Hielo y barro en La Solana de Jaca
Sábado, 23 de noviembre de 2013
Mañana fría y estorbada, pero
soleada. Mañana con hielo en los pacos, y barro, mucho barro, en las solanas.
Mañana compartida con gente estupenda del grupo de andarines del Club Atletismo
Jaca, con los que hemos visitado los pueblos de La Solana de Jaca, o los de la
Vereda Oeste, como indica en algún cartel urbano. Sí, todos estaban ahí,
Banaguás, Abay, Novés, Araguás del Solano, Caniás, Guasillo y Asieso. 30 km
compartiendo caminar y camino para poner negro sobre blanco los datos técnicos
de esta "Marcha de Jaca, pueblos de La Solana", incluida en el
Calendario de Andadas Populares de Aragón, coordinado por Os Andarines d'Aragón, y fomentado por la FAM, a celebrar el próximo 25 de mayo.
Cuidadín!!! |
Son las nueve, y nueve somos los
que salimos de la plaza Biscós, con la intención de regresar a ella tras la
consecución del recorrido. Será el punto de partida y de llegada de esta
marcha. Catedral, Ciudadela, Rompeolas y Camino de Santiago, frío, desolado y
venteado. Cementerio y más Camino de Santiago, helado, muy helado, escenario de
comedias. Lo abandonamos para meternos en el soto en busca del puente colgante,
con escarchas y puntillas que le ha traído la noche. El barranco, más
practicable de lo esperado, nos deja en el camino del río, el que va a Abay,
pero nosotros retrocedemos dirección Jaca para subir a Banaguás, primer pueblo
de los 7. No hay término medio, salir de los hielos es meterse en los barros.
En el puente colgante |
Banaguás, que nos regala unos
higos tardíos que dan sombra a la fuente. Azúcares, energía al cuerpo.
Recorremos sus solitarias calles para salir al camino que nos lleva a Abay. Por
entre barrancos y coronas,
sombras y soles llegamos a la entrada de este pueblo, que nos recibe con una
gran alfombra blanca, que esconde trampas y que hay que evitar caer en ellas. Parada
y fonda. Bocado, trago y risas. Saludos a un enhiesto jinete, que tras su pipa
va montando en su corcel, que pausado hace el paseíllo ante nosotros.
Camino de Novés y Araguás del Solano |
Llevamos dos horas, y de nuevo nos echamos al camino. Es el que va
en dirección Ascara, que lo seguimos hasta toparnos con el Lubierre, que
debemos cruzar y remontar hasta dar con Novés. El río, como era de esperar, va
a su rollito, y no le importa nada el si nos da o no facilidades para pasarlo.
No nos las da. Hay quien lo prueba por aquí, hay quien por allá, hay quien se
descalza, y hay quien tiene más paciencia y aprovecha el paso de un paisano en
su todoterreno. Río, sol, aire, mucho aire, y el jinete… todo en el mismo
escenario. Tanto él, como el del vehículo nos advierten de que no nos será difícil
llegar a Novés por el río, pero que el camino está cortado por las últimas
avenidas. Y así es, nos obliga a cruzarlo otras dos veces. Más risas, más
comedias, más acordarse de que se podrían tener las garras más largas…
Entrada a Caniás |
Por un camino entre campos, y con trazas de que están arreglando,
llegamos a Novés, entrando por su herrería. Es el tercero, y como en los
anteriores, homenaje a sus calles, a sus rincones, a sus casas, a sus gentes, a
sus recuerdos. Salida a la general de Aísa y subida a Araguás del Solano, esta
vez por carretera. De nuevo bocado y trago en la plaza, junto a la fuente,
junto a la Casa del Pueblo, junto a la casa también de uno de sus ex alcaldes,
con el que compartimos el momento. Salimos del punto más lejano y más alto del
recorrido.
Entre flores, en Caniás |
Otro camino de viejo, embarrado camino de viejo, nos lleva de
nuevo hasta la carretera general, que transitamos durante unas decenas de
metros para saludar de nuevo al Lubierre a través del antiguo molino. Río
arriba hasta dar con una de las entradas a Caniás, por una senda que nos ofrece
bellos rincones. La habitual vuelta al pueblo y salida a la carretera, que en
pocos metros nos deja en el camino de vuelta. Un camino que, al haber sido
recientemente trabajado, está con más barro, si cabe… que cabe.
Más coronas y barrancos. El más destacado el de Castelillo, con su
flamante y nuevo puente de madera. Pedazo de costerón camino de Guasillo, a
donde llegamos sin saber muy bien qué es lo que pesa, si los kilos, los años, el
calor, que también pasamos, los kilómetros, o el barro en las zapatillas… igual es un poco de
todo. Plaza de la iglesia de Guasillo, y ya van 6, trago y camino, esta vez ya
para Asieso, el último, que también nos espera con sus calles vacías, su
penetrante olor a corrales, a chimeneas, en fin, a pueblo, a vida auténtica.
Por la senda de los Indios bajamos hasta la carretera general de
nuevo, al pie del cerro de San Miguel, para por las margas llegarnos al puente,
y en pocos metros meternos en dirección oeste para subir al Rompeolas por la
Diagonal. Cantera, Ciudadela, que rodeamos, y finalmente Catedral y plaza Biscós,
que nos recibe con frialdad, con lo que la queremos.
Bien, amig@s, más de seis
horas y media, contando paradas, para recorrer estos 30 kilómetros, con unos
740 metros de desnivel positivo y los mismos de negativo, en un auténtico rompe
piernas, habida cuenta que desde el punto más alto y el más bajo del recorrido
tan apenas hay 200 metros de diferencia. Todo ello revestido de fríos, vientos, hielos y
barros, pero con un sol y una compañía que ha podido con todo. Esperemos que a
los participantes en, el ahora lejano, mayo próximo, les guste tanto como a
nosotros.
El
reportaje completo de fotos, en:
El track de
Sara, en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario