Peyreget, el hermano pequeño.
Viernes, 1 de noviembre de 2013
Nuestros susurros, nuestras
caricias, nuestra presencia, hoy no son suficientes para ablandar el corazón de
piedra de éste, que lo es, hermano menor del Midi. Está en territorio Midi, sí.
Y por ello goza de su protección. Altivo, como él; solitario, como él;
atractivo, como él. Pero a diferencia de él, su prominencia cimera está rota, está
con restos de batallas perdidas, como si los dioses al construirlo lo hubieran
dejado empezado, o por contrario, que lo hubieran terminado pero no a su gusto,
destruyéndolo hasta alcanzar su actual forma. Hoy nos acoge con muy pocas
ganas, pero no se lo tenemos en cuenta. Hoy nos vamos al Peyreget.
Peleándonos con la fría roca |
En una mañana gris cementerio
queremos ver cómo les han sentado las primeras nieves a estos picos cercanos al
paso del Portalet. Estamos en el mundo Midi, y la idea es subir el Peyreget,
para lo que comenzamos por la clásica senda, por la transitada senda, también
hoy, de Pombie. Y lo hacemos hasta que en poco más de media hora nos metemos ya
hacia el NW por unas laderas herbosas con muy pocas ganas de ponérnoslo fácil. Queríamos
apartarnos del itinerario normal de subir al collado. Queríamos probar otras
cosas. Y lo conseguimos.
En la chimenea |
Tras la pechugada de rigor,
entramos en una zona de caos de piedras, una zona rota, que hace amable el
tramo de hierba. Sin que nos pierda de vista ya el padre Midi, vamos
evolucionando buscando siempre el camino más cómodo, o mejor dicho, el menos
incómodo. El terreno es un poco trampa, porque se van abriendo diversas
chimeneas que te van encandilando, pero que hay que tener buen tino para no
sucumbir a la tentación. Finalmente nos enfrentamos a un pequeño paso a cuatro
patas, y seguidamente a una chimenea, algo más comprometida, pero que finalmente
nos deja ya a un paso de la cima. Una cima a la que pillamos un poco
ensimismada, un poco en sus cosas, un poco por sorpresa, por lo que no le damos
ni tiempo a que cambie de talante para una mejor acogida.
Lo que sí hacemos es dejar
nuestros mejores deseos para la gente que hasta aquí se acerque, como lo son
las personas que ya vemos subir desde el collado. Reflexiones que se pierden
entre bocado y bocado, para seguidamente ir bajando por los pliegues de su
falda, de su falda sur, más amable que la de subida, pero no menos pendiente. Llegada
a la base del Circo d’Aneu y al coche. Menos de cuatro horas para subir y bajar
esos 800 metros de desnivel que se han salvado. Pues buena mañana, no?
El reportaje
completo de fotos, en:
Menos de quatro horas !!! Creo que el soplo de la bruja nos empujaba...
ResponderEliminarSí, y sin escoba... Merci pour le commentaire...
Eliminar