El Fragineto (1.734 m)
Domingo, 3 de noviembre de 2013
En que la vida es cíclica ya casi
todo el mundo estamos de acuerdo. Que la vida te lleva alternadamente por
etapas emocionales de subidas y de bajadas, de montañas y de valles, también es
algo que más o menos todos vamos experimentando. Y que los mundos psíquico y físico
están estrechamente relacionados, pues tampoco se le escapa a nadie. Hoy ha
sido clarísimamente una de esas jornadas en las que para acceder a las alturas
hemos tenido que pasar por el fondo del barranco. Hoy ha sido una de esas
jornadas en las que nos hemos enriquecido por las aguas de abajo y los vientos
de arriba. Hoy ha sido una de esas jornadas en las que hemos experimentado la
alternancia. Y todo ello en una sierra al sur del Pirineo, entre éste y la Hoya
de Huesca. Estamos en Guara, y nos dirigimos al Fragineto.
Ermita de Nª Sª de La Fabana |
Seis Mayencos, seis, nos disponemos
a dar buena cuenta de ello, porque el sur también existe. En una mañana
despejada por estos pagos, aunque no así por las altas montañas, partimos del
paraje llamado La Tejería, para adentrarnos en un bosque mixto y dirigirnos
hacia el fondo del barranco del río Calcón, que se apresura hacia el embalse,
que vamos viendo con el permiso de los claros del bosque. Pasamos junto a las
ruinas (unas más, y son cientos) de la ermita de la Virgen de Nuestra Señora de
La Fabana, original del siglo XII, en un lugar donde se contaban cinco fuegos.
Equilibrios |
Al poco, comenzamos a sentir la
sensación de hacernos pequeños ante las enormes paredes calcáreas que encajonan
este riachuelo, que no querríamos encontrarnos con él cuando se le hinchen las
tripas, pues estando como está ahora, más bien en modo estío, es un auténtico juego
de equilibrios al que nos someten unas piedras oportunamente colocadas. Hasta
aquí hay que hacerlo también de regreso. Llegamos al punto en el que comienza
la circular. En el cruce, tomamos el camino de la izquierda que, acompañados
por viejos robles, nos sube al cuello de Lizana, desde donde se contempla la
vertiente oeste de esta loma, que da vista en primer término a Vadiello y su
embalse, y a la Hoya de Huesca que da comienzo a la tierra llana.
Piedras y más piedras |
Enseguida nos encaramamos a la cresta
de La Ronera, para recorrerla enterita de sur a norte, encontrándonos con la
cima principal, el Fragineto (1.734 m), donde le presentamos nuestros respetos
y aprovechamos para echar un breve bocado, porque el fuerte viento no hace muy
acogedora la estancia. Montes de Guara, silenciosos, solitarios, casi olvidados,
montes de Guara, todos a nuestros pies, que descansáis un poco más desde que
formáis parte de ese Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, con
vuestras 80.000 Has entre el parque y la zona periférica protegida, que os hacen
el mayor espacio protegido de Aragón.
Seguimos cresteando, esta vez de
bajada, para llegarnos a la cima norte, el Corcurezo, desde nos tiramos ya en
picado hasta el collado de Petrenales, siempre con la vista en el Tozal. De
nuevo, un cruce de caminos, el que traemos, el que seguiremos, el que viene de
Nocito, y el que sube al Tozal. Este lugar donde estamos es entre muy agradable
y lo siguiente. Es un claro del bosque al abrigo del aire y al arrullo del sol.
Bocado obligado, ya más relajados. Pero todo se acaba, y esto también.
Emprendemos el descenso por el barranco, hasta dar con el desvío y cerrar la
circular, continuando ya para enfilar el barranco y su chapoteado. Fabana y La
Tejería.
Hemos disfrutado de una auténtica
jornada de fiesta. Nos hemos disfrazado de ermita, de barranco, de bosque, de
cresta, de cima. Hemos tratado de tú al Tozal. En definitiva, de tierra, de
agua, de aire y de sol, en los 17 km y 1.000 metros de desnivel positivo
acumulado, y su consiguiente regreso. Todo ello en algo más de 7 horas de auténtico
placer. Placer entre Mayencos. Gracias a todos y a todo.
El reportaje
completo de fotos, en:
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