que superar a
través de una de las canales que se aprecian. Una vez arriba, cerca estamos ya
de una planicie, donde encontramos ya un claro itinerario marcado con hitos,
que nos lleva hasta lo que se supone es el punto más alto, ya que está muy bien
acompañado de pinos, que te impiden todo tipo de visibilidad. Aquí conviven un
vértice geodésico, un buzón de cumbre en la rama de uno de esos pinos, y algo
más, que desmerece totalmente, y es la base de lo que parece una torre de
vigilancia, con los restos de la misma esparcidos por el entorno.
Bosque callado |
Gran hito próximo a la cumbre |
Las fotos de rigor, cuatro
palabras en el libro de cumbre y volvemos hacia la explanada siguiendo los
hitos. Unos hitos que pensábamos nos iban a acompañar ya durante todo el
descenso, pero no así, durante una hora vamos bajando monte a través unas veces
por incipiente sendero, otras por intuición. Finalmente damos a una estrecha
pista que nos lleva ya inequívocamente hasta el punto de inicio, al que
llegamos con los mismos 3 grados, pero ya sin signo negativo. Desde que salimos
de este suponemos que amable lugar en verano, hemos recorrido 8,8 km, para los
que hemos invertido 3 horas de tiempo total, del que 2h 30’ han sido en
movimiento, y hemos salvado 550 metros de desnivel acumulado D+.
Muela de San Juan |
Muela de San Juan. Volvemos a Orihuela para tomar la A-1512
dirección Noguera de Albarracín, tomando la TE-V-9032 una vez pasado el
Campamento Juvenil Montes Universales, hasta Griegos, que con sus 1.604 metros
de altitud es el segundo pueblo más alto de España, amparado en una enorme
solana bajo esa sierra llamada la Muela de San Juan. Y a ella nos dirigimos.
Justo junto al mural que ello indica, dejamos el coche para con la vista puesta
ya en nuestro próximo objetivo, que es la torre de vigilancia que ocupa su
cima. Un ancho camino entre campos nos dirige hacia la carretera, que cruzamos
para continuar por sendero entre el bosque, por cuyos claros nos permite la
vista sobre el Caimodorro, una visión que no ha sido recíproca.
Ruta de las Pernalas |
Ya en la planicie, acercándonos a la cumbre |
Seguimos la Ruta de las Pernalas,
que va zigzagueando hasta alcanzar la planicie, convirtiéndose en ancho camino
entre grandes ejemplares de pinos, que nos lleva hasta el puerto de la Muela de
San Juan, de 1.796 metros de altitud, donde encontramos el aparcamiento de las
pistas de esquí de fondo, una antena de telecomunicaciones y el restaurante,
teniendo que caminar por el borde de un acantilado hasta llegar a la torre de
vigilancia, a cuyo lado se haya muy próxima una cruz, un par de bancos y un
cartel indicador, todo ello formando parte del mirador de la Muela de San Juan,
con extraordinarias vistas sobre Griegos y sus alrededores, en los que destacan
sus dolinas.
Instalaciones de la estación de fondo de la Muela de San Juan |
Vida al borde del abismo |
Volvemos sobre nuestros pasos, y
como a unos 250 metros encontramos una debilidad en el acantilado, que
aprovechamos para ir bajando por el bosque por sendero definido, cruzando la
carretera y volviéndonos a meter en él, hasta que alcanzamos de nuevo la
carretera, que ya seguimos hasta un paso canadiense que tras cruzarlo damos con
el sendero de la subida, que tomamos a la derecha hasta alcanzar el vehículo.
Cruz y mirador de la Muela de San Juan |
Una bonita vuelta por este monte
tan característico de esta zona, y que para hacer 5,2 km, le hemos metido 1h
40’ de tiempo total, del que 1h 25’ han sido en movimiento, para salvar los 265
metros de desnivel positivo acumulado D+, en una fresca pero clara mañana, con
un sol que ya ha pasado del medio día.
Carbonera |
Carbonera. Para este tercer monte de la jornada, tenemos que
llegarnos hasta Gea de Albarracín, y lo hacemos por Villar del Cobo,
Tramacastilla y Albarracín. Desde que salimos de Gea ya podemos contemplar
nuestro nuevo objetivo. Como a algo más de cuatro kilómetros y medio, y al
pronto de pasar la llamada fuente del Meadero, sale una pista a nuestra
izquierda. Es un monte sin demasiada prominencia, cuya cumbre está habitada por
una torre de vigilancia forestal y vértice geodésico. No se conocen senderos
que suban a ella, por lo que debido al buen estado de la pista, optamos por
circular por ella.
Pista forestal de subida al Carbonera |
Torre de vigilancia y vértice geodésico |
Entre Pinos y vegetación de monte
bajo discurre esta pista que va subiendo hasta alcanzar un pequeño espacio que
sirve de ensanche para poder dar la vuelta con el vehículo. Al sol no le queda
más de una hora para que deje de alumbrar sobre estas ingentes masas de pinar,
que transmiten riqueza, que transmiten gozo, que transmiten futuro. Nos aupamos
hasta el vértice geodésico y las vistas son extraordinarias. Por una parte, la
cuenca del Guadalaviar, antes de convertirse en Turia, con su embalse del
Arquillo que da de beber a Teruel, que también se adivina. También se aprecian
los hangares de Caudé. El Palomera, al otro lado del Jiloca. Al lado contrario,
toda la serranía de Albarracín, con los Montes Universales, montes de todos y
para todos, montes de altura, con esa tierra rodena excavada por esa obra de
ingeniería hidráulica como es el acueducto de Albarracín – Cella, en el que merece
la pena detenerse un poco.
Cumbre del Carbonera |
Se trata de una infraestructura
romana, -se cree que data del siglo I dc- de unos 25 km de longitud, cuya función
era llevar agua desde el Guadalaviar, desde las proximidades del castillo de Santa Croche, encima de Albarracín, hasta Cella. Ya se nombraba en el Cantar
del Mío Cid, que refiriéndose a Cella dice: “Celfa, la del canal”. A través de
un sistema de galerías, túneles, canales, arquerías, pozos verticales, y demás
ingenios para el buen discurrir del agua, se dice que se utilizó hasta el siglo
XII, cuando se descubrió la fuente natural de Cella. Hoy en día, está considerado
como una de las obras hidráulicas más importantes del Aragón romano. A lo largo
de los últimos tiempos se han ido efectuando investigaciones sobre su trazado, y
se han abierto tramos accesibles, que se pueden visitar. Hay un Centro de
Interpretación en Gea de Albarracín.
Extraordinaria vista sobre la cuenca del Guadalaviar |
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